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OPUS DEI: ¿un CAMINO a ninguna parte?

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MI EXPERIENCIA, PASO A PASO

ENA, ex numeraria auxiliar


-Introducción
1. Primeros años en un club y cómo empezó a cambiar mi vida (14.1.05)
2. Años de adscrita (9.2.2005)

 

Hace unos días escribí mi historia brevemente y pensé que con eso era suficiente, pero dándole vueltas durante un rato me he dado cuenta que seguro que os interesa igual que a mí me ha interesado todo lo que habéis escrito. Así que empiezo hoy a contar mi historia desde que empecé a ir por un centro hasta que me fui, espero que os sirva de algo.

Tambien quiero decir que no guardo rencor a nadie esto se lo debo a la educación que he recibido de mis padres, pero espero que si alguien lee esto recapacite y vea las cosas tal cual son en realidad y vea que no me lo inventé y que ha habido más gente en situaciones bastante similares a la mia.

 

Primeros años en un club y cómo empezó a cambiar mi vida

Bueno la verdad es que mi historia es algo extraña. Yo empecé a ir por un club con 11 años (algo mayor teniendo en cuenta que mi padre era supernumerario). En realidad por donde solía aparecer era por el club de mis hermanos (la verdad se lo pasaban bastante bien jugaban a las chapas, al scalectric... ya os imagináis: juegos de chicos) y los monitores cuando ya me vieron un poco crecidita decidieron pasarme al club de las chicas (a mí, la verdad es que no me hizo mucha gracia pero total no tenía otra cosa que hacer) así que empecé a ir por el apeadero de mi ciudad en el había varios niveles.

El primer día me hicieron un recibimiento que ni el de una princesa (yo estaba encantada, era el centro de atención). Así paso durante las primeras semanas, todo eran atenciones para mí, hasta que llegó otra nueva. Por el momento todo era normal, congenié mucho con una niña del club y tenía a la monitora o preceptora que me atendía un poco mas. Llegó el verano. No consiguieron que fuera de convivencia y a la vuelta del verano todo seguía igual, yo con un año más pero a la vez bastante pasota. No quería ir a nada y solo iba a cosas que realmente me gustaban, por supuesto a las que también asistía mi amiga (la otra niña del club), siempre ibamos las dos juntas a todos sitios.

En ese curso intentaron que rezara y no lo hice hasta que yo quise (lo tenia bien claro no iba a hacer las cosas porque me las impusieran) así que todo iba bien, yo decía hasta dónde. Ese verano tampoco consiguieron que me moviera hacia ningún sitio, y durante el curso segui igual que el anterior; el verano siguiente (1996) al final me convencieron: fui con mi amiga a una convivencia de verano en Cádiz. Yo ya habia cumplido los 14 (imaginaros solo quedaban 6 meses para que me pudiera hacer de la obra). En esa convivencia hice lo que quise, nos hicimos muy amigas de dos auxiliares que oh sorpresa! se iban a vivir al centro del que dependiamos. Las dos nos pusimos muy contentas “por fin alguien que nos comprendía realmente”.

Pasado el resto del verano, y habiendo recibido multitud de cartas de las monitoras del club, comenzó el nuevo curso y todo iba mas o menos bien. Empezaban ya a darme la brasa con el tema pero pasaba bastante del tema hasta que me harté y decidí dejar de ir a las charlas y demás (solo iba a clases de confirmación con mi amiga). De lo demás pasaba bastante. Quedaba de vez en cuando con una de las auxiliares jóvenes pero nada más.

En uno de esos días me dijo que había una convivencia en Torreciudad, que si queria ir. Yo fui acompañada –como os podeis imaginar- de mi amiga indiscutible que estaba pasando por una situación parecida. Pues allí nos fuimos a Torreciudad. La verdad es que hacía tiempo que no me daban la brasa con el tema de la vocación pero.... allí volvió a empezar todo otra vez. Mi amiga auxiliar (hacía lo que le decían las directoras, de eso estoy segura) hacía la oración conmigo con un folleto que seguro que os suena “La llamada”. Pues la verdad es que como confiaba mucho en ella hice un par de propósitos entre ellos ir mas al club, entrar a charlas... así que así fue lo hice, era algo que me habia puesto de meta.

Ese mismos año me dijeron que podia sacar dinero para irme a una jornada de los jóvenes y yo dije: vale “no siempre se va a ver al Papa”. Trabajé en la administración durante un mes, en cuanto podía me iba al pueblo y estaba con mi novio (que a él no le hacía mucha gracia pero lo admitía; la verdad es que no le hacía mucha gracia que me fuera. Me decía que no se fiaba mucho de esa gente pero que hiciese lo que quisiese, que él lo respetaría).

Pues llegó el momento de irme a tomar el autobús con mis 15 años cumplidos rodeada de Numerarias. Por primera vez iba sin mi amiga del club. La noche antes la había llamado y me había dicho que no iba; me había dejado sola.

Nada más montarme en el autobús me dijeron que la dierectora del centro queria hablar conmigo. Fui y empezó que si vocación arriba, vocación abajo... A las dos horas de darme la brasa me dijeron que quería hablar conmigo la directora de la delegación y... otra vez lo mismo: vocación arriba y abajo otras tres horas (me podia pasar el viaje entero hablando llegábamos al dia siguiente a nuestro destino) y así estuve día y medio hablando. Cuando llegue al lugar en cuestión tuve que pasar a hablar con el sacerdote y ¿os podeis imaginar de lo que me habló? Exacto: de vocación. Y no sé muy bien si por el cansancio o por qué, no quería escucharlas más. Escribí la carta (yo creo que por desesperación).

En los siguientes días de convivencia eran todo atenciones para la nueva pero algo me rondaba la cabeza ¿por qué lo habia hecho? Tenia novio y las cosas me iban bien. Nada más ver a mi chico le dije que le tenía que dejar. Nunca le había visto llorar y me dio la sensación de que le estaba dando una puñalada trapera. Él me había dado libertad para irme, me avisó de que no se fiaba y yo había hecho lo que él se imaginaba.


Años de adscrita

Tras volver de la convivencia en la que me hice de la obra, deje a mi novio (como explicaba en el capitulo anterior), al principio seguia con mi grupo de amigas y amigos pero con el paso de los meses cada vez me iba distanciando mas de ellos y iba mas por el centro del que dependia (no solia pasar un fin de semana en mi casa)...

Deje de mantener el contacto porque tambien me dijeron que no me convenia, que no me venian bien (no sabeis lo que me arrepiento de esto), y solo mantenia el contacto con las chicas para invitarlas a cosas que haciamos en el centro, pero como es natural cada vez se iban alejando mas de mi, siempre me decian que habia cambiado mucho que ya no era la misma que no se podia contar para nada conmigo, que parecia que dependia de las chicas esas (que razon tenian). Solo pico una la cual fue a varias convivencias pero cuando crecio un poco lo dejo.

Estuve un año mas en el colegio; en ese curso lo pase bastante mal habia dejado de hablarme con mucha gente de clase y los profesores - que sabian los lugares que empezaba a frecuentarme machacaban durante las clases; en ese aspecto me mantuve bastante fuerte no me deje empequeñecer por nadie ni por nada (siempre pensaba que los demas estaban confundidos, un poco de soberbia no?. Con el tiempo fui madurando y me di cuenta que no solo hay un tipo de vida- el que me enseñaban- sino que hay muchos. Tras ese ultimo año en el colegio me fui a mi primer curso anual y un poco antes de salir me dieron los dos instrumentos de mortificacion de los cuales yo no tenia ni idea de su existencia. En ese momento empezaron a pasar por mi cabeza millones de ideas que conte a la directora del centro la cual me dijo que era normal, que el demonio estaba en todas partes. Yo calle, lo meti en mi maleta y me fui. Durante la estancia en ese curso anual nos lo pasamos muy bien aunque me hicieron varias correcciones por llevarme muy bien con una chica (ya sabeis lo de las amistades personales) y pasaron varias cosas que no entendi muy bien y que con el paso del tiempo me he dado cuenta de que no estaban bien muchas cosas que se hacian.

Al año siguiente me cambie a un instituto publico. Al principio las cosas parecia que me funcionaban bien. Lo malo fue cuando me empezaron a decir que tenia que llevar a mis amigas por el centro para que las conociese alguien mas, para asi ser mas facil su trato apostolico. Yo obedeci y con el paso de los meses mis amigas me empezaron a dar de lado. Estabamos en clase juntas y en el recreo pero nada mas. Ya no me llamaban para nada, ni para ir a la biblioteca (costumbre que teniamos bastante arraigada). Este bache con mis amistades me hizo encerrarme mas en mi y en arroparme por las de mi centro (los fines de semana me iba a escondidas al centro ya que mis padres no me dejaban, preferian que saliese con gente de mi edad. ¡Y que razon tenian!. Ese verano no pude ir al curso anual, por diferentes motivos que ahora no vienen al caso. Estuve todo el verano encerrada en mi casa sin salir con mis amigos porque no me venia bien. Una vez cada cierto tiempo venia una numeraria, hacia la charla y se acabo, se volvia a su centro. En el año siguente cambie de clase y me hice nuevas amigas pero a final de curso se hizo un complot en la clase contra mi en el que, nadie hablaba conmigo, ni nadie se sentaba conmigo (unos meses asi te destroza). En varias ocasiones me hicieron llorar.

En ese verano me fui al curso anual previo al centro de estudios. De las que ibamos a entrar en un principio, bajo a la mitad. Nadie nos dio explicaciones de ningun tipo, tampoco nosotras preguntamos. Asi que nos hicimos como una piña. Nos llevabamos todas muy bien. Mis padres, como os podeis imaginar, no estaban de acuerdo con lo que iba a hacer. Veian que en cierto sentido iba obligada y que en muchos aspectos no habia tenido la libertad suficiente para decidir, y que con 18 años no se sabe muy bien lo que se quiere hacer con la vida de cada uno, por lo que, en mi caso, decidieron por mi. Asi que como ya tenia mis 18 años cumplidos hace unos meses cogi todas mis cosas y me fui de casa sin dar muchas explicaciones (pensaba que tampoco era necesario). Mis padres y hermanos me dejaron de hablar un tiempo, yo pensaba que nunca me lo iban a perdonar. En el centro decian que era "la contradiccion de los buenos" que no me tenia que preocupar, que un tiempo darian Gracias a Dios por lo que era. Tiene gracia ahora tambien debo de estar pasando la contradiccion pero al reves. Pero al contrario que cuando tenia 18 años ahora estoy mas tranquila y veo que las cosas las he hecho con mi libertad, mi decision y no lo que alguien decidio por mi.


 

(continuará)

 

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