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CORRESPONDENCIA
Viernes, 27 de Julio de 2018
Evolución jurídica del Opus Dei.- Gervasio
Evolución jurídica del Opus Dei
Gervasio, 27/07/2018
1. Introducción.
Un buen amigo me animó a escribir sobre las situaciones jurídicas del Opus Dei a lo largo del siglo XX. Giancarlo Rocca ya había llevado a cabo —y muy requetebién— tal tarea. Me refiero a su L’Opus Dei. Appunti e documenti per una storia, publicado por vez primera en 1985. En OpusLibros podemos encontrarlo tanto traducido al castellano como en el original italiano. La tarea llevada a cabo por Rocca me exime de repetir los muchos datos, observaciones y referencias que en su valioso libro se contienen.
También se ha publicado —firmado por Amadeo de Fuenmayor, Valentín Gómez-Iglesias y José Luis Illanes— un libro titulado El itinerario jurídico del Opus Dei. Historia y defensa de un carisma. Fue publicado por vez primera en 1989. Sale al paso a alguna de las afirmaciones de Rocca y más que nada procura dar a quienes pertenecen al Opus Dei “doctrina sana” sobre este particular, sobre todo con mucho “Dios le pedía…”, “Dios quiso que…”. No pretendo terciar en algunas diferencias que entre ambos libros cabe apreciar, sino proporcionar una descripción breve y esquemática, en la que las ramas no impidan ver el bosque.
Posteriormente apareció publicado en Opuslibros un documento muy importante: el Reglamento del Opus Dei aprobado como pía unión en 1941 con sus cinco apéndices. El reglamento ya se conocía, pero no así sus cinco apéndices, que son lo más sustancial: a) Régimen b) Ordo c) Costumbres d) Espíritu y d) Ceremonial. Ni siquiera los susodichos Fuenmayor, Gómez e Illanes tuvieron acceso a esos apéndices. Estaban custodiados en el archivo secreto de la curia episcopal madrileña y Opuslibros los ha sacado a la luz.
Por mi parte, me propongo, más que información, proporcionar una visión o, si se quiere, interpretación personal de la situación jurídica del Opus Dei a lo largo del siglo XX, basándome no sólo en lo que ya se ha escrito sobre el tema, sino también en reflexiones y recuerdos personales.
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¿Qué les digo a mis sobrinos?.- María MR
Hasta ahora no os había contado mi mayor dolor de cabeza cuando era una adscrita de 17 años y me iba acercando al día de mi cumpleaños: no tenía muy claro si tendría que irme de casa a medio curso o podría terminar el bachillerato en mi casa. Nadie del centro me contaba nada y yo tampoco preguntaba. Lo que sí que comentaba era que todavía no les había dicho a mis padres que era “de casa”, y aquí sí que se me decía que no pasaba nada, que ya lo diría. Mientras, yo iba atesorando fotos de toda la familia en la agenda para cuando llegara el momento.
Otra cosa que me horrorizaba era saber que mis sobrinos, cuando fueran mayores, no me conocerían. Pensar que tenía que despegarme de aquellos risueños rechonchos que me querían tanto me partía el alma.
Al final evité que la Obra se llevara a mis sobrinos cuando éramos jóvenes, porque yo me fui. Pero ahora se me los lleva igualmente porque ya van empezando a pitar. No es que ni ellos ni sus padres me hayan dicho nada, pero hay cosas que no hace falta que nadie nos cuente. Yo ya sabía que uno de ellos estaba en el curso anual antes que nadie. Luego algún otro comentario te acaba de confirmar la teoría.
En el fondo, ya hace tiempo que voy haciendo mi quiniela. “A éste que le van mal los estudios le van a hacer pitar de agregado, a ésta que está tan loca y es tan desobediente se esperaran para hacerla super, a ésta otra pues puede ser lo uno o lo otro…”. En otra ocasión os dije que esperaría a que tuvieran 18 para hablar libremente con ellos, pero he ido recordando cómo era yo en su época y veo que más vale no hacerlo.
Cuando yo entré tenía a casi todas mis relaciones de amistad relacionadas con la Obra. Confiaba ciegamente en la opinión de las que creía mis amigas maduras, las numerarias, y ya no digamos de la opinión del sacerdote. ¿Qué habría pensado yo si me viene una tía mía a decirme cuatro cosas en contra del que es mi mundo? Pues que se equivoca, y correría a contárselo a mis amigas las maduras, y ellas me darían su versión. Y me acabaría alejando de esa tía mía.
Así que cuando me cuentan con mucha ilusión sus planes de verano yo también pongo cara de emoción y digo que yo hice eso mismo. Quiero que vean que yo también viví lo mismo que ellos, así que si algún día les pasa algo quizás se les ocurra ir a pedir la opinión de alguien que pasó por lo mismo. Y a mí, que me vean mil veces más feliz que a nadie (sin mentir, sin exagerar ni forzar una falsa felicidad), creyente, casada y lejos de la Obra.
En fin, mucho rezar, mucho cruzar los dedos para que descubran el pastel y se larguen, pero voy preparando poco a poco una pequeña ayudita: unas cuantas frases de película para que se les queden gravadas y les salgan en el momento que lo necesiten.
- Si alguna vez necesitas algo, cualquier cosa, lo que sea, tendrás las puertas de mi casa abiertas. Acuérdate, eh, aunque ya seamos viejitos y tengamos casi 70 años!
- El mayor regalo que nos ha dado Dios es nuestra conciencia. Si no seríamos todos iguales y no tendríamos libertad.
- En todos los actos de tu vida, piensa siempre ¿Qué haría Jesús?
Espero poder meterlas sin calzador en algunos momentos en que estemos juntos. ¡Ya he dicho alguna de ellas! ¿Se os ocurre alguna frase lapidaria más que no sea sospechosa para aumentar mi repertorio?
María MR
Opus Dei Comentario crítico a una carta XLIII y XLIV.- PlasticOnoBand
Opus Dei: Comentario crítico a una carta (XLIII)
Hay que reconocer que en el Opus Dei han sido más pacíficos que Alejandro VI o Hitler. Se agradece
Probablemente el lector, al concluir de leer la entrega de ayer, quizá tuvo un recuerdo, probablemente no demasiado favorable, hacia la madre de José María Gil Robles y Quiñones, que en gloria esté. Que seguro que está, a la vista de la honradez profesional con que llevó el asunto de María Angustias Moreno, como buen cristiano que era, perteneciente a un partido también cristiano junto con Sor Intrépida y otras gentes de la catolicidad oficial de este país.
Un tipo como este, tan honrado, tan profesional, tan amante de la verdad y de la defensa de sus clientes, no podía por menos que recibir, aunque fuera a título póstumo, la “canonización” del colectivo de abogados, es decir, la Cruz de la Orden de San Raimundo de Peñafort, en 1998.
Aquí ya se ve que se “canoniza” a todo bicho viviente. Menos mal que los juicios de Dios no son los mismos que los juicios de los hombres. Dentro de todos los reconocimientos humanos, me viene ahora a la cabeza que Hitler llegó a estar nominado para el premio Nobel de la Paz.
En este mundo pasan cosas muy raras.
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Opus Dei: Comentario crítico a una carta (XLIV)
El Vaticano no debe ser una panda de chorizos al estilo de Alí Babá y los cuarenta ladrones
Entramos de lleno en lo que yo entiendo que es el eje del fraude del proceso de beatificación de san Josemaría Escrivá. La clave está en que la verdad sobre él y sobre su vida fue tergiversada mediante varias maneras, con un único objetivo: Que en los papeles apareciesen los datos favorables y fuesen omitidos los desfavorables.
Vamos a empezar diciendo quién era en aquellos años el cardenal que presidía la sagrada congregación para las causas de los santos. Era el cardenal Pietro Palazzini, desde 1980. Dejaría de serlo a mediados de 1988. El cardenal Palazzini era íntimo amigo de Álvaro del Portillo, como este último manifestó en alguna ocasión. Dentro del Opus Dei, a nivel de base, siempre se dijo que pertenecía a la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, esto es, al Opus Dei, mediante la forma en que el clero secular, no perteneciente a la prelatura, puede ser del Opus Dei. (artículos 57 a 78 de los vigentes Estatutos del Opus Dei).
Actualmente, dentro del Opus Dei es comentario generalizado que el cardenal Sarah también pertenece a la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, como en aquellos años el cardenal Palazzini. Ni lo uno ni lo otro he comprobado, fundamentalmente porque nadie tiene por qué manifestar las asociaciones a que pertenece, y pienso que un cardenal, menos, por cuanto a nivel de alta política vaticana, la discreción nunca viene mal en general.
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