Gracias a Dios, ¡nos fuimos!
Opus Dei: ¿un CAMINO a ninguna parte?

Correspondencia
Inicio
Quiénes somos
Correspondencia
Libros silenciados
Documentos internos del Opus Dei
Tus escritos
Recursos para seguir adelante
La trampa de la vocación
Recortes de prensa
Sobre esta web (FAQs)
Contacta con nosotros si...
Homenaje
Links
Si quieres ayudar económicamente...

Google

en opuslibros

Si quieres ayudar económicamente al sostenimiento de Opuslibros puedes hacerlo desde aquí.


CORRESPONDENCIA

 

Miércoles, 08 de Septiembre de 2021



Agradecimiento.- Datos

 

Gracias a todos por darme la oportunidad de expresarme y de exponer mi punto de vista.

 

Espero que leerme os haya servido tanto como a mí me ha servido el leeros tantos años. Son muchos miles de aportaciones, de testimonios, de cientos y cientos de personas, las que me han ayudado para entender dónde había estado y qué había detrás de todo este asunto. Y es muy triste, muy muy triste, descubrir que no hay verdadero amor a Dios ni al prójimo, solo el deseo de unos pocos de seguir con su estatus y buena vida. Y si para ello hay que tirar p’alante y devorar la salud, el dinero, el tiempo y la buena fe de miles de personas, pues se devora.

 

Pero desde aquí, y no muy lejos, ya se ve el fin, que se acerca, imparable, inexorable. La debacle en la Asociación Opus Dei está arrastrando a la Prelatura de la Santa Cruz. Ya no tienen ni el prestigio, ni el dinero, ni el poder ni la fuerza de antaño. Ahora da vergüenza decir que se va a un colegio, un club, un centro o que se es miembro del Opus Dei. No son una élite, ya son unos apestados.

 

Un abrazo a todos y todas,

 

Datos





El ritual del comedor.- JasonJonas

Durante mis años en el Opus uno de mis mayores distractores para ir sobreviviendo el ser numerario era el suceso “comedor”. Pudiera considerarse algo trivial, pero para mí el comedor era mucho más. Y la razón era muy sencilla: Al ser atendido por mujeres canalizaba allí mi atracción hacia el sexo opuesto como numerario (sin ser un comentario discriminatorio hacia cualquier pensamiento en función de géneros o cualquier otra manifestación que se considere al respecto).

Independientemente de los estándares que impone la sociedad sobre la belleza -la belleza clásica o las que surgen en tendencias de moda- todas las numerarias auxiliares para mí eran bellas. Y también, en el marco amplio de los gustos del ser humano, había numerarias auxiliares que me atraían particularmente.

Más allá de lo que nos indicaban acerca de no mirarlas -y aunque mis miradas francamente no eran descaradas- yo trataba de hacerlo en el comedor. Para mí era el contacto visual hacia las mujeres -sin ningún aspecto lascivo- dentro del único momento “permitido” que suponía yo tener para ello, que era al menos estar en el mismo espacio por cierto tiempo (lo mencionaba en algún otro correo).

Así pues, un evento tan ordinario como el mero acto de desayunar, comer o cenar, se volvía para mí todo un acontecimiento. Eran momentos en que podía sentirme “un tanto conectado” en mi juventud con el sexo opuesto, en esa estrecha y paupérrima visión Opusina de la realidad que tenía siendo numerario. Incluso me era lastimoso el vivir en alguna casa donde esto no se diera de forma recurrente (por ejemplo, donde no servían el desayuno o la cena).

Nuevamente me detengo un poco a la reflexión de que este tipo de consideraciones sobre algo que pareciera normal (trato entre hombres-mujeres, comedor, personas departiendo, personas sirviendo, etc.) me reflejan lo anormal que era yo como numerario, al buscar de esta única manera una cierta “relación” con las mujeres.

Claro que en la universidad o en el trabajo convivía con ellas, pero esa convivencia -siendo numerario- no era normal: Cada vez que hablaba con alguna compañera me sentía nervioso, comprometido y amenazado en esa inseparable obligación de “cuidar mi preciosa y eterna vocación al Opus” (y no era porque fuera penoso, simplemente el corazón me retumbaba al pensar todo el tiempo que no debía hacerlo). Por ello el ritual del comedor para mí era ese espacio “dentro de casa” que en muchos aspectos me ayudaba a equilibrar mis pensamientos, sentimientos, emociones e ilusiones que un joven a mi edad consideraría completamente normal acerca de lo que supone sobre la atracción, el amor, el romance, el enamoramiento, etc.

Así discurría un aspecto más de mis anormales días dentro del Opus. En donde me tocara vivir -pequeño o grande que fuera el comedor- yo vivía este ritual: La espera antes de entrar, la selección de la mesa en donde pensaba que atendería tal o cual numeraria, la expectativa en su salida, la sorpresa de ver caras nuevas, los tiempos entre platos, el postre que deseaba no acabara y la bendición final en la que ya no salían más… Todo ello para poder observar a las numerarias auxiliares que a veces -muy pocas ciertamente- recibía miradas recíprocas que humanamente también comprendía (me daban la impresión de tener el mismo sentimiento que yo tenía, ese que aprisiona el corazón al verse atrapado en aquellas circunstancias que realmente uno no deseaba). Y así, al término de cada ritual, esperaba las horas para el siguiente encuentro.

Y de ese ritual más de alguna ocasión quedé prendado de alguna numeraria auxiliar, más de alguna vez deseaba que saliera por la puerta o el pasillo por el que atendían, más de alguna vez hacia lo imposible en mi horario para acudir a comer “en casa” porque pensaba que me la encontraría nuevamente, más de alguna vez rezaba particularmente por ella y más de alguna vez fantaseaba inocentemente en que estaríamos juntos en el cielo, en aquel amor de juventud que para mí nunca sería realidad siendo del Opus… (esta misma conducta la veía reflejada en otros numerarios, pero para no generalizar, las refiero como algo única y meramente personal).

Hoy en día el ritual del comedor lo recuerdo con sentimientos encontrados: Por un lado admiro la encomiable labor de las numerarias auxiliares en esta triste maquinaria del engaño Opusino (aún más siendo discriminadas en todos los sentidos), y por otro lado -de lo que ellas no tiene absoluta responsabilidad- el suceso “comedor” es para mí un triste recordatorio de lo que un joven como yo vivía como única posibilidad de experiencia sentimental. Y es que, como tantas cosas más dentro del Opus, estos eran comportamientos hasta cierto grado patológicos (enfermedad de la consciencia al vivir manipulado sin realmente saberlo) y a su vez completamente patéticos por ser un numerario del Opus.

Hoy a ti amigo numerario, amiga numeraria, ¿te pasa lo mismo? Por más que escondas tu realidad dentro de los “convenientes enunciados vocacionales” que te machacan tus autonombrados “oráculos divinos”, ¡sal del Opus!, ¡sal! ¡No lo pienses dos veces! No te veas enclavado en estas lamentables formas de vivir tu juventud y cristianismo.

JasonJonas



De tertulia con un Sofista.- Al Chile

En abril pasado murió el bienamado padre Rodrigo Martínez Aceves a los 57 años. Era el vicario delegado en Aguscalientes. Murió después de hacer la visita al Santísimo, informaron en un principio. Luego corrigen diciendo que al llegar a su casa de jugar Tenis por la mañana en un día de trabajo entre semana para cualquier padre de familia numerosa y pobre común y corriente, saludó al Santísimo, se fue a bañar y ahí murió. Siempre quieren hacer pasar a los del opus en un momento de unión con Dios en el instante de su muerte...



(Leer artículo completo...)




Más sobre la Tercera Orden Carmelita.- Ascensión

Me dirijo a Haenobarbo. Muchas gracias por tu aclaración pero te remito a esta dirección:

 

Tercera Orden Carmelita - Wikipedia, la enciclopedia libre

 

Miembros

Como en las otras órdenes mendicantes, los terciarios carmelitas pueden ser:

Laicos y seglares

Como en todas las órdenes terciarias, son laicos y seglares (presbíteros, por ejemplo)  que, sin vivir en comunidad ni hacer votos públicos, quieren vivir su existencia en la espiritualidad de la Orden del Carmelo, adoptando la regla a la vida cotidiana: plegaria, ayunos, reuniones, etc., y viviendo bajo la guía espiritual de los frailes carmelitas. Voluntariamente, pueden hacerse votos privados de castidad y obediencia. Hay varias agrupaciones de laicos terciarios, comunidades o cofradías, muy numerosos en todo el mundo. Algunos de estos grupos son los movimientos: Familia Doméstica, La Familia, en Italia, el Movimiento Carmelita (Países Bajos), Familia Misionera Internacional Donum Dei, la Cofradía del Escapulario de Carmen, etc.

Dice concretamente que pueden ser "presbíteros" y él tomó el nombre de "José Maria de Simón Stock". 

Un cordial saludo, 

Ascensión





Anécdotas sobre el Opus y la sexualidad.- Ortiz

 

Hola:

 

Os voy a contar mi breve experiencia con El Andamio (la Obra). Soy católica, apostólica y romana desde que nací, me confirmé con 26 años y recibí una educación religiosa tanto en mi casa como en el colegio. Conocí colegio de monjas y luego de curas, estudié la carrera en una privada gestionada por una conocida orden religiosa (no la Obra). Elegí los estudios de Psicología y allí me enseñaron a mirar la naturaleza humana desde otra óptica. Tengo una tía numeraria que vive en Barcelona y marchó de casa muy joven.

 

Con el Opus no he tenido mucha experiencia, pero sí me ha llamado la atención lo suficiente como para saber que no comulgo, ni con ellos, ni con muchos de los preceptos...



(Leer artículo completo...)




Cuenta de Twitter.- asieslavida

ReinaRosa preguntó a principios de agosto por una cuenta de Twitter. Sé que hay una que enlaza muchos de los artículos de opuslibros, así como noticias de países de habla inglesa:
Investigating Opus Dei @OpusDeiProblems.

En la sección de "comentarios" de ese post he visto este artículo sobre el uso de drogas psiquiátricas en el Opus Dei:

https://onepeterfive.com/are-former-opus-dei-members-claims-of-cult-tactics-drugging-being-investigated/  

asieslavida




 

Correos Anteriores

Ir a la correspondencia del día

Ir a la página principal

 

Gracias a Dios, ¡nos fuimos!
Opus Dei: ¿un CAMINO a ninguna parte?