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CORRESPONDENCIA
Miércoles, 22 de Julio de 2020
El libro-entrevista a Ocáriz.- Antonio Moya Somolinos
El libro-entrevista a Ocáriz
Antonio Moya Somolinos, 22/07/2020
Queridos amigos:
Por el contenido de esta web se ve que hay abundantes temas en este momento. Habría que escribir ríos de tinta para que quede constancia de toda la porquería de esa institución, de modo que, cuan repelente de mosquitos, ayude a todo el que sea posible para conocer la otra campana y tener la oportunidad de discernir adecuadamente y formar una opinión responsable acerca del Opus Dei, y no solo lo que le cuenten en la versión oficial.
Yo me voy a fijar ahora solo en una pequeña cuestión: el libro-entrevista a Ocáriz recientemente publicado. Prometo leerlo en cuanto tenga más tiempo. Tengo curiosidad por seguir las andanzas del Opus Dei para saber en qué acaba todo esto. De momento solo he leído la lectura de muestra que se ofrece en la web del Opus Dei. Con lo que he leído tengo la sensación de que es un libro más de palmeros y soplagaitas, como aquellas entrevistas que les hacían a los ministros de Franco, en donde el entrevistado comenzaba apostillando “me alegra que me haga esa pregunta porque me da ocasión de hablar de bla, bla, bla…”.
(Leer artículo completo...)
ABUSOS.- Class
Estoy de acuerdo con Orange sobre el perdón a los abusadores, pero el perdón lo tiene que dar la victima y en menor medida la sociedad y el individuo. Y también con Miguel GF que tiene la máxima autoridad moral para hablar, recibe toda mi compresión y apoyo.
Pero creo que la Iglesia debe dar un salto hacia el siglo XXI, mirando los problemas de frente, sin miedos, con argumentos convincentes. La Iglesia debe ser ágil, dar respuestas a las cuestiones actuales, como las guerras, las hambrunas, el sistema económico, la justicia social, dar una salida a los pobres matrimonios divorciados y casados felizmente en segundas o terceras nupcias, recuperar a las generaciones perdidas, dar respuestas concluyentes a la anticoncepción (si es que las puede dar), la acogida a los homosexuales, la pastoral, la doctrina, la familia, la relación con corrientes filosóficas y otras confesiones, el celibato y sexualidad en los curas, poner fin a los abusos sexuales y de conciencia, el papel de la mujer, la vida consagrada en el siglo XXI, la curia, el papel del laicado, la democratización de la Iglesia en temas opinables, el papel del Papa, la gestión económica y patrimonial… etc, etc, etc.
Tiene muchos deberes por hacer… ya que con el Papado de Juan Pablo II, se hicieron los remolones, miraron hacia otro lado y no se pusieron al día.
La Iglesia debe mirar de frente la sexualidad de sus miembros… no puede ser fuente de sufrimiento… que luego se desemboca… a lo que desemboca.
La sexualidad reprimida es como ese ARTICULO DE BROMA que era un BOTE DE SNAKS CON GUSANOS DE MUELLE, que cuando se destapaba salían los gusanos/muelles hacia cualquier dirección pudiendo romper cualquier cosa o como el agua que si no se deja correr, al final se abre paso sí o sí y en ocasiones, ocasionando mucho daño.
No estoy diciendo que el monte es orégano a nivel de sexualidad… lo que quiero comunicar es que hay que afrontar y abordar los problemas reales sexuales de los miembros de la Iglesia. Para EVITAR lo que sin afronte no se puede evitar.
Class
¿Perdonar? A Orange con el mayor de los aprecios.- Mois
Sobre el escrito de Orange "Perdonar a Manuel Cociña"
¿Quién soy yo o quién eres tú para perdonar a nadie?
Jesús dice: "No juzguéis".
Pues bien para perdonar a alguien tengo que juzgarlo, declararlo culpable y después perdonarle. Y no soy el más apropiado para juzgar a nadie. Bastante tengo con corregirme a mí mismo. Y "El que esté libre de pecado que tire la primera piedra".
Otra cosa es el daño hecho a otra persona (sobre todo niñ@) y el que pueda volver a hacer. ("Más le valiera que le colgaran una rueda de molino al cuello y lo arrojaran al mar"). No es cuestión de perdón o no; es cuestión de reparación del daño o la prevención de que se pueda volver a cometer otro. Ahí es donde puede, o ¿debe? intervenir la sociedad o sus representantes.
Pero perdonar sólo puede perdonar (y seguro que nos perdonará) Dios. O la Iglesia en su nombre.
Yo me conformo con no tener rencor a nadie. Aún al que pudiera considerar más miserable. Y me pudiera hacer el mayor mal. Pero perdonar..., sólo a mi mismo, por mis fallos y errores. Y muchas veces me cuesta un montón.
Un abrazo para todos. Y no me tengáis rencor si estoy equivocado. Se vive mejor sin él.
Mois
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