Un saludo desde Latinoamérica!

Mi punto de vista es que el Opus Dei no está cayendo en picada. Está pasando por una crisis de gobierno diría yo. Sigo creyendo que su origen es divino y por lo tanto tenemos toda la ayuda de Arriba. Quizás hay algunos puntos que han sido el norte de mi vida y gracias a Dios los he mantenido hasta ahora y por eso no me he ido.

Siempre he tenido la certeza de que hay un amor grande en mi vida (el de Dios), al que siempre he querido corresponder; ingenuamente a mis quince años y más; con muchas preguntas sin resolver a los 30 y 40; con sufrimientos… sí (quién no sufre?); con cosas a las que no encontraba explicación… sí. Pero el amor siempre estaba detrás de todo esto y es lo que me ha mantenido hasta el momento en que escribo estas líneas.

Cuando escribí la carta al Padre (San Josemaría en esos momentos), estaba en la luna de todo, a los quince años no se sabe lo qué es la vida, es más, hasta ese momento yo no sabía lo que es sufrir, ni siquiera la muerte de un ser querido. Dios me regaló unos excelentes padres y hermanos… y más… Sólo confié y no me arrepiento.

Hay frases que las escuché por primera vez y siguen latiendo en mi ser: "la letra mata el espíritu", la escuché en mis primeros círculos de numeraria. Otra frase fue, parafraseando a San Agustín: "Ama y haz lo que quieras" y la tercera fue: "nuestra celda es la calle". Creo que estas tres frases han orientado mi vida entera en el Opus Dei.

Lo inconsciente que era yo de todo lo que a mis cincuentaylargos años he descubierto con claridad, eso sólo Dios y yo lo sabemos. Pero si sólo era una cría, y a los 20 y 30 lo seguía siendo, por aquello de la burbuja en la que vivimos según comentan ustedes, y, que en mi caso no sólo se dio para bien sino que Dios se valió de esta situación para "arroparme", porque de no ser así creo que hubiese terminado en ser una "femme fatal". En fin, cosas de cómo se organiza Dios y… nos organiza a nosotros!!

A los cincuenta redescubrí mi vida y la vida circundante, la verdadera; la llena de horizontes tan distintos al mío; la llena de personas, buenísimas todas y que pensaban y vivían tan distinto a mi. Y sentí que el mundo era mío, que lo quería más de lo que me hubiese imaginado quererlo. Y sólo en estos últimos años fueron tomando forma tantas cosas de mi vida! Solamente en la madurez puedo asegurar, que estas tres frases: "la letra mata el espíritu", "ama y haz lo que quieras" y "nuestra celda es la calle", han sido, sin ser consciente yo, el norte de mi vida entera. Quiero decir que todo lo que me ha pasado y he vivido en el Opus Dei se resolvió a la luz de estas tres frases, sin yo proponérmelo. Puedo asegurar que he llegado a la plenitud de la vida siendo inmensamente feliz, felicidad que no cambio por nada.

Esta es la vivencia de una de las numerarias que se ha atrevido a escribir en Opuslibros. No estoy "mandada" por las directoras, ni mucho menos es mi encargo apostólico. Ah! Y no tengo cargos de gobierno, soy con toda certeza de las "de a pie" como llaman ustedes a la gente corrientita.

Y gracias! Porque vuestros escritos me han hecho reflexionar muy de veras.

Morgana