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CORRESPONDENCIA
Miércoles, 09 de Mayo de 2018
Verdadera Santificación del trabajo.- Al Chile
Verdadera Santificación del trabajo
Al chile, 9 de mayo de 2018
El 7 de mayo de 2018 murió en la Ciudad de México el Dr. Jesús Kumate Rodríguez. Su muerte me ha hecho pensar sobre lo que es y pudo ser el opus.
A su funeral asistió el Presidente de México y muchos políticos Nacionales y gente destacada. Nadie del opus. No lo perdonaron nunca.
El primer numerario que pitó en México y seguramente en América fue Jesús Kumate por el año 1948 o principios de 1949 junto con otros dos médicos militares: César García Sarabia y Juan Izquierdo Brisset que se ordenarían sacerdotes. Ambos fallecidos. Don César vivió en la ciudad de México después de un tiempo por Monterrey donde inició la labor y Juan en Guatemala donde vivió muchos años hasta su muerte.
Los primeros mexicanos pitaron en España y regresaron a México ya ordenados: Guillermo Porras Muñoz, primer mexicano y Chihuahuense, el segundo fue Ernesto Santillán. De quien se cuenta que en su pasaporte se declaraba ateo ante la sorpresa del agente de migración al verlo vestido de cura. El primero murió en 1989 el segundo en 2015.
Por años la Cosa nos hizo creer que Don César fue el primer numerario. Pero era el mismo Don Cesar quien lo desmentía y se refería a Jesús Kumate como el primero. Y le venía la nostalgia de lo que pudo ser y no fue.
Por años intenté sin éxito hablar con Don Jesús para preguntarle sobre el opus. Me parece que estuvo algunos años, hasta mediados de los años cincuenta. Fue de los primeros colaboradores que tuvo la revista Istmo.
¿Qué fue lo que hizo que Kumate se alejara y abandonara al opus dei? Yo supongo una: Que el opus le frenó, obstruyó e intentó alejarlo de su trabajo profesional. Seguramente como a sus otros dos colegas, Casciaro lo intentó convencer y forzar a que se hiciera Sacerdote. Eso fue lo que hizo Casciaro con los primeros mexicanos. Kumate no quiso.
El Padre Roberto Robles Nieto, potosino y contemporáneo de los tres militares, fallecido el mes pasado, me comentó en una ocasión que Casciaro lo presionó para ordenarse llegando a decirle: Si no te ordenas, te largas de aquí. Roberto se fue a ordenar abandonando su vida profesional y terminando su vida sin la consideración de nadie en la obra tachado de forma desagradable.
A los que pitaron en México a finales de los cuarenta y en los cincuenta los mandaban a Roma para ordenar por toneladas, muchos no lo hacían y terminaban dejando el opus o se deprimían como hay decenas de casos de miembros en este país. Los mandaban sin terminar sus estudios universitarios. Recuerdo un sacerdote ordenado en los años setenta que se recibió de ingeniero en la UNAM en 1990 gracias a que un amigo, funcionario de la Facultad de Ingeniería, lo animara a obtener su título de ingeniero.
Las cuotas de alumnos que el santo marqués le pedía a Casciaro para enviar a Roma eran altas, me refiero a los alumnos además del dinero que ese siempre ha sido la finalidad del opus y los mandaba a Roma sin estudios civiles y menos vida profesional. Los que no lograban ordenarse regresaban como cartuchos quemados sin estudios, profesión y la sensación de ser despreciados por la obra.
¿Qué ocasionó esta política del opus de ser primero sacerdote que un profesional competente? Pues precisamente el efecto contrario: No hay ya miembros para ser sacerdotes pues nadie quiere dejar su profesión con el engaño de que te vas a santificar en ella para que te hagan sacerdote.
Durante 2017 y 2018 no se ordenaron sacerdotes numerarios mexicanos. Agregados ninguno en 2017 y hay que esperar si ordenan a alguno en septiembre próximo. Esto es de llamar la atención después de casi durante 40 años, en que cada año sin falta, se ordenaba al menos un mexicano. Y luego dicen que a pesar de la falta de sacerdotes, pitajes, cierres de centros y un promedio de edad de los numerarios arriba de los 55 años no están en crisis.
Por eso ahora están rehabilitando numerarios apestados como directores, “chavorrucos” (gente mayor que se comporta como adolescente) de 50 años como encargados de clubes juveniles donde hay muchachos de 10 a 15 años. Mandan a los recién egresados de los bachilleratos a hacer la carrera Universitaria a Roma para que no se les vayan con la idea de que luego pasen al Colegio Romano y por tanto sin experiencia profesional ordenarlos. En México están pidiendo a gente ya mayor y sin vida profesional que se ordene a pesar de no tener cualidades de nada más que de bendecir la mesa.
La experiencia opus afecta a todos quienes la hemos sufrido estén dentro o fuera, especialmente a quienes se creen el cuento de que santifican su trabajo profesional. Todos los que viven la experiencia opus la pasan mal y solo podrán superarla aquellos que se alejan de ella como el Dr. Kumate aunque algunos sufren sus heridas y las lamen toda su vida.
Así como Kumate se salvó, recuerdo dos mexicanos que por empeñarse en vivir su profesión han terminado relegados por el opus. Uno es un genio aeronáutico, eminencia y perito aéreo que vive apestado en Daytona, Florida, Estados Unidos. El otro vive en Singapur, bastante desacreditado por la cosa. Ambos por amor a su profesión y no detener su vida profesional por unos pobres directores desprofesionalizados han sufrido una vida profesional en lugar de sentirse plenos pues no dan gusto a nadie en la obra.
Jesús Kumate decidió santificar su trabajo profesional y por eso salió de la obra e hizo un gran bien mundialmente reconocido. En la obra no se puede santificar nada, por eso la gente se deprime. Si eres del opus y quieres servir al prójimo, huye de ahí como Kumate.
Si la opus dejara santificar el trabajo profesional tendría muchos miembros y sería un gran apoyo a la Iglesia pero es precisamente lo que no permite. La obra es una máquina para destruir talento, ilusiones y deseos de ayuda. Primero al colegio Romano antes que a la vida profesional. Y resulta que hacen la obra del diablo pues ni tienen profesionistas ni sacerdotes.
Por eso era una tristeza escuchar al Padre César García Sarabia los últimos años de su vida, compañero de Jesús Kumate en el Colegio Médico Militar: De haber sabido la forma en que estoy terminando mi vida aquí dentro del opus mejor la hubiera dejado y seguir siendo sacerdote diocesano.
Lo mismo pasó al Padre Pedro de la Garza que murió en febrero pasado: Después de ser consiliario cayó en desgracia. No era del equipo Llano-Fiol y terminó arrumbado después de ser un miembro importante de Acción Católica pasando a ser un cura sometido en la Cosa.
Otra historia como ésta es la del José Antonio Arce Caballero y el Doctor del Ipade. El primero trató al segundo para que entrara al opus. José Antonio se dio cuenta de que se desprofesionalizaba y se salió de la Cosa. Falleció en 2013 pero es muy querido en Sonora y su capital Hermosillo y ha recibido homenajes por su trabajo profesional que dejó huella. El segundo sigue en el opus donde se consume en su centro por una enfermedad muy desagradable y olvidado en el IPADE y la Cosa.
Lo que mal empieza mal acaba.
Lo digo al chile
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