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CORRESPONDENCIA

 

Miércoles, 15 de Septiembre de 2021



El Chivatazo.- El Quijote de la Pampa

Alertado por la nota de Guillermez publicada el lunes pasado leí la nota de Alchile, que veo que se me había pasado por alto: ¡Que jugosa tertulia, tertulión dirían algunos, la que han tenido con el Vicario Auxiliar, ¡nada menos que una especie de Vice Padre!. Marianín se retrata de cuerpito entero. Lo del cuerpito por el tamaño y lo de Marianín por los años ha que nos conocemos y la confianza que nos tenemos… Ese es Marianín, bocón como el que más y alardeador como buen paisano de nuestras pampas.

Guillermez tiene razón cuando pone en evidencia la absoluta falta de discreción del Auxiliar respecto a las preferencias del señor obispo de Amsterdam a la hora de elegir dónde y con quién hacer sus ejercicios espirituales, por lo que no abundaré en esa imperdonable indiscreción.

Mientras leía a Alchile me vinieron a la memoria varias tertulias con Alvaro del Portillo en el Colegio Romano, en aquella época en que menudeaban los encuentros familiares del prelado y sus custodes con San Juan Pablo II. No fueron pocas las audiencias oficiales en esos tiempos y menos aún las veces en que el santo pontífice invitaba a su mesa a don Alvaro, don Javier y don Joaquín. De esos encuentros daban cuenta más o menos fidedigna los enchufados o los que se iban de boca como el actual Auxiliar, refiriendo con más o menos adornos lo que habían oído en alguna tertulia pirata o en algún pasillo, de boca de algún otro enterado.

Pero a lo que iba. En esas tertulias con don Alvaro, este solía contar algún detalle de esos encuentros y generalmente empezaba diciendo: os lo cuento porque el Santo Padre me ha autorizado a hacerlo, porque como sabéis nada de lo que se habla o de lo que dice el Papa en una conversación privada, se debe decir sin su autorización, pero como el Papa es tan bueno y nos quiere tanto, me ha dado entera libertad para contaros tal y cual cosa. No son obviamente palabras textuales, pero el que haya estado en alguna de esas tertulias puede confirmar que más o menos lo decía así.

Lo que estaba claro es que lo que el Papa le dice a uno, no se va contando alegremente por ahí, como se cuenta lo que ha comentado el tendero de la esquina y que si se cuenta se tiene al menos la delicadeza de aclarar que se cuenta con autorización para decirlo. Pero al Auxiliar le encanta que quede claro que él es amigo y amigo del círculo íntimo del Papa, un compadrito de esos con los que se toma mate compartiendo porongo y bombilla y que en lo posible, eso se difunda entre la mayor cantidad de personas posibles.

Hago un paréntesis, porque me ha llamado mucho la atención saber que en las inmediaciones del Oratorio de la Sagrada Familia parece no haber señal para el teléfono y que en cambio la señal es clarísima en el Oratorio, al punto de tener que contestar la llamada ahí mismo, advirtiendo a quienes estaban dentro que debía atender la llamada del Papa, lo que desde luego daría lugar a que la noticia se difundiera a la velocidad de un rayo, cosa que no habría sucedido si el Auxiliar hubiera estado por ejemplo en el cuarto de baño. Marianín es lo más, siempre ha sabido estar en el lugar y en el momento oportuno. Me lo imagino caminando de un lado para otro, mirando al piso, por el presbiterio hablando alegremente con el Santo Padre y riéndose a carcajadas como solo Marianín sabe hacerlo.

Por otra parte, me ha dado mucha alegría, saber que, en plena pandemia, cuarentena incluida, pudo tomar el primer avión para acompañar a su anciana madre tras sufrir un accidente. Qué bueno ser Auxiliar y de un Prelado como “el que no debe ser nombrado” (según el requerimiento de Ocariz a Agustina cuando este era Vicario General). Y qué bueno poder cumplir ese deber de amor filial que tantos y tantas no pudieron ni soñar cumplir por no estar bajo el ala de tan buen Padre. Cómo han cambiado los tiempos y las personas. Cuando, la madre de don Alvaro estaba en trance de muerte, el fundador le dijo a ese hijo suyo que fuera a acompañarla y Alvaro, recio como era, le dijo que prefería no ir, viviendo así él también lo que vivían tantas hermanas y hermanos suyos. Años más tarde, Javi hizo otro tanto y se tragó el dolor de no poder acompañar a los suyos. Los vicarios ya no son como los de antes.

El Quijote de la Pampa





Datos históricos sobre Escrivá y el Escapulario del Carmen.- Ascensión

 

He hecho un hallazgo que quiero compartir con vosotros.

 

En la Edición Crítica de Camino, Pedro Rodríguez recoge las palabras de Escrivá en las que manifiesta que quiere hacerse Terciario Carmelita Oblato.

 

Fue admitido -después del proceso de discernimiento exigido por el manual de la Orden Tercera Seglar en 1935-, eligiendo el nombre de José María de San Simón Stock.

 

Un cordial saludo, Ascensión

 




 

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