TREINTA
Y CUATRO AÑOS SIN VOCACIÓN
NACHO FERNÁNDEZ, 2005
- Introducción
- Cap. 1. Seminarios Menores disfrazados
(2/09/2005)
- Cap. 2. Carrera de estatuas en el
Opus Dei (9/09/2005)
- Cap. 3. Mal genio humilde (16/09/2005)
- Cap. 4. Los ángeles olvidados
(26/09/2005)
- Cap. 5. Cazando con el fútbol
(03/10/2005)
- Cap. 6. A la puerta del colegio
(10/10/2005)
- Cap. 7. De tu casa a la pensión
(17/10/2005)
- Cap. 8. Entrevistas pactadas
(24/10/2005)
- Cap. 9. Un control minucioso
(31/10/2005)
- Cap. 10. Como en la Inquisición
(7/11/2005)
- Cap. 11. Cuando nos consideran muertos
(14/11/2005)
- Cap. 12 El profeta Javier
(21/11/2005)
- Cap. 13 Los camarones (28/11/2005)
- Cap. 14 El justificante del diablo
(5/12/2005)
- Cap.
15 Sin compañía para pasear (12/12/2005)
- Cap.
16 El rollo fotográfico (19/12/2005)
Introducción
Tu no has tenido vocación al Opus Dei,
me dijo una persona que últimamente entra en el Chat
ex_od_o
de personas que han pertenecido al Opus Dei y otras afectadas.
Me quedé pensativo con la frase de quien estaba en
diálogo conmigo. Se trata de alguien que tiene dieciocho
años, que nunca ha pertenecido al Opus Dei pero que,
según afirma, ha trabajado como auxiliar en la administración
de un colegio mayor.
Mi primera reacción fue negar que yo no tenía
vocación después de casi treinta y cuatro años
de haber escrito mi carta solicitando la incorporación
el Opus Dei que, como numerario, iba dirigida a lo que hoy
dicen nuestro Padre. ¿Qué podía
saber de la vocación una persona que nunca la había
vivido? Ella insistió. Se ve que sabe más que
Nacho Fernández, periodista prejubilado, que pitó
como numerario en un centro instalado en la calle General
Oraa, 5 de Madrid el 19 de marzo de 1965, que pasó
a agregado en el verano de 1966 y que pisó por última
vez su centro de la Obra el 28 de octubre de 1998. La baja
definitiva se me comunicó en la delegación del
Opus Dei en Madrid Oeste el 21 de enero de 2000. Por supuesto
que se me leyó el escrito de la baja y no me dejaron
llevarme una copia de lo que se me había leído.
Han pasado unos quince días de esa conversación
en el chat. Felicito a mi interlocutora. Se ve que hay que
tener en cuenta a los niños y a los jóvenes.
Ella, que tiene 18 años, sabe más. Me ha hecho
pensar. Tenía razón. Han sido treinta y cuatro
años de entrega y de ilusión, aunque no siempre
me veía correspondido. Vaya si tiene razón.
Han sido unos años en los que entregué todas
mis ilusiones por algo, el Opus Dei. Ahora me doy cuenta que
no tenía vocación.
Yo sí que revelo mi nombre y admito a los que, por
diversas circunstancias, no pueden darlo. Llevo ya un buen
número de artículos. No sé lo que es
el Opus Dei. Trato de dar las claves para que alguien sepa
lo que yo viví en esos casi treinta y cuatro años
sin vocación. Ha sido muy duro. Me siento con una herida
abierta, y eso que dicen que la vocación es algo del
espíritu. Lo que si defiendo es que mi auténtica
familia no ha sido la Obra, sino mis padres. Ellos sí
que velaron por mí.
Algunos directores me dijeron en aquellos años sesenta
del siglo XX que el Opus Dei era apuntarse como quien se apunta
a un club de fútbol como el Real Madrid. En algunos
momentos pienso que ha sido un apuntarse y nada más.
El 13 de septiembre, el Papa Benedicto XVI bendecirá
una estatua del fundador en el Vaticano que será puesta
junto a doctores de la Iglesia. Es de suponer que pronto será
doctor. Yo no asistiré. Al fin y al cabo, no he tenido
vocación.
He decidido que mis próximos artículos traten
de esa falta de vocación, que me ha llevado a sentirme
fuera de la institución. Como periodista descubriré
algunas de las claves y de los hechos que he vivido. Algunos
ya han aparecido. Pero como dentro de la cabeza caben infinitas
cosas, ahora se me han resucitado otras nuevas cada vez que
me ponía a escribir. Me da vértigo haber estado
esos treinta y cuatro años en los que contadísimas
veces dejé de asistir a la misa diaria y a hacer la
media hora de meditación por la mañana y otra
media por la tarde. Cumplí prácticamente todo
el plan de vida. Lo que me costó más fue lo
de rellenar diariamente el impreso de la cuenta de gastos.
Es una confidencia. Un abrazo para todos.
Captítulo I. Seminarios
menores disfrazados
Estos días se está tratando en opuslibros un
tema que me parece muy interesante: el de si existe o no vocación
a la Obra. La mayor parte de los que han colaborado han incidido
mucho en el caso de los adolescentes de catorce años
y medio que, presionados, se hacen de la obra y toman un decisión
que les compromete de por vida. Pienso que esto es muy grave,
sobre todo teniendo en cuenta que la propia Iglesia Católica,
a la que se honra pertenecer la prelatura personal del Opus
Dei, está eliminando los seminarios menores, que eran
un buen semillero para abastecer luego a los seminarios mayores
en los que se formaban los futuros sacerdotes.
Los directores y la gente veterana del Opus Dei suelen repetir
una y otra vez que ellos están para servir a
la Iglesia como la Iglesia desea ser servida. No parece
que este ejemplo de los adolescentes de catorce años
y medio indique que están sirviendo a la Iglesia
como la Iglesia desea ser servida. Si la Jerarquía
Católica ha eliminado o tiende a eliminar los seminarios
menores, ¿por qué la Obra sigue trampeando y
engañando?
La figura de los aspirantes no son otra cosa
que un truco para no aceptar la doctrina de la Iglesia y para
salirse con la suya, que es no ceder en nada de la situación
que hasta ahora se tenía. Para mi, los clubes juveniles
de la Obra, que existen en muchas ciudades, no son otra cosa
que seminarios menores disfrazados. Son una manera
para atraer futuras vocaciones que nutran los seminarios
mayores, conocidos internamente como centros de
estudios de numerarios. La diferencia entre un "seminario
menor" y un "club juvenil" es que en aquellos
(los seminarios menores) residen la mayor parte de los alumnos,
y en los clubes solo residen los numerarios que se encargan
de ello, pero desempeñan la misma función: semilleros.
El disfraz de los aspirantes sirve para ocultar
que lo que han hecho esos adolescentes de catorce años
y medio o poco más es una envoltura para exigirles
las obligaciones que llevan consigo cuando hacen la oblación
o incorporación a la Obra. Imaginemos que a un seminarista
menor se le pidiera lo que se les exige a los aspirantes:
llevar un plan de vida completo. Se armaría una muy
gorda dentro de la diócesis. Como siempre sucede en
el Opus Dei , los directores dirán que los adolescentes
hacen eso porque quieren. Yo digo que lo hacen porque se les
presiona a través de la dirección espiritual
que lleven los laicos y el sacerdote, los círculos
llamados breves ( en algunos casos son eternos y pesados de
seguir), las meditaciones, la lectura de publicaciones internas,
etc.
La gente de la calle no ve bien cuando una o un adolescente
de catorce y medio, quince o dieciséis años
decide casarse porque ama mucho a su novio o novia.
No es una situación normal. En la Obra se hace tragar
con ruedas de molino el pitaje de un aspirante
de catorce y medio, quince o dieciséis años.
Al fin y al cabo es lo mismo. Y eso se hace con presiones
psicológicas, comeduras de coco y rollo, rollo y rollo
que acaba por entontecer al joven a conquistar. Esa es la
función que desarrollan los clubes juveniles opusianos.
Se empieza por invitar a jugar los sábados y domingos
un partido de fútbol o una excursión, se continúa
con círculos y se termina por escribir la carta
al Padre o pitaje, solicitando la incorporación
al Opus Dei.
Pero no sólo los clubes juveniles son un lugar de
captación de gente adolescente para la Obra de Escrivá.
Están los colegios que son obras corporativas y otros
que no los son oficialmente, pero que desempeñan la
misma función. Me estoy refiriendo a esos en cuya propaganda
de folletos se dice que tienen dirección espiritual
encomendada a sacerdotes del Opus Dei. Son del Opus
Dei aunque no se diga. En estos centros, las tutorías
de los alumnos están encomendadas, la mayor parte de
las veces, a personas del Opus Dei, que son, mayormente, numerarios
y agregados.
Muchas veces los tutores de centros escolares con
dirección espiritual encomendada a sacerdotes del Opus
Dei son los que van marcando los pasos del futuro aspirante.
Les recomiendan que hagan un rato de oración u otra
práctica piadosa, lo que es bueno. Pero lo que no lo
es tanto es que al final todo conduzca a un sitio, un club
juvenil de la Obra. en donde ya se producen las presiones
psicológicas. Una vez pisan ese sitio de la prelatura
están a punto de entrar mar adentro y ser
uno más de los seguidores de Escrivá.
De esta manera captados, los adolescentes y jóvenes
viven en una burbuja en medio del mundo, burbuja
que estalla y se rompe la mayor parte de las veces, una vez
llegan a la universidad o se relacionan con otros de su edad
que no sean de ese círculo tan ficticio. En mi larga
estancia en la Obra, observé el temor que se tenía
dentro ante las vacaciones de verano, sobre todo, cuando estos
jóvenes iban a las playas, lugares que se consideraban
de pecado por antonomasia. Allá para el mes de mayo
se nos advertía a los responsables de los círculos
de San Rafael que debíamos procurar que los jóvenes
que dependían de nosotros fueran a lugares donde
se sabe que no se ofende a Cristo y a su Iglesia, refiriéndose
a las playas. Se recomendaban especialmente los campamentos
de verano promovidos por la Obra o, como sucedió durante
un tiempo en los años sesenta del siglo XX, los cursos
de verano de una universidad llevada por Vicente Rodríguez
Casado, uno de los numerarios del Opus Dei que se incorporó
antes de la Guerra Civil Española.
Cuando pasé a encargarme de la labor de San Gabriel
(fundamentalmente gente casada) se nos invitaba a que dijéramos
a los supernumerarios con hijos jóvenes y en edad de
pitar como numerarios o agregados que no fueran de vacaciones
a lugares de playas. Incluso se nos aconsejaba tener iniciativas
en este campo. Ejemplo de estas iniciativas fueron en su día
los llamados Tozalitos,
urbanización de apartamentos que se alquilaban cerca
del santuario de Torreciudad. Eso es estar en medio del mundo,
como se ve. Así los menores no se contaminan con el
mal ambiente de la sociedad.
Las personas que no han sido de la Obra piensan que un ciudadano
creyente se puede incorporar a la Prelatura como numerario
a cualquier edad, lo que es totalmente falso. Lo normal es
que la incorporación como numerario se haga antes de
los veintitrés años. Solo sé de las excepciones
de supernumerarios con novia que pasaron a ser numerarios
(tras dejar a la novia), y la de un personaje del mundo diplomático
que lo hizo con 27 años, pero luego no perseveró,
pasados unos quince años.
Existe más elasticidad para los que se incorporan
a la Obra como agregados. Lo normal es que el acto de escribir
la carta se produzca antes de los veintitrés años.
Antes de abandonar la prelatura asistí al caso de una
persona ya de cuarenta años a la que se pretendía
que pitara de agregado y que poseía unos amplios terrenos
en una provincia española, terrenos que podían
ser utilizados como lugar de campamentos juveniles de verano.
Pero un caso como éste no es lo normal. Es extraordinario.
Por cierto, no se si llegó a pitar.
En estas páginas, Alfredo
nos ha indicado la situación de los Centros de Estudios
de numerarios en todo el mundo. Queda claro que cada día
pitan menos numerarios, pues los CE se cierran por la falta
de vocaciones y se convierten en varios centros. Lo que no
se ha dicho aquí es que, si se produce eso, es porque
ya no pitan como antes en los clubes juveniles y eso ha hecho
que el actual prelado haya pedido 500 vocaciones en cada región.
Siguiendo su iniciativa, un vicario regional escribió
recientemente una
nota interna a las delegaciones a impulsar esa iniciativa
en la Jornada Mundial de la Juventud. Se ve que el enfermo
(la Prelatura) está muy enfermo y necesita fuertes
dosis de vitaminas, que le darán si esto se producelas
nuevas vocaciones. Lo malo es que le puede salir el tiro por
la culata porque con ese agobio no se consigue nada.
CARRERA DE ESTATUAS EN EL OPUS DEI
La prelatura del Opus Dei sigue actualmente una carrera
de estatuas, uno de cuyos puntos culminantes va ser
el próximo 14 de septiembre cuando el Papa Benedicto
XVI bendiga una imagen del fundador en el territorio de la
Basílica de San Pedro del Vaticano. ¿Quién
se lo iba a decir al hoy San Josemaría Escrivá
de Balaguer cuando tanto rabió después de la
terminación del Concilio Vaticano II?. A ratos pienso
que la carrera de estatuas es también carrera
de obstáculos que hay que vencer para conseguir su
propósito. La santa obstinación de la prelatura
es una de sus características.
La escultura, realizada en mármol de Carrara y que
mide cinco metros, fue instalada el pasado 30 de agosto en
una hornacina en la fachada del transepto izquierdo de la
Basílica de San Pedro, también llamada brazo
de San José, muy cercana a la entrada de la sacristía.
Se trata de una zona donde existen otras esculturas de santos
fundadores. El autor de la obra es Romano Cosci. En la parte
inferior del conjunto han sido puestos los escudos pontificios
de Juan Pablo II y su sucesor Benedicto XVI.
En la imagen se presenta al fundador con casulla y los brazos
abiertos, estilo que ya se ha utilizado en otras imágenes
suyas, hasta el punto que en algunos ambientes ya se le denomina
estilo Opus. A los pies del fundador se presentan
dos ángeles con un libro abierto en el que se lee la
frase: Cuando sea levantado sobre la tierra, atraeré
a todos hacia mí.
Ese 14 de septiembre será un día para vivir
la humildad colectiva que tanto se predica en
esta prelatura personal, pero que muchas personas dudan que
sea realmente verdad. Después de esta imagen en el
Vaticano, los seguidores de Escrivá no sólo
dirán que cuando se les ataca se ataca a la misma Iglesia,
sino que añadirán que tienen a su padre en la
sede principal del catolicismo.
La carrera de estatuas del Opus Dei comenzó
en la catedral de la Almudena de Madrid a principios de los
años ochenta del siglo XX cuando era arzobispo el cardenal
Ángel Suquía Goicoechea, quien, para obtener
dinero para la terminación de este templo, decidió
vender las distintas capillas laterales a instituciones religiosas
que tuvieron algo que ver con Madrid. Lo que hoy es prelatura
se fundó en esta ciudad. El precio en aquel entonces
fue de 40 millones de pesetas.
Era una oportunidad única. El Opus Dei iba a tener
una capilla dedicada a su fundador en una de las capillas
laterales de la Catedral de la Almudena, templo que, pasado
el tiempo, fue consagrado por el Papa Juan Pablo II el 15
de junio de 1993. El presidente del comité ejecutivo
para la terminación era un supernumerario de la Obra;
el constructor también era de la Obra y uno de los
encargados de la parte económica, también. Sin
embargo, el vicario para la terminación no tenía
nada que ver y tampoco el arquitecto.
Ya se habían invertido los 40 millones de pesetas
de entonces y había que buscar un artista que realizara
la imagen del fundador. Las cosas venían rodadas. El
candidato ideal era Venancio Blanco, escultor miembro de la
Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, que tenía
un único hijo que era numerario del Opus Dei. Y fue
elegido. Este autor también realizó unos relieves
con escenas de la vida de San Josemaría en Madrid para
ilustrar las paredes laterales de la capilla situada detrás
del altar mayor y muy cercano a la capilla del Santísimo.
Fue el primer paso en la carrera de esculturas.
Muy cerca de la Catedral de la Almudena, en la calle de
San Justo, y al lado de la residencia del arzobispo de Madrid,
se encuentra la Basílica Pontificia de San Miguel,
encomendada a los sacerdotes del Opus Dei desde los tiempos
en que era nuncio en España el que fue luego el cardenal
Ildebrando Antoniutti. Por cierto, el secretario de éste
era un sacerdote numerario de la Obra.
Era lógico que la Basílica Pontificia de San
Miguel contara con una escultura del fundador. Recuerdo que
dentro de la prelatura oí decir primero que el escultor
Agustín de la Herrán, primo de algunos numerarios
del Opus Dei, se había ofrecido. Este parentesco no
lo digo yo, se decía entonces por los máximos
responsables del Opus. A este artista le fue admitido el ofrecimiento
por parte de los directores de la Obra y finalmente se instaló
una imagen en el lugar que ocupaba un confesionario en una
de las capillas laterales del templo.
Uno de los conjuntos religiosos más importantes del
Opus Dei es el santuario de Torreciudad, donde se encuentran
varias casas de retiros y una basílica. El mismo escultor
del retablo de la iglesia, Juan Mainé, fue el encargado
de esculpir la imagen del fundador en actitud orante mirando
hacia donde se expone el Santísimo. A través
de distintas consultas he llegado a la conclusión que
hoy en día los visitantes del templo miran más
a la imagen de San Josemaría que al retablo.
El 22 de septiembre de 2004, el arzobispo de Barcelona,
monseñor Lluis Martínez Sistach, en compañía
del prelado del Opus Dei, monseñor Javier Echevarría,
bendijo en la Basílica de la Merced unos relieves que
recogen a San Josemaría en actitud orante ante la Patrona
de la Ciudad Condal. Con ello se recuerda una parte histórica
de la vida de la Obra, cuando el fundador estuvo en esta ciudad
antes de viajar a Roma en el barco J.J. Sister
para conseguir la aprobación por la Santa Sede. He
buscado el nombre del autor del relieve, pero no lo he conseguido.
Queda una penúltima estatua o imagen del fundador.
El pasado 18 de junio, el arzobispo de Marsella, cardenal
Bernard Panafieu, presidió la bendición de una
imagen de San Josemaría en la Basílica del Sagrado
Corazón de esta ciudad francesa. Se trata de una obra
del escultor local Louis Taddei. El motivo de la inauguración
es recordar a las personas que partieron en 2002 en barco
para la canonización de Escrivá. Existen otros
lugares donde también se han instalado imágenes,
como Valencia (España) y El Salvador.
Cuando preparaba este artículo me decía: y
pensar que yo entregué mensualmente todo mi sueldo
al Opus Dei para actividades sociales y clubes juveniles y
ahora descubro que en la actualidad dedican una parte a esculturas.
En ese momento, me llamó por teléfono Harto,
mi compañero de pitaje, que me hablaba desde Thailandia
donde reside. Me dio una salida a mi duda. Piensa que
es mejor que lo dediquen a esculturas que a clubes juveniles,
donde se lava el cerebro a los jóvenes. Mi amigo,
que también es de los que leéis opuslibros,
tenía razón.
MAL GENIO HUMILDE
Cuando falleció el fundador del Opus Dei, el 26 de
junio de 1975, sus seguidores que habían pitado en
los años 1930 y 1940 nos lo definieron a los demás
que entonces éramos de la Obra como un Padre (ellos
los consideraban con mayúscula y yo lo pongo) que tenía
muy mal genio, soltaba unas broncas tremendas
a los que estaban a su lado, pero era muy humilde,
pues inmediatamente pedía perdón.
Yo había pitado el 19 de marzo de 1965 en un piso
que había en la calle General Oráa 5 de Madrid,
enfrente de la embajada americana y enfrente tambien de un
piso de la calle Hermanos Becquer, donde vivió posteriormente
la viuda del General Franco. Este centro del Opus Dei dependía
del Centro de Estudios (CE) de los numerarios de Madrid, en
el Paseo de la Castellana número 50, propiedad del
Conde de la Maza, pero que posteriormente se abandonó,
cuando terminaron las obras en el antiguo Lagasca, lo que
es hoy Diego de León, 14. Ese solar de la Castellana,
junto a la Plaza de Emilio Castelar, es hoy la sede de un
banco. El antiguo centro General Oráa, 5 hoy está
cerrado y no tiene ninguna labor del Opus Dei.
Pues bien, cuando yo pité de numerario, el fundador
no visitó aquel lugar del Paseo de la Castellana. En
el curso 1965-1966, siendo aún numerario, me trasladaron
a un nuevo centro de San Rafael en la calle Vitruvio, 3, que
ya entonces era, bajo la dirección de Luis (hoy ex)
y posteriormente de Javier Ayesta (fallecido siendo de la
Obra), la Oficina de Información del Opus Dei en España.
Se trata de un amplio chalé del que he aportado fotos
en mi artículo Chalés
para desprendidos. Ese curso sí hubo
visita del fundador y dijo cosas, que me transmitió
el que hoy firma con el nombre de Harto en opuslibros.
En aquel entonces, todo el mundo corría y se intercambiaba
hasta la más mínima línea de lo que había
dicho el que llamaban Padre. Si a alguien le había
dado un beso, se derretía como lo hace cualquier chico/a
joven con una caricia de su cantante favorito.
Yo estuve en la bendición de la ermita de la Virgen
de la Universidad de Navarra, que anteriormente había
bendecido el Papa Pablo VI en su inauguración de la
obra corporativa del Opus Dei Centro ELIS, destinado a la
población obrera del barrio del Tiburtino de Roma.
En ese acto, el fundador se puso a los pies del Pontífice
que regía entonces la Iglesia y le presentó
el conjunto que había podido realizarse, gracias a
lo obtenido por la Santa Sede en una conmemoración.
Ante eso, Pablo VI dijo Tutto qua é Opus Dei
(Todo esto es Opus Dei). No se si escribo bien la frase en
italiano.
Los periódicos y revistas casi oficiales de la Obra,
como eran entonces El Alcázar, Nuevo
Diario, La Actualidad Española, Telva
y Mundo Cristiano les faltó el tiempo para
publicar inmediatamente amplios reportajes en los que se resaltaba
la frase Tuto qua é Opus Dei. Los directores
de la Obra, encabezados por el fundador, deseaban algún
tipo de bendición del Santo Padre. Pero poco después
se frustraban sus ilusiones. Se celebraron nuevas entrevistas
Opus Dei-Vaticano sobre el intento de la Obra de dejar de
ser instituto secular y convertirse en prelatura personal,
pero el resultado fue negativo. Los directores de la obra
pedían intensas oraciones cada vez que tenía
lugar una de esas entrevistas, sin que nos contaran más
detalles.
Al año siguiente, en 1967, tuvo lugar la segunda
asamblea de la Asociación de Amigos de la Universidad
de Navarra. Fue un canto a la gloria del que sería
luego santo y uniría los nombres de José y María
para transformarlos en Josemaría, aunque internamente
firmaba documentos con el nombre de Mariano .
La primera reunión de la Asociación de Amigos
en Pamplona tuvo lugar en noviembre de 1964. Yo no asistí
porque todavía no era chico de San Rafael, al empezar
a ir por General Oraa, 5 por esas fechas.
La segunda asamblea de la Asociación de Amigos de
la Universidad de Navarra marcó un punto alto en la
Obra. Pienso que ha sido la única vez que el hoy San
Josemaría celebró una misa cara al pueblo en
el campus universitario pamplonés y pronunció
la homilía titulada Amar al mundo apasionadamente,
que luego se incluyó al final en el libro Conversaciones
con monseñor Escrivá de Balaguer, una
colección de entrevistas de periodistas conocidos entonces,
incluidos los directores de las revistas Palabra
y Telva. La directora de esta última revista
dejó la Obra posteriormente y hoy pertenece a otro
grupo eclesial.
Durante esa época, los únicos alimentos
del fundador que teníamos los de la Obra eran Camino,
Santo Rosario y La Abadesa de las Huelgas.
Por supuesto, si íbamos al centro, teníamos
publicaciones internas. Por eso, cuando se publicó
Conversaciones con Monseñor Escrivá de
Balaguer fue una buena inyección para los que
entonces deseábamos vivir según el espíritu
del Opus Dei, que, así se decía, lo plasmaba
a la perfección este sacerdote nacido en Barbastro.
El viaje a Pamplona se hizo en trenes alquilados especialmente,
que incluso tenían nombres internos como Pitasur
I y Pitasur II. Se vendieron ampliamente
ejemplares de las revistas Palabra y Telva
que recogían las declaraciones de Escrivá.
Ahora pienso que yo hice la media hora de oración
mental muchas veces con las declaraciones del Padre. Me parece
una locura que yo quitara horas de estudio para meter en mi
interior palabras de esa persona que tenía mal
genio, que daba grandes broncas a los que le rodeaban,
y que luego era muy humilde, porque perdía
perdón. Cuando leí el
libro de Carmen Tapia, al dejar el Opus Dei, me indignaba
leyendo cómo la insultaba y le dirigía toda
clase de barbaridades. No me suena que el fundador ni su sucesor,
Álvaro del Portillo, le pidieran perdón. Por
ello dudo que el hoy santo fuera una persona con mal genio
y humilde.
Luego vinieron los Dos meses de catequesis.
Le contemplé y oí dos veces en Tajamar en Madrid
y una en el Colegio Mayor Moncloa de Madrid. En este último,
ya lo he contado otro día, pude ver cómo el
fundador llegaba a este centro en un coche marca Mercedes,
color vino de Burdeos. Los coches que entonces había
en España eran utilitarios como el popular Seat 600,
el Renault 44 y otros utilitarios. Los directores nos dijeron
que el Mercedes había sido prestado. No lo entiendo
que se invite a vivir la pobreza y el que debe dar ejemplo
no lo haga.
Ya le quedaban pocos años de vida. En 1973 y 1974
visitó distintos países de CentroAmérica
y Sudamérica. En los Dos meses de catequesis
de España se empezaron a realizar películas
con sus tertulias. Fue el primer paso. Luego en América
fue lo habitual, con el apoyo de Don Álvaro del Portillo
y don Javier Echevarría, sus hombres de confianza.
Este último, hoy prelado, muchas veces llevaba el micrófono
en el bolsillo. Por si fallara algo, años pasados se
doblaron en el Instituto Tajamar de Madrid algunas de las
preguntas, pues, según nos confesaron los directores,
no se oían con la calidad adecuada. Este
es el motivo también por el que no se difunden otras
películas de fundador. ¿Qué hay de verdad?
No lo se.
¿Cómo me enteré de la muerte del fundador?
Os lo explico. Yo pertenecía entonces a la plantilla
de una agencia privada de noticias de España, en la
que fueron frecuentes los directores periodistas que pertenecían
al Opus Dei. En aquel entonces era un supernumerario. El corresponsal
de Roma también era supernumerario. Este último
me lo comunicó inmediatamente. Incluso le había
visto. Pues bien, ese año pertenecía al centro
llamado Cuatro Caminos. A su frente estaba un atleta español
muy galardonado que con el tiempo se ordenó sacerdote.
Cuando le comuniqué por teléfono el fallecimiento,
indicó que iba a hablar con los de la Comisión.
Cuánto misterio. Con el tiempo se empezó a decir
"la marcha al cielo de nuestro Padre".
Al ser finales de junio, inmediatamente comenzaron las convivencias
anuales que se celebran en verano. Yo estuve en el Colegio
Mayor Guadaira de Sevilla. Percibí que se abría
una puerta en los mayores de Casa (así
se dice a los de la Obra) ante algo que había estado
callado durante años. Ese fue el momento en el que
oí lo de que el Padre tenía muy mal genio,
pero era muy humilde, pues soltaba grandes broncas
e inmediatamente pedía perdón. Ese
sacerdote nos contó entonces que la madre del fundador,
conocida internamente como la abuela, había
visto a su hijo con la Virgen.
Pocos días después de empezar la convivencia
en el Colegio Mayor Guadaira, llegó un aviso. Había
que escribir inmediatamente nuestras experiencias con el fundador
que podía valer para el futuro proceso de beatificación
y canonización. Una noche los que escribíamos
a máquina habitualmente nos fuimos a pasar a máquina
de escribir todos esos testimonios, algunos de los cuales
valían para nada en la sede de la delegación
de Sevilla. Sabiendo la censura que existe dentro del Opus
Dei, no me extrañaría que se hubieran cambiado
algunas cosas.
Después de esa primera etapa de apertura de
puertas, no he vuelto a ver ese espíritu de contar
cosas. Muchos mayores de la Obra no se atreven a hablar y
lo más que te llegaban a decir es: Yo no valgo
para las tertulias. Para mí, el fundador tenía
un mal genio humilde. No se cómo se compaginan
ambas cosas.
LOS ANGELES OLVIDADOS
Recientemente el Papa Benedicto XVI bendijo en el Vaticano
una escultura que representa al fundador del Opus Dei, San
Josemaría Escrivá, con dos figuras de ángeles
jóvenes a sus pies y un libro con una frase evangélica.
En la prelatura se ha recordado inmediatamente que la institución
fue creada un 2 de octubre de 1928 en la festividad de los
Ángeles Custodios.
Además de las grandes festividades de la Iglesia,
el Opus Dei cuenta con dos que se celebran especialmente en
su interior: la fundación el 2 de octubre, festividad
de los Ángeles Custodios, y San José, el 19
de marzo, el día de la renovación de los compromisos
temporales de los que tienen que hacerlo por obligación
o la renovación por devoción, cuando ya se ha
hecho el compromiso definitivo o de fidelidad.
La imagen que da el Opus Dei es como el abanderado de los
ángeles en todas sus formas: los numerarios y los agregados
se encuentran bajo la protección del apóstol
San Pedro y el arcángel San Miguel; los supernumerarios,
con el apóstol San Pablo y el arcángel San Gabriel;
y la gente joven con el apóstol San Juan y el arcángel
San Rafael. Cada una de labores con estos grupos son conocidas
como las de San Miguel, San Gabriel y San Rafael, todos ellos
arcángeles.
Si uno va a cualquier centro de la Obra y entra en la habitación
de dirección observará un cuadro en el que se
representa al llamado ángel custodio de
la Obra, un retrato que se conserva en la sede central, y
que tiene entre sus manos el escudo del Opus Dei un redondel
que presenta un cruz que abraza el mundo y debajo la llamada
rosa de Rialp que encontró el fundador en su huida
de España en un bosque del Pirineo durante la Guerra
Civil de 1936-39.
Desde que pité en 1965 se me insistió que
tratara a los ángeles custodios con la frase en latín
Sancti Angeles Custodies nostri defendite nos in proelio
ut non pereamos in tremendo judicio (Santos Angeles
Custodios, defendednos en la lucha para que no perezcamos
en el tremendo juicio) que recitan diariamente todos los de
la Obra al rezar las Preces, conjunto de invocaciones, y que
se recomienda especialmente al tratar a las personas que se
trata de acercar a Dios o a un centro de la obra. Luego existen
el ángel custodio del centro, el
ángel de la guarda de cada uno y otros.
Este verano estuve en México D.F. que posee una catedral
muy bonita. En su interior existe una capilla dedicada a los
siete arcángeles: Miguel, Gabriel, Rafael, Uriel, Sealtiel,
Jeludiel y Baraquiel. Todos ellos cuentan con una imagen e
n los retablos. Se recuerda que existe un ángel
custodio de México. Nunca he oído en la
Obra hablar de esta capilla. Los que no nos suenen son como
los ángeles olvidados.
La capilla de los Santos Ángeles estuvo concluida
en 1665. Fue destruida por un incendio en 1711. Los retablos
actuales son de estilo salomónico. En un principio
estaban representados San Miguel (significa quién como
Dios), San Rafael (medicina de Dios) y San Gabriel (margen
de Dios). A ellos se añadieron los otros cuatro arcángeles,
que, según la tradición, se revelaron a un sacerdote
de la ciudad de Salerno (Italia) entre 1520 y 1525. Uriel
significa fuego de Dios; Sealtiel, intercesión ante
Dios; Jeludiel, remunerador; y Baraquiel, alabanza. Durante
el tiempo de la colonización española así
lo dice un letrero en la catedral de México-- D.F.
tenían la costumbre de colocarles como ofrendas
7 monedas y 7 cirios, mientras hacían una petición.
Jeludiel era invocado por los mexicanos para que nunca faltara
el bienestar económico.
El fundador del Opus Dei, el Santo Marqués de Peralta,
estuvo varias veces en México. Supongo que visitaría
más de una vez la catedral de México. Nunca
oí que se refiriera a esta capilla que está
a la izquierda del templo nada más entrar por la puerta
principal. ¿Qué le llevó a no hablar
de estos arcángeles? Nunca oí hablar de ellos
en los 34 años que estuve dentro.
Por otra parte y por último, quiero hacer un pequeño
comentario. En el chat Exodo se me ha preguntado si sigo siendo
creyente. La persona no se identificó y se fue de la
conversación. No le respondí. En la web www.religiondigital.com,
en su apartado de Rumores de Ángeles en
el que colaboro, otro me ha dicho que no soy creyente, porque
estoy contribuyendo a que la gente sepa cómo es el
Opus Dei. Otro, que firma con seudónimo, asegura que
muchos de la obra saben cosas de mi, pero que no las van a
decir. He respondido que no me van a callar. Que lo sepáis.
CAZANDO CON EL FÚTBOL
Cerca de mi domicilio existe un club juvenil de la Obra.
Es una casa de alto en bajo, en la que los numerarios que
allí residen no cuentan con vecinos. Es lo ideal para
no tener broncas, debido al ruido que hacen los chavales jóvenes
cuando frecuentan estos lugares. A la entrada de la casa y
en locales comerciales de la zona han sido colocados unos
carteles publicitarios a grandes letras en el que puede leerse
"Escuela de fútbol". Es un pretexto más
para captar chavales jóvenes que, con el tiempo, engrosen
el número de gente que pertenece al Opus Dei. Es una
de las tácticas que sigue la prelatura personal en
todo el mundo.
Esta vez el pretexto utilizado para cazar chavales es el
fútbol. Hasta en el mismo cartel se dice de una manera
más o menos clara. "No es solo un juego. Aquí
formamos personas", manifiesta el cartel para captar
gente del barrio y de los dos o tres colegios o institutos
cercanos. Sin embargo, lo que "vende" el cartel
exteriormente, a grandes letras, es "Escuela de fútbol".
El texto incluso señala que los profesores son titulados.
Sinceramente lo dudo. Ya viví en una experiencia parecida
en otros centros.
Además, el cartel se añade con una frase lapidaria.
"Llevamos los colores por dentro", dice el texto.
Y yo me pregunto: ¿De qué manera se llevan los
colores por dentro? A ver si es que se los que se inscriben
llevan una camiseta interior del club y le ahorran a sus madres
el ponerse una aprenda así durante el invierno de Madrid.
Por supuesto que no existe aclaración a ese tronco
(así se dice en el interior del Opus Dei a una frase
tan redonda).
Algunos expertos dicen que los países de Occidente
van hacia el "crecimiento cero" de la población.
Se lleva camino de que por cada persona que muere no va a
ser sustituida por otra. Al Opus Dei le va a ocurrir algo
parecido si no lo remedian con las tácticas de siempre
y con las que se puedan inventar ahora, si es que se las inventan.
Pues bien, mi barrio, que se construyó en el principio
de los años sesenta del siglo XX, estaba compuesto
por matrimonios recién casados y niños y adolescentes.
En estos momentos, es una zona de viejos. Yo , que tenía
17 años cuando mis padres compraron la casa, ya tengo
60. Eso sí, existen varios colegios a cuyos alumnos
la Obra trata de captar. A todo ellos se añaden los
colegios "Retamar", "El Prado" y "Los
Olmos", obra corporativa y centros de Fomento de Centros
de Enseñanza, que abastecen de niños a muchos
clubs juveniles opusianos.
En la lista que acabo de facilitar he excluido expresamente
al colegio "Tajamar", instalado en el barrio de
Vallecas, cuyo fin directo son las vocaciones de agregados
y gente obrera (cada vez menos), aunque tambien algunos empiezan
pitando de agregados y con el tiempo pasan a numerarios. Es
un clasismo más de los que se viven en el Opus Dei
y que me tocó padecer durante el tiempo que estuve
dentro.
Si los chavales que van a apuntarse a la "Escuela de
fútbol" creen que van a tener niveles de profesionales
de los grandes clubes, están muy equivocados. Lo único
que se trata es de "cazarlos a través del fútbol".
Cuando me hice de la Obra en 1965 y se me enseñó
"Tajamar" se me explicó que este colegio
obra corporativa había obtenido por entonces el campeonato
de España de gimnasia (no se si de colegios o de gimnasios),
pero que los directores de la institución habían
decidido disolver el equipo al día siguiente de ganar
el campeonato, pues los deportistas solo se dedicaban a cuidar
el músculo y descuidaban sus facetas espiritual y humana.
Uno de esos gimnastas era entonces un oblato del Opus Dei
(hoy agregado del Opus Dei) y hoy pertenece a una de esas
sectas que abordan a los ciudadanos por la calle. Claro, que
dejó la Obra, se echó novia, se casó
y, ya sabeis, donde terminó.
El ejemplo es claro. El cartel del club juvenil de mi barrio
dice: "No es solo un juego. Aquí formamos personas".
Por lo tanto, el fin principal de su "escuela de fútbol"
es el de la captación para la prelatura. Se empieza
con el fútbol y se termina siendo uno más del
Opus Dei, un seguidor de Escrivá. Como en Madrid ya
va existiendo una población inmigrante de otros países,
los que piten pueden ser utilizados en su día para
volver a la zona de donde procedían sus padres. Es
una jugada a varias bandas. No hablo en broma. Y, por supuesto,
que sus progenitores se vayan olvidando de sus descendientes,
pues la Obra aleja a los hijos de sus padres, sobre todo,
si son numerarios.
Algún experto autor de ensayos podría decir
"el fútbol como pretexto". Vaya si lo es.
Llega a tal extremo lo que afirmo que las charlas de escética
se denominan "charlas de virtudes humanas". Así
las denominan los "monitores" de la "escuela"(
sí, entre comillas), que, a la vez, tratan de llevar
la "dirección espiritual". Exactamente igual
que lo que hacen los numerarios y agregados que llevan las
charlas fraternas de otros del Opus Dei. Informan al "consejo
local" del centro. Si existe alguna intimidad, el monitor
no tendrá ningún problema en contarlo. Lo se
por experiencia.
Otra cosa sobre la que hay que llamar la atención
es sobre el supuesto título oficial de los "monitores"
de la "escuela de fútbol". Y, si es que poseen
el título, ver si son realmente ellos y no otros los
que se encargan de los alumnos. Puede ser alguien de la obra
el que da la cara y solo es utilizado de pantalla para otras
cosas, como es el proselitismo a través de este actividad.Otro
día seguiré con las "martingalas"
de los clubs juveniles opusdeistas.
A LA PUERTA DEL COLEGIO
El Opus Dei vive actualmente una encrucijada: Debe alimentarse
de vocaciones jóvenes que, en su día, sean los
numerarios que llevarán las riendas de la Obra. En
esta web se ha publicado la petición del actual prelado,
Javier Echevarría, para que en cada región de
la obra piten 500 jóvenes. Lo que no dice el sucesor
de Escrivá y del Portillo es que son numerosas las
personas que deciden salirse de este grupo religioso. Yo fui
uno de ellos. Conmigo se fueron otros cuatro agregados que
llevaban cerca o más de treinta años en el Opus.
Todos sabemos que se van muchos. A ver qué institución
registra tantos abandonos. No hace mucho me enteré
que otro agregado se había ido con cuarenta años
dentro. Para resolver el problema recurren a tácticas
como abordar a los jóvenes y adolescentes a la salida
de los colegios.
En los casi treinta y cuatro años que permanecí
dentro ví irse mucha gente. Entonces ya empezaban a
proliferar los clubs juveniles para obtener vocaciones jóvenes.
Los pitajes se producían a los catorce años
y medio de edad. Hoy los llaman "aspirantes" y los
responsables oficiales de la prelatura dicen que no pertenecen
a ella. Vaya si lo pertenecen. Si tienen el mismo plan de
vida que los que son oficialmente numerarios, agregados o
supernumerarios, ¿cómo dicen que no son del
Opus Dei?
Mi anterior escrito de "Treinta y cuatro años
sin vocación", "Cazando
con el fútbol", trataba el tema de la
"Escuela de fútbol" como sistema de atraer
jóvenes. Lo que importaba no era el fútbol,
sino cazar a través de este deporte. Y eso se puede
hacer también abordando a los jóvenes y adolescentes
a la salida de los colegios. Hoy analizaré una de las
cosas que viví durante los años que participé
en centros de San Rafael como los denominados "Recoletos";
"Princesa" (hoy de las mujeres de la Obra), instalado
en la calle del mismo nombre de Madrid; "Codaste"
en el barrio de Campamento y Aluche; y "Cuatro Caminos",
en la Glorieta de Cuutro Caminos.
Uno de los puntos principales para obtener vocaciones de
numerarios y agregados es el domicilio familiar de los supernumerarios/as.
Estos/as procuran acercar a sus hijos a los clubs juveniles.
Cuando la otra parte del matrmonio no pertenece a la Obra
se pueden producir momentos de roce. Y ello, porque considera
que es suficiente con tener uno de la la prelatura dentro
y no quieren que sus hijos sigan el mismo camino. Pues bien,
viví varios casos de este tipo. Se producían
roces entre marido y mujer por esta causa. Los responsables
de los/as supernumerarios/as procuran inculcarles que no se
produzcan celos entre él y ella. Un cooperador me dijo
una vez en un retiro espiritual que si el trabajo y el Opus
Dei no le acercaban a su esposa, el trabajo y la Obra eran
como una amante o una querida. "Como las queridas no
son buenas, lo alejo", añadió. Con este
ejemplo, pienso que se entiende todo.
Los supernumerarios/as procuran acercar a su hijos a los
clubs juveniles. Una vez que los hijos de ellos van por esos
centros, los responsables de éstos les inculcan que
procuren llevar a sus amigos y compañeros de clase
a estos lugares. Pero no siempre es suficiente con ellos.
En algunos casos, son los mismos profesores que pertenecen
al Opus los que facilitan fichas para que les traten. Sería
violento que un docente de un colegio no perteneciente o relacionado
con los seguidores de Escrivá llevaran ellos a sus
alumnos.
Ante la falta de alumnos hijos de supernumerarios/as, para
solucionar este caso, lo que se hace en la obra es abordar
directamente a los niños, adolescentes y jóvenes
a la salida de los colegios. Padres no pertenecientes a la
Obra que leéis esta página, esto sucede. No
solo se puede utilizar la "Escuela de fútbol",
sino también "Cursos de técnicas de estudio",
jugar al "scalextric" o disponer de un espacio para
pintar. Muchas veces lo responsables de esas actividades no
pasan de ser unos alumnos de una carrera universitaria.
Durante el tiempo que permanecí en el club "Princesa",
un piso que había sido estudio del arquitecto y hoy
sacerdote César Ortiz Echagüe, se organizó
un "Curso de técnicas de estudio". Vinieron
pocos. Uno de ellos fué Antonio, alumno de un colegio
cercano de frailes. Con el tiempo, éste trajo a un
hermano, que pitó de numerario como él, y tambien
a su padre y otro de sus hermanos. Total, que la mitad de
una familia de ocho hijos pasó a pertenecer a la obra.
De ellos, hoy dos son sacerdotes numerarios.
El centro disponía de unas hojas a multicopista para
repartirlas entre los que se apuntaron. Uno de los responsables
era uno de la obra que estudiaba la carrera universitaria
de Psicología. El anzuelo fue el curso. Con imaginación,
otras veces lo que se inventa puede ser un curso de "acceso
a a universidad". Todo vale para hacer proselitismo,
según los seguidores de Escrivá.
Los de la Obra que se encargan de los clubs juveniles pueden
tener tambien escenas desagradables por abordar a los niños
a la salida de los colegios. Uno de los adolescentes que acerqué
al club "Codaste", que aún no pertenecía
oficuialmente a la hoy prelatura, me dijo un día que
sus padres le habían preguntado que si no iban chicas
y si nosotros teníamos novias. Después de mucho
indagar, descubrí que sus padres preguntaban si los
de la Obra éramos homosexuales, pues no tratábamos
con chicas. A partir de ese momento, decidí que se
acababa el misterio y afirmé que era del Opus Dei.
Eso me sirvió para acercarme más a esa familia.
Con el tiempo, pitaron tres hijos (todos ellos numerarios)
y la madre. De aquellos, solo queda dentro uno, que, con el
tiempo, pasó a ser supernumerario.
DE TU CASA A LA PENSIÓN
Los directores del Opus Dei suelen decir que la prelatura
está para servir a la Iglesia y no saca a nadie de
su sitio. Al mismo tiempo, aseguran que cualquier numerario
o agregado debe estar dispuesto a abandonar la labor profesional
más floreciente para incorporarse a cualquier tarea
interna que lo requiera. Internamente se suele pensar que
esto último solo lo viven los numerarios. No es cierto.
En muchos casos tambien lo viven los agregados. Un ejemplo
de ello se produjo en los comienzos del colegio "Tajamar",
que durante muchos años ha sido el buque insignia de
la labor que realizaba la Obra con gente obrera. Hoy esa labor
practicamente no existe.
La Obra comenzó a realizar labor apostólica
con agregados a finales de los años cuarenta del siglo
XX y principios de los cincuenta. Los dos primeros que vivieron
su entrega de esta manera fueron Paco Navarro, natural de
Valdepeñas (Ciudad Real) y que fue tratado por Amadeo
de Fuenmayor, y Rafael Poveda, que trabajó durante
algunos años en la Editorial Rialp, vinculada a personas
del Opus Dei. Los dos, que pitaron con el nombre de "supernumerarios
internos" ya han fallecido. El siguiente, y primer oblato,
fue Paco Uceda, también muerto, que presumía
de haber sido carterista y haberse convertido.
Paco Navarro vino a Madrid desde su tierra natal en Valdepeñas
(Ciudad Real). Pasó a vivir en una pensión,
lugar bien distinto sin el calor de la vivienda de los suyos.
Con el tiempo, se compró un piso en la calle México
y se trajo a una hermana soltera de su madre para que viviera
con él. Estaba previsto que al fallecer la Obra se
hiciera dueña de su vivienda. En los últimos
años se incorporó a su compañía
un hermano suyo soltero residente en Barcelona. En el mismo
edificio vivieron durante un tiempo Rafael Poveda con otros
de la Obra y Pepe Guallart, también agregado fallecido,
que había traído a sus hermanas.
Los últimos años de Paco Navarro no fueron
en su vivienda. Al contraer la enfermedad de Alzheimer, los
directores del Opus Dei lo trasladaron primero a una "residencia
de agregados" en la calle Luis de Salazar de Madrid,
perteneciente a la delegación del Madrid-Este, y con
el tiempo a otra del mismo tipo en la calle Leñeros,
dentro del territorio de la de Madrid-Oeste a la que Paco
pertenecía. Eso sí, estuvo acompañado
de Angel, Enrique (sacerdote coadjutor) y otros agregados.
La residencia de Paco en la residencia de la calle Luis
de Salazar fue un poco accidentada. Pere, un agregado catalán,
le cedió su habitación. Ello provocó
el malestar de algunos residentes ya mayores de la delegación
de Madrid Este, pues entendían que esa plaza era para
agregados de esa zona. Ahora esos que estaban descontentos
lo niegan. Otros no estaban de acuerdo con su postura. El
primer agregado de toda la historia de la prelatura era una
institución y tenía cruz de palo que le había
entregado el fundador, procedente de la madera de las vigas
de la ermita de Molinoviejo. Pienso que él no se enteró
de estos detalles, pero los que le hacíamos compañía
lo vivimos.
Pero no todos fueron como Paco. Pepín, otro de los
primeros agregados y uno de los tres primeros que terminaron
los estudios internos de Filosofía y Teología,
no perseveró, pues se enamoró de la dueña
de su pensión. Tampoco perseveró José
Luis, un fotógrafo de profesión que estaba destinado
a ser uno de los tres primeros sacerdotes agregados. El tercero,
Juan, que vino de Valencia, falleció en la Obra, mientras
veía que fueron otros tres los primeros que se ordenaron.
La vida de una residencia de agregados no se parece en nada
a una familia, que es a lo que aspiran los directores del
Opus Dei. En Madrid existen cinco o seis. Todas las que he
visitado o me han invitado a comer se parecen más bien
a una pensión. Yo fui uno de los accionistas de la
que está en la calle Leñeros, pero al causar
baja como agregado, no me han vuelto a enviar papeles que
lo justifiquen. Para mi, esto es una manera que tiene la Obra
de disfrazar dinero negro. Eso sí, son residencias
que solo admiten hombres. Al frente de los servicios de mantenimiento
de ellas suele estar una supernumeraria o una agregada.
Incluso algunas "residencias de agregados" suelen
tener una tertulia semanal a la que es obligatorio que vayan
los residentes. Al no ser oficialmente un centro de la obra,
siempre se procura que haya dos o tres hombres que no pertenecen
a la prelatura. Una vez estaba en una residencia de este tipo
en Pamplona y el que estaba al frente me hizo una corrección
fraterna por algo que me había observado mientras almorzaba.
¿Son o no son centros de la Obra? El ambiente que he
podido observar es que se parecen más a una pensión
que a una casa de familia. Bueno, los centro de numerarios
de la Obra, aunque digan que son hogares de familia, no lo
son. Yo siempre detecté una gran frialdad por parte
de los numerarios. Incluso existían acotados por lo
que yo no podía pasar pues eran de numerarios.
Antes de dejar la Obra en octubre de 1998, los directores
de la Obra, tanto de la Comisión como de la Delegación
de Madrid Oeste, nos animaban a los agregados a tener imaginación
y presentar iniciativas que resolvieran nuestro futuro cuando
nos hiciéramos viejos. Una de las residencias que funcionaba,
en el barrio de Moratalaz de Madrid, incluía una especie
de vivienda independiente en la que podían vivir nuestras
madres. Estaban dotadas de un servicio para las labores domésticas.
Algunas de las residencias de agregados tenían unas
habitaciones muy pequeñas y otras estaban dotadas de
sala de estar, baño y dormitorio, mientras que otras
no eran así. Es un clasismo más de los que he
vivido dentro del Opus Dei. Incluso se me proponía
que en verano, cuando se iba fuera mi madre, me fuera a una
de estas residencias. Nunca lo quise. Nunca consideré
aquellos sitios como mi casa, en la que sí estaba contento.
ENTREVISTAS PACTADAS
Cuando pité en 1965, los de la Obra y los que se
acercaban a sus centros podían entender al espíritu
del Opus Dei a través de los libros Camino
y Santo Rosario, escritos por el fundador, Josemaría
Escrivá, aunque no pasado el tiempo comenzaron a publicarse
algunas entrevistas periodísticas, a las que se unió
la homilía pronunciada en el campus de la Universidad
de Navarra, para hacer el libro titulado Conversaciones
con monseñor Escrivá de Balaguer.
Desde entonces, el Opus Dei ha descubierto que puede servirse
perfectamente de los periodistas, muchos de los cuales hasta
aceptan un cuestionario previo y todo lo que luego se publica
está absolutamente pactado. En algunos casos, para
que no se quejen los informadores, se les permite un breve
diálogo y así el escrito puede llegar a tener
una mayor viveza que la que procede solamente de la contestación
a un cuestionario. En algunos casos, se llega a permitir la
presencia de un fotógrafo de prensa para que la información
tenga una mayor credibilidad...
Esta técnica de la entrevista pactada no
ha sido solo utilizada por Josemaría Escrivá.
La han vivido también sus sucesores: Álvaro
del Portillo y Javier Echevarría. En el último
mes, éste último ha concedido una entrevista
a un periódico que se dice de temas económicos
(Gaceta de los Negocios) en el que existen bastantes
personas que pertenecen al Opus Dei, empezando por uno de
sus principales accionistas, que es un numerario de la prelatura.
En los 34 años que he estado dentro de la Obra he podido
frecuentemente la expresión hay que darle la
vuelta al mundo como a un calcetín. ¡Ah!
El que hizo la entrevista en este mes también es numerario.
Siendo yo de la Obra, me recibió a solas don Álvaro
del Portillo, con motivo de mi trabajo como informador del
Sínodo de los Obispos en Roma, que en aquel año
se dedicaba al tema de la familia. Aproveché la ocasión
para solicitarle una entrevista, pero jamás me la concedió,
y eso que es un tema sobre el que se habla mucho en el Opus
Dei. Ahora mi compañero de profesión que trabaja
en Gaceta de los Negocios ha conseguido a la primera
una entrevista con el prelado actual. Se ve que han cambiado
los tiempos o le interesaba a la prelatura para algo.
La experiencia que tengo de los treinta y cuatro años
que he ejercido como periodista y he pertenecido la Obra de
Dios es que las entrevistas, sobre todo las de monseñor
Álvaro del Portillo y de monseñor Javier Echevarría,
han aportado poco o muy poco. Han sido mera correa de transmisión
del pensamiento de monseñor Josemaría Escrivá,
sin presentar novedades de ningún tipo, que sí
estaban en esas primeras entrevistas del fundador que en los
años sesenta se estrenó en la prensa escrita
y en algunas revistas en las que trabajaban miembros del entonces
instituto secular.
¿Qué pensamiento tiene monseñor Javier
Echevarría sobre lo que es una entrevista periodística?
Da la impresión de que el Opus Dei se ha quedado anclado
en una época y no evoluciona. La prelatura dispone
de "oficinas de información", pero, por lo
que se ve, el prelado es el señor absoluto y no se
deja orientar. Cada uno entiende de lo suyo. Me da la impresión
que el sucesor de Álvaro del Portillo y el segundo
de Josemaría Escrivá es un señor absoluto
de todos los que tiene bajo su mando y, aunque se diga que
se respeta la libertad profesional de cada uno de ellos, en
realidad no sucede así.
Dentro del mundo eclesiástico, al que me he dedicado
como informador religioso durante 32 años (tambien
me he dedicado a otras parcelas, como la cultura), se suele
decir que los teólogos del Opus Dei aportan poco. En
esto tienen razón. La gran mayoría de ellos,
empezando por el prelado, se remiten a decir las mismas palabras
o parecidas que las que dice el fundador o un destacado miembro
de la Jerarquía de la Iglesia Católica, y no
saben elaborar una aportación propia. Me ha sucedido
muchas veces que cuando les he leído, la mayor parte
de las veces, me he dicho a mí mismo: Estoy ya
lo he leído en tal sitio, y hasta recuerdo dónde.
El Opus Dei se encuentra en una crisis de creatividad. Desde
que el fundador murió el 26 de junio de 1975 no ha
aportado nada. Si acaso pueden haber aportado una frase que
se repite una y otra vez dentro de la Prelatura y que sus
seguidores (numerarios, agregados, supernumerarios y cooperadores)
repiten una y otra vez. El Santo Marqués de Peralta
decía: El Opus Dei está para servir a
la Iglesia como la Iglesia desea ser servida. Durante
unos años tuve en mi trabajo periodístico a
un director que era numerario y que me repetía muy
frecuentemente esa frase. Muchas veces repetía para
mis adentros: Ya está éste con lo de servir
a la Iglesia como ésta desea ser servida. Lo
curioso es que no vivía la caridad con los que se acercaban
a él. Más adelante publicaré aquí
un artículo sobre esa persona.
Para conceder las entrevistas pactadas, el Opus
Dei se suele servir de las oficinas de información,
que son las que entran en contacto con los responsables de
los periódicos o de las secciones. Muchas veces los
responsables citados no piden las entrevistas. Simplemente
dejan caer la posibilidad de llevarla a cabo. Y claro, el
pez (el periodista) muerde el anzuelo (la entrevista) que
le presentan. Primero se trata de lanzar una idea y luego
se va presentando la realidad. Te concedemos esa entrevista,
pero con cuestionario, puntualizan los de la oficina
de información. En muchos casos no se llegará
a ver al prelado (los de la Obra le llaman Padre)
o, si se le ve, es por poco tiempo. Todo se reviste de misterio,
que lo saben hacer muy bien los "opusdeistas".
Como al cabo del tiempo se habrán producido muchas
entrevistas pactadas, luego se elabora un libro,
cuya edición se vende normalmente a una editorial afín
a la prelatura. Al final se produce el gran negocio. Los de
la Obra y los cercanos lo compran, procuran que lo compren
sus familiares y hasta lo regalan a unos novios con motivo
de su boda. Si yo me casara no me gustaría que me regalaran
eso, que no es más que una de las tácticas para
difundir doctrina.
Este sistema de libros de entrevistas fue vivido por el
Opus Dei con su fundador. Era frecuente que en los templos
como la Basílica Pontificia de San Miguel de
Madridy en los oratorios de los centros se hacía
oración con ellos. Ahora me pregunto cómo pude
llegar a eso. Todo es cuestión de acostumbrarse. Si
se vive dentro es más fácil.
Los periodistas suelen ser muy sagaces. Los directores del
Opus Dei lo son más. Siempre te pueden colar
un gol, como el que he descrito hoy. Y no solo eso,
hasta pueden conseguir que el informador solicite su incorporación
como numerario, agregado o supernumerarios. Empiezan siendo
cooperadores y terminan en la Obra. Yo sé de algunos,
pero, en cualquier caso, son muy pocos.
UN CONTROL MINUCIOSO
El fundador del Opus Dei, Josemaría Escrivá,
solía decir que la Obra es una gran familia con vínculos
más fuertes que los de la sangre. Así se te
transmite tan pronto como escribes la carta de incorporación
como numerario o como agregado. En los supernumerarios no
se hace tanto hincapié en este punto. Conforme pasa
el tiempo dentro de la prelatura te das cuenta que existen
hechos que desdicen a la supuesta familia, como el control
minucioso que se lleva de todo lo que realiza.
Conforme va pasando el tiempo dentro del Opus Dei te das
cuenta que hasta lo más ínfimo está controlado.
Por eso defendía el fundador la necesidad de vivir
las cosas pequeñas. Claro que cuando se trata del funcionamiento
de la Obra no se pasa ni una, pues todo debe funcionar como
una gran empresa todos coordinados bajo la batuta del que
ellos denominan Padre y todos los directores que
existen desde esa cima que existe en Roma y que
va bajando según se llega a los distintos países
(ellos les denominan regiones), delegaciones y
centros.
En cualquier centro del Opus Dei existen numerosas fichas
para llevar ese control minucioso, que luego se envía
de abajo a arriba. Cada meditación, tanto interna como
externa, está rigurosamente controlada. La charla o
charlas que imparten el sacerdote y algún laico no
son espontáneas. Existe un guión que viene de
la delegación, la comisión (los hombres) o asesoría
regional (las mujeres) o el consejo general (los hombres)
o asesoría central (las mujeres). La persona que la
imparte aportará algún ejemplo, pero la sustancia
de lo que se debe decir poco se puede cambiar. Esto explica
la escasa aportación que hacen los miembros de la Obra
en las diversas parcelas de la vida.
Una vez que se han impartido esas charlas, los directores
o las personas que llevan la dirección espiritual suelen
preguntar a los que no son de la Obra o a los de la Obra más
jóvenes qué les pareció la plática
o comentario y qué les llamó más la atención.
Es una manera de descubrir y controlar a la persona. El que
ha tomado notas o tiene una gran capacidad de captar el pensamiento
puede ofrecer una lección, que luego se tiene en cuenta
a la hora de plantear un posible pitaje o incorporación
a la prelatura. Si se ve que la persona entrevistada no ha
entendido todo, se le insiste en el mensaje que
se quería transmitir o en la consigna que previamente
se ha determinado con los directores superiores.
Lo que acabo de decir de un retiro o meditación se
puede aplicar también cualquier círculo
o convivencia. Nada es espontáneo. Hasta los invitados
a las tertulias después del almuerzo tienen clara la
idea de transmitir la doctrina que impera en el Opus Dei en
ese momento. El invitado se ha preparado previamente en la
oración o en su despacho de trabajo lo que va a decir,
con el fin de que aproveche a los demás.
Más de una vez he salido de una tertulia diciendo que,
si bien había intervenido un laico, aquello había
sido más bien una meditación que podía
dar cualquier sacerdote de la Obra. Vaya rollo,
he exclamado yo muchas veces para mis adentros, después
de haber estado en una tertulia. Existen veces que hasta los
invitados a las tertulias sacan la agenda y leen una frase,
que procede de un documento o revista internos (Crónica
y Obras). Es una manera de adoctrinar.
Por supuesto que la mayor parte de las charlas de los Círculos
de San Rafael (jóvenes no de la Obra) y de San Gabriel
(mayores y casados) también tienen guiones a los que
se deben ceñir los que van a ofrecerlas. Alguna vez,
ante la abundancia de círculos en un centro, puede
ocurrir que dos mayores del Opus Dei coincidan
y uno deba esperar a que termine el otro para ponerse a preparar
su futura intervención. Una vez se ha impartido la
clase se debe informar al consejo local (director, subdirector,
secretario y sacerdote) sobre las posibles novedades e intervenciones
de los asistentes, que algunas veces interrumpen, cuando eso
no está previsto.
Ahí no queda el control. Los numerarios, agregados
y supernumerarios que no tienen puestos de responsabilidad
en los centros luego deben hablar en la dirección espiritual
personal llamada charla o confidenciasobre
lo que se le ha dicho. El director del círculo debe
hablar con los de fuera sobre lo que les ha llamado
la atención. Eso es otra forma de dirección
espiritual y da paso a meterse en la vida de los asistentes
en todos los campos. Es muy frecuente que a los jóvenes
se les pregunte si se masturban, pues no puede incorporarse
al Opus Dei una persona que realiza esta práctica habitualmente.
Algún amigo mío que fue chico de San Rafael
me ha explicado ahora la pesadez del director del centro cuando,
después de haberlo hablado anteriormente, pasados los
días le volvía a preguntar por lo mismo.
El Opus Dei dice que no le gustan los números, que
lo que quiere es la santificación de las personas.
Cualquier curso anual, curso de retiro (es el nombre moderno,
pues antes se llamaban Ejercicios Espirituales, una manera
de diferenciarse de la Compañía de Jesús),
convivencia, círculo, meditación o dirección
espiritual cuenta con la correspondiente estadística
de números y de asistentes. Un ejemplo: cada vez que
termina una meditación de los sábados en un
centro, el secretario y el encargado de la estadística
pregunta a los de la Obra los nombres de sus amigos. Estos
datos luego se incorporan a una ficha, con nombre, apellidos,
dirección, teléfono, nombre de los padres, carrera
que estudia o dedicación profesional y
los círculos,
meditaciones y demás actividades a los que ha ido.
Si alguien se va de la Obra luego se tienen datos de sus amigos,
que son tratados por otros. Al final de mes, esos nombres
se envían a las delegaciones del Opus Dei. No se lo
que se hace más arriba con esos datos.
Los numerarios y agregados de la Obra padecen otro control
riguroso. Es la llamada cuenta de gastos que deben
entregar al final de mes al director, en la que figuran casillas
con las entradas y las salidas del dinero que se han gastado.
Esta es una de las cosas que más me costó durante
los 34 años que pertenecí al Opus Dei. Debe
anotarse desde los gastos de autobús o metro, la gasolina
para el coche, los desayunos y almuerzos, los periódicos,
el tabaco (si fumas) y si has invitado a tomar una copa a
algún amigo. Los directores de la prelatura suelen
aconsejar el apostolado del no dar, pues, según
ellos, así se prueba su generosidad. Todo ello puede
derivar en que los de la Obra tengan fama de tacaños.
Si se produce un caso de éstos, los responsables opusimos
le echan la culpa al numerario o agregado que no ha vivido
bien el espíritu.
La compra de trajes y artículos de primera necesidad
debe hacerse por el que lo necesita, acompañado por
otro de la Obra que tenga criterio. Antes debe
consultarse el correspondiente gasto al director. Se suele
ir a los sitios que tienen rebajas y así el dinero
luce mucho más. No está previsto
que uno de la obra tenga más de dos trajes en invierno
o otros dos en verano, salvo que goce de una buena posición.
También están previstas una o dos chaquetas
y dos o tres pantalones que combinen con ellas. En camisas
sucede algo parecido.
Si algo no te es necesario debes entregarlo en dirección,
que, a su vez, lo entrega a otro de la Obra que lo necesite.
Más de una vez te sorprendes cuando, el Día
de Reyes, una cosa tuya es entregada a otro. Yo tengo un abrecartas
de plata con el nombre del miembro de la prelatura al que
sus alumnos decidieron homenajear y se desprendió de
él. Esto parece muy bonito, pero lo que no me parece
tan bien es que existan directores, por ejemplo, con corbatas
de grandes firmas. Igual son regalos que se han hecho a otros
y, como me sucedió a mi con el abrecartas de plata,
se las han entregado a ellos.
COMO EN LA INQUISICIÓN
En años pasados, se derrumbó una casa en un
pueblo de Extremadura, que había sido construida a
finales del siglo XV y comienzos del XVI. Siendo un edificio
antiguo, la noticia hubiera tenido una importancia relativa
si no fuera porque, al caerse los muros, se descubrió
que estaban ocultos entre sus paredes unos libros antiguos,
entre los que figuraba una versión desconocida de El
Lazarillo de Tormes, una de las obras cumbres de la
literatura universal. Los volúmenes habían sido
depositados allí, huyendo de la Inquisición
que por aquel entonces era una de las fuerzas que gobernaban
en España.
Este hecho de que un libro fuera ocultado entre unas paredes
me recuerda mucho a lo sucedido con un amigo mío del
centro llamado Recoletos 5", amigo también
ex, que en los años sesenta del siglo XX vivió
unos hechos parecidos, pero no con la Inquisición,
sino con otra institución del siglo XX y de ahora que
utiliza unos métodos muy parecidos a los que acabo
de describir. Podréis imaginaros que estoy hablando
del Opus Dei.
La época del gobierno del general Franco se distinguió
por una hostilidad abierta a otra religión que no fuera
la católica. Recuerdo haber asistido, en los principios
de los años sesenta del siglo XX a una audiencia pública
en un tribunal en el que se juzgaba a un pastor protestante,
por el hecho de tener un lugar en los que los de sus creencias
practicaban la religión propia. La atmósfera
que entonces se respiraba en España era de credo oficial
y los demás no tenían derecho a la vida ni a
practicar sus creencias.
Mi amigo ex, del que no doy el nombre, tenía un padre
de religión protestante. En su casa abundaban las versiones
de la Biblia. Eso no fue obstáculo para que, con el
tiempo, él abrazara el catolicismo y, más adelante,
se hiciera oblato (hoy llamados agregados) del Opus Dei, gracias
a que vivía en una zona próxima al colegio Tajamar,
obra corporativa, que entonces se dedicaba principalmente
a la formación llamada profesional, aunque también
disponía de estudios primarios y de secundaria. El
fue uno de sus alumnos y, como pasó con la mayor parte
de los primeros de Tajamar, andando el tiempo no perseveró
casi ninguno.
Como entonces la mayoría de lo oblatos del Opus Dei
eran obreros o gente humilde, un día, antes de comenzar
el curso 1966-1967, los directores de la Obra dispusieron
que todos los que teníamos este tipo de entrega y cursábamos
estudios universitarios nos concentráramos en el centro
llamado Recoletos, 5, que estaba encima de un
restaurante de comida marroquí, cuyo olor de guisos
llegaba habitualmente hasta nosotros. Nos concentramos unos
80 oblatos universitarios. Solo quedaron unos pocos en los
centros llamados Tajamar, Gurtubay y colegio mayor Moncloa.
Los que hasta entonces iban por allí que no eran universitarios
fueron trasladados a un centro que se abrió en la Glorieta
de Cuatro Caminos número 4, escalera cuatro.
El primer sacerdote que atendió a esos ochenta oblatos
con el tiempo no perseveró. Tenía unas ideas
abiertas que chocaban en el Opus Dei. Pues bien, aconsejó
a mi amigo leer el Corán como manera de conocer y amar
más, por contraposición, el catolicismo. Mi
amigo escribió una carta al fundador, el Santo Marqués
de Peralta, en la que le expresaba su alegría ante
los hallazgos de tipo espiritual que estaba haciendo. Los
directores de la Obra, que leen habitualmente la mayor parte
de la correspondencia de sus miembros, les faltó tiempo
para advertir gravemente al citado sacerdote que no podía
hacer esas recomendaciones. Mi amigo ni se enteró de
lo que había pasado.
No se si por esa o por otras razones, el sacerdote que nos
atendía a los ochenta oblatos u agregados fue cambiado
de centro. Le sucedió otro numerario que se distinguía
y se distingue por sus charlas filosóficas que nadie
entiende, no solo en los estudios internos sino en las meditaciones.
Es uno de esos casos a los que me refería hace poco
y que me hacían exclamar una y otra vez: Vaya
rollo. El nuevo sacerdote sigue hoy perseverando.
Supongo que los directores de la Obra sabían la procedencia
religiosa de mi amigo. Un día, el nuevo sacerdote le
invitó a llevar al centro todos los libros que tenía
en su vivienda familiar. Pasado el tiempo no le devolvió
ni uno solo de los libros que le había dejado. Un caso
igual al de la Inquisición que en el siglo XVI y siguientes
quemaba libros y ahora el Opus Dei los pasa por la guillotina
o por la caldera de la calefacción, si es que la tiene
de carbón. Menos mal que el antiguo oblato decidió
reservarse dos libros bíblicos que hoy guarda como
unos trofeos muy queridos.
¿Cuántos buenos libros desaparecieron a causa
de la Inquisición? ¿Cuántos libros que
leen la mayoría de los ciudadanos no leen los del Opus
Dei, que se dicen en medio del mundo? Anteriormente recordé
que el fundador había establecido su índice
particular, para que sus seguidores no estuvieran en contacto
con literatura que ellos prohibían. Así pasa
lo que pasa, que son pocos los del Opus Dei que leen un libro
al año.
A la hora de los libros, existen muchos miedos en el Opus
Dei. No se fían de nadie. Y eso que dicen que se santifican
en medio del mundo. Tampoco van al cine. De nuevo
están poniendo las condiciones para santificarse
en medio del mundo. Y si van a salir con los amigos
por la noche, no pueden ir a tomar unas copas con ellos. Dicen
que son contemplativos. A veces se parecen a los monjes y
a las monjas de clausura, que se apartan del mundo.
En el Opus Dei se producen casos patológicos entre
personas que teóricamente se santifican con su profesión
y que poseen estudios universitarios de grado superior. Uno
de ellos es el de un agregado que trabaja en un hospital de
Madrid que presume de no haber leído nunca un libro.
Perdón, nunca no ha leído un libro. Sí
hace la lectura espiritual con el que le recomiendan en la
Obra. Es un caso de casi analfabeto universitario, por mucho
que tenga un título superior.
CUANDO NOS CONSIDERAN MUERTOS
Estamos en el mes de noviembre que el Opus Dei, siguiendo
a la Iglesia, dedica a los difuntos que fueron de la Obra,
a los cooperadores y también a los padres de los que
ellos llaman "los nuestros". A lo largo del mes
está previsto decir una serie de misas por los numerarios
y agregados; menos por los supernumerarios; y todavía
menos por los cooperadores y los padres de los de la Obra.
A los que nos hemos ido de la Obra nos consideran "muertos"
y para nosotros no tienen ningún tipo de oraciones,
si es que nos hemos ido al otro mundo. Si existe alguien de
la prelatura que nos quiere, ese sí reza por nosotros,
pero la inmensa mayoría no...
No hace mucho, un amigo mío que no es de la Obra
visitó la Universidad de Navarra. Preguntó a
quien le acompañaba allí por un antiguo profesor
de la Escuela de Periodismo, hoy facultad, que también
había ocupado el puesto de director en los primeros
tiempos de este centro universitario. La respuesta fue muy
escueta: "Angel ha muerto". Mi amigo se quedó
de piedra, pues tenía noticia que Angel seguía
vivo. Lo único que pasaba era que había abandonado
el Opus Dei, tras haber permanecido largos años como
numerario. Al aclararse todo, su acompañante no supo
darle una explicación certera.
Los antiguos alumnos de la Universidad de Navarra suelen
recibir publicaciones de esta universidad. Una vez se editó
un número monográfico para conmemorar un aniversario.
Angel apenas aparecía citado en la publicación.
Mi amigo decidió enviar un escrito al centro para mostrar
su extrañeza por el hecho de que no se citaba a Angel.
No hubo respuesta a su interés. Y es que en la Obra,
cuando la abandonas, eres un muerto, que no tiene derecho
ni a ser citado, aunque haya trabajado dentro durante muchos
años. Supongo que conmigo harán lo mismo en
los centros donde estuve. Tengo noticias que alguien ha comentado
que yo me fui despues de 34 años, porque era un poco
especial. Bastante ya que me he enterado de eso.
En México D.F. hubo un sacerdote numerario que permaneció
largos años ejerciendo su labor. Un día decidió
irse y secularizarse, para dedicarse al ejercicio de la abogacía.
Un amigo suyo, que ignoraba su abandono, fue un día
a visitarle a su antiguo centro. La persona de la Administración
que la abrió la puerta le indicó que "ese
señor" ya no vivía allí. Al volver
a preguntar si sabían dónde estaba, la empleada
respondió que no lo sabían. Claro, cuando alguien
está muerto para la Obra no existe a ningún
efecto. Los opusistas lo consideran como una especie de "muerte
civil".
José Luis fue uno de los primeros celadores que tuve
en "Recoletos,5", uno de los centros de agregados
que tuve en la Obra. Celador en los centros de agregados es
otro agregado que lleva las confidencias o charlas fraternas
de los iguales a él. En algunos casos ocupan cargos
de secretario o subdirector. Un buen día José
Luis desapareció. Yo hacía la charla fraterna
con él. Uno de los directores numerarios se acercó
a mi y me indicó que, a partir de ese momento, yo hacía
la charla con él. Le contesté que yo la hacía
con José Luis y que estaba muy contento con él.
Ante esto, el numerario quiso saber las últimas palabras
y consejos que me había dado el celador. Para mi que
quería segar la hierba que había pisado José
Luis. Qué pena.
Nuestro director en el centro de Recoletos 5 era Paco, que
nos trataba muy duramente a los ochenta agregados de allí.
Ya he dicho anteriormente en un artículo que este hombre
me hizo tener "miedo al director", lo que dentro
es considerado como "la peor tentación".
Un día Paco se puso de muy mal carácter. José
Luis se me acercó y me invitó a hacerle una
corrección fraterna, a la vez que se quejó de
la escena que estaba viviendo. Después no he vuelto
a verle, a pesar de que he hecho gestiones para volver a estar
en contacto. Le guardo un gran cariño.
Satur nos hablaba el otro día en estas páginas
que se había encontrado con un antiguo sacerdote diocesano
de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, que era el primero
en pitar en una zona de España y que había llegado
a ser canónigo penitenciario de una importante catedral
española. Como experto en información religiosa,
yo viví la marcha de Enrique, cuyo primer apellido
tiene la letra P y el otro callo. La explicación que
me dieron dentro de la Obra fue que este sacerdote se había
vuelto raro y estaba un poco loco. Pregunté a otros
sacerdotes de la llamada internamente "SSS+" y ninguno
me dio una explicación.
Uno de los sacerdotes de la "SSS+" que trabajaron
largo tiempo en la Basílica de San Miguel fue Tomás.
Como en la Obra todos son secretos, nadie habló de
ello. Solo se me indicó que había vuelto a su
diócesis de origen y ahora era el capellán de
santuario de la patrona. Un día, un supernumerario
me comentó que había estado en el citado santuario
y se había acercado a confesarse con este antiguo socio
de la "SSS+", ignorando su situación. Este
le indicó que ya no pertenecía a esa sociedad
sacerdotal. Al llegar al centro, se le indicó que no
volviera a reunirse con él. Un día, otro sacerdote
de la "SSS+" me indicó que Tomás era
objeto de burla dentro de su centro, pues defendía
a su obispo, que no era bien visto por ellos.
La fiesta de San José es la de la renovación
de los compromisos temporales de la Obra. En los años
sesenta, en el centro "Recoletos5", en el que estábamos
80 oblatos u agregados, se celebraba una misa. Después
de la consagración, los que ya habían hecho
el compromiso de la oblación, renovaban en alta voz
los votos de pobreza, castidad y obediencia que tenía
el Opus Dei. Pero esa celebración me abrió los
ojos. Fui viendo cómo se iban marchando los que en
el entonces instituto secular llamaban "mis hermanos".
Era duro no volver a hablar de aquellas personas a las que
había querido tanto. Hubo años que "desaparecieron"
(se fueron) del centro hasta tres y cuatro personas.
La Obra se suele decir de Dios. Pienso que de divina no
tiene nada. Por lo menos en todas esas personas que nos consideran
muertos a los que un buen día nos fuimos. Los que entran
en esta web diciendo que el Opus Dei es una institución
de la Iglesia deben pensarse lo que dicen. Con hechos como
los que he contado hoy, de divina no tiene nada. Y si se dice
familia, tampoco lo es.
EL PROFETA JAVIER
¿Será cierto lo que estoy viviendo? ¡Ha
surgido un nuevo profeta dentro de la Iglesia! Esta noche
no pude dormir. Me dispongo rápido a quitarme esa emoción
que me invade. ¿Sabéis que el Opus Dei cuenta
con un nuevo profeta? ¿Y pensar que el fundador de
la prelatura tambien llegó a hacer profecías?
Cuando pertenecí a la Obra en muchas tertulias piratas
se hablaba de las grandes virtudes y dones de profecía
del que llegó a ser San Josemaría Escrivá
y hoy en algunos ambientes se le conoce como el Santo Marqués
de Peralta.
Pues bien, el segundo de los sucesores de Escrivá
al frente del Opus Dei, monseñor Javier Echevarría,
hoy prelado, se ha convertido en uno de los profetas de los
nuevos tiempos. Yo le llamaría profeta mayor, por la
petición que ha dirigido a los miembros de la Obra
de conseguir 500 vocaciones al año. No había
caído en el detalle de que en 2004 fallecieron 500
miembros de su prelatura. Qué coincidencia en el número.
Sí, rotundamente sí, es un profeta de nuestro
tiempo. Pero por su estatura es pequeño.
El Opus Dei, al que le gusta destacar en todo, tiene un
santo fundador que ha conseguido que la Iglesia le admita
con un nuevo nombre, el de Josemaría. Hace poco, el
Vaticano admitió una nueva figura en mármol
de Carrara que representa al fundador de la Obra. Han utilizado
un material que es sagrado en Italia. Lo mejor de lo mejor
. Y ahora nos han sorprendido con el nuevo descubrimiento:
¡el profeta Javier! Isaías, Jeremías,
Ezequiel, Daniel.... y Javier. ¡Chapeau! ¿Qué
digo esto? Hay que añadir al profeta Josemaría,
que para algo es el "santo polivalente".
En vida del fundador, el hoy prelado era "Javi",
el que guardaba el micrófono oculto en su sotana para
grabar las palabras del fundador. ¡Ahora es el nuevo
profeta Javier! Se trata de un hombre de pequeña estatura,
que nunca llegó a hacer una carrera universitaria civil.
Con todo lo que se repite en el Opus Dei que los nuevos sacerdotes
que se ordenan han ejercido una profesión civil y tienen
un doctorado en ciencias eclesiásticas... Pues no,
no tiene esas distinciones. Pero supera a todos en el don
de profecía. Ha conseguido acertar que el número
de incorporaciones al Opus Dei sea igual al de la de fallecimientos.
¡Qué desilusión! El nuevo profeta no
ha caído en el detalle de que cada año abandonan
el Opus Dei mayor número de personas. Bueno, eso se
arregla fácilmente. La próxima vez se hace un
truco y no pasa nada. Luego seremos los que hemos pertenecido
al Opus Dei los que, "con mala fe" --eso dirán--,
hemos aportado cifras falsas. ¿Y pensar que la estadísticas
del año que viene arreglará la supuesta profecía?
Como periodista, yo no me fio de las cifras que se aportan
en las manifestaciones, ni en las instituciones de la Iglesia,
como le gusta definirse al Opus Dei. El otro día, hubo
una manifestación en Madrid organizada por la asociación
de padres católicos. Los organizadores dijeron que
habían asistido millón y medio de personas;
otros decían que un millón, y la delegación
del gobierno actual, que 400.000. Lo único que sé
seguro es que entre los que encabezaban la manifestación
había tres fieles del Opus Dei:el supernumerario opusino
Benigno, ex secretario de Estado del Agua; el agregado José
Luis, de un sindicato que se dice independiente independiente;
y José Alberto, gerente de un centro de minusválidos
cerebrales y directivo de una patronal. Seguro que había
más. En realidad me he dado cuenta cuando he visto
televisión y he observado que se reunían con
el Presidente del Gobierno.
Vuelvo a lo de las cifras. El otro día un amigo ex
me contaba que en los primeros tiempos de un país americano
fue a ver a un obispo que había solicitado que el Opus
Dei comenzara allí su labor. En ese país solo
estaban dos personas: el que hacía cabeza (conocido
como consiliario) y mi amigo. Pues bien, el obispo preguntó
cuántos habían venido a ese país. El
que hacía cabeza respondió que catorce. El hoy
ex se mostró extrañado y se lo preguntó
a su director a la salida. El consiliario respondió:
--¿Qué mas da? El obispo no se entera. La
próxima vez que vengamos ya habrán pitado catorce.
Pienso que esto es lo que el Opus Dei y sus directores hacen
con las cifras. Las abultan. Lo malo puede ser que a base
de hinchar las cifras se hinchen tanto tanto que nunca nadie
sepa la verdad. Ahora nadie sabe la verdad. ¿Por qué
gente oficial del Opus Dei remite al Anuario Pontificio para
decir su número de miembros y luego sus webs oficiales
dicen cifras sensiblemente inferiores y no las corrigen cuando
se les advierte? Son así. Mucha soberbia.
LOS CAMARONES
Una de las últimas imágenes que tengo de mi
estancia en el Opus Dei es una gran bandeja llena de camarones,
como se denominan en México y otros países americanos,
o de langostinos, como se conocen en España. Se trata
de un marisco que habitualmente se consume en Navidades y
que, en la única prelatura personal que existe en la
Iglesia Católica, se utiliza los días de sus
grandes fiestas, como son el 2 de octubre, el 19 de marzo
y el aniversario de la aprobación jurídica definitiva.
Era la fiesta del 2 de octubre de 1998. Se celebraba en Amaniel,
un piso deshabitado, como lo son la mayor parte de los centros
de agregados. Allí estábamos cerca de 20 personas.
Había que dar realce a la conmemoración de la
fundación del Opus Dei. Antes habíamos tenido
una meditación que nos dio el sacerdote. Curiosamente
era el mismo sacerdote que tuve 28 años antes cuando
frecuentaba el de la calle Recoletos número 5.
El Opus Dei obtiene mucho dinero todos los meses de numerarios,
agregados y supernumerarios. Calculo que en mi caso concreto,
como era agregado, entregaba cada mes en secretaría
entre el 70 y el 80 por ciento de mi sueldo de profesional
de la información. En los 34 años dentro prácticamente
no recibía nada a cambio para arreglar mi casa o comprarme
un automóvil para mi uso diario.
No fueron ninguna generosidad de los directores del Opus
Dei los camarones que nos sirvieron a los demás los
agregados encargados de preparar comidas y bebidas en las
grandes fiestas ese 2 de octubre de 1998, la última
vez que celebré dentro esa conmemoración. Nos
estaban devolviendo una muy mínima parte de la cantidad
que habíamos entregado en la caja de la secretaría
del centro.
Hoy día, en España, los camarones o langostinos
no son un artículo de lujo. Existen hasta ofertas en
los distintos meses del año. Alguna vez oí a
los encargados del centro Amaniel que ese marisco
procedía de una tienda de un amigo, con lo que resultaba
más económico. Así que no tanta generosidad.
Lo que sí lo sería se produciría en el
caso de que nos dieran una langosta, por ejemplo. Y eso nunca
ocurrirá.
Una y otra vez se dice en las charlas que se dan con motivo
de las sucesivas campañas para obtener fondos para
obras corporativas o proyectos que debemos decir a nuestros
amigos que sean generosos. Cuando en España la moneda
de curso legal era la peseta incluso se nos ponía como
meta obtener cantidades con cinco ceros. Por ejemplo 100.000
pesetas. Esa generosidad no se aplica internamente la mayor
parte de las veces a los que han entregado todo en su vida.
Eso sí, el Opus Dei es generoso con el dinero de
los demás a la hora de pedir, pero no a la hora de
dar. Siempre hay una justificación para no dar. Cuando
solicité dinero para hacer obras en mi vivienda familiar,
jamás me lo concedieron los directores. Estamos
pasando un mal momento, plantéalo al año
que viene, has llegado tarde en el proyecto de
presupuesto, eran algunas de las argumentaciones utilizadas.
Y sin embargo, veía que los centros de numerarios cambiaban
muchos años de tapicería en los sillones o en
las sillas. Y mientras tanto, tragabas saliva y creías
que un día te lo iban a conceder. Al fin y al cabo
era tu dinero, aunque ellos decían que era suyo. ¿A
quien paga la empresa donde trabajas? A ti. Luego es tuyo.
Como la que se autodenomina Obra de Dios tiene
tanta confianza en los suyos, está previsto que la
cuenta corriente que tienes en un banco incluya dos firmas
para sacar dinero: la del secretario u otro miembro del consejo
local (director y subdirector) y la tuya propia. Así,
si decides abandonar la prelatura no podrás sacar ningún
dinero. Es una manera de controlar a las personas. Los que
nos hemos ido, lo hemos hecho totalmente pobres y no los que
están dentro. Total que esa obra no tiene
nada de Dios.
Pobreza, pobreza. He oído comentar muchas veces esa
frase del fundador de que se gaste lo que se deba aunque se
deba lo que se gaste. Me reafirmo: el Opus Dei es generoso
con el dinero de los demás, pero no con el suyo. Muchas
veces incluso se sirve de los suyos para decir que son accionistas
de sociedades que de palabra te dicen que nunca dan beneficios.
Algo de ello comenté en un anterior artículo
mío que trataba de Los
ricos accionistas.
Al referirme a los camarones, quiero señalar solo
una muestra de lo que hay dentro del Opus Dei. Siempre entregué
todo el dinero que ganaba. No me quedé con nada. De
Juan Pablo II decían en algunos ambientes eclesiásticos
que era avanzado en lo social y conservador en lo moral. De
la obra fundada por Escrivá se puede decir que es generosa
para pedir dinero a los demás, pero tacaña en
darlo.
EL JUSTIFICANTE DEL DIABLO
Estos días se está hablando mucho del diablo,
con motivo de una película o de los exorcismos que
de vez en cuando se publican en la prensa. Pues bien, en el
Opus Dei es uno de los principales argumentos cada vez que
algún director, siguiendo la línea del fundador,
se refiere a algunos ataques o incomprensiones por los que
está pasando la prelatura, lo justifica porque el
diablo está muy activo y se nota.
He querido ver cómo el Santo Polivalente, también
Santo Marqués de Peralta, se refería en sus
escritos al diablo, que aparece citado en 31 artículos
con este nombre, y 22 con el de satanás, hasta el punto
de decir que la mayor parte de las veces lo escribía
voluntariamente con letras minúsculas; y Lucifer, con
2. El Infierno aparece citado 11 veces.
San Miguel, que luchó contra Lucifer al frente de
los ejércitos celestiales, aparece citado 3 veces.
Los arcángeles San Gabriel y San Rafael son citados
2 veces. No me equivoco. Lo he comprobado. El tema de los
tres arcángeles aparece en 123 puntos de Camino;
en 71, de Surco; en 100 de Forja;
en 128 de Amigos de Dios; en 62, de Es Cristo
que pasa y en 40 de Conversaciones con monseñor
Escrivá de Balaguer. El llamado ángel
de la guarda aparece en dos puntos y su tema es tratado 40
veces en Camino; 9, en Surco, 19,
en Forja"; 42, en Amigos de Dios; y
9, en Conversaciones con monseñor Escrivá
de Balaguer.
Lo que acabo de decir son las estadísticas oficiales
de los escritos del fundador del Opus Dei, quien no tenía
mucha simpatía por Pablo VI. Sin embargo, una vez que
este Papa dijo que el humo de Satanás se ha metido
en la Iglesia, Escrivá no tuvo inconveniente
en convertirse en un difusor de esta frase. También
hablaba de expresiones parecidas. Ya se sabe, en el Opus Dei,
lo dice el Padre, y todos los demás como loros de repetición
de esas palabras.
Y es que, sin quererlo, los de la Obra pierden toda su personalidad,
pues no saben más que repetir lo que les dicen los
directores, que, a su vez, procede del Padre, que exteriormente
se llama prelado. Esa es la terminología
que se emplea al relacionarse con los obispos. Por ejemplo,
cuando alguna vez he hablado con un cardenal que sabía
que yo era de la Obra, yo le contaba alguna cosa de mi trabajo
de infomador religioso, además de cultural. El purpurado
me preguntaba: ¿Eso lo sabe el prelado?.
Pero me he desviado del tema de fondo de este artículo.
Cuando el fundador de la Obra viajó en barco por el
Mar Mediterráneo a Roma para obtener la primera aprobación
de la Santa Sede en Madrid ya estaba autorizado el Opus
Dei--, la nave tuvo una fuerte agitación en el Golfo
de Génova. Escrivá no se lo pensó dos
veces y lo atribuyó al diablo. Había sido utilizado
como justificante.
Dentro de la Obra se solía repetir que el diablo
es el padre de la mentira. El fundador dice en el punto
384 de Camino: Confusionismo- --Supe que
vacilaba la rectitud de tu criterio. Y, para que me entendieras,
te escribí: El diablo tiene la cara muy fea.,
y, como sabe tanto, no se expone a que le veamos los cuernos.
No va de frente.
--Por eso añade el punto del fundador--
¡cuántas veces viene con disfraz de nobleza y
hasta de espiritualidad!.
Una de las primeras veces que le expuse a la persona seglar
que llevaba mi dirección espiritual que estaba planteándome
la posibilidad de abandonar el Opus Dei después de
más de treinta años, él me respondió
que no me dejara llevar por esa tentación del diablo.
Pienso que a todos nos habrá sucedido un caso parecido.
Para mi que los directores o jefes del Opus Dei estarán
diciendo que opuslibros.com, nuestra página
web, está en manos del diablo y aconsejarán
a los de la Obra que nos leen por internet que no se dejen
llevar por la tentación , pues seguro que lo
dicentodo lo que escribimos es mentira. Muchos de los
espontáneos que entran aquí por
casualidad eso dicen.
Hace pocos días he comenzado un blog
en la página Religióndigital.com
con el nombre de Las canicas de NachoF. He escrito
un artículo titulado El Opus, hasta en la sopa.
Me he referido al hecho de la manifestación en Madrid
contra la Ley de Educación , conocida como la LOE.
En la primera fila de los manifestantes como organizadores
aparecían tres del Opus cuyos nombres he dado y su
currículum. Pues bien, una señora con seudónimo
me ha dicho que no tengo ni idea de la prelatura y que consulte
a la Obra. No tengo que consultar. Ya viví bastante
dentro. Para mí, que no le ha gustado que diga que
los directores, cuando se producen hechos como éste,
suelen recordar a los opusinos su obligación de intervenir
en la vida pública. Pues si que hay que consultar,
lo que nos faltaba. Bastantes consultas ya tuvimos dentro.
Capítulo
15. SIN COMPAÑÍA PARA PASEAR
Capítulo
16. El rollo fotográfico
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