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CORRESPONDENCIA

 

Viernes, 09 de Febrero de 2018



Espiritualidad en el Opus Dei.- Neo

¿Espiritualidad en el Opus Dei?, yo no la he encontrado ni antes y ahora con el devenir de los años, mucho menos. El trato espiritual que he recibido lo puedo circunscribir a la doctrina de la Iglesia Católica, las normas de piedad, al obsesivo proselitismo y poco más; a mí me ha gustado siempre poder confrontar temas de fe, de aspectos espirituales y eso con las personas del Opus Dei es imposible. Hace poco hice una observancia sobre la estricta separación entre las administraciones y los centros de hombres, puedo decir que en pleno año 2018 me dijeron que eso era parte del espíritu fundacional y no se podía ni comentar el tema, que era así como lo quiso SJM y ya está, se acabó la conversación, todo lo demás era espíritu crítico que no se puede permitir.

Pero volviendo al tema de la espiritualidad, en eso nada de nada, todo voluntarismo. En cuanto rascas un poco ves que es todo fachada, que no hay discernimiento espiritual, que todo se hace porque hay que hacerlo sin cuestionamientos. En el Opus Dei todo está dirigido, las oraciones son meditaciones que da el cura de turno y el resto se ciñe a oraciones vocales repetitivas, no se deja espacio al silencio interior, a ese lugar de encuentro con la divinidad, a ese lugar de verdadero cambio que sólo se llega cuando la mente calla de tanto discurso. Sólo en el silencio se hace la Unidad, el resto son caminos pero no fines y eso nunca lo he encontrado en el Opus Dei, es más el silencio interior no gusta en el Opus Dei, lo llaman sequedad y es quizás el lugar de mayor presencia divina.

Yo cada vez soy más consciente de que las personas en la Obra con el tiempo se van empequeñeciendo, enfriando emocionalmente, sin chispa espiritual. Conozco los centros de S Gabriel de numerarias de más de 50 años, son tristes, sin alma, todo lo que no es un hogar. Que no nos engañen, que la vida familiar es una falacia, que no es cierto, es una convivencia forzada y las personas que creyeron que iban encontrar esa familia, con el tiempo se ven inmersas en una “soledad acompañada” que les hace mucho daño. ¿Cómo pueden sentirse queridas si no pueden hablar más que con la que lleva su charla? Con el resto, el trato a lo superficial no vaya a caer una corrección fraterna por intimar demasiado. Y si algunas las cambian de centro o de ciudad, desaparecen y ya no se vuelve a hablar de esa persona, vamos como si hubieran pasado a mejor vida. La frialdad me llega a causar gran asombro, no es que tengan inteligencia emocional es que censuran sus sentimientos, los esconden, los cercenan y consiguen una imagen fría, dura, extraña, fingida…

Neo





El encuentro.- Madurez

Hacía más treinta años que había abandonado la Obra con 23. Había acabado una brillante carrera universitaria y empezaba una carrera profesional que le reportaría posición económica, social y profesional envidiable. Se casó, tuvo hijos y vivía feliz. Puntualmente coincidía con algún exnumerario como él y con el que mantenía una buena amistad y muchas risas, viajes de placer o de deporte o de vida social, ambos había estado en sus respectivas bodas. Y del Opus apenas alguna referencia, algún recuerdo, pero nada más.

Hasta que un día, al salir de una gestión profesional, se encontró con aquel Director del Centro de Estudios que tuviera, idealizado entonces por muchos, modelo de numerario pata negra, pero en la actualidad un anciano sin experiencia alguna ni del mundo ni de profesión alguna, arrumbado en una fundación de una obra corporativa y fuera de juego de todo, quizá con la veneración de algunos numerarios hacia él, pues no en vano ocupó cargos en la Delegación.

El totem numerario lo saludó, el otro lo reconoció al instante, la voz insinuante y los ojos, la mirada de reptil, no cambian. Se saludaron y el ex director de todo lo dirigible le propuso quedar. Quedaron. La cita duró poco, no le dejó extenderse en un preámbulo falso en las formas y untuoso, como untuosos son estos numerarios que han mandado sin tasa. Le cortó y le dijo cómo había jodido su vida cuando con catorce años y medio le engañó para pitar en unos de los apeaderos del Centro de Estudios. Pero pudo huir casi diez años después. Le echó en cara algo más, le preguntó por qué se están yendo a la mierda en medio mundo y en España y sin esperar respuesta se lo espetó: La doble vida y la mentira. Luego se levantó y se fue, en la calle olvidó todo. Y dejó a aquel anciano que pagara la consumición y se respondiese a sí mismo desde su soberbia. Y él se olvidó de todo, del numerario y del aquel remoto pasado.

Había estado un rato con un muerto viviente.

Madurez





¿Algo cambia?.- zartan

Querido DAX, me alegra saber que han mejorado. Algo es algo aunque sea periférico el cambio.

Nos dices que “Mientras estuve en aquel país, incluso, seguía haciendo excursiones (como antes de irme) con alguno de ellos. Siempre que vuelvo, voy a comer a aquel centro, y me quedo en la tertulia”. En mis tiempos como in se me ocurrió irme de excursión con un ex (Antonio P.) y me cayó una corrección fraterna gorda casi con cara de amonestación canónica (aunque -la verdad- no hice mucho caso).

Pero lo que más me ha dejado sorprendido es que todavía puedas ir a comer al centro y que te quedes a la tertulia. Me admira por una parte por ti (yo no volvería a comer a un centro sin una buena ración de morfina en el cuerpo, ¿has oído hablar del caballo de Espartero?, pues te admiro) y por otro lado que se hayan suavizado las indicaciones sobre el trato con ex, también en el sigo pasado “estaba previsto” que los ex no circularan por los centros u obras corporativas “como si no hubiese pasado nada” lo que -creo- daba pie a que ni fueras saludado y, mucho menos, invitado a comer y a tertuliar.

¿Alguien sabe si esto es una peculiaridad de ese centro o es algo general?

Zartan



SUPERNUMERARIOS: Vivir en la calle de la amargura (V).- Salypimienta

SUPERNUMERARIOS: Vivir en la calle de la amargura (V)

 

Esta vez me gustaría hablar sobre los varones supernumerarios. La verdad es que yo no puedo hablar más que de lo que conozco, y en el caso de ellos, de puertas adentro no sé mucho. Sólo lo que se ve por encima.

Es de notarse, que los supernumerarios salvo contadas excepciones, demuestran menos su estado de ‘iluminación’. En general los varones son mucho más discretos para demostrar sus emociones, por lo cual, es muy raro que un supernumerario ande por la vida exultante por su vocación como sí sucede en el caso de las supernumerarias con más facilidad. La mayoría de ellos logran disimular el estado opusino. Los que no, son casos realmente notorios...



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Laicidad y ética.- Cyrano

Las fundaciones son uno más de los instrumentos jurídicos que acostumbra a vestir el Opus Dei. A la que me refiero tiene un centro dedicado a cuidar a personas con enfermedades incurables. En su organigrama cuenta con un comité científico que a fecha de febrero de 2018 está encabezado por un numerario: “Médico. Coordinador del Comité científico y Coordinador del Máster de Medicina Paliativa de la UAM y Director del Módulo de Ética”, según se reseña en la web de dicha fundación.

 

Este médico ha sido director de la dlme (“delemé” o delegación Madrid este) durante décadas. Fue director de agregados y luego pasó a otro “departamento”. Desconozco si sigue en algún cargo interno pero lo que me parece indiscutible es que no se ha dedicado profesionalmente a la medicina aunque fuera la carrera universitaria que hizo de joven.

 

Me resulta sorprendente que alguien que no ha ejercido la medicina pueda ser coordinador de un comité científico o coordinador de un máster de la Universidad Autónoma de Madrid. No voy a poner en duda la capacidad ni la solidez de su formación pero, ¿cómo puede alguien que se dedica a un encargo interno a tiempo completo alcanzar el nivel profesional suficiente para figurar en semejantes puestos?

 

Se me ocurren dos respuestas a bote pronto. La primera, que añore el ejercicio profesional que no pudo ser y ahora –a la vejez viruelas– se haya buscado una manera de estar en medio del mundo. O segunda, que su función sea la de vigilante del buen espíritu.

 

Sea lo que sea, me parece que se ofrece un mal ejemplo de laicidad. Para coordinar un máster en la UAM sin haber ejercido la medicina hay que echar mano de “contactos” que te aúpen. No creo que sea mérito suficiente una línea en el curriculum vitae en la que diga “director de san Miguel del Opus Dei”.

 

Para terminar, no puedo dejar de referirme al último mérito que figura en su reseña: “Director del Módulo de Ética”. He buscado en Internet sus aportaciones a la ciencia Ética. Seguro que son más, pero he encontrado que suele referirse a la eutanasia... en contra, claro.

 

Es tranquilizador que siendo experto en Ética y director durante muchos años del Opus Dei se posicione a favor de la vida pero me gustaría conocer su opinión acerca del uso de informes de conciencia en su labor de gobierno. También me gustaría conocer su opinión acerca del proselitismo con niños de colegios y clubes. Y, ya puestos, no estaría de más que justificara desde un punto de vista científico la falta de caridad con aquellos que dimiten y se van del Opus Dei con una mano delante y otra detrás.

 

Dar lecciones sobre un tópico como la muerte digna debería hacerse en un contexto de unidad de vida de lo contrario suena a verborrea.

 

Cyrano




 

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