MENTIRAS
Y MÁS MENTIRAS
DOBY, 12 de diciembre de 2004
Preguntaba Josecarlos
porqué algunos rechazamos sistemáticamente como
si hubieramos vivido una mentira. En mi caso, Josecarlos,
así siento que lo viví. En el opusdei se miente
con una pasmosa facilidad, se nos miente, o por lo menos se
me mintió.
Mentira No. 1: Tienes vocación, me dijeron
en plena adolescencia. Dios lo quiere. Me lo dijo quien se
llamaba mi "amigo" (abandonó dos años
despues), me lo sostenía el director del centro: un
hombre que se había entregado a Dios, asumido el celibato
y una vida de oración, me lo repetía el sacerdote:
director espiritual que contaba con las órdenes sagradas
de la Santa Madre Iglesia... así que les creí.
Pasaron los años y cuando sacaba el tema de mi vocación:
la vocación no se toca!, es el demonio!, si abandonas
sólo te espera la condenación por Judas, cobarde
y traidor (véase la carta
del padre colgada recientemente en esta web, donde
se tacha así a los que defeccionan), así que
para adelante, a contrapelo... Finalmente algo ocurrió,
me quebré, imploté, reventé por dentro
y entonces sí, el sacerdote me dijo que no tenía
vocación, y lo dijo el director y, a un numerario muy
cercano a mí, que conmovido le preguntó al director
si yo me iría a condenar, le respondió que no,
que en la obra hay gente que nunca tuvo vocación (éste
numerario abandonaría también un año
despues). Yo me pregunto: me mintieron cuando entre o cuando
salí. Mintió el que dijo que había "visto"
mi vocación, o el que dijo que habia visto que no la
tenía?
Mentira No. 2: Voy a contar más, debido a que
no estaba en mi país de origen, el director me dijo
que debía regresar a él y no quedarme en ése
y dije que no, que en el mío todos me vinculaban con
la obra (había estado en un consejo local con la labor
de San Rafael más conocida del país) y que prefería
quedarme. ¿adivinen qué pasó? Sin pensarlo
dos veces, ese santo varón que luchaba por vivir las
virtudes en grado heróico me anticipó que, en
ese caso, me denunciaría en Migración para que
me expulsaran del país, no entraré en detalles
por sórdidos, y el hombre tan tranquilo se fue a hacer
su oración de la tarde, yo me quedé helado y
me fui a llorar a mi habitación.
Mentira No. 3: A un numerario mayor, de los primeros
en mi región le indicaron que debía irse, que
lo suyo no era el opusdei y que después de tantos años,
no tenía vocación; el hombre se fue demolido
y el Consiliario, hombre mayor que conocía los primeros
tiempos de la obra de primera mano, reunió un grupo,
incluyendo numerarios del centro de estudios y con lágrimas
contaba que NN había abandonado, a pesar que el padre
(don Alvaro en esa época) le había escrito que
se quedara, que se había negado, luego los consabidos
estribillos sobre la fidelidad, naturalmente que todos espantados.
Pues bien, un día NN supo de la susodicha reunión,
y completamente encabronado porque nunca, así nunca
había sabido de la tal carta, se fue directamente a
la Comisión, y le exigió al Consiliario que
se disculpara por lo dicho, pues si la tal carta existía
nunca se la habían entregado; el Consiliario le pidió
perdon y listo, los reunidos nunca supieron que se les había
mentido.
Mentira No. 4: La mentira más evidente de todas:
que un numerario/a es un cristiano común y corriente,
que no hace cosas raras. Para los que hemos sido numerarios,
esta afirmación es tan alejada de la verdad que solo
un corazón muy bondadoso puede dejar de calificarla
como mentira. Recuerdo que en la Universidad me huían
los chicos, las chicas me odiaban, mi familia no entendía
porqué no podía asistir a la fiesta de la boda
de mi hermana ni posteriormente ser el padrino de mi primer
sobrino, ni porqué ni siquiera les llamaba por teléfono,
si supieran que las llamadas telefónicas eran vistas
como "familiosis", "falta de entrega",
"mal espíritu" y hasta motivo de correción
fraterna. Todos los que allí hemos estados podríamos
contar tantas y tantas mentiras... pero este mail se haría
muy largo.
Un abrazo a todos, que ahora sí vivimos en la Verdad.
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