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Opus Dei: ¿un CAMINO a ninguna parte?

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CORRESPONDENCIA

 

Viernes, 28 de Octubre de 2016



Mayoría de edad.- ElCanario

Hoy 28 de octubre de 2016 para mí es un día especial. Hoy se cumplen los dieciocho años de que pisé por última vez un centro de agregados del Opus Dei. Aunque tenga ya 71 años, me siento más joven que nunca. Respiro con la libertad que hace no estar atado por las ataduras de una prelatura personal, que los directores me indicaban que era para hacerme santo y para santificar el trabajo y a los demás. La realidad era otra. Yo no era feliz, aunque permaneciera dentro por casi treinta y cuatro años y ahora sí lo soy. Gracias Agustina y todos los que colaboráis y leéis Opuslibros. Parte de mi felicidad os la debo a vosotros.

El día de hoy es el de mi mayoría de edad fuera del Opus Dei. ¡Qué bien se está fuera! Si alguno de lo que me leéis estáis aún dentro os animo a iros. Es lo mejor que podéis hacer. Como dicen muchos otros ex, siento no haberme ido antes. Por supuesto que hoy lo celebraré aquí en Maspalomas, en la isla de Gran Canaria en un buen restaurante. El aniversario merece una celebración así.

Recuerdo el día de mi salida. Yo había avisado al director de mi centro en los días de la Navidad anterior de que me planteaba abandonar el Opus Dei y le había pedido que rezara por mí, a la vez que le había indicado las cosas de mi centro que no me gustaban. No hizo nada. Eso sí, en mi último día me invitaron a contar cosas de mi profesión de periodista, pero me negué. Había unos cuantos que no me dejaban hablar. Solo interesaban sus cosas. Invité a uno de ellos, médico en un hospital de Madrid, que narrara lo que vivía en su trabajo.  Sabíamos todo de la vida y milagros de ese centro sanitario. Ahí quedó la cosa. Ese día me despedí del Señor en el sagrario del centro y le di gracias por los años vividos en el Opus Dei.  Si hubiera quedado dentro me hubieran hecho unas fuertes correcciones fraternas. Al cabo de quince días me llamó a casa Enrique, con el que hacía la charla fraterna. Quería saber qué me había pasado para no ir por el centro. Y la respuesta fue esa, no quería seguir en la Obra. Algo de este escribí en mi primer  artículo en Opuslibros, titulado "El buen pastor". Rafael, el director del centro de agregados, un hombre muy seco, no era el modelo del que habla el Evangelio.

Luego vinieron las llamadas de los directores de la entonces Comisión Regional y de la Delegación de Madrid Oeste. Hablé con ellos explicándoles las circunstancias de mi salida. No me querían dar la autorización para irme. "No me importa. Lo mío no tiene marcha atrás", respondí. Al cabo de un año,  en los días cercanos a la fiesta de la Inmaculada me llamó Gonzalo, el encargado de agregados de la Delegación. Quería verme para encontrar una salida a mi situación. En pocos días escribí una carta al Padre solicitando la baja, sin añadir detalles criticando algo de lo vivido. Unos treinta días después, me volvió a llamar Gonzalo. Quería verme. El 20 de enero de 2000 accedí a la Calle Marqués de Riscal número 4 de Madrid, donde estaba la Dlmo, y me dijo que "el Padre ha accedido a tu solicitud".

"Es la buena noticia que quería darte", afirmó con una sonrisa como para satisfacerme. "Aún estás a tiempo de quedarte en la Obra" añadió. Yo le dije que lo tenía pensado y quería irme.  También con cara de satisfacción le indiqué, que yo también quería darle una noticia: hacía cerca de un mes que me había tocado el segundo premio de la Lotería Nacional de Navidad, 14.400.000 pesetas, 84000 euros de hoy. Un amigo mío periodista me comentó  en esos días que me había tocado una doble lotería, la de Navidad y la de abandonar el Opus.  Así se lo indiqué. Afortunadamente la Obra ni hizo intención de cobrarme esa cantidad. Si lo hubiera intentado, me hubiera negado.

Cuando abrí la puerta de la casa de la Delegación, estaba muy contento. Ya era libre. Pisaba la calle de nuevo, pero esta vez con auténtica libertad, no la que dicen que tienen en el Opus Dei. Me enfrentaba a todo lo que vendría después. Confieso que me ha ido muy bien, sobre todo a raíz de que me prejubilaron en la empresa donde trabajaba. Desde entonces sí que soy auténtico hombre de la calle y nadie me impone nada. Leo y viajo lo que quiero y con ello me considero satisfecho. La libertad no tiene precio. Ahora alterno Madrid con Maspalomas en la isla de Gran Canaria. Estos días os he confesado que he leído los tres libros de María Angustias Moreno y me considero satisfecho. Se han mezclado con libros de Miguel Delibes y de Mario Vargas Llosa.  

Para mí, un descubrimiento ha sido Opuslibros. Desde hace poco tiempo he vuelto a escribir en la página, tras un periodo de no hacerlo. Fue positiva la primera etapa mía aquí, en la que firmaba como Nachof, y ahora también en esta segunda etapa. Vengo porque tengo cosas que aportar para abrirle los ojos a mucha gente que de buena fe están dentro y no saben lo que hay detrás. Si me preguntáis qué opino de lo que vivo fuera os responderé con una frase del fundador que he visto en muchos centros de la Obra: "Vale la pena. Vale la pena. Vale la pena". Y cuando preguntaban a San Josemaría por qué lo decía tantas veces, él respondía "porque realmente vale la pena". Estar fuera del Opus Dei vale la pena y eso aunque tenga que repetirlo un millón de veces. 

Un saludo y un abrazo muy afectuoso para "Harto", que era compañerode mi curso en la facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid y pitó en la misma noche que yo el 19 de marzo de 1965. El se fue a los trece años dentro y yo a los casi treinta y cuatro años.  Gracias a Opuslibros nuestra amistad se ha recuperado ahora. Yo asistí incluso a los festejos de su boda en Madrid. Si hubiera seguido en el Opus Dei no me hubieran dejado ir. ¿Veis cómo se recuperan los antiguos amigos y la familia, gracias a estar fuera? Que sigáis tan felices como yo. 

ELCANARIO





Desangran a los demás y viven en medio de la opulencia.- Serendipia

Hola a todos.

Un par de años antes de mi salida de la Opus también visité Villa Tevere, entré a todos sus oratorios incluido el del Prelado o Padre, tal y como lo expresa Escriba, nunca había visto tanto oro, piedras preciosas, pinturas con marcos que tenían incrustadas piedras preciosas, muebles lujosos,  pisos  y muros de mármol como allí. No daba crédito a tanta riqueza, tanto deslumbre. Fui por una de esas convivencias que se realizan en Roma y me seleccionaron para ir. ¡Qué bien lo pasan! ¡Y siguen pidiendo dinero para la Obra que es tan pobre!

Unos meses después de ese viaje comencé a visitar Opuslibros que tanto me ayudó a tomar la decisión correcta: salir lo más pronto posible de esa Prelatura, a salir de tanto engaño y darme cuenta de que solo fui usada. Cuántos aquí se fueron en la indigencia, me incluyo, pues aunque yo no entregué los últimos dos pagos de mi sueldo, tras más de veinte años dentro, no eran lo suficiente para recomenzar y traté de iniciar un trabajo en mi empleo anterior a la obra corporativa en que trabajé los últimos años (también quemé las naves). Además de irse así, sin nada, es difícil estar al 100% en un trabajo cuando estás tan desgastado y sobre todo en lo emocional: tristeza, las condenaciones que te lanzan y el olvido de esa “familia” que tanto decía quererte pero que solo te despojó de cuanto tenías, y obviamente la depresión. Pero eso sí: los máximos dirigentes de la Opus viven en la opulencia. Jesús predicó otra cosa y lo mostró con su ejemplo, tal y como Orange lo indica al final de su escrito. Y con la parábola del joven rico torturan la mente y el corazón de adolescentes para causarles lo que llaman “crisis de vocación” y la cierran muy bien con la trillada frase del “ciento por uno” que recibirán si son generosos.

Conozco a muchos supernumerarios que están cansados de tanta pedidera de dinero, ya muchos de ellos están dando aportaciones mensuales menores a lo que gastan en un desayuno sabatino con los amigos o amigas. “Estamos hartos” dicen. Les he preguntado por qué siguen allí y dicen que ya es solo como un club social al que solo van cada 15 días, pues se están confesando y atendiendo espiritualmente con diocesanos o religiosos.

Se tienen patronatos que obtienen fondos entre empresarios de mi región con quienes realizan eventos para obtener donativos para “los pobres”. Eso vende muy bien y obtienen bastante dinero. Jamás vi que se ayudara a ninguna persona que viviera en pobreza.

Varias agregadas y numerarias tienen mini clubs en barrios de pobreza extrema, donde enseñan catecismo y dan clases de cocina y costura, para pescar numerarias auxiliares. Pobres niñas, las deslumbran.

Yo al menos he contactado a padres de familia y alumnas de últimos grados de sus colegios y les he alertado y enviado link a este sitio. Qué sepan a qué mandan a sus hijas e hijos a un club. Que se enteren de tanta mentira. Que sepan que en las preceptorías el fin primario es condicionar una “vocación”. Si algo me echaron en cara al salir de la Prelatura fue eso: que hable con toda niña del colegio a las que habían planteado “vocación de entrega a Dios”, y ninguna pitó y se cambiaron de colegio, ¡Gracias a Dios! Sólo les dije que no tenían edad para decidir una cosa de tremendo vuelo a los 14/15 años, que necesitaban madurez y terminaran una carrera universitaria y tal vez entonces podrían tomar esa decisión, obviamente los papás se asustaron de que sus hijas habían tenido una propuesta de “entrega a Dios” en un club donde aparentemente se va a estudiar o en el mismo colegio.

Aquí se puede leer de muchas vidas que quemaron sus naves dándolo todo por amor a Dios, que se quedaron en la calle porque la madre guapa no se preocupó por saber si tendrían comida y techo, a diferencia de otras instituciones de la Iglesia que ven por quienes salen de ellas para reincorporarse al mundo, pero los dirigentes opusimos no saben de consejos evangélicos, solo desangran a los demás y viven en medio de la opulencia. ¡Vaya panda de ladrones!

Aquí en mi país solo ha habido 2 “vocaciones” en los últimos dos años (una por año) en la sección femenina. Se les ha olvidado borrarme de varios grupos de redes sociales y por ello me entero :-). Las están presionando con listas con nombres de “amigas” y “actividades formativas” que tengan con ellas, les mal llaman “planes apostólicos”. El apostolado, creo yo, es otra cosa.

Nada que ver con el mensaje de Cristo. Dios no les permita sigan destrozando más vidas. Estos supernumerarios y supernumerarias que conozco están negados a que sus hijos sean “posibles vocaciones”, dicen que “busquen por otro lado”. Pues sí, pero allí siguen en su club social, pescando “vocaciones” en los hijos de los demás y sacando mucho dinerito supuestamente para “los pobres”, engañando a más personas. El colmo del cinismo.

Saludos cordiales,

Serendipia





Otras experiencias para despedirse de la Obra.- Fueraborda

Hola, Gaspar:

¡Vaya trago estás pasando!  Cuenta con el apoyo de todo Opuslibros, que no es poco.

Me uno totalmente a los consejos de "novaliolapena"

Te voy a dar algunas ideas, recogidas de lo que han hecho otras personas y que les ha ido bien, para que elijas la que más va contigo.

Alguno ha preparado su marcha muy astutamente, llevándose sus cosas poco a poco y, mientras estaban todos en alguna de las múltiples reuniones, ha dejado un papelito (la misma octavilla en la que hubieras hecho el comentario del Evangelio, te sirve) y simplemente le escribes al director de turno que no te espere a cenar hoy ni nunca, y que por favor no te den la vara.

No tienes ninguna obligación de escribir carta de dispensa, pero si prefieres, pues sirve un escrito dirigido a Javier Echevarría, como te dice "novaliolapena"

Conozco también a quien durante el tiempo de la noche previo a largarse, fue llamando a la puerta de cada uno de los del centro para despedirse de ellos. Me parece bien. Ahora te parecerá raro pero es lo normal, piénsalo. No eres un desertor; eres un tío que has sido víctima de un engaño. Lo raro es que te "esfumes", que es lo que nos ha pasado a tantos.

El consejo de dialogar lo menos posible, es perfecto. Pero eso sí: si tienes algo que reclamar, reclámalo. Es posible que ahora no tengas fuerzas, que desees de una vez poder acostarte sin tener que besar el suelo, y de coger el dulce sueño en compañía de la radio sabiendo que el día siguiente no tendrás que correr para llegar puntual... Grrr bufff, ya!

Pero las cuentas se saldan. Y si tienes que reclamar algo, lo reclamas. Y si no tienes fuerza y tus argumentos van a ser débiles, cuando te pregunten, -que si sales en buen plan te lo preguntarán- que si quieres algo, di que sí, que cuando te instales en tu vida, se lo pedirás, porque algo pendiente sí tienen contigo.

Desde luego, que te lleven como una peonza de garita en garita con los sumos sacerdotes, me parece simplemente perder el tiempo. Puedes decir que no te interesa, o puedes decirles también que ya les invitarás otro día para tomar unas copas.

Yo le dije a uno que se viniera a mi apartamento, que estaríamos más cómodos. Y se dio media vuelta muy airado.

Para terminar y reírnos un rato todos juntos, te cuento lo que me pasó por aceptar hacer la ronda con los sumos sacerdotes. 

Reconozco que de la conversación solo recuerdo el final, así que perdóname si me invento la primera parte de lo que pudo ser el dialogo, asegurándoos que al final me ciño a auténtica realidad.

Bueno, primero llegó algo tarde, y yo, ilusa de mí, pensé que se había estado flagelando para que volviera al redil.

S: PAX...
S: Pero mujer, tantos años sirviendo a Dios, ¿y le vas a dar la espalda?
F: no, no le doy la espalda, le miro de frente.
S: Pide fuerza a nuestro Padre, que también pasó por trances difíciles...
F: pero usted no se ha enterado de nada...
S: ¿Y por qué no vas a un curso de retiro, y allí meditas...?
F: Es que lo acabo de hacer, y me he reafirmado en mi decisión
S: ¿Y te vas a quedar como cooperadora? 
F: ¿Por qué no lo dejamos? Estamos perdiendo el tiempo

(A partir de aquí continúa el relato sujeto a la realidad)

S: Bueno, ya que me dices a todo que no, al menos dale a tu marido un abrazo de mi parte.
F: Se equivocó usted de informe. Le dejo con su ignorancia.
S: ¿Ha sido un error?
F: Sí un error más. Que pase Vd. Buena tarde.

Un abrazo para Gaspar, y para todos, 

Fueraborda





¡Animo gaspar! .- Mulan

Querido Gaspar,

irte de la obra es mucho más fácil de lo que te parece cuando estas ahí metido, simplemente hace falta tener clara tu decisión, ser firme, no dejar que te vacilen ni un pelo y punto!!

Si tienes dudas no las vas a dejar de tener, esas dudas cada vez van a ser mayores y te irán aplastando y amargando, y con lo bonita que es la vida es una pena que malgastes el tiempo si hay que escribir una carta de dispensa, pero insisto, con la decisión en firme tomada es muy muy fácil. Animo Gaspar ya nos ves a todos nosotros, se sale y se sale bien! Yo me fui después de bastantes años dentro, cualquier cosa que necesites aquí estamos.

Mulan 





Secretismo.- Felizdeverdad

Hola a todos!!

Leyendo cosas sobre los documentos internos me he acordado de una anécdota. Estando en el centro de estudios, había siempre una persona encargada del armario de publicaciones internas (Cuadernos, cartas del Prelado…) que, cada noche, contaba cada uno de los libros y comprobaba que no faltaba ninguno. Dicho sea de paso que el Catecismo de la Obra, por ejemplo, se custodiaba en un armario diferente, del que no tenías la llave ni queriendo. Cuando tocaba clase de Catecismo era una numeraria la que se encargaba de sacar los libros y volver a dejarlos en su lugar. Nunca ví lo que había dentro de ese armario. Supongo que serían documentos como los aquí mencionados, sobre cómo llevar charlas fraternas, los Consejos Locales, etc.

El caso es, que si la persona encargada se daba cuenta que faltaba un libro, fuera la hora que fuese, se lo decía a la Directora e iban habitación por habitación buscándolo, porque esos libros no los podías tener en tu poder, debían de ser custodiados bajo llave. En aquellos momentos, no me planteaba el por qué tanta insistencia en que a una despistada se le hubiera olvidado dejar el libro en su sitio. Sin embargo, nada en el Opus se hace por casualidad. Supongo que la filtración de documentos internos llevaría a una mayor “prudencia”. Pero me hace gracia una cosa. Si de verdad no se oculta nada, y todo es público, y todo es bueno… ¿por qué puedo tener cualquier libro de espiritualidad en mi habitación, pero no un documento interno? ¿si no hay nada que esconder, qué hay de malo, que gente de ahí dentro, en la que se supone que confían, tenga “Noticias” en su cuarto?

Otra anécdota, que poco tiene que ver con las publicaciones internas, pero sí tiene que ver con la confianza que se tiene en la gente:

No sé si sería verano, pero era una temporada en la que muchas estaban de curso anual. Daba la casualidad que coincidieron varias fuera que dormían en la misma planta. Total, que se quedaron durmiendo en la misma planta dos: la directora y una auxiliar. Sus habitaciones estaban separadas no, lo siguiente. Tenías que cruzar un pasillo larguísimo, los dos oratorios (sí, había dos) para ir de una a otra. Pero aún así, por si a alguna le entraba algún tipo de incontinencia sexual, hicieron cambiarse de habitación a una del centro de estudios para que durmiera en la planta y así fueran tres, hasta que las del curso anual volvieran.

Para flipar…

Felizdeverdad





El oratorio del Padre.- Pepito

Comprendo el escándalo del buen Orange: Yo sospecho que nuestro Monseñor, arrellanado en la cátedra de su oratorio, rezaría algo así como: "Ya ves, Señor, lo mejor para Ti". 

Ya algunos poetas antiguos -pienso ahora en Juvenal- censuraron crudamente a quienes atribuían a los dioses los vicios propios de los hombres, empezando por la codicia. Sin embargo, a la postre, también me inclino por la hipótesis del paleto nuevo rico, de los que, como Machado decía, confunden valor y precio. Eso sí, lástima de donativos dignos de mejor causa que allí fueron a parar, con tanta necesidad que hay por ahí adelante.

Pepito.





Escritos recomendados.- Agustina

 

La Ley de la Casualidad. Flanpan

La responsabilidad de los obispos. Carmen Charo

El Opus Dei destroza las conciencias. Sperpento

La teología de la obra. Piedrapomez

¡Cómo se estaba de mal con el padre (prelado)! Ignaki




 

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