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Opus Dei: ¿un CAMINO a ninguna parte?

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CORRESPONDENCIA

 

Lunes, 19 de Febrero de 2018



Una historia más (III).- Lupe

Una historia más (III)

Lupe, 19/02/2018

 

Érase una vez en América

Nuestra boda fue como las bodas de todas las chicas de mi entorno. Subrayo: todas las chicas de mi entorno eran supernumerarias jóvenes o simpatizaban con la Obra. Yo invité 10 amigas con sus novios, otro tanto Eduardo, vinieron nuestros tíos y primos, y nuestros padres se encargaron de poblar la ceremonia con un nutrido grupo de amigos y relaciones que en total sumaron más de 300 personas. Yo no conocía a la mayoría de quienes me saludaban al finalizar la misa. Es que las bodas eran entonces una ocasión para fortalecer lazos de amistad y forjar nuevas relaciones. Eran eventos sociales en los que los padrinos (los padres de los novios) tomaban la iniciativa. Inclusive en las invitaciones a la boda eran ellos quienes invitaban...



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Reflexiones sobre la película CAMINO.- Friend

Vi hace poco, por tercera vez, la película “Camino”, basada en la vida de Alexia González, la niña española que murió a los 14 años de cáncer, cuya familia pertenecía al Opus Dei y se encuentra ahora en proceso de ser declarada santa. Primero les comento que yo fui numeraria por un periodo muy corto de tiempo, un año aproximadamente…. No llegué a vivir en el Centro por afortunadas circunstancias pero estuve muy involucrada en la Obra y con la Obra… de eso hace ya mucho tiempo; pero como el Opus Dei deja marcas a fuego en el alma y en el corazón, algunas buenas y otras no tanto, nunca pude dejar de lado del todo esa experiencia, que posiblemente me anime a compartir con ustedes en algún momento. Por una amiga “ex” tuve conocimiento de “Opuslibros”, y aunque escribí una sola vez hace mucho tiempo buscando a una amiga, leo frecuentemente las experiencias de tantos que como yo viven con un poco (o mucho) de Opus Dei, bueno o malo, en su vida. Les decía, vi nuevamente la película Camino y quise compartir con ustedes mis impresiones, porque nadie las entendería mejor:

Primero, luego del final, siempre me quedo triste, y no solamente porque la protagonista muere siendo tan joven, dulce y linda, sino además por otros motivos: Me apena la mamá, supernumeraria de la Obra, que no es capaz de ser empática ni con sus hijas, ni con su esposo y ni siquiera consigo misma. Me apena Nuria la hermana, sumisa, sin identidad, sin voluntad propia, enfocada en el absoluto servilismo y obediencia como único camino de santificación posible, incluso en contra de sus sentimientos y deseos más íntimos que también se los niega. Me apena la Directora del Centro, también incapaz de ser empática y de ver más allá de sus propias convicciones, cerrada hasta el fanatismo… no sé si cree lo que dice, pero independientemente, no se permite cuestionamiento alguno a lo que seguramente le han dicho que es y tiene que ser… Me apena el padre, incapaz de hacer prevalecer su opinión, en una lucha interna permanente consigo mismo, con su esposa y con la Obra. Me apena, en resumen, el mensaje que la película puede dar respecto a Dios y la relación de Dios con la humanidad… al Dios del Opus Dei se lo alcanza a través del dolor, el renunciamiento, la entrega, la ofrenda, la ceremonia, el dogma, el sufrimiento, y en resumen, la deshumanización en algún sentido… como si Dios fuera un Padre castigador y realmente éste tuviera que ser realmente “un valle de lágrimas” para poder alcanzar el Cielo… Yo creo más bien que Dios, como dice una hermosa canción que cantaba en el colegio, es alegre y joven, es bueno y sabe sonreír…. y esa seguridad es lo mejor que recuperé luego de dejar el Opus Dei… dejar de ver la vida de una manera tan sombría, entender que si Dios nos hizo humanos es que nos quiere humanos.

Segundo, los que estuvimos en el Opus Dei sabemos que muchos de los relatos que se muestran en la película son más “basados en hechos reales” que lo que el público en general puede creer: el fanatismo religioso de la madre, incluso por encima de su dolor natural, es absolutamente cierto, así como el de la hermana, del sacerdote, de la Directora y etcétera. El fanático cree ciegamente en los dogmas que defiende su religión de manera incuestionable… pero para “hacerse” fanático es necesario matar primero algo que es natural en el hombre, y es su capacidad de razonar y cuestionarse acerca de todo… perder la curiosidad. Por eso creo muchos miembros del Opus Dei acaban necesitando al psiquiatra, y es que es una lucha constante y agotadora el acallar lo que por naturaleza nos ha sido dado y que se resume sencillamente en Libertad de acción y pensamiento; libertad también en la forma en que se enfrenta la vida, la enfermedad, el sufrimiento y la muerte…

Tercero, me impresionó cómo es posible ver reflejados los sentimientos y sufrimientos de cada uno de los personajes incluso bajo la máscara Opusina, o quizá precisamente por esa máscara: nadie es “malo(a)”, simplemente actúan como creen que deben hacerlo… la madre, instando a su hija hasta el cansancio a “ofrecer” tanto dolor y sufrimiento, sin entender que por momentos el mejor desahogo es la queja humilde, humana y sincera, que podría traer consuelo y liberación, y sin embargo, mostrando también su debilidad por momentos, es decir, su “humanidad”; la hermana, apartada de su familia, sola, otra vez reflejando al Dios del Opus Dei, a quien parece que le agradan las mortificaciones y el sentimiento permanente de culpa por encima de la solidaridad y la empatía con el resto de los seres humanos. Precisamente Nuria la hermana es la que más me refleja el Opus Dei: deja traslucir una vocación impuesta y autoimpuesta, una persona manipulable a quien se le impusieron todas las ideas y quien perdió en definitiva toda la libertad.

Cuarto, creo que la relación con Dios, la Virgen María, los ángeles, y en general la vida espiritual de cada persona debe transcurrir y fortalecerse de manera natural bajo una guía coherente y respetuosa… esto lo digo pensando en los dilemas por los que estaría atravesando el alma de una niñita como Camino que tenía pesadillas con su ángel custodio. No deberían estar en contraposición con la santidad los sueños adolescentes de vivir el enamoramiento, la diversión, la ilusión… por tanto, es posible que Alexia sí sea una santa, pero no necesariamente porque haya ofrecido su enfermedad y su dolor a las intenciones de la iglesia, sino porque vivió como Dios hubiera querido que viviera antes de su enfermedad: como cualquier niña feliz e ilusionada con la vida. En definitiva, a quien no ha visto la película, realmente se la recomiendo, no solo por la historia en sí, que es hermosa y desgarradora, más pensando que además es real, sino porque a los “ex” nos dejará pensando y recordando…

Friend




 

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