ESTATUAS
MUDAS E INMÓVILES
SATUR, 19 de septiembre de 2005
Recibo un correo que me hace notar que toda avemaría
tiene un valor, ya sea de Echevarría, de Echeve
o de Conchita Regojo. Y es cierto. No quise decir que la del
Perlado fuera una chungada.
Por cierto, que en la bendición de la estatua de San
Chema se ve muy bien al Obispo
yo no sé qué
tiene el poder que cuando pasan unos pocos años la
peña se redondea y se pone como más mofletuda
y más oronda: obispos, generales, presidentes, directores
generales, ministros y hasta concejales. Debe de ser la responsabilidad.
Tenía gracia ver allá arriba a San Josemaría
cinco metros de estatua y a Benedicto intentando
con el hisopo que llegara una gotica de agua. Y el ángel
de la derecha mirándole que parecía decir ¡la
manga riega, que aquí no llega, si llegaría
me mojaría!. Y uno se imagina a Don Javier recordando
el punto 269 de Surco, de una profundidad ascética
y espiritual abisal: Cuanto más alta se alza
la estatua, tanto más duro y peligroso es después
el golpe en la caída.
Pues sí.
Hay que tomarse las cosas más en serio,
me insta el correo que he recibido. Y, bueno, ¿qué
se le va a hacer si hay cosas que son de cuna?. A tipos como
yo no hay que hacerles mucho caso
eso lo aprendí
hace muchos años en un colegio.
Los alumnos del entonces 1º de BUP llamaban a un profesor
de química El MOL. El hombre les torraba
con el mol por aquí, el mol por allá, y con
MOL se quedó para todo el resto de los
años que le quedaran por vivir, y mil vidas que tuviera.
En el colegio había la piadosa costumbre de la Misa
de curso. Y, no me pregunten cómo surgió la
idea porque esas cosas son de una espontaneidad anónima
tan sorprendente como misteriosa, es el caso que en el Padrenuestro
alguien un día terminó con un más
líbranos del MOL. Amén . Supongo que a
los de al lado les hizo gracia, y se contagió la petición,
se universalizó la recomendación del Señor
y fieles a su divina enseñanza se atrevían a
decir 37 chavales como castillos más líbranos
del MOL. Amén. Y no había forma de saber
de qué banco del oratorio provenía, porque eran
todos: hasta el más tontico se atrevía amparándose
en la masa.
El cura, un agregado con unos cuantos infartos en su currículo,
parecía no enterarse y eso que el MOL sonaba
con acento más que agudo. Y yo pensé que ya
que no podía con ellos lo mejor era unirse. Así
que también me unía a la petición al
Padre de que nos librara del MOL.
Tranquilos todos: jamás fue escuchada nuestra petición.
Unos días suplió al sacerdote habitual un numerario.
Uno de esos que viene de estreno, de los que cuando se tiene
que dar la vuelta en el altar lo hacen con pasitos de bebé
un pasito con los pies marcando las seis menos cuarto,
otro pasito las seis menos diez, otro pasito las doce-, de
esos que juntan los dedicos después de la Consagración
y se lían al pasar las páginas del Misal, o
al elevar la patena y el cáliz
El hombre era
bastante chulo, esa es la verdad. Terminada la Misa me llama.
- Oye, ¿es posible que hayan dicho más
líbranos del MOL?. Me ha parecido escucharlo
- Bueno, sí. Llevan todo el año con el tema
sí, ya sé que debería haberme
incluido en esa llevan, pero nunca tuve madera de héroe-,
es por un profesor de química que le apodan así.
- ¡Esto hay que cortarlo!. ¡Hay que hacerles
piadosos!. La Santa Misa no es una broma..
La Misa de la semana siguiente estaban todos aleccionados
de que la costumbre se había terminado, que el asunto
ya pasaba de castaño oscuro, de que iba en serio
Llegó el Padrenuestro y, efectivamente, se escuchó
un más líbranos del MOL. Amén
apocalíptico. Me dio un respingo en la nuca. El cura
para en seco. Mira la Sagrada Forma, mira a los alumnos, que
contenían las risas a duras penas.
- El Señor está aquí presente, y no
creo que esto le haga gracia. La Santa Misa es algo muy
sagrado y hay que tratar sagradamente las cosas sagradas.
Vamos a repetir el Padrenuestro
Padrenuestro, que
estás en los cielos
.
Con los ojos cerrados encomendaba a todos los ángeles
custodios de aquellas criaturas que por nada del mundo se
les ocurriera citar al químico. El cura con los ojos
puestos en la Hostia, atente ac devote, rezaba piadoso
más líbranos del MOL.
Amén.
Risas de la peña. El sacerdote no se cree lo que ve.
Está coloradote. Me mira
- ¡¡¡Pero, qué se han creído!!!:
¡¡¡hay que tomar medidas Don Satur!!!.
Si esto sigue así lo mejor es que no asistan a la
Santa Misa.
Nada pudimos hacer con esa generación. Un año
después, ya no les daba clase el Mol, seguían
con la traca. Y sucedió que otro sacerdote les atendió
y les hacía cantar canciones hay numerarios que
les da, pasados los años, por incorporar modos de agregado
a la liturgia: llevan camisa negra sin gemelos, cantan canciones
de parroquia en las Misas y cosas así. En mala hora
se le ocurrió cantar la de una espiga dorada
por el sol. ¡Se les abrió un mundo nuevo!.
Y allí todos cantaban ¡una espiga dorada
por el MOL!.
Por eso digo, que mejor no hacerles mucho caso.
Me he ido de tema, que estaba con la estatua. Lo de la estatua
me tiene confundido, por un lado lo veo, y por otro me parece
una tontería. Es esa necesidad de alabanzas, de que
sea aprobado por la Iglesia, otra vez, y por todo tipo de
estímulos sociales, para reafirmarse en la propia estima
institucional. Y, lo que es peor, perseverar en ese esfuerzo
por lo nuestro. Parece, es una impresión,
un signo casi infalible de desmoronamiento interior. Tanto
brillo de bambalina, tanta respetabilidad social, tiene un
tufillo a pompa que me desconcierta. Cuanto menos seguros
son los fundamentos de un edificio, más necesita que
lo apuntalen.
Cuesta creer que en esa carrera de vanidades corporativas,
de búsqueda de honores, de ver que hay demasiada comodidad,
modos de vida de alta burguesía desfasada y lejana
a la realidad, de formas difícilmente compatibles con
la pobreza, con la humildad o con el desprendimiento, cuesta
creer que exista una ilusión, un sueño
cuesta creer que se tienda hacia lo imposible, hacia un Dios
que anda muy lejos de todo eso. Te anclas en tierra firme
y ya no queda fuerza para dar ese salto hacia lo desconocido.
Pesa mucho la vanidad, la tontería.
Un amante repleto de ilusiones, un revolucionario utópico
y soñador, incluso un golfo la corrupción
sigue siendo un sueño y un intento de conquistar lo
imposible están cerca de Dios.
El retorno a Dios puede darse a través de todas las
formas de sueño, de locuras del corazón mal
encauzadas.
Pero nunca a través de la comodidad, de los honores
del mundo, de las mentiras que frases bonitas narcotizan los
sueños libres.
Y, por cierto
más líbranos del MOL. Amén.
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