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Opus Dei: ¿un CAMINO a ninguna parte?

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CORRESPONDENCIA

 

Miércoles, 22 de Marzo de 2017



El reino del frio… el Opus Dei.- Salvador

Me contaba un ex que cuando se marchó lloraba. Uno de esos directores principales que siempre han tenido cargos de responsabilidad al verlo llorar solo le dijo, con un ligero deje de desprecio, “eres un sentimental” y se fue.

En el contexto de la situación, el comentario significaba que las emociones o los sentimientos son accesorios, inútiles y sin valor. Un engorro en la vida, una complicación, un estorbo en la eficacia. El mensaje implícito era recordarle el punto 11 de Camino: “Voluntad. Energía. Ejemplo. Lo que hay que hacer, se hace, sin vacilar… sin miramientos”.

El Opus Dei es un camino del reino de la voluntad: templa tu voluntad, viriliza tu voluntad: que sea, con la gracia de Dios, como un espolón de acero”. ¿Para qué? “Sólo teniendo una fuerte voluntad sabrás no tenerla para obedecer” (Camino 615). 

La psicología en el mundo de las relaciones precisamente recomienda… los miramientos, el tacto, la sensibilidad. Exactamente lo contrario del “espolón de acero”.

Si quieres dejar a tu pareja, a un amigo no cortes por lo sano, que realmente duele, sino por lo enfermo, que aunque duela tiene más sentido. Si quieres dejar a tu pareja, una decisión firme, hazlo con tacto, respetando el amor que tuviste, hasta convertir aquella persona en un amigo o un recuerdo respetable. Aunque sea parcialmente respetable. Si quieres dejar el Opus “no cortes por lo sano” sino por aquello enfermo, haz el duelo -nunca se insistirá suficiente en ello-, salva lo salvable, ten paciencia. No cortes con cuchillo, transforma.

Eso de romper y ya no sé nada de ti y si te veo me aparto o hago que no te veo y no te hablo… puede responder a una voluntad o un juicio pero no tiene nada que ver con lo que se siente (que puede ir de partir la cara al otro, insultarle, quejarse, interpelarlo, hasta buscar su compañía, un dialogo o pasar por el simple contacto humano).

El mundo del Opus Dei es el reino del acero y del mármol; o sea de la frialdad. Lo contrario del mundo de la sensibilidad (emociones y sentimientos) que entiende de temperaturas.

Numantina escribe: “según la frase que he recogido, los sentimientos nacen del conocimiento y tienen fuerza, como también el intelecto, para dirigir nuestra voluntad”. Las relaciones entre las tres facultades del alma o de la mente – sensibilidad, voluntad y razón- no son nada claras. Santo Tomás primaba la inteligencia (que era rectora de los demás), la escolástica de los franciscanos consideraban más la voluntad. El mundo de lo emocional -las pasiones que llamaban- no acertaban a darle un tratamiento convincente, porque no había psicología experimental sino solamente filosófica.

La psicología moderna –más experimental- plantea que, en muchos casos, el sentimiento es autónomo, no derivado de la voluntad ni del entendimiento. La teología liberal del XIX fundaba la religiosidad en el sentimiento de dependencia radical – o sea de Dios- ; es decir, la religión de verdad era algo ajeno a dogmas (inteligencia) y con una voluntad movida por el sentimiento.

Es evidente que si juzgas a tu interlocutor como un mafioso sentirás miedo. Y si lo juzgas como admirable sentirás admiración. Pero puedes sentir aversión ante un desconocido y no saber por qué, ni tú mismo entenderlo. Y también la simpatía puede no tener ningún porqué.

La psicología no juega ningún papel en el Opus Dei porque es contraria a la psicología: no hay cabida para la sensibilidad (emociones y sentimientos) y con las premisas de Camino (777 y 856) “tu propia voluntad, tu propio juicio: eso es lo que te inquieta”, o sea, no tener voluntad propia sino voluntad para solo obedecer; y no tener inteligencia propia pues “para sujetar el entendimiento se precisa, además de la gracia de Dios, un continuo ejercicio de la voluntad, que niega, como niega a la carne, una y otra vez y siempre” . Ya me contaras... Está todo dicho.

Cordialmente

Salvador





La voz de los muertos.- Lizzy Babieca

Hace algunos días que leí el breve intercambio epistolar entre don Javier Echeverría y M. del Carmen Tapia, ambos difuntos. Entendí poco. Me dio la impresión de dos personas con familia en común, algo así como dos hermanos disgustados. Es claro que uno se considera agraviado por la segunda, y por ello escribe. Los motivos son más bien pobres: "Que has dicho esto de papá y se han enojado y escandalizado fulanitos", "Que papá nunca te llamó puta, o que había que nalguear a zutanita", "Que lo que dijo es que prefería que no se confesaran las mujeres con sacerdotes fuera de la obra"... Pero por sobre todo: "Que papá no tenía la voz atiplada, ni era amanerado!!!".

Yo a san Chema lo encuentro exagerado para hablar y medio amanerado, pero conozco gente así y uno se acostumbra. Cada uno es como puede. Como que da lo mismo que se diga eso de él, ¿o no? Pero parece que SÍ IMPORTA, tanto así que hasta se deja por escrito y en una carta que obvio que todos íbamos a leer..."¡Ojo que papá era terrible macho, eh!"

M. del Carmen, en respuesta, se remonta a una entrevista anterior, en la cual d. Javier habría hecho el compromiso con ella de restablecer su buen nombre ante la Iglesia, cuestión por la que "sigue esperando". Y lo llama abierta y firmemente calumniador, en razón de las dos acusaciones que le hace d. Javier en la causa de canonización de san Chema. Ambas acusaciones son –oh sorpresa- de la misma índole, las así llamadas "aberraciones" (relaciones sentimentales). Como sabemos por el libro de M. del Carmen, la primera se la relaciona con un sacerdote, mientras que la segunda sería con "algunas mujeres de la obra"… ¡Qué aburrido d. Javier! Habiendo tanto material en la doctrina de la Iglesia, echó mano a lo más fácil, que era ver romances de M. del Carmen por todas partes. Yo creo que ella era una persona carismática y muy seductora. Todavía no entiendo cómo pudo hacerse abrir un código postal en Roma, estando prisionera, ni como pudo concitar la ayuda de Gladys hastael final, llegando ésta a desafiar hasta al mismísimo san Chema. Claramente, M. del Carmen era una persona de carácter. Me sorprende su temeridad. Y sufrió tanto, precisamente por lo mismo. ¡¡Cómo se le ocurre decirle a san Chema, y en su cara, mentiroso!!

Leer "Tras el umbral", es leer una historia de intrigas políticas, adornada con oratorios, sotanas y velas. No quiero herir la sensibilidad de nadie, pero en varias ocasiones da esa impresión, por lo menos a mí. Toda la intentona de M. del Carmen de conseguir la sublevación de las que le eran fieles en Venezuela, ¿qué es, sino un golpe político? Cierto que el trato que se le dio fue indigno, totalmente anticristiano, y la razón detrás del comportamiento corporativo de la cúpula del Opus Dei es clara: M. del Carmen desafiaba al fundador con ideas propias y tenía personas que le eran fieles en el Opus Dei... ¿Qué pretendía sino el mobbing que se le dio, hasta quebrantarla? Quizá pensó que ganaría, después de todo era una líder nata.

…Lo cierto es que los hermanos nunca se reconciliaron. Él no tenía argumentos y ella no tenía miedo.

Lizzy Babieca.





El Congreso, acallado.- Orange

En la carta del nuevo prelado de 14-2-17, Mons. Ocariz se dedica a glosar los temas que según él se han tratado, trabajado y recomendado en el último congreso del Opus Dei. Llama la atención que, en la carta, el prelado, aun siendo el protagonista del congreso, no habla en primera persona como correspondería a un Padre con autoridad y solo asume el papel de mero "informador" o "relator" de las ideas que circularon por el congreso. Es como si pensara: vosotros hablad todo lo que queráis, que lo que yo pienso y los planes que tengo no los voy a desvelar de momento (naturalmente es una idea mía subjetiva).

En primer lugar, se supone que todo congreso de cualquier tipo, tiene sus ponencias en las que se debaten los temas, y al final se elaboran unas conclusiones que deben quedar escritas en las correspondientes actas oficiales, las cuales se publican. Pues bien, dando un ejemplo más del ocultismo del que sigue adoleciendo el Opus Dei, las actas oficiales de este congreso no se han hecho públicas. Se hurta así una información muy importante a la que tienen derecho los miembros de la Prelatura, que vuelven a ser considerados como personas de importancia menor, tratados con infantilismo, como si no merecieran que esa información llegara a ellos (ni ellos, atemorizados, se atreven a pedirla, que todo hay que decirlo). De lo que en el congreso se trató, trabajó y concluyó, el Opus Dei da a sus miembros y al público en general solamente la versión que Mons. Ocariz decide transmitir en su carta del 14-2-17. El es pues, la única vía por la que podemos conocer algo del congreso.

Esto demuestra que el Opus Dei sigue siendo una institución hermética, férreamente dominada por el prelado, en la que no cabe el menor atisbo de contraste de ideas. Porque, es de suponer que en el congreso alguien hablaría de algo distinto de la consabida alabanza a los amados lideres. Me imagino que todos los congresistas no estarían todos los días y a todas horas diciendo ¡Sí bwana!, ¡Sí bwana!  o ¡Sir, Yes Sir!, ¡Sir, Yes Sir!. Y hay que tener en cuenta que los miembros del congreso no se eligen por su capacidad, competencia, preparación ni por sus propuestas sino solo por su impecable carrera de acérrima fidelidad probada al amado líder. Bueno, pues ni aun así, el amado líder deja que se publique lo que dicen o debaten. Se repite así el viejo esquema de poder del dictador respaldado por su guardia pretoriana que tan eficaz siempre ha sido en el ejercicio de la autoridad abusiva a lo largo y ancho de innumerables situaciones históricas de diverso pelaje.

Mas pena me dan aun las componentes femeninas del congreso que siguen tragándose el sistema misógino que no las deja ni pensar, ni hablar ni participar en los temas de debate y las relega al papel de comparsa segundona. Parece mentira que estas mujeres (muchas de ellas de alto nivel cultural, académico, intelectual y personal), toleren esta vergonzosa discriminación a estas alturas.

Los órganos análogos a estos congresos del Opus Dei que existen en la Santa Madre Iglesia, son los Concilios. Desde los tiempos apostólicos estas asambleas eclesiales, de tradición centenaria, siempre han sido públicos. De ellos se conoce por la historia todas y cada una de las vicisitudes que en ellos ocurrieron, todos los fuertes debates, diferentes puntos de vista, tensiones intensísimas (a veces con hechos fuertemente violentos), y al final, conclusiones públicas a la luz del día. No hay un solo Concilio en el que no haya actas oficiales y solo se conozca la opinión que da el Papa. Nadie en la Iglesia lo toleraría.

El estilo general de la carta en la que el prelado, con astucia, "no se moja" personalmente, aunque está anclado formalmente en la tradición epistolar de la casa, deja escapar intermitentemente algún suave perfume anunciador que podría intuirse como una leve tendencia a dejar algún resquicio para el aire fresco. Pero eso solo son suposiciones mías que seguiré con curiosidad por ver si progresan.

Por último, no me resisto a comentar una pequeña frase de la carta que dice así: "8. En primer lugar, se ha considerado la centralidad de la Persona de Jesucristo, a quien deseamos conocer, tratar y amar". Es decir, que el congreso en pleno con su prelado a la cabeza dicen que el centro de sus vidas debe ser la Persona de Jesucristo. Pues ¡vaya descubrimiento! Pero en fin, nunca es tarde si la dicha es buena... Descubrir que Jesucristo y no otras cosas es el centro de la vida del cristiano. ¡Bienvenidos al Cristianismo!

Orange




 

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