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CORRESPONDENCIA

 

Viernes, 07 de Mayo de 2021



¿La hora de las ex Numerarias Auxiliares?.- E.B.E


¿La hora de las ex Numerarias Auxiliares?

Opuslibros - 7 de Mayo de 2021 – E.B.E.

 

El hecho de que el Opus Dei hubiera actualmente cambiado en sus formas de conducirse no sería un argumento válido para olvidar los abusos que ya cometió a lo largo de todo su pasado, como alguien que dijera "no trabajo más de eso, me dedico a otra cosa".

 

Pero, si ese argumento el Opus Dei lo sigue desenfundando cada vez que alguien intenta poner el foco sobre el pasado institucional, significa que a más de uno consigue confundir e incluso convencer, por no decir engañar.

 

Lo pasado no está olvidado: el Opus Dei debe dar cuenta de ello, por más que intente huir a toda velocidad hacia un futuro menos riesgoso e incluso glamoroso.

 

Mientras el Opus Dei sueña con un panorama mejor (basta ver la carta de Ocariz de octubre de 2020), reformando incluso de manera silenciosa su modo de organizarse, parece acercarse la hora de las ex numerarias auxiliares, lo cual sería para el Opus Dei el cumplimiento de la pesadilla tan temida: la resurrección de un pasado al cual confiaba ya enterrado para siempre.

 

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La siesta, Escrivá y el espíritu del Opus Dei.- CRNUMEROBAJO

Una prueba (más) -que parece anedótica pero no lo es- de cómo es el espíritu del Opus dei y de cómo fue construido en torno a las personales peculiaridades de Escrivá es la siesta. Otro es la merienda, pero la podemos dejar para otro momento.

Se podrá pensar ¿Cómo? ¿De verdad? ¿La siesta? Sí, así es. La siesta es una prueba de muchas cosas: de cómo es el espíritu en su conjunto y de cómo se hace la praxis de ese espíritu, de cómo debe obedecerse a pies juntillas, de cómo se debe imponer a todos y todas, de cómo ése y solo ése es el modo correcto de hacer las cosas, de cómo, de no hacerlo así, se atenta a la unidad, aunque sea en algo “menor”. También es prueba de algo muy “interno”: cómo una nimiedad, e incluso una necesidad vital, hace de ese concreto aspecto, una categoría. Y lo hace de un modo solapado, discreto, no “oficial”; de manera que de puertas afuera no es algo importante, de puertas adentro en cambio, sí lo es.

Es, además, un hecho elevado a categoría sublimada por otros motivos: el ser algo querido y predicado por “Nuestro Padre” se transforma en una cuestión casi de espíritu (primigenio) y, por tanto, en cosa divina. Al serlo así, su incumplimiento es falta de espíritu y, por tanto, deviene en algo grave (sobrenaturalmente grave). A lo que se une, también, que las ganas de hacerla la convierte en gusto placentero que, como tal, debe ser sacrificado en el altar de la mortificación constante, en ofrecible para mostrar la rectitud. Añádase que como es una (particular) cuestión de San Josemaría, es no seguir su ejemplo y, por tanto, no es “camino reglamentario”, es falta de finura en el espíritu y es, en consecuencia, mostrar que se “está en mal plan”.

Por lo bajo te dirán que da lo mismo, que menganito o menganita la hizo siempre o que es una cuestión menor, o que no merece la pena discutir en este tema, o lo que sea. Si estabas enfermo la entonces permisible siesta era alivio, pero también síntoma y resultado. Estoy seguro que en el camino a los altares de muchos numerarias o numerarios de a pie este aspecto se revisa como indiciario de si merece la pena iniciar el expediente interno a favor o no…

Para quienes vimos, durante toda nuestra vida, a nuestros abuelos, padres y tías/tíos dormir la siesta con gozo y alborozo, con total tranquilidad, sin ningún recato ni sensación obscena, esto podría habernos chocado. Cómo ¿Qué San Josemaría era tan heroico que no la dormía porque era “perder tiempo de Dios”? Pero, en seguida, nos enseñaron que ese era el camino y que, por tanto, a luchar.

Ahora viene la realidad, la humana y natural realidad. Siempre me pareció absurdo e imposible. Para mí y para los demás. No digo que tuviera que ser obligatoria, pero desde luego, totalmente libre.

Como subdirector de grupo en el centro de estudios me tocaba ir buscando, en sus pasillos y habitaciones, a los numerarios que se dormían un rato tras la comida, tertulia rosario y antes de estudiar o ir a clase. Lógico, algunos no podían más. Se escondían para dormir hasta debajo de las camas. Otros, los que no dormían, se pasaban toda la tarde dormitando a ratos mientras trataban de estudiar, dañándose las cervicales en su vano intento de evitar los cabezazos sobre los apuntes de estudio. Quienes aguantaban, luego llegaban al rato de oración y se iban por esos mundos de Morfeo con gran serenidad, a pesar de las reconvenciones “cariñosas”. La cantidad de correcciones fraternas era grande sobre ese tema. Me tocaba decir que sí o que no. Absurdo.

En mi caso, la realidad es que nunca pude soportarlo. Me dormí en las teóricas de las milicias y me cayeron bastantes arrestos por ello. Me dormí en las clases de la tarde de la carrera, pese a que el aula no estaba cálida y el tema era interesante. Me dormí en todos los lugares donde estuve. Solo durmiendo una corta, pero suficiente, siesta era capaz de soportar las tardes con dignidad y aprovechamiento (y hasta alegría). Hubo convivencias de verano en que me dormí en todas y cada una de las tertulias de la tarde, al menos durante unos largos y plácidos minutos. Ni café ni nada podía evitarlo. Me cayeron correcciones todos los años (en esto hice callo). Cuando podía, me retiraba discretamente para, so capa de leer un rato, echarme una siesta real, de cama (pues los sofás estaban demasiado a la vista por la casa y siempre había un pelma dando vueltas). El rosario, tras la tertulia de la tarde, es un somnífero sólido, así que el paseo devenía en silla-sillón y ahí volvía Morfeo. Los cursos de retiro, al ser más pacíficos, permitían una siesta de una hora ya en la habitación, sin molestias intempestivas.

Pero tenían razón: la siesta es una cuestión de espíritu. Puede ser absurdo el empecinamiento escrivariano en que los numerarios no tienen tiempo para sestear y que, por tanto, no se contemple en el plan de vida o, al menos, se acepte sin esa negativa. Pero ese es el camino, el único camino. O aceptas eso o no aceptas nada. Por eso en cuanto casi parte de la luz, del espíritu fundacional, no tiene sentido ni lo uno ni lo otro. Así lo señalo como un síntoma profundo de la incompatibilidad vocacional y, más aún, de la inexistencia de lo “vocacional” en ese empeño voluntarista e impuesto de vivir el mandamiento del Amor en ese lugar y de esa forma. Pues la realidad es que cuando todo lucha contra la naturaleza no se puede consentir y aceptar, ni siquiera lograr.

CRNUMEROBAJO





La vocación, un ataque de guante blanco a tu bolsillo (y 2).- Dortuan

Capítulo 1

Comenzamos el segundo capítulo, centrado en la época desde los 14,5 años a los 18 años.

Una etapa crucial de la vida de las personas aunque cuando somos pequeños no nos damos cuenta de ello. Mientras mis compañeros no opusinos de clase hacían una vida normal, conocían chicas (ya que para el que no lo sepa, los colegios del opus nunca son mixtos), salían a tomar algo, se iban preparando para la vida adulta. En ese tiempo yo estuve metido en una comida de coco terrible sin poder hacer nada de lo que hacían mis compañeros de clase...



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Sobre las herencias.- Ramana

Estimada RL,

Acabo de leer tu carta/pregunta sobre la herencia y paso a relatarte sucintamente mi experiencia, para que a ti no te pase. Dices que tienes una hermana única, numeraria, y que quiere dejarle algo a la Obra. No es así, tu hermana fue obligada a escribir un testamento cuando hizo la fidelidad (incorporación definitiva a la secta) por el que, al fallecer, lo deja TODO a la obra escribariana. Lo que herede de tus padres irá directamente a no pagar sirvientas con cofia, pero sí a sostener el tren de vida de los numerarios más dóciles y con mando en plaza; a lo mejor dedican algo a Saxum, Torreciudad y otras pedradas parecidas, por aquello de tener casa en Jerusalén y Barbastro, pero no para los pobres, precisamente.

Mi consejo: que te donen en vida todo a ti, que los cuidas y no los vas a abandonar, como ella hizo en su día Ad maoirem Scribae gloriam. Ten en cuenta que para sostener todo su cuento necesitan de mucho dinero, y como no llevan un tren de vida precisamente franciscano, caerán como hienas al olor de la sangre sobre el sudor de tus padres.

Mi caso es muy parecido, dos hermanos, él agregado, viviendo de la sopa boba de mis padres primero y luego de mi padre, ya viudo, durante toda su vida en el Opus, más de 50 años. Así de gratis les salió a la obra. Cuando me preguntaban si mi hermano vivía con mi padre, yo respondía que no, que comía y dormía donde mi padre, pero vivir no, vida de familia, con la secta, su verdadera familia “espiritual”; en casa de mi padre solo la sopa boba y mentir, con esa mala conciencia nada laical que después de 50 años todavía le hacía decir, en vez de la verdad, que vas a un retiro, que vas a la sierra “con unos amigos”. Los que no conozcan este lenguaje, supongo, pensaran que todos los opusianos son gays vergonzantes, siempre en la sierra “con unos amigos”. Como si ir a un retiro fuera algo pecaminoso, o poco laico, cuando ahora el que más y el que menos se va de retiro de meditación y tan contentos. Pero me he divertido, como Teresa y uno de los grandes de OpusLibros: Gervasio. Al final de su larga vida hubo que llevarlo a un geriátrico, durante bastantes años. Mi hermano, al cabo de un tiempo, ya nunca o casi fue a visitarlo (estaba a menos de un kilómetro), yo comía con él todos los días y lo sacaba a pasear por el barrio, se hizo famoso, le besaba la mano a todas las camareras de las terrazas que frecuentamos. Fui, fuimos, muy felices esos últimos años, siempre juntos.

Recuerdo un día, un par de años antes de morir, tomando su diaria cervecita, me pregunta: "¿sabes algo de tu hermano? Vivía de okupa en la casa paterna a menos de un km., pero había roto todo trato con nosotros, hasta cambió el número de teléfono. "Lo mismo que tú, papá", y con una tristeza infinita, me respondió: "él se lo pierde". Esa fue la última vez que hablamos de él, al menos que recuerde. Mientras tanto, mi hermano de sangre y poco de espíritu, y nada de familia, se quedó él solo viviendo en la casa de mi padre, asumiendo la señora que le cuidaba y pagando todos esos gastos de solterón con una cuenta corriente que mi padre tenía para gastos y que estaba a nombre de mi hija. Cuando la señora me dijo que le hacía la maleta cada vez que “se iba a la sierra con unos amigos”, os juro que no daba crédito.

Cuando murió mi padre, tras un mes ingresado en un hospital, ni se enteró, no es que no fuera a verle, es que ni llamaba donde lo atendían a ver qué tal estaba. Eso sí, cada mes, puntualmente, no se olvidaba de cobrar el alquiler de una plaza de garaje que mi padre tenía. Ir a verle no, pero sacarle la pasta sí. De todo esto me enteré tras la muerte y las gestiones para la herencia. Todo ha sido un infierno, en vez de llegar a un acuerdo, contrata a un pirata opusiano, agresivo, para intentar llevarse más de lo que le corresponde, no reconoce el robo de la cuenta de mi hija y ni se digna a contestar mis correos, rogándole que quedemos amistosamente para llegar a un acuerdo.

Yo, de haber sabido todo esto y cómo las gastaba, podría haber saqueado una cuenta que estaba a mi nombre y al de mi padre, que nunca toqué, pues era con la que se pagaba su cuidado, podría haberle, qué se yo, hecho firmar un papel para que me lo donase todo en vida. Pero no lo hice, porque yo no soy del Opus Scribae, gracias a Dios, y no pienso que el fin justifica los medios ni que mi único dios es el dinero.

Ojalá te haya sido útil. Si te quedan dudas o quieres charlar, le pides mis datos a la gran Agustina, cuya labor es impagable. Ojalá escarmentéis en cabeza ajena, en este caso la mía y evitéis que os roben. Sabiendo además que todo ese robo va directamente a una causa nefanda: Se llama contribuir al mal.

Ramana

 





El Opus Dei se cree dueño de la vida ajena.- Lgracem

Qué bueno Novum todo lo que has contado.

 

Esta secta se cree dueña de la vida ajena. Te engañan invitándote a estudiar o a compartir algo en un centro, que suena a algo normal divertido. Luego te empiezan a enganchar con las charlas con el cura y mientras, averiguando de tu vida hasta lo más íntimo. Yo que fui allá tan joven contaba todo, y con el salvajemente sincera, abría mi alma de par en par. Sin saber que la que me escuchaba lo ventilaría después con las directoras y el cura.

 

No tienen escrúpulos, ellos tienen el derecho mandado por Dios a guiar tu destino. Hay gente que ha llorado porque le aseguraron que tenían vocación de numeraria de auxiliar y unos años después le dicen que se tienen que ir porque no sirve para el opus. 

 

He visto como destrozaban a esas personas con un dolor en el alma que no se curan, porque nadie les pidió perdón o una disculpa. Claro ellos no hacen estos actos tan divinos y humanos a la vez. Ellos están sobre todos los demás seres.

 

Triste historia de un fundador que hizo un libro para engañar y maltratar a las personas que tienen un alma fino.

 

Agradezco a Dios de compartir los escritos de este espacio. 

Lgracem. 




 

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