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CORRESPONDENCIA

 

Lunes, 26 de Julio de 2021



Un trabajo físico desgastante.- Antonia

Buenas tardes Agustina y a todos os deseo que estéis pasando un verano tranquilo.

El otro día hablando con una amiga (que estuvo ahí dentro) sobre distintos aspectos del trabajo, me vinieron a la mente dos detalles. Una es la actitud frente al trabajo. Si tienes mucho trabajo eso es bueno, si tienes mucho más trabajo es mejor todavía porque es con lo que hay que santificarse y más para ofrecer. Entonces, poco a poco, te vas haciendo a la idea de que eres una afortunada (mente formateada) porque tienes mucho trabajo, cosa que otros no tienen. Pero vaya, tampoco es bueno un trabajo desmedido. Aparentemente hay un horario sí pero la mayor fuerza, las mayores energías, se las lleva el trabajo intenso, constante y ordenado, ofrecido y sacrificado con toda responsabilidad en el peso de sacar adelante ese trabajo.

Y con las tertulias las normas y comidas, ya tenías el día súper lleno. Imaginaros los sietes días de la semana así, con trabajo sin parar, sin tiempo libre. Si hay un ratito libre es para hacer apostolado, ir a catequesis o tratar alguna amiga. No te cabía en el día ni una llamada de teléfono (aparte de que para hacer una llamada había que consultarlo por desprendimiento)...

Me dice una amiga que esto mejor no contarlo porque ya no se vive tan estricto, pero lo siento mucho, es lo que he vivido y ahora a lo mejor con más finura pero sé que la intensidad sigue siendo real.

Hoy también se insiste en, que por pobreza, hay que consultar muchas cosas. Los gastos extras que quieras hacer, (enseñar tu saldo, que nunca lo hice) bueno y los planes, vamos todo, aunque aparentemente haya más libertad. También quieren que consultes todo y que se sepa todo… Se quiere dar una apariencia de que hay más libertad pero libertad es poder elegir. Si no puedes elegir ¿¿dónde está la libertad??

Bueno lo siento ya me he ido por las ramas, pero es que recordé el primer lugar donde trabajé. Las ollas y las cazuelas eran todas de aluminio y para que quedaran perfectamente brillantes y resplandecientes, había que lavarlas con agua muy caliente, estropajo de aluminio y jabón casero. Entonces te dejabas ahí la piel poco a poco. Eso iba suponiendo un desgaste tremendo. Lo dije varias veces porque me había enterado de que ya por Sanidad no estaba permitido este material para cocinar. Aún así me dijeron que tranquila, calma y paciencia, que las cosas van despacio y que por pobreza no se podían de repente cambiar todas las cazuelas así que nada, lo más importante es seguir el orden establecido y así tú te dejas allí la piel. Que  no es para tanto porque la pobreza es lo primero. Aunque también me he dado cuenta que a veces, para unas cosas somos pobres y para otras no tanto porque a menudo he visto que se han hecho unos gastos desorbitados y otras por, una mínima y nimia compra, me salen con que somos pobres.

Otro detalle que también consumía muchas fuerzas eran las paelleras. Me dijeron que eran mejor de hierro porque el arroz sabe mejor pero claro después de haber hecho 70 cosas durante toda la mañana y ya las 15:30 ponerte con las 10 paelleras -hablo de una casa de retiro-, tenían que quedar también perfectamente limpias y secas después de haber frotado bastante para que se vayan los restos de óxido, si no se reseca y te puedes llevar una sorpresa el próximo día que vayas a usarlas. Entonces hay que  emplear otros 20 minutos limpiando todas tus  fuerzas. Lo veo hasta un peligro lo del óxido, pero bueno como la paella parece ser que sabe mejor pues nada, ya que tú te dejes allí gran parte de tu energía, no importa. Cuando has empezado a las 9 a trabajar y ya son las 15:30, estás deseando que se acabe todo, irte un rato a descansar, pues eso parece ser que tampoco importa tanto. Claro, no he visto todavía a ninguna administradora o numeraria haciendo los trabajos más costosos. Aunque a veces nos decían que ellas iban por delante, yo eso nunca lo vi y menos sacando brillo a las cazuelas de aluminio. Entonces por eso es bueno que cuando se les dicen las cosas a las directoras, pongan un poquito de atención y caridad. Habrá gente que a lo mejor hagan lo mínimo o puede ser que escurran el bulto, habrá de todo. Pero se podían poner un poco en la piel de una persona que ejerce todos los días un trabajo físico desgastante, todo un mes y por muchos años.

Bueno aprovecho para dar un consejo a Melisa. Con lo que has dicho de todo lo que piensas y has hecho no sé hoy, porque por falta de vocaciones se pueden abrir la mano, pero hace años, como mucho podrías ser supernumeraria y si interesas. Si no para cooperadora pues cooperar está abierto para todo el mundo, más si hay dinero.

Gracias por vuestra paciencia en leerme. Os deseo que tengáis buena tarde.

Antonia




 

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