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CORRESPONDENCIA
Miércoles, 07 de Septiembre de 2016
María del Carmen Tapia.- Agustina
María del Carmen Tapia está pasando por unos momentos muy delicados de salud en una clínica en Santa Bárbara (California). Católica y creyente que es, no dudo de que agradecería una oración, un recuerdo o un apoyo para ella en esta etapa de su vida.
Un abrazo,
Agustina
¿Hartarnos de sonreír y hartarnos de llorar?.- Fueraborda
Queridos amigos de Opuslibros:
A pesar de mi mala memoria, vuestros escritos me suelen calar, y a veces, pasado un tiempo me siguen dando vueltas en el coco.
Algunas veces he leído que algunos de vosotros, a pesar de muchas, muchísimas historias para no dormir, no obstante, -y me alegro muchísimo- guardáis algún buen recuerdo de vuestra vida en la obra.
Si no recuerdo mal, alguno habéis hecho referencia a las tertulias. ¡Qué ganas de que llegara la hora de la tertulia! Otros, las excursiones; la excursión mensual alguien la ve como el mejor invento del fundador. O cuando el día de vuestro cumpleaños os cantaban “las mañanitas”, o cuando os dejaban tranquilos y en silencio durante la semana del curso de retiro y así podíais, aunque fuera a hurtadillas, hacer de vuestra capa un sayo, ver las pelis atrasadas en la tablet… o el propio curso anual: alguno deseaba que llegara ese momento.
A mí me resulta curioso que cuando uno vive oprimido y machacado, mientras lucha porque no le roben su propia conciencia, y cuando te propones de continuo unas metas inasequibles que inevitablemente crean un estado de ansiedad, pueda uno salir por un tiempo, pequeño o grande, del agujero en el que vive, romper el cascarón, y mirar para afuera por un rato, consiguiendo olvidarse del zulo al que inevitablemente volverá.
Creo que si explicáis aquí cómo lo habéis conseguido, puede ser de gran ayuda para más de un machacado. A mí misma, me hubiera venido de perillas.
Hace un tiempo, estuve mirando unas fotos antiguas que estaban en casa de mis padres, realizadas cuando iban a verme. He observado que en ellas, bueno, en casi todas ellas, tengo una sonrisa estresada, una mirada crispada, una postura estudiada, y unas manos apretadas.
(A modo de cosa extraña, os contaré que inexplicablemente para mí, me decían siempre que mi expresión era dulce y sonriente. ¿Será posible la doblez hasta ese punto? La única explicación que entiendo en la expresión de las fotos, es que con mi familia dejaba de hacer teatro, no sé).
Porque al contrario de algunos de vosotros, no puedo recordar, ¡y mira que lo he intentado! haber sido feliz alguna vez. (Que nadie se alarme, que me he desquitado ¡¡pero bien!!)
Y a mí, me interesaría saber cuál de las dos situaciones es más habitual.
Me interesaría saber si, además de los malos períodos en los que uno cae en desgracia, que de eso ya sabemos mucho: enfermedades, deseos de perder la vida, depresiones, tristezas… es lógico que uno no pueda levantar cabeza.
Pero cuando vivíais en la inocencia, cuando las directoras estaban contentas con vosotros, cuando erais numes modelos… entonces, ¿también sufríais?
¿Sois muchos los que llorabais en la charla a la vez que sorbiéndose los mocos asegurabais que erais felices y amabais vuestra vocación?
Por favor, contádmelo.
Os deseo lo mejor, un abrazo,
fueraborda
Preguntas sobre temas variados, misoginia incluida.- Dionisio
Agradezco mucho a Orange que me diera la motivación para volver a leer el libro de María del Carmen Tapia. Me ha impresionado tanto como la primera vez. Es alucinante. Desde luego si todos los santos canonizados vienen con las mismas garantías que el de Barbastro es como para echarse a temblar.
Esta segunda lectura, reforzada por la historia de fueraborda, que no tiene nada que envidiarle, y la de tantas otras que habéis contado aquí vuestras peripecias en el lado oscuro, todas compitiendo para dejarle a uno sin respiración, más las que no se han atrevido a contar la suya, que no han de ser pocas; pues todo esto, me ha llevado a pensar algo que puede salirse de lo políticamente correcto. Os lo voy a contar, aunque sospecho que me puede caer alguna colleja. Más que nada lo que tengo son preguntas, que no son retóricas. Son preguntas de pura ignorancia por si alguien me quiere ilustrar y nos da para un rato de conversación.
El tema es que esto en la sección de varones no pasaba, o pasaba mucho menos, o pasaba a otro nivel muy diferente, o yo no me enteraba de nada, como de costumbre. A los curas les han hecho muchas más barrabasadas que a los laicos, me parece. ¿Estáis de acuerdo o son imaginaciones mías? Por lo menos, Class ha dicho que él no hubiera aguantado tanto. Yo creo que tampoco. ¿Alguien se imagina a Pérez Tenessa o a Panikker (estos fueron curas) o a Alberto Moncada o a “Satur” pasando por ese embudo? Yo no me los imagino.
¿Será que en el lado oscuro saben que las mujeres aguantan más que los hombres y por eso abusan de esa forma tan degradante? ¿Será un problema de testosterona? ¿Será que los varones somos más brutos y les respondemos agresivamente? ¿Será que cuando un varón es menos bruto también abusan de él?
Otro tema es la relación entre mujeres. Aparte de la misoginia manifiesta de Escriba y buena parte de sus seguidores masculinos, choca el comportamiento entre las mujeres en todos los casos mencionados. ¿Son misóginas también esas directoras? Yo no recuerdos casos de semejante frialdad y crueldad entre los varones. Y me parece que si los hay son bastante raros. ¿Es un problema adicional del lado oscuro? ¿O se cumple el adagio de que el peor enemigo de una mujer es otra mujer?
Un abrazo,
Dionisio, el Areopagita.
El doblepensar.- Savonarola
En esta página se ha señalado en varias ocasiones -yo mismo alguna vez- la semejanza entre algunas características de la praxis del opus dei, y el régimen que imagina Orwell en “1984”. Aprovecho para recomendar su lectura (y la adaptación cinematográfica, que es bastante digna, en mi opinión), pues resulta muy útil para comprender bastantes cosas del mundo contemporáneo.
(Están dos cabras en un vertedero, y una de ellas mastica afanosamente un rollo de cinta de celuloide. La otra le pregunta: - ¿Qué tal está? Y le responde: - Bah, me gustó más el libro… Bueno, chiste malo a propósito de libros y pelis).
Para quien no conozca esta obra, copio este breve resumen tomado de wikipedia (el que la conozca bien se lo puede saltar)...
(Leer artículo completo...)
La sonrisa de los numerarios de la Obra de Escrivá.- Josef Knecht
Elcanario hizo hincapié en una de sus intervenciones (24.08.2016), siempre tan amenas, en la sonrisa de don Florencio Sánchez-Bella. En su caso nunca lo vio sonreír, siempre se dejó impactar por un rostro serio, preocupado y exigente. En mi caso lo vi sonriente alguna vez, aunque advierto que me relacioné con él muy poco. Tanto serio como sonriente su rostro traslucía la avidez de proselitismo.
Este apunte de la sonrisa de don Florencio me ha traído a la memoria una anécdota que viví en mis años de ¿formación? en el Colegio Romano de la Santa Cruz. Entre los muros y jardines de Cavabianca llevábamos una disciplina bastante severa y apenas se nos permitía ir de paseo por la ciudad de Roma, porque el rigor de los estudios teológicos y el cumplimiento de los encargos materiales se extendía también al domingo, aunque ese día se nos permitía jugar al fútbol por las mañanas; no estaba del todo bien visto salir por Roma a “perder el tiempo” o a caer en tentaciones de “guarda de la vista”. Aunque el emperador Constantino decretó por ley que el domingo fuera día de descanso y oración para todos, paganos y cristianos, sin embargo en Cavabianca, situada muy cerca del Puente Milvio en que Constantino venció una importante batalla, se hacía caso omiso de esa ley constantiniana, y vivíamos como en los tiempos anteriores a este emperador, en que los cristianos trabajaban en el día del Señor porque aún no existía la ley del domingo.
Sin embargo, en una ocasión excepcional –tal vez era una “fiesta A” que cayó en domingo– se nos dio luz verde para ir a pasear por la Urbe durante la mañana hasta la hora de comer. Un grupo de cuatro o cinco alumnos del Colegio Romano fuimos a visitar iglesias históricas de Roma, ricas en obras de arte de los mejores pintores y escultores de la historia italiana. Entramos en una de ellas regentada por una orden religiosa femenina (siento no recordar qué iglesia ni qué orden religiosa eran). En ese lugar se señalizaba un claustro para visitarlo, pero su acceso estaba cerrado, de manera que nos dirigimos a unas monjas para pedirles que nos dejaran pasar a verlo. Esas buenas mujeres se asombraron de ver un grupo de jóvenes con chaqueta y corbata, formales y piadosos, de distintas nacionalidades, y nos preguntaron si éramos novicios o seminaristas, a lo que respondimos diciendo la consigna “no somos religiosos”. Ellas insistieron para saber qué éramos exactamente, y atrapados por sus habilidades dialécticas les tuvimos que decir la verdad: “somos numerarios del Opus Dei”.
Una de las monjas reaccionó con una exclamación, que contenía una especie de advertencia o corrección fraterna: “¡Ahora lo entiendo! Ustedes son numerarios del Opus. Los numerarios siempre tienen en su rostro una sonrisa entre alegre y misteriosa”. La buena religiosa comprobó una vez más aquella mañana dominical que su experiencia con numerarios se repetía una y otra vez.
Debo confesar que, cuando vi alguna vez sonreír a don Florencio, me venía a la memoria el recuerdo de aquella simpática anécdota, en realidad llena de sabiduría práctica. Así se puede describir la sonrisa de muchos numerarios, sobre todo dirigentes de la institución: “una sonrisa entre alegre y misteriosa”. ¡Qué acertada estuvo aquella religiosa!
Me gustó mucho la valiosa aportación de Heraldo (24.08.2016) sobre la figura de don Florencio, a quien trató muy de cerca. Lo poco o mucho que en las últimas semanas hemos tratado en Opuslibros acerca de don Florencio me corrobora una idea que varias veces he expuesto aquí: la conveniencia de investigar científicamente el “psicograma” de los numerarios y numerarias de la Obra de Escrivá. Rescatado (4.09.2015) ya respondió a fondo a mis requerimientos con un estudio exhaustivo que ahora, como hace Agustina desde hace algunos meses, recomiendo releer.
En todo numerario y numeraria fiel se dan rasgos psicológicos comunes y parámetros de actuación comunes, tanto en la vida interior como exterior. Los modelos de don Álvaro y de don Florencio –además del fundador, por supuesto– se acuñan en la manera de ser, de pensar, de sentir y de comportarse de los miembros fieles del Opus. De ahí se deriva la importancia de investigar con rigor científico el “psicograma” de estas personas, para así entender mejor los entresijos de la institución y su historia.
Josef Knecht
Cómo conocí la existencia de Pérez Tenessa.- Josef Knecht
Agradezco a Simplicio sus averiguaciones y respuesta (2.09.2016) a mi pregunta del 19.08.2016 sobre el catálogo por orden cronológico (o “cronotaxia”) de los consiliarios y vicarios regionales de la Obra de Escrivá en España, tarea que, como bien ha calificado Gervasio (5.09.2012), es peliaguda. Bien pensado, resulta absurdo que a estas alturas de la vida nos planteemos esta pregunta en medio de dudas, cuando las autoridades de la prelatura personal tendrían la obligación moral de responderla y, por el contrario, ocultan su historia a propios y ajenos.
Voy a contar a continuación cómo conocí la existencia de quien “hizo cabeza” o fue consiliario del Opus en España, Antonio Pérez Tenessa, de 1956 a 1960 según la datación propuesta por Simplicio. Asistía a una tertulia en un centro de numerarios mayores, después de la comida del mediodía, en una ciudad en la que estaba de paso por viaje, a comienzos o mediados de los años 1990. Se habló en la tertulia sobre la historia de España en tiempos de Franco en relación con la labor del Opus, y un numerario entrado en años mencionó un tal Antonio Pérez dando a entender que había sido una persona importante en la vida del Opus de aquella época. En mi mente se produjo, en un primer momento, un desconcierto, porque de forma espontánea relacioné ese nombre con un homónimo personaje nacido en 1540 y fallecido en 1611, a quien la historiografía atribuye la propagación de la “leyenda negra” española en el contexto de sus enfrentamientos con el rey Felipe II. Por eso, me sentí obligado a interrumpir el diálogo en aquella tertulia para preguntar quién era Antonio Pérez, pues no podía ser el personaje del siglo XVI en quien yo pensaba. Entonces el numerario de mayor edad presente en aquella reunión me respondió con total sinceridad y me explicó bastante bien de qué Antonio Pérez se estaba hablando.
Así fue la primera vez que oí hablar de aquel consiliario del Opus en España. Comprobé, pues, que la damnatio memoriae de Antonio Pérez Tenessa funcionaba perfectamente. Téngase en cuenta que, cuando viví la anécdota que acabo de referir, yo ya llevaba más de quince años en el Opus e incluso había terminado mi estancia de ¿formación? en el Colegio Romano de la Santa Cruz. En este centro ¿formativo?, que desde 1993 es uno de los seminarios sacerdotales de la prelatura personal del Opus, se ¿forman? aquellos numerarios que llegarán a ser o sacerdotes o directores laicos de la institución. En teoría, se debería explicar a los alumnos del Colegio Romano, sin tapujos, la verdadera historia de la Obra escrivariana; pero, en realidad, no fue así en mi caso, pues recibí una versión oficial no sólo edulcorada, sino sobre todo tergiversada. Ingresé y egresé del Colegio Romano sin haber oído hablar de Antonio Pérez Tenessa, de cuya existencia me enteré de refilón, cuando años después estaba de viaje en una ciudad distinta de la que residía. ¿Es ésta una forma correcta de formar a los futuros dirigentes de una institución?, ¿No es más bien una tomadura de pelo a quienes pasamos por esa fase supuestamente formativa?
Por otro lado, cuando las autoridades de la prelatura personal ocultan los datos históricos de quienes han ejercido cargos importantes, como el de consiliario regional, no sólo ofenden por su opacidad y secretismo a los actuales miembros del Opus, que tienen el derecho y la obligación de conocer su historia, sino que de alguna manera se muestran desagradecidos con quienes ejercieron esos cargos. Por mucho que una persona preste un servicio institucional desinteresadamente y sin afán de protagonismo, no es justo que, una vez fallecida, sea borrada de un catálogo histórico; es más, lo que ni siquiera existe es ese catálogo histórico, que en estricto rigor es exigido por el más elemental sentido común. ¿Por qué se impide a los actuales miembros del Opus saber quiénes han sido y cuándo lo fueron sus consiliarios o vicarios regionales? Obrar así es, como mínimo, una grave falta de seriedad y, como máximo, un rasgo de mentalidad sectaria.
Josef Knecht
Jesucristo, Escriba, Pureza y Caridad.- Orange
El tema de la sexualidad, dispuesto como lo está por Dios desde el principio de los tiempos y tan connatural al ser humano, fue abordado por Escriba siempre con un tono negativo, miedoso, extremista y enfermizo. Bien es verdad que no le faltaron antecedentes similares a lo largo de la historia de la Iglesia en los que inspirarse; pero se trataba casi siempre de enfoques orientados hacia clérigos o religiosos y religiosas retirados del mundo...
(Leer artículo completo...)
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El escándalo de un pastor. Michell
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