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CORRESPONDENCIA

 

Miércoles, 08 de Enero de 2020



Enrique Doval paga los platos rotos.- BOQ

 

Dice el Decreto que Enrique Doval "no acompañó al denunciante con la debida caridad pastoral".

 

Sinceramente, es inconcebible. Todos los que hemos estado en la obra, sabemos desde la primera formación recibida (B-10), que un director de la delegación toma las decisiones de gobierno una vez escuchado su Consejo y, siempre, siguiendo las directrices de Roma. Es decir, Ocáriz y su Consejo, que son los redactores del Decreto, sabían perfectamente que Enrique Doval es un mero ejecutor de órdenes e hizo lo que se le dijo.

 

Ni Ocáriz ni ningún director van a admitir que la obra tiene deficiencias, la obra siempre fue la Madre Guapa como decía el Marqués de Barbastro. Nunca admitió que su obra pudiese tener la mínima imperfección.

 

Este Decreto confirma el comportamiento sectario del opus del, dónde es imposible la crítica hacia los superiores o hacia la propia institución, que es inspirada por Dios (hasta el nombre -Opus Dei- lo indica) y cualquier voluntad de un superior viene directamente de Dios. Este es un claro ejemplo de la infalibilidad del superior frente al inferior y de la imposibilidad de cuestionar cualquier decisión de un superior, en este caso el prelado y su Consejo.

 

En este Decreto se creen su propia mentira. Lamentablemente, es una humillación para la víctima y sus familiares.

 

Desgraciadamente hay más casos similares en la obra, esperemos que asuman las consecuencias en Roma y no hagan pagar los platos rotos al Enrique Doval de turno.

 

BOQ





Sobre el bueno de Juan Pablo Bueno.- Sergio Duwosky

Los abusos sexuales de Juan Pablo Bueno. Lo más grave de la cuestión no son los abusos sexuales: mucho peor es el abuso de poder utilizando información del fuero interno, la manipulación de las personas y la cadena de encubrimientos y de abuso de poder que llega hasta el mismo Prelado.  

            Me impactó mucho la noticia acerca de los abusos sexuales perpetrados por Juan Pablo Bueno, reconocidos por él mismo e institucionalmente por el Opus Dei. Pero más que el penoso hecho de los abusos sexuales perpetrados por una persona mayor sobre un menor de edad, y estando el abusador en una posición de autoridad frente al abusado, me impactó que estos hechos constituyen una prueba más, contundente, del abuso del fuero interno para manipular a las personas del que dan cuenta numerosos testimonios, de la utilización de la información obtenida en el fuero interno para el gobierno del ente Opus Dei, y que la cadena de participación criminal, al menos en grado de encubrimiento (dejo la cuestión moral, los pecados, al juicio de Dios. De internis non iudicat praetor… neque Ecclesia…) que llega la mismísimo ahora beato Alvaro del Portillo y Diez de Sollano, a la sazón, Prelado del Opus Dei cuando sucedieron los primeros hechos, y su vicario general, el que luego fuera Prelado, Javier Echevarría, y sus respectivos Consejeros y los vicarios y sus consejos de Argentina y Uruguay.

Me abstengo de otros comentarios y puntualizaciones, porque otros ya las han hecho. Me parece que la Sede Apostólica deberá en breve tomar medidas: son hechos muy graves y pareciera que el Opus Dei –lo que queda del Opus Dei- ya no puede por sí sólo dar respuesta.

Sergio DUBROWSKY





ALMACEN DE RECUERDOS.- Pinsapo

Querido Zartan de los Nomos, me encanta haberte hecho llegar tu mejor regalo de Navidad y quedo a la espera de la prometida apertura de tus almacenes de recuerdos, que al parecer surgen en el centro de estudios de Sevilla, aunque según nos contó Jacinto Choza en 2007 acabaste en Santiago de Chile con una estupenda familia.

Expones con gracia que nuestra forma de sentir será influencia de Séneca, Averroes, o quién sabe, del pescaíto frito. Eso mismo contaba Ramón Rosal respecto a las diferencias de su estancia como sacerdote de la Obra en Andalucía. En una entrevista de La Vanguardia le preguntaron qué fue lo que le decidió marcharse de la obra a los 37 años y respondió que la pregunta mejor sería que por qué se quedó tanto tiempo. Y eso fue por vivir muchos años en Andalucía, “donde la ortodoxia siempre es relajada, pero al llegar a Barcelona, todo cambió.” Para mal. Otros ilustres andaluces han dibujado este hecho diferencial tan especial en una institución que aspira a uniformarlo todo, del que es ejemplo el gaditano Antonio Ruiz Retegui.

Contaba el onubense Choza en su escrito antes citado, cuando en la primavera de 1990 dejaron la Obra varios numerarios de la Universidad de Sevilla, se levantó una caza de brujas absurda, acusándole de que él era el instigador de un complot contra la Obra, según le acusó el vocal de San Miguel de España, por haber salido esas personas tras haber tenido conversaciones con él. Incapaces de ver las cosas con sencillez. Todo porque le interesaban más las personas que las normas.

Resulta curioso y pone en evidencia la paranoia de los directores, que hay testimonios precisamente de lo contrario, de los efectos positivos para la Obra de las conversaciones de Jacinto con numerarios en crisis. Ese es el testimonio de Otaluto, que coincidió en un curso anual en Canadá con Choza y decidió mantener confidencias con él sobre algunas dudas sobre la vida en la Obra, siendo el efecto que le produjeron las mismas un mayor deseo de perseverar en la obra, un propósito de mayor fidelidad a una empresa que creía divina. Su conclusión fue que si en la obra había personas como Choza, la obra era un lugar en el que él querría siempre estar. Al mencionar al Consiliario de Canadá el efecto positivo de estas charlas con quien no fue designado para ninguna confidencia por la cadena de mando, le cayó un chorreo tremendo. Y eso sí fue lo que le dejó helado y le hizo ver por primera vez que había algo muy sórdido en las entrañas del Opus Dei.

Tal caza de brujas puede llegar al paroxismo cuando un miembro célibe intenta en su trabajo tener un trato normal con personas del otro sexo, como le ocurrió al sevillano Fede con compañeras docentes de Universidad. Nos cuenta con gran sentido del humor sus experiencias: “una numeraria se casa, tiene dos niños, y voy de vez en cuando a su casa a comer y a estar con los niños. Otra numeraria, se casa y voy a comer a su casa y hacemos, con su marido, algunas excursiones juntos. Otra, que también se va, de misma ciudad, la saludo por la calle y charlamos un rato sobre cómo le va la vida. Etcétera. Me dicen que nada de trato con numerarias. Claro, si se van de casa todas las que conozco, ¡entonces no compensa conocerlas! (o a lo mejor por eso, debería conocer a todas las que pueda, porque es patente que son mucho más felices ahora que antes; que digo mucho más: ¡no hay color! Están más guapas, radiantes, encantadoras: ¡son otras! O son ellas mismas…).”

A mí me interesan más esos eventos agradables, personas queridas y situaciones entrañables que tú Zartan mencionas, dado que me identifico con análisis más afectivos. Y puede ser que quizá por tal motivo nos mantuviéramos más tiempo de la cuenta sufriendo dentro del Opus Dei. Me pasa como a ti, pues como decías en 2015: me emocionaba, ilusionaba y vibraba con los ideales de “querer de verdad a tus hermanos y a todos los hombres porque todos son hijos de Dios.” Dices que eres un sentimental, aunque de forma paradójica explicabas que una de las secuelas del paso por la obra es la dificultad para mostrar afectos. Por eso, quedo todavía más ansioso a la espera de la inauguración de tus grandes almacenes de recuerdos.

Pinsapo





El Opus Dei se limita a amonestar a un numerario español...- Aloevera

El Opus Dei se limita a amonestar a un numerario español que abusó de un joven, y al cura que lo encubrió

La Obra justifica la ínfima condena señalando que "de acuerdo con la ley de la Iglesia, al no ser un clérigo no correspondía la intervención de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Por otro lado, considerando las normas civiles y las canónicas penales aplicables a un laico, los delitos han prescrito por el paso del tiempo"

El Opus invita "a rezar especialmente por la persona afectada y, con actitud de piedad cristiana, por el sr. Bueno Montoya (el abusador, de nacionalidad española), de salud clínica y psicológica frágil y delicada, para que el Señor le tenga misericordia"

Una admonición formal. Esta es la 'condena' que el prelado del Opus Dei, Fernando Ocáriz, ha impuesto al numerario Juan Pablo Bueno Montoya, encontrado culpable de "tocamientos inapropiados" a un joven menor de edad en un Centro del Opus Dei (del que era director) en Montevideo en 1984, y "una situación de acoso sexual" al mismo joven cinco años después.

En una nota enviada por la Oficina de Prensa de la Obra en Uruguay, el Opus informa "con dolor y tristeza" de los hechos, así como de la inculpación de un sacerdote, Enrique Doval, a quien el joven comunicó los hechos y que "lo interpretó como una grave imprudencia, pero no como un delito, por lo que invitó a la víctima a la discreción y amonestó al acusado, pero no promovió otras medidas". El clérigo también ha sido amonestado, pero no expulsado de la congregación.

Artículo completo en Religión Digital

 




 

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