¿SE
IMAGINAN UN OPUS DEI DIFERENTE?
Enviado por Flavia el 5 de septiembre de
2003
¿Alguien se imagina al Opus Dei sin charla fraterna,
sin sinceridad salvaje, sin "corrección fraterna",
sin verticalismo, sin obligación de confesarse con
los sacerdotes de la Obra, sin clasismo, sin numerarias auxiliares,
sin "índex" de libros prohibidos, sin ultraortodoxia
cerril (no estoy diciendo que se vuelvan "herejes"),
sin captación de adolescentes, sin "imposición
vocacional", sin "estricta división de las
secciones" (y me refiero al trato natural y querido por
Dios entre varones y mujeres), sin el aislamiento de los socios/as
respecto de amistades diversas o de personas que dentro de
la Iglesia compartan la misma opción de vida?.
¿Se imaginan Uds. al Opus Dei actuando participativamente
en las Iglesias locales en pié de igualdad con las
demás Congregaciones o Movimientos católicos,
compartiendo las misiones, dialogando abiertamente con ellos,
participando en los encuentros y decidiendo en conjunto, imaginan
Uds. que los centros del Opus Dei fueran sencillos e identificados
como centros de la Obra públicamente, los colegios
no estuvieran dirigidos a las élites (como lo sustancial
de su apostolado), la situación económica de
la Obra fuera transparentada, su dinámica interna fuera
clara?. ¿Imaginan que la vida de piedad de los socios/as
no estuviera pautada la detalle, y cada persona pudiera caminar
maduramente en la fe, según sus dones e inclinaciones?,
etc.
Bueno, éstas cosas y otras similares son las que yo
no creo que cambien, pues son las que hacen que el Opus Dei
sea lo que es.
Ramiro, vos mismo lo
decís, los directores no quieren saber nada de cambios
sustanciales, aún cuando puedan existir personas que
posean ciertos niveles de cuestionamiento.
En lo personal, no conocí a ninguna directora con
estas características, pero no lo descarto, y, te aclaro,
no todas las instituciones fueron como la Obra en sus tiempos
fundacionales, o sea no es un problema de la proximidad histórica
del fundador, cosa que Escrivá declaró y enseñó
hasta el cansancio, sino del carácter "acabado"
del Opus Dei según él manifestaba. Es más,
las instituciones, órdenes y congregaciones de la Iglesia
fueron "mejores" en los comienzos, por la santidad
de su fundador o fundadora y de los primeros hermanos y hermanas,
por la mayor fidelidad al carisma, y, de hecho, cuando ha
habido desviaciones, han sido los primeros tiempos, el impulso
fundacional, el que ha servido de Norte para reorientar la
vida de esa institución según fue inspirada
por Dios.
También hay instituciones que se extinguieron, por
diversos motivos, no necesariamente porque eran negativas.
El rol que los Jesuítas cumplieron en determinados
momentos de la Iglesia, y que fue revisado y modificado por
ellos mismos, no era el querido por San Ignacio, y San Francisco
Javier, no era el de los tiempos fundacionales, ni el del
carisma que Dios suscitó en ellos. Tampoco, y daré
un ejemplo duro, la actuación de la Orden Dominicana
en relación con los Procesos Inquisitoriales fue la
querida por Santo Domingo, tal como se puede ver a la luz
de su vida y de sus opciones fundacionales.
Es manifiesto que mientras muchos jesuítas (y aún
la institución en general) actuaron negativamente,
otros, en las mismas épocas, evangelizaban el lejano
Oriente, tratando de comprender esa cultura, trabajaban por
la dignidad de los pueblos originarios en las Misiones de
América Latina (en mi país hay muchos restos
de sus misiones, o reducciones que salvaron a los aborígenes
de una muerte segura en las explotaciones yerbateras y de
la esclavitud de la encomienda), y entablaban enormes procesos
de diálogo cultural e investigación científica.
Si el propósito fundacional de San Ignacio era reparar
a una Iglesia herida por múltiples males, como la de
la época de la Reforma Protestante, podemos decir que
a partir de ese carisma la Compañía de Jesús
ha podido revisar su historia y determinar qué elementos
son positivos y cuáles no, pero ellos tenían
a un santo fundador y a unos santos primeros hermanos a los
que "volver" y un carisma fundacional positivo para
examinar sus raíces.
Lo mismo pasa con los dominicos, mientras unos participaban
en los tribunales del Santo Oficio, otros fundaban el Derecho
de Gentes, como Francisco de Vitoria, que es la base de todo
la legislación universal en materia de derechos humanos,
entre otros casos que podrían exponerse. Volver a la
vida de Santo Domingo y de las primeras comunidades dominicanas
les permitió a los dominicos recuperar la identidad
y el sentido de su misión.
Comparemos, para completar, a Santo Domingo y a San Ignacio
con "San Josemaría", y no lo digo por establecer
un "ranking" de santidad, sino para comprender mejor
en qué consiste la santidad, según las peculiaridades
y desafíos de cada persona.
A su vez, en todas las épocas y en ambos casos, podemos
ver que muchos miembros de una Orden mantenían el carisma
fundacional, contra viento y marea, porque éste era
valioso y tenían dónde fortalecerse y hacia
dónde orientarse en momentos críticos.
No veo que nada de ésto pase en el Opus Dei, ya se
ha hablado del carácter homogéneo de su modo
de existencia en diferentes países, que obedece a su
sustancia misma y que fue querido por su fundador, quien no
admitió "adaptaciones" sino aplicación
sistemática de un mismo "patrón".
El problema con el Opus Dei es que, tanto las opciones y
características de su fundador como su diseño
institucional "fundacional" resultan problemáticos,
por no decir directamente negativos, por lo cual ¿adónde
habría que volver para rectificar errores o plantear
reformas? ¿Qué significaría tal cuestionamiento
sino la discusión misma de la figura del fundador y
de sus opciones fundacionales? ¿Qué quedaría
del Opus Dei, entonces?.
Mi intención no es "ganar" un debate acerca
de la posibilidad de reformas en el Opus Dei sino la de clarificar
(clarificarme) ideas, en el intercambio que este espacio supone.
Aquí van mis opiniones, y espero que sean de alguna
utilidad o interés.
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