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CORRESPONDENCIA

 

Lunes, 03 de Febrero de 2020



¿Poderío o pobreza?.- Sinrencordenada

Hoy me he sentado a escribir sobre un tema que en la obra (para mí ya han perdido la mayúscula) tratan con mucha delicadeza y lo justifican de todas las maneras posibles, pero es verdad que roza el ridículo: la virtud de la pobreza.

Desde el primer día te enseñan que somos pobres, que tenemos que tener la mentalidad de un padre de familia numerosa y pobre, que el Opus Dei no tiene nada, que nació pobre, y que debe seguir siendo pobre para siempre. Que somos como la familia de Nazaret, que no tenían nada. Incluso se dice que la obra nació entre los pobres de Madrid, que el fundador trabajó con los pobres al principio (de repente lo dejó y nadie continuó eso hasta muchos años después, y en lugares contados). Y que hay que vivir desprendidos de las cosas materiales, que las cosas materiales son necesarias como instrumentos de apostolado, pero que no estamos apegados a ellas.

Que, como hemos entregado nuestra vida, entregamos el sueldo, y luego disponemos de dinero para nuestros gastos -todo bien consultado, claro-, y un largo etcétera. Todo lo que se refiere a las cosas materiales, se consulta o está puesto por escrito lo que debemos hacer. Por ejemplo, si te quieres comprar un coche “te aconsejan el más adecuado” -no me digáis que no, porque me pasó-. Y los regalos, y las cosas que no usas… En fin, que está previsto y bien previsto cómo vivir la pobreza. No tienes que pensar, solo actuar.

Y ante tantos criterios y principios, pues, ¡qué le ibas a hacer!: uno tenía grandes ideales y no se iba a parar en tonterías de que si el regalo de una corbata, de un bolígrafo, lo iba a entregar o no. Uno era pobre, debía vivir como pobre, pues ya está. Había un espíritu y, por si las dudas, unas pautas muuuuy concretitas de lo que se debe hacer en cada momento, y se cumplían. Eso sí, cuando empezaron las Palm y demás, se formó la locura en los centros, pero bueno, no sigo por allí.

Es verdad que en los centros normales, los de gente joven, se vive bien ese espíritu, y también las sedes de los centros de personas mayores son pisos discretos…

El problema es cuando te mueves a ciertos niveles, como por ejemplo, algunas sedes de delegaciones y, sobre todo, casas de convivencias. Me refiero a un nivel, digamos, institucional.

Vayamos a Barcelona, a la sede de la delegación de varones. Era un palacio en el famoso barrio de Pedralbes. ¿Y quién vive en Pedralbes? Futbolistas de primer nivel, empresarios internacionales, diplomáticos, están las sedes de los colegios más ricos de Barcelona… Y entre ellos, la delegación de la obra: un palacio, pero palacio de verdad (palacete, que no es tan grande). No es una casa muy cómoda, ciertamente, pero sí señorial, tremendamente elegante, con sus vitrinas, estatuas pequeñas, mármoles y sus cosas de valor. Te dicen que es de una familia que la donó o cedió, y me parece muy bien, que sea gratis. Y también me parece que hay que hacer ver que no “somos” una cosa pequeña, sino que “hay que tener presencia”. Presencia ya la tiene un colegio mayor que está un poco más arriba, cuyo metro cuadrado vale su peso en oro, pero lo dejamos estar… Ahora bien, una pregunta: ¿qué es lo que quieres demostrar: poderío o pobreza? Si quieres demostrar grandeza, perfecto, estás en el lugar oportuno, con el edificio oportuno. Si quieres demostrar pobreza, aunque sea gratis el edificio, no es la imagen más adecuada… Tampoco vayas a Hospitalet (zona baja, labor de agregados, allí no vayas), pero no me hables de pobreza cuando vives allí… Pues no: allí están, hablando de pobreza desde un palacio de Pedralbes…

Vayamos ahora a un curso anual, a descansar… ¿En serio esos edificios y esos jardines son demostración de pobreza? Castelldaura, las casas de Torreciudad, El Rincón, Molinoviejo, Solavieya, La Pililla, Artacea, Pozoalbero… Con esos jardines, esos mármoles, esos oratorios, esas pistas de deporte… ¿Pobreza? Ah no, que es para descansar, tras todo el año dedicado a la labor y tal. Ah, vale… ¿pero eso no cuesta un pastón? Sí. ¿Y no se puede prescindir? Ya que está, pues se mantiene… ¿Pobreza es eso? No: no lo es. Llamemos a las cosas por su nombre.

¿Y esos numerarios que trabajan en delegaciones que, para atender estoicamente los centros en verano, adelantan su curso anual a febrero, y se van a esquiar a Suiza, a una casa que está a los pies de pista de una estación de sky?… Viven la pobreza con soltura, vaya. Pero eso sí, te dicen, “no digas que me voy allí de curso anual, para no escandalizar, pues habrá gente que no lo entenderá bien”. Pues mira: NI TÚ que te vas lo entiendes, pero como te encanta la nieve, pues te callas. Pues allá va, en febrero, un numerario que trabaja en la delegación (no cobra) a pasar tres semanas seguidas esquiando en los Alpes suizos, con otros numerarios de otras delegaciones. A la vuelta, le dura la piel tostada hasta mayo, y la sonrisa, hasta el siguiente curso anual. Y eso se lo paga la delegación, no su centro…

Y si no te gusta la nieve, vas a Canarias a tomar el sol… Te lo mereces, por tu labor abnegada y generosa durante el año. De verdad que no exagero, es real.

Vamos ahora a vivir a Cavabianca, ya sabéis, el Colegio Romano de la obra, “donde aprenderás todo para llevar a tu región, te ordenes o no”… La sensación de los primeros días es: “vaya pasada de sitio”. Muy buenos materiales, muy grande todo (el oratorio de Nuestra Señora de los Angeles no es necesaria, seamos sinceros). Cavabianca es un espectáculo de lugar, con muchos edificios, piedras, mármoles, fuentes, calles, árboles con especies de todos los continentes. Vivías con espíritu de pobreza, porque no era tuyo, pero si quieres ser pobre, tienes muchas otras maneras de serlo. Esa no. Me rio yo de la pobreza, vaya.

Con razón no se permite a nadie entrar en Cavabianca.

Pero claro, ¿cómo se iba a vivir la pobreza en el Colegio Romano si el mismísimo fundador de la obra estaba rodeado de lujo y pomposidad? Me refiero no tanto a lo suyo propio, sino a las cosas que él y solamente él –y sus sucesores- usaban para Dios. Quizá ahora voy a ser polémico, pero sin rencor, sin exagerar y sin mentir. Años 50, en una época de crecimiento de la Obra, donde la gente del Colegio Romano dormía literalmente en el suelo, donde no tenían cómo pagarse la comida ni la calefacción ni las obras que realizaban, ¿el fundador se lanza a por un sagrario de oro y todo tipo de joyas y detalles para el oratorio del Consejo General donde él hacía la oración cada mañana presidiendo -lo siento, pero lo diré- desde un trono de obispo? ¿Eso es ser padre de familia numerosa y pobre? No. Y luego, ¿vamos a por un oratorio exclusivamente para el Padre (llamado oratorio del Padre), que es impresionante (sagrario de oro y brillantes en forma de paloma, con unas puertas de entrada ricas en materiales) para él solo, una Sacristía increíble con un apartado para él solo, con unos ornamentos riquísimos para él solo, con un lavamanos de mármol enormepara él solo? ¿De verdad era todo para Dios? ¿No podría celebrar Misa allí otra persona, o cualquiera de nosotros ir a hacer la oración a su oratorio? No: solo era, es y será “del Padre”. Es muy bonito dedicar todo eso a Dios, pero yo no gasto joyas en mi mujer si mis hijos están pasando hambre… Todo para Dios, sí, lo comparto. Pero Dios no es así: Jesucristo predicaba las Misericordias, no la riqueza.

Así lo explicaba mi buen amigo novaliolapena en otro artículo. El Padre de turno puede decirnos de vivir el espíritu de pobreza, de ser un padre de familia numerosa y pobre, de apagar lámparas que no se usen para ahorrar y todos flipar con esos detalles. Muy bonito. Pero luego hace la oración en un trono, ante un sagrario tremendo, celebra la Misa en otro oratorio impresionante, hace las comidas en un comedor bastante chulo -palaciego, por resumirlo en una palabra-, usa un Audi o Mercedes para desplazarse. Y tiene su propia pista de tenis donde juega al menos un par de veces a la semana. Y sobre todo, es pobre y habla de pobreza… Es una tremenda hipocresía. Recuerdo estar en alguna tertulia con don Javier y nos hablaba de que teníamos que ser padres de familia numerosa y pobre. De verdad que era para levantarse e irse fuera…

¿La Obra es pobre? No. Esa pobreza es una falsedad. Eso sí, luego publican en Internet y venden a la Santa Sede las labores que tienen para los pobres, “inspiradas en el espíritu de San Josemaría” -las comillas son sarcasmo, obviamente-. Labores como Harambee, labores sociales en algunos países, Braval y Terral en Barcleona… Labores que son muy buenas, pero hacen creer que hay una preocupación por los pobres a nivel institucional que no es cierta .Es como dar pollo a los pobres mientras tú comes marisco. Los pobres lo agradecen, pero no eres un buen cristiano.

¿Pobreza en la obra? Puede que en los centros normales haya. Pero a nivel institucional, “donde se toman las decisiones”, digamos, me parto de la risa con la pobreza: es una gran mentira.

Aquí sigo en mi correo  sinrencordenada@gmail.com





Salir del Opus Dei: Deja que todo fluya.- Salypimienta

A veces sucede a la salida y otras veces sucede estando aún dentro que nos es imprescindible vivir la propia vida sin la omnipresencia del Opus Dei. La mayoría no sabe por dónde comenzar ni cómo hacerlo. En la Obra se vive prácticamente como en un convento de clausura. Se sale a la calle y más o menos se tiene algún contacto con la vida real, quizá un poco distorsionado gracias a la pertinaz influencia que se vive intramuros, pero no es algo imposible aprender a vivir sin la armadura que nos imponen dentro.

Lo primero que hay que aprender es a ‘fluir’. Sí, es una palabra de moda, muy new age y todo lo que se quiera, pero si no aprendemos a hacerlo, nuestra vida puede resultar incómoda y en muchos casos dolorosa. Fluir quiere decir, dejarlo ser, no poner obstáculos a nuestros sentimientos, a nuestras emociones y a nuestros pensamientos.

Todos tenemos que pasar por un proceso personalísimo en el que va a haber momentos de enojo, de tristeza, de remordimientos de conciencia, de sentimientos encontrados, de emociones disparadas y hay que dejar que pasen sin obsesionarnos por controlarlos, es necesario pasar por eso para lograr una nueva vida, de otra manera siempre nos quedaríamos enganchados a lo que fue. El pasado debe de ser tomado como una lección, no como una sentencia de vida.

¿Cómo se comienza una nueva vida?

Personalmente creo que la vida te va llevando, no es necesario detenerse por completo y planificar paso a paso lo que se va a hacer, eso también es fluir. Cuando un ex miembro sale de la prelatura, por regla general piensa que tiene que dar un giro de 180°. Eso tampoco es necesario. Ya bastante novedad es estar en medio de la calle con todos los retos que esto implica como para querer escribir la biografía como si se tratara del guion de una película. Hay que dejar que la vida vaya siendo de la manera más natural posible. No es imprescindible hacer 10 amigos cuanto antes, ni buscar pareja, ni hacer planes para el futuro lejano. Hay que procurar vivir día a día.

Ya sé que al salir te quedas literalmente en medio de la nada: sin hogar, sin trabajo, sin amigos, sin una vida social (si es que a lo que viven los miembros se le puede llamar vida social) y sin estar preparado para enfrentarse a una realidad prácticamente desconocida. La cuestión es tomarse las cosas con calma e ir paso a paso.

Pienso que lo primero que hay que hacer es resolver las cosas funcionales de la vida: dónde vivir, de qué trabajar y qué comer. Saliendo de la Obra se acaban todas las comodidades de ahí. Hay que buscar un empleo adecuado, un sitio para vivir y solventar cuestiones de lo más mundanas como dónde y qué comer, cómo lavar y planchar la ropa y hacer la compra. Creo que solucionar esas cosas es básico para ayudarte a poner los pies en la tierra.

Después hay que reorganizar nuestra pertenencia al mundo real. Hay que ir al cine, al teatro, a conciertos, a bibliotecas, a museos, al supermercado, a un centro comercial o a los parques, esto es para acostumbrar al cuerpo a vivir en la misma realidad que la infinita mayoría de los seres humanos.

Hay que hacer un grupo de amistades que son imprescindibles para no aislarse. Hace tiempo me dijo una ex numeraria que no sabía cómo hacer amistades. Me sorprendió mucho esta declaración ya que nunca la he considerado una persona tímida, pero ¡claro! ella estaba acostumbrada (después de 25 años en la Obra) a iniciar ‘amistades’ con fines proselitistas y todas esas personas se las ponía el entorno opusino, vaya, que a esas ‘amistades’ el Opus Dei se las ponía en bandeja.

Se pueden hacer amistades en todos los lugares. Sólo es necesario un ¡hola! y una sonrisa para comenzar. Se pueden conocer personas en el trabajo, en los museos, en las bibliotecas, en el súper, en un club deportivo, en un centro cultural y hasta en la misma calle. Internet nos amplía las posibilidades de hacerlo (siempre y cuando ande por ahí con mucha prudencia). Yo conocí a una de mis mejores amigas en el parque al que acudo con frecuencia, todo comenzó porque a las dos nos gustaba observar pájaros. Primero sólo nos saludábamos, después comenzamos a platicar sobre pájaros y después nos conocimos mejor hasta que se fraguó una amistad que lleva ya más de 10 años. Así es como se hacen la mayoría de las amistades.

A muchos ex les llama mucho el hecho de encontrar una pareja. Está bien, es muy bonito sentirse querido y tener una compañía afectiva, pero ¡ojo! Hay que tener cuidado en esto. No es necesario involucrarse sentimentalmente con la primera persona que nos atraiga, tampoco es necesario casarse con el primero (o la primera) que nos aloque el corazón. Es válido conocer a muchas personas antes de decidirse por una. El consejo más importante que se le puede dar a una persona es: escucha lo que te dice tu instinto: si sientes alegría y paz es bueno, por el contrario, si te causa alguna sensación desagradable es malo.

En muchos, la religión resulta ser un obstáculo para poder vivir plenamente. Después de la experiencia opusina, nuestra alma queda generalmente tocada. Tengamos en cuenta que estábamos acostumbrados a una religiosidad maratoniana. Está bien seguir muy cerca de la Iglesia, es más, está bien si quieres seguir haciendo todas las normas, no pasa nada… pero también está bien alejarte completamente de la religión y no pararte en una Iglesia ni para persignarte. ¡Haz lo que te dé paz!

Si te da seguridad reunirte con ex miembros para compartir experiencias y eso te da seguridad, ¡adelante! A mí, al principio me provocaba mucha angustia hablar con ex opus. Me alejé lo más que pude de todo lo que tuviera que ver con la Obra, con el tiempo dejó de afectarme y ahora tengo una amistad entrañable con algunos (pocos) ‘ex’. La amistad que tengo con ellos no se debe a que las dos partes hayamos sido del Opus Dei –aunque hayamos coincidido en la vida debido a ello-, sino porque tenemos intereses e inquietudes afines, así de sencillo.

Lo que no es recomendable es intentar hacer una nueva vida y seguir enchufados a ‘Casa’. Nadie puede construir una nueva casa de cimientos a techo sobre otra casa ya edificada. No se pueden tener las dos cosas al mismo tiempo.

Lo vuelvo a decir, hay que tomarse las cosas con calma y dejar que todo fluya poniéndole la menor cantidad posible de obstáculos.

Salypimienta





Actualización y unas cuantas preguntas.- Al_Margen

Hola de nuevo a todos:

Aunque no he escrito aquí con frecuencia, continúo leyéndoos asiduamente. Hay muchos testimonios que no dejan de asombrarme. Permitidme que os felicite de nuevo a muchos de vosotros porque habéis querido ser coherentes y veo que os ha podido costar muchas lágrimas. Siento mucho que a veces para poder mirarse a uno mismo al espejo y reconocerse haya que pagarlo tan caro y os mando un abrazo deseándoos lo mejor a quienes además hayáis pecado de ingenuos. Aunque no os conozca.

Esta vez escribo para daros noticias y plantear algunas preguntas. Agradecería que alguien tuviese tiempo para responder.

Primero la actualización. Tengo muy en cuenta vuestras respuestas sobre mi relación con Persona X (amigo numerario) y el sacerdote, por lo que si bien no he cortado la relación con ninguno me he llenado de cautela. Especialmente cuando la semana pasada X me presentó a otro amigo (también numerario, llamémosle Y). Bien, pues Y debe ser de traca. Creo recordar que un famoso colaborador de Opuslibros lo llamaría “Prelatureitor”. Sin apenas conocerme y sin venir muy al caso, me preguntó “oye ¿Tú te has planteado que a lo mejor no eres para el matrimonio?”... No quiero malpensar, pero aquella pregunta me pareció repulsiva, aparte de por la indiscreción y la falta de luces que transmite, porque fue formulada con un evidente tono de impaciencia... vaya, vaya... Respondí lo que pienso, que no me parece que la naturaleza de nadie sea ser/no ser para el matrimonio, porque el matrimonio era cosa de dos. Por tanto, era indispensable encontrar a la otra persona y que ésta también le encontrara a uno (entiéndase “encontrar” como algo más que “toparse con”). Espero que me haya entendido.

Tengo que decir que no me creo que X haya instrumentalizado mi amistad porque desde que me negué a ser cooperador no ha vuelto a insistir y se sigue interesando por salir conmigo a pasear, a tomar una caña o simplemente nos telefoneamos para saber cómo está el otro. Desde luego no puedo decir lo mismo de Y.

Por otro lado me gustaría plantearos un hecho inusitado que se ha dado con el sacerdote. Este continúa sin haberme planteado jamás una crisis de vocación. Al Opus Dei tampoco lo critica pero ayer cuando le hice cierta pregunta que no exigía implicarme a mí en ella sin darme mucho detalle terminó diciéndome “tú en el Opus Dei lo pasarías mal”.  ¿Os parece tan sorprendente como a mi? ¿Esto no es lo contrario al proselitismo?

Preguntas, según lo que he leído en Opuslibros:

1) No me parece normal que entre adultos haya broncas como de instituto por contravenir recomendaciones que no son normas. Mucho menos que uno tenga que aguantarlas sin poder decir “disculpe, hábleme con respeto o me levanto y me voy” ¿Tiene que ver eso con cómo se ve a los directores? Pero si aunque un director diga que obra en nombre de Dios o que tiene estado de gracia, no puede negar que es imperfecto ¿No se puede decir entonces “agradezco su criterio porque creo que usted quiere lo mejor para mí, pero a mí me parece que se está equivocando, como hacemos todos, porque somos humanos. Yo lo he llevado a la oración y tras dialogarlo con el Señor he decidido hacer otra cosa”? Si el tipo manifiesta con todo la perversión de ir en contra de la verdad evidente de sus limitaciones ¿No existe un superior del superior al que dar queja, como sucede en las empresas cuando un jefe se pone abusivo con los empleados?

2) Cuando un numerario recibe un regalo tiene que entregarlo ¿Incluso si ese regalo no es un objeto de primera necesidad para nadie en especial y está personalizado, como una placa conmemorativa o un reloj con su nombre grabado?

3) Si he entendido bien, los numerarios restringen al máximo su trato con mujeres. También me ha parecido entender que ningún sacerdote del Opus Dei se ordena si no ha sido numerario antes. Eso quiere decir que si a un cura numerario se le encarga atender un centro de numerarias ¿Pasa del 0 al 100? O sea de ningún trato en absoluto a escuchar periódicamente las intimidades más profundas ¿Y eso no les parece peligroso? ¿O tienen como un periodo de formación para aprender a tratar con naturalidad a las mujeres para amortiguar el impacto? Según lo que yo he percibido, los numerarios tienen antes en cuenta que una mujer es una mujer, que sea una persona ¿Cómo hacen los sacerdotes para que esos seres, que para los numerarios son antes sexuados que seres, no les causen problemas de pureza o de afectos (porque a mí siempre me ha parecido maravilloso el amor por los detalles y por el afecto que desprenden tan espontáneamente algunas amigas mías y a mí me parece natural quererlas, sin ni siquiera haber escuchado sus intimidades periódicamente... pero no sé si eso lo puede vivir un cura numerario con naturalidad)?

4) La administración se encarga de las tareas domésticas (gracias Antonia, Salypimienta y tantos otros), entendido. Ahora no voy a calificarlo moralmente porque ya he visto que es un tema controvertido. Lo que me gustaría saber es si en centros donde hay numerarios muy mayores por ejemplo con alzheimer existen auxiliares que se encarguen específicamente de ellos. La demencia en el anciano me ha tocado muy de cerca en mi familia y sé que no conlleva poco trabajo... pero me pareció leer que a las auxiliares se les llega a decir que algo tan natural e inocente como las poluciones en las sábanas son orina ¿Quién va a duchar y a asear entonces a un anciano que no pueda ni sea consciente de su propia higiene? ¿Y quién vela para que se haga correctamente? ¿O existen residencias de ancianos numerarios en las que recibir esas atenciones?

Gracias de antemano por leer todo esto. Las preguntas no quisiera plantearlas a X ni al sacerdote porque no deseo que me mientan ni que me digan la verdad y luego se sientan culpables. A lo mejor les pondría en una encrucijada. Tal vez vosotros podáis ayudarme a entender esta institución, a veces tan extraña en sus costumbres para los profanos, a la que pertenecen estas dos personas, porque estoy empezando a tomarles afecto y me preocupan un poco.

Feliz semana a todos y un abrazo.

Al_Margen




 

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