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CORRESPONDENCIA
Miércoles, 12 de Septiembre de 2018
Y entonces, ¿cómo debería ser el Opus Dei? (I).- JasonJonas
Y entonces, ¿cómo debería ser el Opus Dei? (I)
En mi correo anterior describí mi opinión sobre el Opus Dei -habiendo vivido 7 años en el cómo numerario- en diferentes reflexiones y un poco de imaginación. En convicción sigo considerando que el Opus Dei, como ha sido y como es hoy NO es una institución verdaderamente sana en el sentido espiritual y, ni mucho menos, en un sentido humano.
Siendo humanos, con alma y cuerpo, quisiera enfocar esta pregunta inicial en función de nuestro sentido más humano (sin obviar el sentido espiritual): ¿Cómo debería ser el Opus Dei? No soy erudito de ningún tema, simplemente como un humano más, “común y corriente” expreso esta inquietud, aunado al hecho también de que en su momento tuve relación con esta institución. Además, como ser humano y como cristiano, desearía que toda institución de la iglesia -más allá de reconocer que esta institución ha causado y causa tanto mal para muchos- se corrija y cauce el mayor de los bienes...
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When we were young o cuando éramos jóvenes.- Lizzy B.
El hijo más pequeño llegó a eso de las cuatro de la mañana a nuestra cama, haciendo el suficiente ruido como para quitarle a uno de golpe las ganas de vivir. Como náufragos en medio de la tormenta, nos abrazamos con mi marido, al borde de la desesperación: había que levantarse a las 5.30 para llegar a tiempo al trabajo. No había forma de seguir durmiendo, de modo que me consolé pensando en la película que habíamos visto la noche anterior: “Before sunset”, de Richard Linklater. En una escena, en que ambos protagonistas se lamentan de haberse separado, años atrás, sin darse las respectivas señas, ella dice: “éramos jóvenes y creíamos que encontraríamos más personas con las cuales conectaríamos. Ahora nos damos cuenta de que eso no es así”. Y pensé que es bastante cierto: conocemos y tenemos aprecio a muchas personas en la vida, pero conectamos realmente con pocas.
Y varias se esas pocas las conocí cuando era joven y miembro del Opus Dei.
Generalmente el Opus se conoce de joven. Nuestras primeras personas importantes se conocen allí y con el tiempo, la experiencia Opus completa pasa a ser como el primer amor.
Ya con dos lustros de casada y cuatro hijos, sigo soñando con mi marido. Habla una persona enamorada, y desde ahí puedo identificar el amor que me moviliza y que me ha movilizado antes. Puedo ver a todas aquellas personas que amé en el Opus, con las cuales conecté y siguen siendo importantes todavía hoy.
Y aunque sea un poco triste, un pelín doloroso, sigo insistiendo en verlas, porque sé que les doy lo que ellas me dan: inspiración. Ellas me recuerdan mis sueños, como yo les recuerdo los suyos.
¿Es tan corto el amor y tan largo el olvido? No. Se trata de lo que necesitamos y somos. De lo que damos y recibimos, como diría Joy de Friends. Se trata de valorar aquel pasado opusino que de cualquier manera es nuestro, aunque haya sido un error. De aprovechar toda experiencia de vida, y de querernos incluso cuando fuimos estúpidos. Porque esa persona estúpida y equivocada en el Opus también fui yo.
El amor es uno solo. Mi vida es una sola, aunque yo cambié y todos los que he amado, cambien también. No se trata de un olvido largo, sino de un amor que no se acaba.
Lizzy B.
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