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CORRESPONDENCIA
Viernes, 11 de Junio de 2021
En el potro de la Inquisición.- Hondo
Muy interesantes los escritos de los últimos tiempos. Me afectó especialmente el envío de JasonJonas porque coincidió con el reciente hallazgo, haciendo un poco de orden, de una vieja agenda.
Habrá sido un domingo por la tarde. Círculo breve. Para este medio de formación “al que había que asistir con la ilusión de la primera vez” llegó un alto jerarca de la Delegación.
De vez en cuando nos visitaban los capos, pero el de San Miguel daba miedo. Llegaba impecablemente vestido, se reunía una media hora con el director del centro y después entraba, con puntualidad suiza, en la sala de estar, sonriendo como un tigre… La página de la agenda dice: CB dado por XX, y la fecha... Los asistentes nos atábamos una sonrisa a la nuca, sacábamos dócilmente nuestras agendas y preparábamos nuestras plumas como si el Profeta estuviese a punto de develarnos los secretos del universo. Como ya todos conocen la liturgia del círculo breve, me limitaré a las notas que tomé en esa ocasión:
“El plan de vida es camino de santidad. Nuestro Padre aseguraba la salvación de quien lo cumpliera…”
“Todas las normas son importantes, el plan de vida es una unidad”.
“¡Generosidad! Rezar todas las partes del rosario. Nuestro Padre asaltaba sagrarios. ¿Dónde está nuestro corazón si solo hacemos una visita al Santísimo? Lectura: el Padre, cuando termina de leer el último tomo de Vázquez de Prada, recomienza con el primero… Identificarse con Nuestro Padre”
En las preguntas del examen: “Si se hace proselitismo, hay vocaciones; si se hace mucho proselitismo, hay muchas vocaciones, ¿no hay vocaciones? Falta amor de Dios”… “¿Cuántas novenas a Nuestro Padre rezas por día? ¿Una, dos docenas?”… “Rezar un Acordaos por el que más lo necesita es lo mínimo. No dejes a tus hermanos en la estacada”… “Si no hay COF, no hay fraternidad".
No podía faltar la mención a la sinceridad: en la confidencia, contar en primer lugar lo que más nos avergüence.
Las enmendatios habrán sido las habituales: “Me acuso de no haber saludado el jueves al Ángel Custodio del Centro”… “Me acuso de haber retrasado una corrección fraterna” (¡preparaos cabroncetes!)… “Me acuso de haber descuidado el día de guardia”. Terribles pecados.
En la charla, que trató sobre mortificación, el jerarca continuó con su obsesivo trabajo de no dejar tuerca sin ajustar y nos exhortó a dar mucho más en la mortificación corporal (“¿Cómo vamos con las extraordinarias? ¿O no queremos que pite… (y daba un nombre)?”).
La tertulia (un relativo alivio después de esa auténtica sesión de tortura espiritual) habrá discurrido por los cauces previsibles y cada "notición" recibido con exagerado entusiasmo por los asistentes, que nos disputábamos un lugar en ese casting del buen espíritu.
La página de la agenda agrega: “Al cuerpo, darle un poco menos que lo justo.” La frase quedó suelta, al final de la hoja.
Al terminar esos medios de formación yo quedaba hecho polvo. Es que para Dios –para “ese Dios”- todo era poco. Su amor por nosotros era condicional: había que merecerlo, pero la vara era inalcanzable y se ofendía fácilmente. El envío “Así habló Tiquismisquis” describe con gracia esta deformación. Es uno de los escritos que no me canso de releer.
La agenda encontrada es del año anterior a mi "primera vez" en lo del psiquiatra. Había tenido una crisis de llanto en un círculo (menudo espectáculo) y eso hizo saltar las alarmas. Diagnóstico: depresión por un tema de neurotransmisores y cuestiones químicas. Tratamiento: pastillas. Y otra prescripción ¿médica?: “La vocación no se toca”.
Pasaron décadas. El tratamiento no daba para más, yo estaba cada vez más deprimido, pero aquellas puertas “abiertas de par en par” para los que deseaban irse (eso nos habían asegurado) estaban muy bien cerradas. A semejanza de Jval, mi salida fue dolorosa y larga.
Ya fuera, un buen sacerdote me explicó qué era el legalismo y cómo causaba ese agotamiento espiritual. Tuvo que ayudarme, con mucha paciencia, a reconstruir mi relación con Dios desde los cimientos.
Durante años había estado subiendo una escalera apoyada en la pared equivocada.
Hondo
PD: Mi aliento para las 43 argentinas y para todas las numerarias auxiliares. ¡Gracias por vuestra valentía!
De hace un siglo.- Pepe
En mi modesta opinión, ese flagrante problema de las NAX tiene su raíz en la miopía histórica y social de Escrivá, un “buen cura” -y no más- de la España de los años 20 de hace un siglo, y hasta muchos años después. Por entonces, era una realidad indiscutida la de la diferencia “amo/criado”. Yo la viví en casa de mis padres, buenas personas y buenos cristianos de clase media alta, y sobre todo en la de mi abuela, una auténtica matriarca. Los muchos criados y criadas que por ella pasaron fueron siempre tratados con humanidad y caridad cristiana, aunque siempre guardando las distancias. Alguno/a alcanzaron un grado de confianza y afecto de sus amos que los llevó a merecer la encomienda de la casa mientras ellos viajaban a Ultramar, o a recibir como premio en vida de su “ama” la casa en que vivían y siguen viviendo sus descendientes. Ahora bien, aunque, como digo, la distinción se mantuvo siempre, los tiempos cambiaron: los hijos de los criados se buscaron una mejor vida en otra parte, y aquello se acabó.
Sin embargo, Escrivá parecía creer que aquellas categorías eran y serían eternas; que había hombres y, sobre todo, mujeres obligados por el Destino, o por el mismo Dios, a ser “criados” o “chachas” durante toda su vida; y elevó esa idea a la condición de “vocación divina” -una más entre las “prèt-à-porter” que a mansalva adjudicaba. Era aquello de que “la Obra no mueve a nadie del lugar en que lo ha puesto Dios”, algo que a muchos nos pareció incoherente cuando, por ejemplo, hizo que Javier Cotelo dejara su carrera de arquitecto para convertirse en chófer de aquel vistoso Mercedes en que viajaba (además, el tener un chófer arquitecto también contaba para impresionar a los prelados, a menudo bastante aldeanos, a los que frecuentaba).
Y concluyo ya: esas beneméritas NAX, presentes y pasadas, son producto y víctimas de la congénita megalomanía de Escrivá. Dicen que en un principio quedó deslumbrado por la fina y sumisa servidumbre que había visto en la casa de Neguri de su protectora doña Carito McMahon, cuando en ella lo introdujo su hijo Pedro Ibarra, amigo de Pedro Casciaro en el Burgos de la Guerra. El buen cura creía que la de la servidumbre podía ser, nada menos, una “vocación divina”, y además útil y barata. Así, pues, a fregar, a rezar y a callar la boca.
Pepito
Aclaración a Voliyo.- Antonio Moya Somolinos
Querido Voliyo: No se tu nombre del DNI ni me importa porque cada cual tiene derecho a manifestarlo o no según le apetezca y cada cual tiene sus razones que los demás tenemos que respetar y ni siquiera cuestionar. En una palabra, que en cuanto a nombre se refiere, cada cual tiene derecho a hacer lo que le salga a los cuyons.
Quisiera hacerte una pequeña aclaración, porque veo una vez más que el lenguaje oral y el escrito no son equivalentes, ya que si decimos algo por escrito no percibimos la cara de coña que quizá está poniendo el autor, a quien entenderíamos perfectamente si estuviéramos presencialmente delante de él.
Lo de "las labores propias de mi sexo" es una expresión de coña que la empleamos con cierta frecuencia en Andalucía, en donde también llamamos hijoputa a alguien con quien nos una gran amistad, sin que con ello queramos decir que su madre es una pelandusca. Si vas a Cádiz, en cuanto te descuides te llaman picha, término que todos sabemos lo que significa.
"Lo de las labores propias de mi sexo" es una expresión de coña que yo uso bastante sobre todo con mi mujer y con las amigas de mi mujer. Cuando mi mujer plancha le suelo decir que está con la "rueca", como la mujer bíblica de los libros sapienciales. Por supuesto ella no se cabrea, sino que lo dice de sí misma también. Y es vasca, ojo.
No sé si serás catalán. Yo tengo familia catalana y tienen otro modo de ser diverso a los andaluces, que hay veces que no se sabe cuándo estamos hablando en serio y cuando en broma. Por cierto, yo soy de Madrizzzzz, pero llevo ya casi forrenta años en Andalucía, y aunque no se me ha quedado ni miajita del acento (hay miles de acentos andaluces, uno por comarca), creo que la ironía y la coña de reírme de mi mismo lo estoy logrando.
De todas formas, en cierto modo, siempre me ha gustado lo surrealista, lo disparatado y el lenguaje soez, de lo cual se deduce que en un ambiente cerrado y ñoño como en el Opus he tenido algún que otro problema, por supuesto sin importancia porque no les he hecho en este punto ni puto caso.
Perdona si no me he expresado bien, pero te aseguro que esa expresión iba de coña y así lo han entendido unas cuantas amigas mías exnumerarias y ávidas lectoras de OpusLibros. Hay veces que el lenguaje oral traspuesto al escrito gasta malas pasadas. Algo así le pasaba a Paco Umbral, de quien Delibes decía que escribía como meaba. Quede claro que no le llego ni a la zapatilla a Umbral ni a Delibes en lo relativo a escribir.
Un abrazo,
Antonio Moya Somolinos
Obediencia.- Rocaberti
Buenas tardes,
El mensaje de la Obra al mundo: la santificación del trabajo, es muy atractivo, pero va añadido a un pietismo, con muchas normas de piedad y costumbres, que de alguna manera complican su realización. Lo interesante sería ser un cristiano normal, santificando el trabajo, sin más añadidos. Además, la obediencia que exige la Obra, no tiene nada que ver con los laicos. Su origen es del mundo de los religiosos, y por consiguiente inadecuado para cristianos corrientes. La frase: "obedecer o marcharse", es propia de los jesuitas o cualquier orden o congregación, no de una prelatura.
Un saludo.
Rocaberti
Correos
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