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CORRESPONDENCIA
Miércoles, 24 de Octubre de 2018
El gobierno clerocrático del Opus Dei.- Cimarrón
El gobierno clerocrático del Opus Dei
Cimarrón, 24/10/2018
Con todos los profundos estudios que se han publicado en estas páginas, ha quedado claro que las Prelaturas Personales son entidades clericales compuestas solamente por sacerdotes y diáconos, no por laicos, que no son ni siquiera tomados en cuenta. Los laicos no son el pueblo de la prelatura, de manera análoga a cómo lo son en las diócesis. El Opus Dei no forma parte de la estructura Jerárquica de la Iglesia. La Obra queda pues, como un conjunto inseparable de dos entidades, la prelatura de la Santa Cruz y por otro, la asociación Opus Dei; ésta última formada por laicos. Por eso el nombre oficial de la institución indica las dos entidades “Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei”...
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Foto.- Cimarrón
Carlos Olivares. Ex numerario. País: Guatemala. Nick: Cimarrón.
Cuento de una estrella de mar.- Sonnenblume
Esta es la primera vez que escribo aquí, y me hace mucha ilusión, la verdad. Recuerdo que de pequeña leía vuestros escritos a escondidas, porque a mis padres no les parecía bien (son del Opus los dos). Fui durante 11 años a un colegio del Opus en España, y la verdad es que solo deseaba cumplir los 18 años para irme al extranjero. Y aquí estoy, en un país a casi 2000km de mi familia que está en España, aprendiendo, creciendo, conociendo mundo. Y es lo mejor que he podido hacer.
No me costó nada mudarme, al contrario, me monté en ese avión con tanta felicidad, rumbo a un nuevo destino. No conocía a nadie, pero enseguida hice nuevos amigos, y eso que en el colegio era la típica niña tímida que no hablaba demasiado. Cuando salí de la burbuja Opus con 18 años y me mude de país, todos admiraban mi valentía. Pero yo no fui valiente, yo simplemente necesitaba un gran cambio en mi vida y salir de esa capsula tan surrealista en la que estaba envuelta. Cambié de gente, de ropa, de idioma, de tipo de comida, de cultura, de mentalidad. Fue un gran cambio, pero Dios siempre estuvo ahí guiando mi camino. Nunca perdí la fe, y aprendí a ser mas tolerante y a hacer nuevos amigos que han tenido un pasado totalmente distinto al mio.
También me enamoré por primera vez, sentí esas llamadas mariposas en el estomago, conocí a chicos e inicié amistades nuevas (en el colegio y en España solo tenia amigas mujeres, algo que a mi parecer fue demasiado pobre con la cantidad de chicos interesantes que hay por el mundo). También empecé a pensar por mi misma, a tomar mis propias decisiones; cometí errores también (más de uno), aprendí de ellos, busqué un trabajo, cambié de trabajo, aprendí nuevos idiomas, estudié, aprendí a cocinar, descubrí tantas cosas bonitas. Esto es la vida misma, algo natural, bello, con caídas y dificultades, pero también con éxitos, buenos momentos, experiencias. Y esto quería compartir con vosotros.
También aprecio mucho cada uno de vuestros escritos, muchos me provocan recuerdos que compartí también, otros me provocan tristeza, otros me alegran el corazón, otros me hacen reflexionar. Me gusta que en esta página cada uno pueda expresarse libremente, me parece muy bello. Me gustaría terminar con un cuento que resume muy bien la importancia de nuestras acciones, aunque solo sea para una sola persona. Espero que este cuento les sirva a muchos lectores de esta página y les haga pensar que seguir tus sueños y ser libre no tiene precio, no importa lo que digan los del Opus Dei o quien sea, que nadie te detenga nunca. El cuento se titula "El Niño y la Estrella de Mar".
Como cada mañana, el hombre se despertó y bajó a pasear por la playa. A diferencia de otros días la orilla estaba repleta de miles de estrellas de mar que se extendían a lo largo de toda la costa. Pensó que ese curioso fenómeno sería consecuencia del mal tiempo y el viento de los últimos días. Se sintió triste por todas aquellas pequeñas criaturas. Sabía que las estrellas de mar tan sólo viven 5 minutos fuera del agua. El hombre continuó caminando absorto en sus pensamientos. De repente se encontró con un niño pequeño que corría de un lado a otro de la arena. Tenía la cara sudorosa y los pantalones remangados. ¿Qué estás haciendo? – Le preguntó el hombre Estoy devolviendo las estrellas al mar, – contestó el niño – Junto todas las que puedo y las lanzo más allá de la rompiente para que no vuelvan de nuevo a la arena. Ya veo – contestó el hombre – pero tu esfuerzo no tiene sentido. Vengo caminando desde muy lejos y hay miles de estrellas ancladas en la arena. Quizá millones. Podrás salvar a unas pocas pero la inmensa mayoría morirá y todo tu esfuerzo no habrá servido para nada. No tiene sentido lo que haces. El niño sorprendido le mostró una pequeña estrella que escondía en la palma de su mano y antes de lanzarla al océano le dijo al hombre: “Para ésta sí que tiene sentido”.
Sonnenblume
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