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CORRESPONDENCIA

Viernes, 10 de Julio de 2020

Tras la lectura del reciente correo de Orange, veo oportuno añadir algo.

Observo que, al aconsejar a los exmiembros recién desvinculados que acudan a una ayuda profesional, se refiere únicamente a los médicos psiquiatras, y prescinde de los psicólogos clínicos. Sin embargo, la gran mayoría de los psiquiatras no acostumbran a practicar psicoterapia, es decir tratamientos con métodos psicológicos, sino solo farmacológicos. Si a una persona que exhibe síntomas ansiosos o depresivos, falta de autoconocimiento o una baja autoestima -como consecuencia del profundo estrés adaptativo que está sufriendo al salir de la Obra- le suministran una medicación que disminuye los síntomas, no por eso soluciona el problema más profundo que subyace a éstos. Ciertamente, se sentirá mejor, pero –como apunta Orange- el problema de la personalidad dañada o desestructurada no se resuelve. Hay psiquiatras que sí practican psicoterapia, pero son los menos. La mayoría se limita a medicar, como hacen los psiquiatras del Opus.

Al acudir a un psiquiatra habría que comprobar, además de las precauciones a las que se refiere Orange, si es experto en algún método de psicoterapia (sea cognitiva, existencial-humanista u otras), y si no es de los que tienden a patologizar toda experiencia religiosa.

En las experiencias vividas en el Instituto Erich Fromm de Psicoterapia Integradora Humanista de Barcelona (yo estoy jubilado hace dieciocho años), atendiendo en psicoterapia a ex-miembros  –quizá han pasado unos veinte- lo más típico son los trastornos de adaptación con síntomas ansiosos o depresivos, los pensamientos rumiativos en relación con la Obra y la dificultad de romper interiormente con ella. En algunos casos las secuelas son comparables a las del estrés postraumático, porque si bien este diagnóstico se reserva para quienes han sufrido amenazas graves a sus vidas, no faltan quienes han sido amenazados gravemente respecto a su vida espiritual, e igualmente, pueden tener secuelas similares a los abusos sexuales por la violación de su conciencia y de su intimidad que han experimentado, y por supuesto a las del maltrato psicológico. Aparte de proponer en algunos casos, además de lo específico de cada uno de ellos, métodos psicológicos para la vivencia práctica del duelo, en ninguno de ellos hubo tratamiento farmacológico. Sobre ello ya envié, en julio de 2008, una técnica a opuslibros: Teoría y práctica sobe el “duelo psicológico” para exmiembros (Erasmo y Ana). Si hubiera sido necesario tratamiento farmacológico, habríamos acudido a psiquiatras, preferentemente exalumnos de nuestro máster en Psicoterapia Integradora Humanista.

Rescatado

Buenas tardes Agustina y a todos,

Después de este tiempo que ha sido un tanto raro y  extraño pero os leía y me sigue ayudando mucho, mucho. Leeros me abre la mente, me descansa y saco muchas ideas para mi vida, de cada día, os nombraría a cada uno pero alargaría esto, pero es que de todos aprendo y a algunos os extraño porque escribís muy bien pero poco, bueno esto por decir algo comprendo que cada uno escribimos cuando lo vemos oportuno o necesario.

Algunas carta como una de esta semana, me dan pena y vergüenza. Ver cómo puede sufrir una persona que al ser más pequeño que su interlocutor, tuvo que callar hasta que no pudo más. Deben pagar por ello todos los que se creen superiores, que se creen dueños de tu conciencia y encima abusan o intentan hacerlo. Me parece aberrante. Y después vete a predicar sobre pureza castidad, rectitud, sinceridad de vida… Solo puedo pensar que es un sicópata, no sé, no me entra en la cabeza. Por más vueltas que le doy, se me ponen los pelos de punta solo de pensarlo...  Me parece muy fuerte que intenten desnudar tu conciencia y quieran saber todo, absolutamente  todo,  que es como atarte de pies y manos. ¿Qué más quieren?  

Siento mucho el fallecimiento de Julia Sánchez,  no  la conocía. Dios la habrá recompensado de tanto sufrimiento, que según leí el otro día aquí fue mucho. ¡Lo que ha tenido que luchar y sufrir!

Hasta pronto y gracias por todo

Antonia

La nada y el silencio como instrumentos de trabajo al servicio de Dios en el Opus

"Obviar a sus víctimas y victimarios, luchando por mantener limpia la existencia del ente etéreo, de la organización, del grupo, que para ellos es indestructible, imprescindible e incuestionable"

"El despertador de sus mesillas lleva sonando mucho tiempo y ellos prefieren obviar el ruido y seguir lastrados en un sueño imaginario, un onírico y malintencionado y erróneo ejercicio de salvar la estructura del navío sin atender a marinería y náufragos"

"Mover el pecado de emplazamiento como un trilero las bolas, ¿dónde está la bolita?"

"Lo importante es que nadie se entere, quienes denuncian ya se cansarán, no podrán con nuestra roca y con la teoría del apoyo divino y mariano a nuestra causa"

09.07.2020 Juan Cuatrecasas, Presidente de la Asociación Infancia Robada- ANIR

Ahora resulta que nos enteramos que la Prelatura de la Santa Cruz y del Opus Dei convive de cerca con las tesis del filósofo alemán Martin Heidegger y con la obra  El ser y la nada, publicada en 1944 por el también filósofo, francés en este caso, Jean-Paul Sartre.

“No vamos a decir nada” dijo un portavoz de la sede de la Obra en la calle Castelló, cuando les interpelaron por la sentencia inocua aunque condenatoria que por vía canónica llegó desde Doctrina de la Fe contra el numerario Manuel Cociña.

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