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CORRESPONDENCIA
Lunes, 17 de Mayo de 2021
Como dos fuerzas paralelas…- Tuces
En las últimas semanas lei publicaciones de ex numerarios, que me llenaron de un profundo agradecimiento por tan lindas palabras y reconocimiento hacia las numerarias auxiliares, ex, in, y decirles que no deben sentir culpa porque todos estábamos sometidos al nefasto sistema y a las ordenes de Roma. Todos fuimos víctimas y manipulados, y No Olvidemos que “el Opus Dei consta de dos secciones que no se interfieren ni se mezclan, ni de gobierno, ni de régimen económico, ni de apostolados, ni de hecho". No tenían por qué saber lo que pasábamos las numerarias auxiliares.
La sección Femenina no hablaba de la sección de Varones y al revés y, como diría Antonia, Punto Pelota. También me llevó a reflexionar los escritos de las ex numerarias auxiliares, para ellas TODO mi cariño, mis respetos y mi agradecimiento, porque como nax también me beneficié de los distintos trabajos que realizaban. Gracias por hacerme la vida más fácil allí dentro.
Entiendo perfectamente la desilusión en los escritos de LGracem, es como ver al fundador sacar de la manga la vocación de numeraria auxiliar y, con esa excusa de la vocación, conseguir que se atienda gratis, por la entrega, las distintas residencias y centros del opus con un trabajo exigente, perfecto y esclavo, sin pensar ni importarle al fundador el alto precio que debían pagar las nax para tener todo reluciente y cumplir con los horarios de entrega de los distintos servicios. Esperemos Dios tenga en cuenta los mejores años que le hemos entregado con toda nuestra inocencia y sinceros deseos de servirle solo a El.
Pienso que para preocuparse y ocuparse de nuestro bienestar físico, psicológico y espiritual estaban las directoras con su correspondiente consejo local del que dependiamos, las directoras encargadas de las nax y administraciones, de las delegaciones, las directoras y encargadas de las nax en la asesoría regional y central, se supone junto con el padre, prelado… Lamentablemente a veces y aclaro que no todas las directoras ni administradoras parecían importarles más quedar bien con la residencia que lo que realmente necesitábamos las numerarias auxiliares.
Un ejemplo: en el centro de estudios mi encargo por un tiempo fue el planchero con otras nax, varias veces, porque no llegábamos a terminar de planchar las camisas. Ya acostadas la directora iba al cuarto de las que nos ocupábamos del planchero y nos decía que teníamos que ir a terminar de planchar para poder entregar toda la ropa al día siguiente. Después de planchar varias horas la directora, haciéndose la simpática, nos llevaba al office y nos daba helados o algo dulce, ahí no le importaba interrumpir el tiempo de la noche. No era tan difícil avisar a la residencia que la ropa que faltaba se entregaría en los días siguientes, pero no, quizás eso sería quedar mal con la residencia. Al día siguiente nos levantábamos a la misma hora,
También le correspondía al centro de donde dependíamos, ocuparse de que todas las numerarias auxiliares tuviéramos cobertura medica, algunas lo tenían, yo con 15 años de servir al opus y estando en otro país, me enfermé y estuve una semana internada en un hospital publico, en una habitación con diez personas. Podría contar detalles nada agradables de esos días de internación pero mejor me lo guardo. Al salir de allí tampoco se molestaron en conseguirme pagar una cobertura médica.
Al poco de pitar fuimos tres numerarias auxiliares a vivir en la administración de un centro de varones. Allí no teníamos oratorio, hacíamos la oración y resto de las normas en el planchero, mirando un placard grande donde se guardaba la ropa que íbamos planchando de la residencia, No teníamos cuarto de estar, la tertulia la hacíamos en el planchero, tampoco teníamos comedor, comíamos en la cocina y en estas condiciones yo viví tres años. Obviamente y las nombro una vez más, las directoras locales, regionales, delegación y central no deberían haber permitido que las numerarias auxiliares vivieran sin las necesidades básicas solucionadas y así como en este centro, en otros muchos.
Mi cariño para las ex numerarias que nos acompañan y están a nuestro lado compartiendo tantos momentos. ¿Alguna vez se hará justicia? Lo creo, lo dudo y sinceramente lo espero.
¡Hasta pronto!.
Tuces.
Herencias, abuso y manipulación.- Guillermez
Queridos amigos,
Leyendo estos días el artículo de Ana Azanza, me acordé de una frase que repetía siempre mi abuela: "si quieres conocer a alguien, mírale cómo se comporta cuando tiene dinero". Por eso encuentro genial que se esté hablando tanto en la web sobre las herencias y el Opus Dei. Creo que es el tema que muestra más claramente la calaña moral de la Prelatura, y que puede ayudar a muchos a abrir los ojos. Vayamos por partes.
En 1965, la Santa Sede reprendió al Opus Dei por meterse en política, ya que eso no era propio de una institución religiosa y haría "odiosa a la Iglesia". Poco tiempo después, volvería a advertirles, exigiéndoles igualmente que dejasen de perseguir fines mundanos, temporales, seculares. Bien está que los laicos del Opus Dei se dediquen a la política, a la banca, a promover periódicos o a cualquier otra actividad, pero han de hacerlo individualmente. Lo corporativo, únicamente en el ámbito espiritual.
En ese momento, la Obra perdió acceso a los fondos económicos de aquellas actividades. ¿Qué hicieron entonces? Lo que les había enseñado Escrivá: ser pícaros, conceder sin ceder, hacer sin que lo parezca. Y para ello, nada mejor que usar los negocios de sus miembros célibes (más manipulables), entrando en ellos sin que dejarsen de parecer proyectos personales de estos. Ahí tenemos el ejemplo de La Gaceta de Juan Pablo Villanueva, Goya Producciones de Andrés Garrigó o los colegios de Alfonso Aguiló.
¿Qué problema vieron a continuación? Pues que esos miembros-pantalla un día fallecerían (ley de vida), privando entonces a la Prelatura de esos ingresos. Y aquí es donde entra la cuestión de las herencias. Cómo conseguir que los negocios privados de esos fieles de la Prelatura pasen a otros fieles cuando mueran, manteniendo la "fábrica del dinero" en casa. Pero, eso sí, sin que se entere la Santa Sede, sin que se entere el Gobierno de turno, y sin que parezca -ni de lejos- que la Prelatura tiene algo que ver. Realmente difícil, ¿no? Pues voy a contarles dos casos reales que pueden abrir los ojos a más de uno.
El primer caso ocurrió no hace mucho en Castilla la Vieja. Dentro de las murallas de una ciudad medieval, junto a la plaza de la catedral, un matrimonio adaptó un palacio del siglo XV y lo convirtió en un precioso hotel, a la vez que criaba a sus cuatro hijos. Al cabo del tiempo, dos de ellos pitaron como célibes del Opus Dei (uno, sacerdote de la Prelatura, y la otra numeraria). Años después, los padres fallecen y los cuatro son designados herederos del hotel a partes iguales. Tiene lugar la primera reunión del Consejo de Administración, se presentan dos hermanos... y encuentran allí sentado a un tipo completamente desconocido.
- Hola, buenos días, ¿quién es usted? - Hola. Mi nombre es XXX, y represento al 50% de la propiedad. - ¿Perdone? - Sí, así es. He sido designado por su hermana XX y su hermano YY para asistir en su lugar a la reuniones del Consejo, tomar decisiones en su nombre, administrar el hotel y gestionar su patrimonio. - ¿Cómo dice?
¿Quién era ese tipo, qué había pasado? Muy sencillo. Resulta que "de forma espontánea" -nada coordinada-, los dos hermanos habían designado "libremente" a otro miembro de la Prelatura para que ocupase su lugar en la empresa familiar. Bien curiosa la situación, pues justamente esta persona es un conocido numerario experto en levantar dinero, que ha ejercido de administrador en varias Delegaciones de España. ¿Cómo es posible que una numeraria escoja a un numerario varón como representante? ¿Lo conocía? ¿Fue libre esa decisión, o alguien la animó en ese sentido? ¿Cómo sabían desde la Prelatura de este negocio, de los porcentajes de participación, y de la situación de los hermanos? ¿Por qué tuvo que meterse la Obra en una empresa familiar, eso también forma parte de su "fin apostólico específico"?
Pues nada, ahí tenemos hoy a este tipo, sentado con su 50% en el Consejo de Administración, rompiendo lo que era hasta entonces una empresa familiar. Pero, eso sí, generando dinero a espuertas para la Prelatura. Muy laical todo.
El segundo caso ocurrió no hace mucho en Cataluña. En pleno centro de una ciudad, hay una preciosa calle repleta siempre de turistas. No es muy larga, pero sí muy concurrida. Y en toda su extensión sólo hay una farmacia, propiedad de un numerario bastante mayor, al que llamaremos Bernat. Llegaba el momento de su jubilación, y Bernat estaba pensando cómo vender su negocio particular.
En otro lado de la ciudad, otra farmacéutica también buscaba jubilarse. Ella lo tenía más fácil, pues contaba con un hijo farmacéutico al que traspasarle la botica, a quien llamaremos Jordi. Este tipo era, a su vez, numerario del Opus Dei. La señora comienza a hacer el papeleo legal, cuando un día aparece Jordi y le dice muy serio que venda, que no se va a hacer cargo del negocio familiar.
- Pero, cariño, si tú trabajas aquí, y papá y yo vivimos encima de la farmacia. - Ya lo sé, mamá, lo tengo todo previsto. - ¿Qué vas a hacer? - No te preocupes. Yo voy a seguir ejerciendo, pero en otra farmacia mucho mejor. Y para ello necesito tu parte de la herencia. - ¿¿Perdona??
Aquí les cuento ahora qué pasaba. Resulta que la Delegación había ideado una operación magistral: Bernat se jubilaría de su farmacia, pasando Jordi a ocuparla. Pero, ¿de dónde sacaría un joven como Jordi el dinero para comprar la botica más potente de la ciudad? Muy sencillo, de un adelanto de su herencia si su madre vendía la propia. ¿Y cómo se aseguraría la Prelatura de que Jordi no dejase un día la Obra, llevándose con él la gallina de los huevos de oro? Muy sencillo, a través de un entramado societario que repartiría la propiedad entre éste y un número de sociedades-pantalla controladas por gente afín. Todo ello, por supuesto, de forma muy legal, ayudados en todo momento por el despacho de abogados de otro numerario de la ciudad.
Así que ahí tenemos ahora a Jordi, regentando su importante negocio, generando dinero por montones para la Prelatura. Su madre, finalmente accedió a vender la farmacia que llevaba varias generaciones en la familia. Después, ante la pena que le daba vivir encima ahora que la dirigen otros, acabó también vendiendo su propia casa y mudándose a la otra punta de la ciudad. Y el estudio de abogados afín cobró un porcentaje importante de la operación, que a su vez acabó llegando también a la Prelatura a través del sueldo del numerario propietario del mismo, quien por cierto también asesoró a la madre en su venta.
Pero claro, aquí no ha tenido nada que ver la Obra. Ha sido todo a través de decisiones libres, personales y laicas. No sé cómo no se ve claro...
Guillermez
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