ACERCA
DE LOS AGREGADOS
TOLORINES, 14 de mayo de 2004
Creo que todos los que habitualmente participamos activamente
en la página, compartimos la alegría al ver
que, de unas semanas a esta parte, se ha "desempolvado"
la alfombra de los agregados. El tema encierra no poca dificultad
desde el momento en que los propios agregados -los que lo
son y los que lo han sido-, no aciertan a describir su peculiar
"puesta en escena" dentro de la Obra. Los confusos
perfiles de su "modo de entrega", la labor diferenciada
y "extramuros" que los lleva a la Obra, su, diríamos,
si se me permite, trato "residual" que se les dispensa,
y sobretodo, su escaso protagonismo en todo su entramado,
se traslada, incluso a la propia página de opuslibros.com.
En efecto, por cada testimonio o aportación de un agregado
aparecen diez testimonios de numerarios. Y no creo que esa
diferencia radique, únicamente, en el desfase numérico
que hay, y siempre ha habido, entre numerarios y agregados.
Sin querer importunar a nadie, esa diferencia es trasunto
de la que se vive en el Opus Dei.
Por tanto, recojo el testigo lanzado por Gregory
P y Volo
(13/05/04) y me aventuraré a esbozar algunas pinceladas.
Vaya por delante que yo fui numerario, aunque tengo un hermano
agregado ("agregadín", más bien) y
que, en mi época de adscrito, me planteé pasar
de numerario a agregado por las razones que algún día
contaré, aunque no llegué a exteriorizar mi
inquietud.
1º).- Los numerarios que "atienden" a los
agregados, en lo que yo conozco, tampoco son numerarios corrientes.
Tienen un tinte especial. No suelen ser de capital de provincia,
están muy arraigados en su propio entorno, conocen
bien la idiosincrasia del lugar en que trabajan y no son fácilmente
escandalizables en un ambiente, a veces, no excesivamente
culturizado. Tampoco son iguales los centros "estables"
en los que se desarrolla labor únicamente de Agregados.
No diré mejores ni peores, distintos.
2º).- La exigencia del celibato apostólico a
los agregados, en mi opinión, tiene un origen mucho
más "auténtico" que el de los numerarios.
En efecto, se decía y se dice, que los numerarios viven
el celibato porque lo requiere la disponibilidad exigida para
la atención de las labores, mientras que los agregados
parece como si "decidiesen", por amor a la virtud,
permanecer célibes. Aún a riesgo de ser simplón,
el celibato de los numerarios es FUNCIONAL, y el de los agregados
es CONSTITUTIVO. Ese mayor mérito de los agregados
se traduce en su día a día, como consecuencia
lógica de su más y mejor asentamiento real en
la sociedad en la que viven. La lucha ascética de un
agregado muchas veces es solitaria, sin la ayuda inmediata
de la "vida de familia", sin un referente cercano
en el que cobijarse, sin el aliento humano tantas veces necesario.
Si todas las instituciones de la Iglesia abogan por la vida
en común será por algo. No. Los agregados participan
de todas las obligaciones de los que viven en común,
pero no lo hacen de sus privilegios ,derechos y de sus bálsamos.
Entrega "a pelo".
3º).- Las únicas notas distintivas de un numerario
se acotan por la falta de características: no padecer
enfermedad (incluso creo que existe una lista de enfermedades
cutáneas, al parecer de desagradable aspecto que impiden
la "numerariez"; así se nos explicó
en el Centro de Estudios. Alguien que haya estado en altos
cargos lo podrá confirmar) y poseer o poder poseer
título universitario. El universo se complica cuando
en una persona no concurren esas dos notas y que, además
es soltero. Las dudas de Gregory también me asaltan..
Entonces, ¿qué criterio se sigue para tomar
la decisión de incardinar a un fervoroso soltero en
una u otra categoría?. ¿Criterios de "presencia
física"?. Muchas veces sí. ¿Criterios
de extracción social?. También. ¿Criterios
de "manejabilidad" en un centro?. También.
¿Criterios de dotes humanas de mando?. Seguro. ¿Criterios
de "mejor o peor educación"?. Yo lo he visto.
Por otro lado, personalmente he asistido a casos especialísimos
de vocación de numerario "in pectore" que
inicialmente han sido agregados: Uno, con otro hermano ya
numerario y padre viudo y furibundo "antiopus";
en cuanto desapareció alguno de los dos impedimentos
(no diré cual), paso automático a numerario,
sin consultarle. Otro, hijo único y su madre muy mayor
y enferma: de agregado a numerario y directamente de Director
a un Centro, con todas las dispensas (ni centro de estudios,
ni bienios, ni nada). Y un tercero, que solicita pasar a numerario,
se estudia el tema, y pasa a numerario sin mayores problemas.
4º).- Los agregados no es que sientan admiración
por los numerarios (aunque habrá de todo), sino más
bien "miedo reverencial". Cualquier cosa que digan,
o interpretación que hagan de algún aspecto
del espíritu o de la praxis siempre estará bajo
sospecha de mejor y más segura opinión. Ellos
mismos son conscientes de que no tienen, no sólo la
gracia de estado de la que, sin saberlo, han sido privados,
sino todo el torrente de información de que disponen
los numerarios, y eso hace que se conduzcan con dudas, con
cautela, sin fuerza en sus sentencias, desapercibidamente,
como de puntillas. Y que conste que he conocido casos de entrega
realmente heroica de agregados curtidos en mil batallas y
con un gran Amor de Dios y que se han dejado el pellejo. No
se me olvidará en la vida un círculo breve que
nos dio un numerario muy experimentado (ya murió),
en el que se nos dijo que al cruzarnos por el pasillo con
un agregado es como si nos cruzáramos con el mismo
Cristo, que su entrega sí que era verdadera y esforzada
y no la nuestra, siempre tendente al aburguesamiento, a la
media entrega.
5º).- El carácter, según decía,
"residual" de la labor con agregados. Siempre se
insiste en que piten numerarios, numerarios, numerarios. Las
peticiones de Roma (la última de las 500 por región),
siempre son del mismo tono.
En fin, seguro que las mejores plumas de la página,
contribuirán a mejorar y corregir mis torpes apreciaciones
enriqueciendo los perfiles de un tema controvertido, oscurantista
y poco documentado.
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