HAY
MUCHAS FORMAS DE CERRAR LAS PUERTAS
SOBREVIVIENTE, 26 de agosto de 2005
Apreciado Guadalterio:
Espero que hayas escrito tu mensaje por iniciativa propia.
Yo fui numeraria y me acuerdo cuando salía algún
comentario negativo sobre el opus en la prensa, cómo
nos ponían a todas la tarea de escribir contestando
el mensaje. Obviamente no podíamos leer directamente
el comentario publicado, sólo nos decían a grandes
rasgos la "mentira" que decían sobre la obra
de Dios y que debíamos como buenos hijos defenderla.
Así escribimos muchas respuestas a comentarios, con
lo que alguna vez vi publicada una carta mía y, con
toda la vergüenza del momento, alguien cercano -no del
Opus, obvio- me hizo ver cómo esa respuesta no se compadecía
con el mensaje que el sujeto en cuestión había
querido hacer llegar... algo así como diálogo
entre sordos: él hablando de mariposas y yo diciendo
que sus tesis sobre mandriles eran un asco... Por su puesto
no volví a escribir nunca comentarios ni respuestas
a correos que yo misma no me sentía con el ánimo
de hacer, es ridículo y poco inteligente, aunque el
hecho de negarme fuera una desobediencia directa. En fin,
solo espero que no sea este tu caso y que al menos hayas escrito
algo porque te pareció conveniente a ti y a tu conciencia.
"El que quiera (movimiento interno de la voluntad)
venir en pos de mí, nieguse a sí mismo, tome
su cruz de cada día y sígame."... Aaayyyy,
no se cómo empezar.... ¿Has leído los
escritos de todos los
Orejas que hemos pasado por aquí? Eso me ahorraría
muchas palabras para tratar de comentar la primera parte de
esta sentencia: El que quiera (de querer, moción de
la voluntad, hermosa consecuencia de la Libertad de los seres
humanos, característica irrefutable de los Hijos de
Dios o del espíritu...), pues si lees con atención,
entenderás muy bien que precisamente ese no poder querer,
o sea, no poder decidir por nosotros mismos con la plena libertad
de quien es dueño de sí, es para muchos la piedra
en el zapato que nos hizo salir corriendo, abandonando los
zapatos. Claro que algún día lo hicimos y cantando,
nos negamos nuestros ideales o "caprichos", tomamos
nuestra cruz y seguimos -no a Cristo- al Opus Dei y esa es
la cuestión que tarde o temprano detectamos muchos
de los que ahora Vivimos. Me pregunté tantas veces:
¿Es esto seguir a Cristo? ¿al Cristo del evangelio
que nunca juzgó ni a los peores criminales? Fíjate
que ese Cristo sólo era intransigente con los fariseos,
los que engañaban al pueblo, los que sentados en su
verdad eran ciegos guiando a otros ciegos. ¿Seguía
yo al Cristo que era amigo de hombres y mujeres por igual,
el que se mezclaba de verdad con la gente, el que nunca coaccionó
a nadie, el que dijo Yo soy el camino, la VERDAD y la VIDA?
Con todo lo que Vida representa, pues ese Cristo era humano
y sabía de qué estaba hablando. De otra forma
hubiera condenado en el evangelio todo lo que la vida es para
un ser humano mortal, como todos, nuestras alegrías,
la amistad, el amor de pareja, la belleza del mundo....
Se nota que no has leído todos los testimonios. Creo
que la gran mayoría de los que escribimos aquí
nos fuimos no precisamente por enredos sexuales. ¿Por
qué siempre el Opus tiene esa obsesión por el
sexo? Si lees con atención, la mayoría dejamos
nuestro pellejo y salimos precisamente porque no encontramos
a Cristo adentro, porque muchas veces tuvimos que elegir entre
cumplir alguna orden y faltar a la mínima caridad cristiana
y si nuestra elección recaía sobre esto último,
estuvo mal frente a las directoras, con todos los escrúpulos
morales, teologales y mortales que esto acarrea.
Y, pues no..., no me dijeron a qué me comprometía
cuando pedí la admisión. Es más, no me
dijeron que solo estaba pidiendo la admisión pero no
era oficialmente de la obra, no tuve que tocar la puerta muchas
veces, no me dijeron que tendría que cambiar hasta
mi forma de vestir descomplicada por unas faldas que -Dios
mio-, dábamos pena. Me dijeron que iba a ser una cristiana
corriente en medio del mundo, que iba a santificar mi trabajo
profesional, que podía tomar mis propias decisiones
en cuestiones personales y profesionales.... Obviamente poco
a poco se va descubriendo la verdadera vida que hay que llevar
y las cosas a las que realmente nos comprometimos. Y bueno,
pa'lante que uno si puede dejar todo por seguir a Cristo.
Por eso verás en estos testimonios personas que duraron
AÑOS, muchos años, pues aunque uno hacía
cosas que costaban sangre y sudor, uno las hacía por
Dios. Pero llega un día en que no se puede más,
y no por falta de generosidad, sino porque uno se da cuenta
que se dio TODO POR NADA. Porque Dios no puede pedir cosas
como mentir, pasar por encima de los demás, coaccionar
a otros, menospreciar a los que no tienen poder económico,
despreciar otros movimiento cristianos, incluso tener reservas
sobre los curas de las parroquias (por Dios, por Dios hasta
dónde llegamos)!!! ser tan arrogantes de ir pontificando
sobre todo, decir a boca de jarro a cualquiera que se nos
acerque: estás en pecado mortal porque estás
divorciada o porque usas un método anticonceptivo o
porque votaste por un candidato presidencial que quería
legalizar el aborto o el matrimonio entre gays.... ¿Qué
es eso? ¿Cómo pudimos ser tan arrogantes? ¿Quién
sino sólo Dios puede juzgar la conciencia de las personas?
Ayyyy, perdónanos Dios mío porque no sabíamos
lo que hacíamos, ni lo que decíamos, ni lo que
dejábamos de hacer en Tu nombre...
Así que estoy segura que muchos de los que escriben
aquí, como yo, dejamos el opus no porque queríamos
salir a socializar de noche, o porque no encontramos el parque
de diversiones que nos pintaron... en eso caso seguro no hubiéramos
durado ni un año. Mas bien fue que nos subimos a la
montaña rusa más miedosa de todas o nos toco
el coche chocón que no andaba y recibimos más
golpes de los que queríamos.... Yo me fui porque no
era posible ser una cristiana en medio del mundo siendo del
opus, no era posible ser una profesional cristiana que ama
a Dios. Porque no podía menospreciar a otros solo porque
no nacieron en la cuna de "buena" familia, porque
no quería juzgar a nadie sino amar, porque detesto
la mentira, porque me estaba enloqueciendo con el puntillismo
de la directora de turno (y de mí misma... ay, las
que dije y pensé mientras era la Papisa perfecta),
porque quería desarrollarme como persona para poder
ofrecer a Dios lo mejor de mi, porque no quería ser
una botella de vinagre, sino una copa de mejor vino.
Yo no sé si este es un foro para confrontar idear.
Me parece que es una página con muchos propósitos
y me encanta precisamente que no se deja encasillar en una
etiqueta que la empobrecería. Muchos hemos escrito
no para opinar o pontificar sobre nada. Es mas bien una terapia
de poder sacar lo que nos hirió el alma alguna vez
y que encontramos tan similar en muchos otros. Es poder decir
la verdad de lo que nos pasó a otros que nos comprenden
por haber pasado por lo mismo. Claro, un grupo de divorciados
hablando mal de sus antiguos conyuges sería ridículo,
pero no un grupo de apoyo para quienes sufrieron maltrato
emocional de aquellos... de esos si hay muchos en el mundo.
Tu tienes un ejemplo muy conveniente en aquel que pidió
doce veces la admisión y tal, que tal. UN ejemplo....
¿Ya leiste los cientos que hay aquí? Verás
como estás en desventaja numérica. ¿Te
parece que Stéphanie,
(Lunes, 22 agosto 2005) está tocando la puerta para
que la dejen entrar? ¿Te parece que Miguel
L. (Viernes, 01 abril 2005) era muy libre y muy consciente
de pedir la admisión? Leíste el valiente testimonio
de Amapola
(29.9.2004 4 años en el Opus Dei como numeraria auxiliar)
y todavía piensas que era muy libre de entrar y permanecer?
En fin, ¿has leído los cientos de testimonios
que coinciden en esto? Claro que nadie te amarra físicamente,
claro que las puertas están abiertas, pero sabes que
estás en un dilema que te deja exhausto todos los días:
no se puede seguir en ese estado pero dar el paso significaría
traicionar a Dios, a las "hermanas", cometer pecado
mortal. Hay muchas formas de cerrar puertas y la mejor es
tener presas emocionalmente a las personas.
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