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CORRESPONDENCIA

Lunes, 19 de Marzo de 2018

SUPERNUMERARIOS: Vivir en la calle de la amargura (y XVI)

Para entender el porqué de que alguien termine así de mal en la Obra hay que retroceder en el tiempo hasta el principio.

¿Por qué entré en el Opus Dei? Fueron muchos factores. En mi casa no se practicaba la religión de manera constante, ya he contado que mis padres no eran para nada religiosos y sólo asistían a la iglesia para las cosas sociales (bautizos, primeras comuniones, bodas y funerales). La secundaria y la preparatoria las hice en escuela católica (de los Legionarios de Cristo), y aunque había ido al catecismo para hacer la primera comunión, no fue hasta que tuve clases formales de religión en la escuela cuando verdaderamente me acerqué a las prácticas piadosas. En ella encontré el consuelo que necesitaba porque a pesar de ser una niña que aparentemente lo tenía todo, vivía terriblemente sola con un papá que viajaba por su trabajo tres cuartas partes del año, una mamá que nunca estaba en casa porque se la vivía haciendo su vida y con una hermana menor con quien no me entendía para nada y, desde que recuerdo, mi mamá nos hacía competir entre nosotras. Nunca nos llevamos bien, todo lo contrario. Ya de adultas nos toleramos, pero nada más. Desde muy pequeña me sentía terriblemente sola y lo peor es que no me sentía ni querida ni aceptada. Tenía una enorme necesidad se sentirme amparada. También se puede estar desamparado aún cuando vives en un palacio lleno de personas...

Se llama Ángel. Era provinciano cien por cien, pero de esos que encima son cicateros y falsos. No sé cómo empezó a trabajar en un colegio de Fomento en Cataluña. De ahí vino a Madrid a trabajar en otro. Poco a poco, centímetro a contímetro, se fue instalando en el colegio y ocupando pequeños puestos de responsabilidad. Allí conoció a su mujer, una chica maestra en Infantil, a quien sometió a acoso y derribo hasta casarse con ella, hacerle luego la vida imposible y terminar ella abándonándole. Pero esa es otra historia.

Poco a poco, así iba abriendo brecha. Hasta que vio que haciéndose supernumerario podría escalar en el escalafón. Y vaya si lo hizo, y vaya si le salió bien. Su consejo local fue advertido por alguien que trabajaba con él, pero como era pintón, buenos modales cuando quería, falsamente preparado..., acabó de CAD, Coordinador de Actividades Docentes, es decir, Jefe de Estudios. Anda que no se le subía a la cabeza.

Hacía documentos y trabajos sobre docencia aprovechándose del trabajo de otros y quedaba como dios en las Oficinas Centrales de Jorge Juan. Algunos que le dijeron que con él no colaboraban, los señaló. Y dio el salto a Jorge Juan, un super cargo con sueldazo. Y cuando volvía por el colegio fardaba de tarjeta de crédito, del pisazo que se había comprado, de coche. Y su mujer más y más maltratada. Subió y subió, hasta le hicieron segundo de a bordo de una institución pro familia, se hizo mediático, trataba con políticos del PP hoy defenestrados o en la cárcel. Y de supernumerario, un verdadero trepa que vio en eso de hacerse de la Prelatura la ocasión de escalar y escalar.

Pero no engañó a los que le conocían. Un tipo separado, maltratador, mal padre, en esa asociación por y para la familia. Un tipo sin vida interior, supernumeario. Hay muchos de esos, si hubiera sido el Colegio Estudio se habría hecho de la Fundación Giner de los Ríos, de un colegio judío, rabino, o de uno musulmán, imán. O del PSOE, o de Podemos. Un trepa, un caradura, un sinvergüenza. Hay muchos así en las labores personales y en las obras corporativas. Por eso no pita ni su padre de padres. O sí, o de profesores. París bien vale una misa, el cargo bien vale una carta a un tipo que llaman Padre.

Madurez 

El Opus Dei colabora con el Ministerio de Defensa español.
Gervasio

La semana pasada Share llamaba la atención sobre la Resolución 420/38310 /2017, de 28 de diciembre, de la Secretaría General Técnica del Ministerio de Defensa, por la que se publica el anexo para el año 2017 del Convenio de colaboración con la Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei. Parece haberle producido cierta perplejidad la tal resolución, pues pregunta a los lectores de Opuslibros si alguien sabe de qué va la cosa.  A mí también me ha dejado perplejo. Y me puse a conjeturar y a indagar…

En relación con lo que pregunta Share por el convenio del Opus Dei con las Fuerzas Armadas, se trata de un convenio relativamente corriente que algunas Diócesis hacen con las Fuerzas Armadas, cuando la diócesis castrense cuenta con poco clero para la atención del personal. Entiendo que estos mismos acuerdos pueden hacerse y se hacen con Congregaciones religiosas.

Desde luego solo puede referirse a clero de la Prelatura, no a supernumerarios o agregados de la sss+ porque esos no son del clero de la prelatura y esta no puede disponer de ellos. 

Podría ser que interese meter ahí a un cura numerario con dedicación parcial y un sueldito que ayude al centro, al tiempo en que hace apostolado con miembros de las Fuerzas Armadas.

Es posible también que se trate de dar trabajo a algún cura agregado, o simplemente de aparentar funcionar como una diócesis que colabora con otra.

Como se ve hay varias modalidades de colaboración según el tiempo de dedicación y hay un tope máximo de lo que está presupuestado por ese servicio. 

Haenobarbo

It all started with smiling faces, good food, adventures, camps you name it. Everything to lure the young soul unaware of what is waiting for them. This was the girl’s school one of the cooperate works they have in the country. Their mission one- proselytism or in lay man’s terms- recruitment…

Traducción: Mediterráneo

Todo empezó con caras sonrientes, buena comida, aventuras… campamentos, en toda la extensión de la palabra. Todo para atraer a las almas jóvenes, inconscientes de lo que les espera. Esto sucedía en un colegio de niñas, una de las obras corporativas que tienen en el país. Su primera y única misión: el proselitismo, o, en términos no laicos, el reclutamiento...

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