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CORRESPONDENCIA
Viernes, 22 de Marzo de 2019
La unión hace la fuerza.- Agustina
Un grupo de víctimas del Opus Dei se organiza para denunciar abusos en la Obra
Lanzan una dirección de correo abusosopusdei@gmail.com para acabar con el “silencio y desidia” de los responsables de la institución
“Preferimos no contestar”, es la respuesta oficial del Opus Dei
21.03.2019 Jesús Bastante
“Preferimos no contestar”. Esta es la respuesta oficial del Opus Dei a la pregunta de RD: '¿Cuál es la respuesta de la Obra ante los abusos? ¿Han recibido denuncias? ¿Por qué la Obra no habló como tal tras la sentencia del caso Gaztelueta?'
Y ya que el Opus Dei no dice nada, un grupo de víctimas de abusos sexuales y psicológicos perpetrados e infringidos por miembros de la Prelatura del Opus Dei han decidido unirse y lanzar una dirección de correo electrónico abusosopusdei@gmail.com
El objetivo, según explican sus responsables a RD, sería “recabar, respetando siempre los deseos, si los hubiera, de anonimato de los denunciantes, el testimonio de personas que hayan sufrido cualquier tipo de abuso por parte de numerarios, supernumerarios y agregados de la Obra”.
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¡A cuántas numerarias aguanté!.- Lucía G.
Gracias Mediterráneo por el tiempo que has usado para explicarme lo que hemos vivido las auxiliares.
A cuántas numerarias aguanté en las visitas que hacía a la casa de mis padres, con los pocos días que pasaba con ellos me mandaban con una espía. Nunca entendí el motivo de la compañía, me dejaban ir cada dos o tres años, me arrancaron todas las maneras de compartir con ellos. Deseo que pasen lo mismo que yo pasé.
Y cada vez estoy más convencida que no hay un déspota igual que Escrivá y dudo totalmente de que pueda ser santo, Dios me perdone.
Nuevamente gracias Mediterráneo.
Lucía.
No se va de mi memoria (XI).- Dax
Queridísimo Cafeconsal:
Tras leer tu último escrito, te dedico esta entrega de mis deslavazadas memorias opusinas. No te conozco, pero te estoy tomando cariño, y como sé que preguntas en serio, y con respeto, del mismo modo te contesto.
Acaso la mayor tarea que tiene un miembro de la prelatura que decide abandonar la misma, y en mi opinión también la más importante, es la de volver a poner en orden su relación con Dios. Cuestión nada baladí esta, pues quizá la mayor agresión que sufrimos muchos en el alma durante nuestro paso por el opus dei fue la de ser entrenados para confundir los silbidos del Buen Pastor, la voz de Cristo en nuestras vidas, con otras voces, humanas, demasiado humanas, que nos distrajeron cuanto menos... Y cuanto más, llevaron a bastantes al abismo...
(Leer artículo completo...)
La oración.- El Cid Campeador
La oración El Cid Campeador, 22/03/2019
“Cuando un tema se presta mucho a controversia —y cualquier cuestión relativa a los sexos es de este tipo— uno no puede esperar decir la verdad. Sólo puede explicar cómo llegó a profesar tal o cual opinión” (Virginia Wolf, Una habitación propia).
“La cerveza es la prueba de que Dios nos ama y quiere que seamos felices” (Benjamin Franklin)
Entraré al trapo para responder a la pregunta de Caféconsal, el pendenciero, acerca de la oración durante mis décadas en el Opus Dei. Supongo que muchos se sentirán interpelados por su tono provocador e irónico. Embestiremos juntos.
Respecto a la oración
En mi caso te diré que la oración no estaba limitada a 1 hora diaria. Entonces, como ahora, intento vivir en la presencia de Dios durante la jornada completa: todo es oración.
El Señor nunca me dijo nada, directamente en el sentido de que no oí voces. Yo intentaba adivinar, a partir de mis circunstancias, lo que era bueno para mí y para todos; en la oración buscaba bondad (Tranquillus Deus tranquillat omnia; San Bernardo). Por eso me hice de la obra. No era capaz de ver nada malo en ella a los catorce años. Simplemente era un adolescente generoso que se entregó a Dios. A partir de ahí, de mi entrega, fui manipulado como solo un adolescente puede ser manipulado.
Concibo la oración como algo más reflexivo, un idayvuelta entre “mi corazón y mis asuntos”.
Esto de la oración es un mundo y que cada uno lo haga como le parezca. Tanto hablar de la oración aburre y me recuerda a los versos de Coleridge: “Water, water everywhere / and not a drop to drink”.
Opus Dei: oración como manipulación
Aprender a orar es muy difícil, probablemente porque en general se reduce a un supuesto que quizá no se adapte a todos: la oración es dialógica. El título de algún libro (Hablar con Dios, por ejemplo) no hace más que introducir confusión en el tema. Conocí a uno que iba a un bar, pedía una cerveza y se pasaba media hora hablando con Dios. Este si escuchaba voces.
Durante mi época en el Opus Dei yo también concebía la oración como un diálogo, buscando respuesta a mis preguntas. Creo que estaba relacionado con el dogmatismo de la obra: una relación unívoca e indudable entre preguntas y respuestas. Las cosas son así y punto. En este juego de preguntas y respuestas había trampa: solo aciertas si tu respuesta coincide con la del director, que era el corrector; esto sí, esto no, esto sí, esto no…
Me convertí en un pequeño Eichmann en el sentido de Hanna Arendt: una buena persona que solo obedecía órdenes burocráticas. No era un “ser reflexivo” e independiente.
Todo esto anulaba mi conciencia, probablemente el objetivo de la manipulación. Yo tenía culpa en ello porque de tanto repetir aquello de “no valgo nada, no tengo nada, no soy nada, etc.,” tenía la autoestima por los suelos. Creo que cuando escribo cito mucho por esto, busco la confirmación de la autoridad. Es que no voy a cambiar.
Luego llegó un momento en que no quería aceptar ciertas cosas que no me parecían correctas y realicé mi particular “giro copernicano”. Si Kant fue del objeto al sujeto, yo al revés. No soy yo el problema, la obra es el problema. Es la revelación más importante que he tenido en la oración, aunque reconozco que tardé unas décadas pues parece que soy lento. Pero la base es sólida, muy sólida. Me pasó literalmente como dice Shopenhauer: "Toda verdad pasa por tres fases. Primero es ridiculizada. Después, combatida. Finalmente, aceptada como evidente". Inmensa es la fuerza de la evidencia.
Cuando sabemos algo nos resulta muy difícil ponernos en el lugar de quien no lo sabe. Probablemente tú no necesitaste este giro, para mí fue un hallazgo. Debes valorarlo o, como se dice hoy, “ponerlo en valor”: de repente me “empoderé” yo a mí mismo.
En la película L’Aveu (La confesión), de Yves Montand y Simonne Signoret se dice aquello de que “más vale equivocarse en el partido que tener razón fuera de él”. Era el lema del Partido Comunista francés. Yo no estoy de acuerdo. Para mi la “razón” es más importante y prefiero estar fuera del partido.
Bueno, la verdad que intenté cambiar el Partido olvidando aquello de HoChiMin: “una pulga no puede parar un tren, pero sí joder mucho al maquinista” por lo que me suplicaron que me fuese.
El Cid Campeador
PS: por cierto, Coffeewithsalt (¿o mejor Saltedcoffee?), escribes que has visto muchas incoherencias en el Opus Dei; pues tu primer escrito rezuma incoherencias por todas partes (¿compromiso apócrifo?). Raya lo esquizofrénico. Cuando dices que el Opus está muy mal pero que hay personas maravillosas pienso en Viktor Frankl. Decía que en los campos de concentración los guardas eran muy buenas personas: buenos cristianos, buenos padres de familia, buenos amigos… seguían disciplinadamente órdenes. Lo mismo expresaba Arendt con la banalidad del mal.
Respondo a tu pregunta con igual cariño.- Simon II
Cafeconsal,
Hemos pasado 10, 20 o 30 años buscando sinceramente el diálogo con El Señor durante la media hora de la oración mental por la mañana y la media hora por la tarde, tan sinceros, espero, como tú en el rato de oración en lo que decidiste hacernos la pregunta.
Haciendo oración durante muchos años primero con la ayuda de Camino, entonces con El Valor Divino de lo Humano, luego con algunos libros piadosos y los editoriales de Crónica y notas de gobierno antes de que llegaran los libros de Meditaciones, las Campanadas, Es Cristo que Pasa, las cartas mensuales del Padre, etc.
Recibiendo todo sinceramente con fe en la esperanza de lo prometido: la Obra tal como fue presentada a nosotros -apóstoles modernos siguiendo el llamado universal a la Santidad del Vaticano II, una santidad lograda a través del cuidado de las cosas pequeñas, haciendo de una hora de estudio (luego una hora de trabajo profesional) una hora de oración, con un espíritu capaz de informar un mundo mejor.
Luego, dándonos cuenta de que cosas serias habían estado ocultadas y que seguían ocultándose, y no por accidente sino por deliberado y cuidadoso diseño de los Directores Centrales.
Y viendo en la oración que si los Directores de la Obra pudieran sentirse justificados ocultando aspectos de la historia y de la verdad de la Obra, enterrando (a veces por medio de un desterramiento de numerarios bajo juramento de silencio perpetuo) verdades desagradables o poco edificantes, hasta la reescritura de la historia presentando todo como maravilloso y sobrenatural, entonces Los Apóstoles originales pudieran haberse sentido justificados si hubiesen logrado enterrar a escondidas el cuerpo muerto de Jesús para luego presentar al mundo la maravillosa y sobrenatural resurrección de los muertos.
Y llegando a ver en la oración que seguir creyendo en la Obra tal como es y cómo funciona difícilmente se evita llegar a dudar de la verdad de la resurrección de Jesús de entre de los muertos.
Y apostando por creer en la Resurrección de Jesús.
Tema para tratar en la oración, creo, Cafeconsal, sobre todo ahora que avecina la Pascua.
No tengo curiosidad, ni sana ni malsana, sobre lo que te dirá El Señor.
Simon II
Para Cafeconsal, el curioso.- Hondo
Yo era un lector pasivo de Opuslibros hasta que llegó a esta web un tal Merak, en plan de curiosear almas. Él motivó mi primer escrito "Nada de esto fue un error" (8/1/2018) ¡Cafeconsal, te entenderías muy bien con él!
Nos preguntas: "Con muchísimo cariño, ¿qué surgía en vuestra oración personal?" Me dan escalofríos: durante décadas, cada semana, con las mismas palabras (¿casualidad?) fui interrogado por directores y sacerdotes, que luego se reunían con el vocal de San Miguel para comentar los datos obtenidos y volcarlos en informes escritos que todavía deben guardar en las sedes de las delegaciones.
Te responderé entonces brevemente.
La primera media hora diaria no fue, en mi caso, verdadera oración personal sino adoctrinamiento pasivo de la vida y milagros del non plus ultra de la santidad. No, no es Cristo.
En ayunas, a veces mal dormido -ni te digo si te había tocado hacerlo en el suelo la noche anterior o estabas bajo el efecto de psico fármacos para la perseverancia- escuchabas la lectura monótona de un ladrillo llamado "Meditaciones."
Otras veces el sacerdote del centro predicaba. En los primeros años algunos veteranos lo hacían bien, con auténtica piedad y celo apostólico. Más tarde, el nivel de la predicación -salvo honrosas excepciones- se volvió uniforme, previsible, aburrido. Habían llegado guiones desde Roma y muy pocos se salían de la fila.
En mis últimos meses en la Obra llevaba la cuenta de las veces que nombraban a Cristo y de las que nombraban al non plus ultra. Éste último ganó en todos los casos. Imbatible.
La otra media hora, durante años, consistió en meditar editoriales de Crónica que me habían indicado en la dirección espiritual, encomendar listas de pitables, preparar la charla fraterna o la confesión, darle vueltas al examen particular, la Carta del Padre, la intención mensual, lo que habían dicho en el Círculo Breve, repasar los propósitos del retiro y del curso anual, llevar a la oración correcciones fraternas recibidas o para hacer, etc. Trabajo administrativo espiritual, podríamos llamarlo. La agenda era un sacramental más, como el rosario o el agua bendita.
La interminable cantidad de normas y costumbres fue una pared cada vez más elevada entre Dios y yo.
Ahora la pared cayó y hay un puente, pero de esos encuentros con Cristo no te digo nada porque una de las maravillas de irse de la Prelatura es que nunca más le tienes que dar cuenta a nadie de tu más profunda intimidad: "Cada persona es una historia sagrada."
Sí te puedo asegurar que a los catorce años y medio yo no veía en absoluto esa vocación "como un castillo" que aseguraban ver en su oración el director y el sacerdote del centro, y que más tarde -ya en la labor de san Rafael- nunca vi ninguna vocación en los adolescentes a los que les planteé la llamada. Eran indicaciones de los directores regionales, proselitismo diseñado entre cuatro paredes, y el "que obedece nunca se equivoca".
"¿El Señor os habrá dicho algo en algún momento?", quieres saber. Sí, como a Pedro me dijo que saliera de la barca. Y pude caminar sobre las aguas, a pesar de salir con lo puesto, enfermo y solo.
Hondo
20 de marzo: y ahora qué?.- Popcorn
Hoy es un día raro, extraño. Ayer reuniste energías suficientes para resistir la presión pro-renovación y probablemente te sentiste acosado/a hasta las 12 de la noche. Pero resististe. A qué venía dudar de repente de una cosa que llevabas meditando tanto tiempo? Y a partir de esa hora, empezaste a relajarte. Incluso tímidamente encendiste el móvil de nuevo, o preferiste esperar hasta hoy por la mañana, por temor a lo que podías encontrarte.
Cuando yo escribí mi carta pidiendo la dispensa de mis compromisos, la llevé al centro. En dirección no había nadie esa tarde así que dejé la carta en la mesa y me fui a misa. Pensaba que a la salida habría alguien del centro esperándome, para hablar conmigo y tratar de disuadirme. No fue así. Marché a casa, pasó un día, y luego otro..., hasta que por fin contactamos. "Oye, viste lo que te dejé?"- pregunté. Sí, y lo tramitaré muy a mi pesar. Hecho. Aquello estaba hecho. Empecé a respirar con aquel acuse de recibo.
Y vinieron días raros, después de muchos meses de tensión y quebraderos continuos de cabeza. Ese pensamiento constante, esa plegaria sobre qué hacer con mi vida y con aquella decisión... se iba poco a poco amortiguando, dejando paso a una sensación de paz y agotamiento simultáneamente. Prevalecía la paz: era calma tras la tempestad de la insistencia ajena y de la indecisión propia. Ya no había que meditarlo más. Estaba hecho. Nadie me volvió a insistir (haz un curso de retiro, habla con D. Fulano, date más tiempo, hay muchas maneras de estar en la obra...). Nadie me volvió a llamar. Se acabó; esa atmósfera pesada fue saliendo de mi cabeza, de mis ratos a solas, de mis trayectos en carretera, de mis visitas a las iglesias...
Y empezó una nueva etapa. Una relación con Dios más intimista. Con el Dios de la misericordia, de quien me esperaba todo y que está por encima de todo (incluso de las diversas instituciones que hay en la Iglesia). En quien yo me refugiaba y de quien sentía toda la seguridad. Y ahora qué? Ahora, a seguir construyendo tu vida día a día: tu trabajo, tus amistades, tu ubicarte en el mundo -ése del que no nos saca la obra pero que tan lejos se había quedado por vivir en la burbuja del centro-.
Y llegó el verano. Qué se hace en verano? Cómo se veranea? Hasta entonces mi experiencia veraneante había consistido en atender convivencias, cursos anuales de recientes, o hacer el mío propio... O permanecer en mi ciudad viendo a otras personas ir y venir... Por suerte la familia estaba ahí, y se encargó de invitarme a planes que me fueron ilustrando la propia iniciativa. Aún me costó tiempo conseguir que mi corazón no pegara un brinco cuando estaba haciendo algún plan y daban las 21.30h o las 22h: hora de la cena o la tertulia! No, ya no tenía que volverme a ninguna parte. Aprendes a manejar tu tiempo, a remolonear si te apetece, a no ir pegado al reloj... Aprendes que la vida es muy sencilla. No es necesario estar planificando continuamente: simplemente, fluye... Te haces a vivir en sitios nuevos, conocer a nuevas personas,entablar amistades... A lo mejor sigues confesándote por un tiempo con un sacerdote de la obra, que te sigue dando ese tipo de consejos de hace la oración, rezar un rosario... Y luego vas encontrando otros que también iluminan tu alma.
Ahora, disfruta. Vive sin remordimientos, sé tú plenamente!, cultiva la amistad, aprende a dar abrazos (reconfortan mucho: yo no los conocía!), celébralo de algún modo. Por cierto: transcurrieron 3 meses y medio hasta que la obra me comunicó que se me había concedido aquella dispensa que yo solicitaba en mi carta. Menos mal que ante Dios la consideré concedida desde el mismo momento en que dejé mi carta en aquella mesa de dirección un sábado por la tarde.
Popcorn
Qué había en mi oración.- Arnust
Hola Cafeconsal...
Hay que entender que desde que entras, la primera charla que te dan es para explicarte que el Opus Dei lo fundó Dios, y que está empeñado Él en que su Obra se realice. Es el fundamento de el adoctrinamiento que seguirá.
En tu oración vas con algunas premisas impuestas: la vocación te la dio Dios desde el inicio de los tiempos, Nadie tiene derecho a dudar de su vocación, las dudas de vocación se espantan como tentaciones de pureza, etc. En la confidencia (dirección espiritual) tenías que hablar de cualquier duda que surgiera y el encargado de tu charla te hacía ver que te faltaba visión sobrenatural, entrega, etc. (un largo etcétera).
Además, recibes constantes charlas, círculos, cartas del "padre" que debes llevar a tu oración, y no se diga los libros de meditaciones, las predicaciones, camino, surco, forja, como un personaje más, Cuadernos 1 al 9... Con la mira puesta en ser tu mismo opus dei.
Cuando creces y empiezas a pensar por tu cuenta, a veces se prefiere mirar a otro lado y confiar en que aunque no entiendas, por ejemplo, la violación de conciencia que se hacía en la "charla fraterna", es de Dios y Él sabe lo que hace, y seguir adelante siendo fiel hasta la muerte; o la otra opción es seguir pensando, aceptar que a lo que entregaste tu vida y tus mejores años, es una falacia, y ver cómo todo no aguanta una conforntación real con el Evangelio, lo cual en algún momento te lleva a salirte. (Aunque también cabe que uno se salga por procesos menos racionales, donde el instinto ayuda a escapar de ese embiente).
A lo que voy es que lo que nos pasó fue lo que a la famosa rana que meten en un caldero con agua fría y poco a poco la van calentando, hasta que muere... fue el plano inclinado que nos marcaron desde un consejo local. Si hubiéramos entrado al agua hirviente, y sin un convencimiento pleno de que hacíamos la voluntad de Dios y que de no perseverar nos jugábamos la felicidad eterna, no hubiéramos durado tanto.
Saludos Arnust
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