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CORRESPONDENCIA

 

Viernes, 11 de Mayo de 2018



Se acabó ser agregada, se acabó la persona.- Mediterráneo

El otro día recibí una solicitud de amistad por facebook, una agregada. Estuvimos en el mismo grupo años ha, no nos llevábamos mal. Yo dejé la peña, ella se fue a la otra punta de España y ahí acabó todo.

Nunca he podido dejar de querer a la gente. Ojalá tuviera un interruptor, pero no lo tengo, y ello supone que cuando alguien con quien me llevé bien, a quien tenía aprecio, se pone en contacto conmigo, estoy contenta. Y pienso -Jesús, por favor, en la siguiente vida hazme un poco menos imbécil, con un poco menos bastará- que la otra persona está igual de contenta y le hace ilusión reencontrarnos después de tanto tiempo. Sí, sí. 

Pasados los primeros “hola-hola” de rigor, empezamos a escribirnos; ella sigue en la peña, pudo deducir que yo, no, y, a partir de ahí, se cortó la comunicación en seco y si te he visto, no me acuerdo. Por lo que aparece en su muro sé que sigue escribiéndose con agregadas y numes, “a ver si voy por *** y nos vemos”, “tengo que pasar por *** en un par de meses, a ver si coincidimos”, "te recuerdo con mucho cariño". 

Me parece penoso. No que se escriba con el Sursum Cordae, que bien libre es, me parece penoso que haya cortado la comunicación conmigo solo porque yo dejé la peña. Me indigna que mi valor como persona, a sus ojos, fuera solamente mi valor en cuanto agregada. Se acabó ser agregada, se acabó mi valía. No puedo dejar de alucinar con esta actitud, y mira que me ha sucedido veces, y veces, y veces. No me acostumbro. 

Por eso, cuando veo que alguien habla de “repesca”, de contactar con exmiembros, me enciendo porque NO ES CIERTO. A ver, sí lo es, claro que lo es: se habrá dicho en un círculo breve que hay que recontactar, y a recontactar van, pero el tal recontacto no se produce por cariño a la persona que se fue, por interés genuino, sino porque es lo que se ha dicho que hay que hacer. Por eso no me sirve, y me parece falso e hipócrita. Si se hubiera dicho “hay que comprarse unos zapatos verdes”, se hubiera hecho igualmente, con el mismo interés, porque en verdad da igual recontactar con alguien, comprarse unos zapatos verdes o hacer la enmendatio. Es exactamente lo mismo. A lo que digan l@s director@s se va, sin importar ni el qué, ni el cuándo, ni el cómo, ni el dónde, mucho menos el quién. 

Mediterráneo

“Las cosas que aquí se ven, ni los diablos las pensaron” – Martín Fierro.




 

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