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CORRESPONDENCIA

 

Lunes, 24 de Octubre de 2016



Cómo desvincularse de la obra.- novaliolapena

Gaspar:

Preguntas cómo desvincularte de la obra. Aquí te darán muy buenos consejos en público y en privado. Yo comparto mi opinión por si te sirve, en varios puntos:

1. Partiendo de la base de que el fundador dice que "las puertas siempre están abiertas para irse", puedes irte hoy mismo, ahora mismo, con total libertad. Basta que digas "me voy" y te vas. Mientras quede claro que te vas porque te da la gana te puedes ir cuando quieras y sin tener que dar explicaciones. Así que no hagas caso de lo que te digan.

2. Si te dicen... "Si no escribes una carta con equis características no te puedes ir porque bla bla bla..." tú respóndeles: ¿Me daréis un papel por escrito como respuesta, también vosotros? Evidentemente no te lo darán, así que tú tampoco tienes obligación de escribir nada.

3. De todos modos, si piensas que por equis motivos prefieres terminar incluyendo las típicas formalidades, entonces toma un papel cualquiera y escribe:

Fecha y lugar donde estés

Para el prelado del opus dei:

En pleno uso de mi libertad solicito la dispensa de los compromisos que adquirí como numerario-a o agregado-a o supernumerario-a del opus dei.

tu nombre completo y firma

Dejas la carta en dirección o la mandas a Viale Bruno Buozzi 73 Roma o la mandas a tu delegación o a la oficina de informacion de la obra o la mandas por e-mail y listo.

4. No dejes que te manipulen, porque lo han hecho y lo hacen y lo seguirán haciendo. No dejes que te hagan hablar con nosequé director o sacerdote. Tú céntrate en n. 1, porque no estás haciendo nada malo. Tú, libremente llegaste y libremente te vas. Nada más.

5. No hace falta que esperes a que te llamen o escriban para decirte que ya no eres de la obra. Ellos juegan con eso, con que sigues siendo de la obra hasta que te lo confirmen y demás. No dejes que te manipulen. Desde el momento en que libremente has escrito la carta puedes decir a todos que ya no eres de la obra y actuar como que ya no lo eres.

Un abrazo y mucha suerte. Lo mejor está por llegar.

Novaliolapena





Al salir del cascarón.- Fueraborda

Queridos todos,

Me dirijo esta vez especialmente a los que acabáis de romper el cascarón y dais vuestros primeros pasos hacia esa alucinante nueva vida cargada de incógnitas.

Es normal que al principio puedan aparecer sombras y fantasmas puramente imaginativos, monstruos que nos acechan, miedos, temores, angustias... Descubrimos que desconocemos totalmente aquel mundo del que nos jactábamos de amar apasionadamente, y esa calle que creíamos era nuestro hábitat, nos parece ahora que nos devora...



(Leer artículo completo...)




El invertido.- ElCanario

Estos días he terminado de leer todos los libros que escribió María Angustias Moreno. Quién le iba a decir a mis directores que al cabo de los años iba a leer los libros de María Angustias en la playa de Maspalomas. He descubierto que se pueden leer libros antiguos comprándolos en varias páginas de internet. Los que habéis  vivido en la Obra en los mismos años que yo (1965-1998) recordareis que en los círculos breves se nos leían notas desaconsejando la lectura de los libros de esta buena mujer. 

No podíamos leer las obras de María Angustias. Las notas se leían en el llamado Círculo Breve y no se podían hacer preguntas ni pedir aclaraciones. Para quitar ese impedimento, ahora, un poco tarde, he  leído los tres libros de esta ex numeraria. ¡Cuánto tuvo que padecer! Fue una mujer fuerte y eso lo he experimentado después de leer sus libros. 

En los centros de la Obra se suelen hacer grandes fiestas  cuando uno de los suyos cumple cuarenta años. Yo los cumplí en 1985. Una de las cosas que quise hacer fue invitar a comer a mi casa a directores de la comisión, de la delegación y de la Oficina de Información del Opus Dei en España en la calle Vitruvio número 3 de Madrid. Estaba presente mi madre. Ella recordó que hacía poco que Televisión Española había emitido el programa "La clave", con la participación de María Angustias. Ese fue el momento en que la conocí y eso que se nos había desaconsejado verlo. Fue mi madre la que sacó la conversación. Yo todavía estaba dominado por el Opus Dei, aunque desobedecía algunas indicaciones, como la de no ver esta emisión. 

Ahora que han pasado más de treinta años estoy leyendo a María Angustias. ¡Qué tres grandes libros! Cuánto he aprendido. Es una buena vacuna para quitar de mi mente cosas que me inocularon en el Opus Dei. Hasta el momento solo había leído "Anexo a una historia" y ahora lo he vuelto a leer, con los añadidos de la tercera edición, que se publicó en Ediciones Libertarias. He vivido una gran experiencia. 

Una de las cosas que más me ha llamado la atención ha sido una anécdota del fundador que reproduce una carta de F.P.C.  en el libro "La otra cara del Opus Dei". Este recuerda que en 1934 conoció al fundador  de la Obra en la residencia de Ferraz 50 para estudiantes "vulgares y corrientes". Para la comida había un muchacho llamado Laureano, que se había incorporado al Opus Dei, procedente del reformatorio de Porta Coeli (de jóvenes delincuentes, dependiente del Tribunal de Menores), donde se reunían los del Opus antes de tener esa residencia de Ferraz. Laureano era el administrador de Porta Coeli y les facilitaba el local, para sus reuniones, en dicha institución. En Ferraz se encargaba de la compra y de ordenar las comidas.

F.P.C. añade: "Salvo su basta educación era buen chico y nada se podía decir de él. De comunión diaria, se confesaba con el  Padre. Y un buen día, sin saber por qué, se marchó a Málaga y Ricardo (Fernández Vallespín, uno de los primeros) fue a despedirle a la estación. Cuando Ricardo volvió, vi que el Padre pedía una conferencia con un convento de Málaga, donde él mismo le había proporcionado una colocación, ya que eran quienes le había sacado de Porta Coeli, y de marcharse de la Obra se quedaba en la calle". 

A continuación señala: "Y cuál no fue mi estupor cuando al hablar Escrivá con la superiora de ese convento --que no recuerdo-- le dijo: "que se lo habían enviado a ella con el pretexto de quitárselo de encima diciéndole a Laureano que ellas necesitaban un mandadero para el convento, pero que NI LO TOMARAN ni lo recomendaran a nadie, porque era invertido". Calcula cómo me quedé. Esto lo supieron todos, incluso Jenaro Gumiel, que te lo confirmará". 

Muy fuerte todo lo que F.P.C. dice en la carta que escribe a María Angustias. Hay que pensar que en aquella época se pensaba así y el fundador del Opus Dei era uno más, aunque Juan Pablo II haya proclamado santo de la Iglesia. 

ElCANARIO





El tunel del caos.- CuG

Una de las contribuciones que el psiquiatra M. Scott Peck hizo a este mundo fue resaltar las diferencias entre una genuina comunidad y lo que él llamó “pseudo-comunidad”.

Si la comunidad involucra cosas como conocer y ser conocido, servir y ser servido, amar y ser amado, celebrar y ser celebrado, existe siempre el peligro de caer en la pseudo-comunidad: deslizarse en un estado en el cual no se dice la verdad ni tampoco se celebra con franqueza. En vez de esto, se toleran unos a otros, se acomodan unos a otros y se conforman con mantener oculto los asuntos no dichos que los separan.

Según este psiquiatra para pasar de la pseudo-comunidad a la genuina, uno tiene que soportar un poco de caos. Para escapar de la falsedad ambiental alguien tiene que cruzar la línea y decir: “Hasta donde puedo apreciar, aquí no estamos experimentando una verdadera comunidad”.

No sé si habrán visto “Maktub” (2011). En una escena para mí memorable Antonio, el niño con cáncer, propone -durante una tensa y formal cena de Navidad- un juego: “el deseo secreto”. ¿De qué se trata? “Algo que no se lo diríamos a nadie, porque ¡nos puede caer una bronca!”. Al principio no se dice mucho: “Ir a Disney” arriesga la más pequeña, pero el clima cambia dramáticamente cuando el hijo adolescente del matrimonio protagonista se anima a decir: “Mi deseo secreto es que mis padres no se separen”. Era el elefante en la habitación, lo no dicho. De pronto alguien se anima y lo señala.

Lo que viene a continuación es lo que Peck describe como “el túnel del caos”. Todos los presentes están incómodos. Pero las caretas se han roto: necesitan hablar. Hay reproches, llanto, recriminaciones, etc. Y aunque no lo parezca, están ahora mejor que antes porque la verdad ha salido a la luz y a partir de la realidad –como en el fondo, se quieren- será posible sanar. Animarse a pasar por el túnel del caos es la única (aunque dolorosa) manera de pasar de una pseudo-comunidad a una verdadera.

Imaginen los lectores esta situación: en una tertulia de domingo, uno de los mayores, en lugar de resignarse a escuchar una vez más los típicos temas oficiales, mira al resto y dice: “Es casi seguro que esto sea difícil de responder, pero estoy dispuesto a tratar este asunto cueste lo que cueste: ¿quiénes de ustedes saben que no estamos viviendo una auténtica vida de familia aquí?”.

Nadie en su sano juicio quiere vivir otra cosa que no sea una verdadera comunidad. Y en la Obra, la “vida de familia” debería buscar eso. Si se permitiera a los residentes de un centro entrar -sin peligro a represalias- al túnel del caos, es probable que esa tertulia fuese memorable. Todos pasarían un sano mal momento: podrían mostrarse vulnerables, decir cómo se sienten, qué los angustia, qué los ilusiona, cuáles son sus miedos, qué es lo que ya no aguantan. No me extrañaría que los asistentes acabasen abrazados y llorando a lágrima viva, pidiéndose perdón, con el corazón ensanchado, y que de ahí en adelante la vida del centro se volviese más cálida y auténtica.

Pero, ¿sería esto posible? Tal vez no, al menos por ahora.

En relación con estas limitaciones emocionales, el día de mi salida tuve dos conversaciones que no olvidaré. La primera con el vocal de San Miguel. Fue bien triste. Un helado trámite administrativo. ¡Y se suponía que unas horas antes éramos hermanos! Al tío no se le escapó un sentimiento.

La otra fue por la tarde, con un sacerdote diocesano. Yo me desahogué con él, que me escuchó con afecto aunque no me conocía. Al terminar, sólo dijo: “¡Qué terrible debe haber sido estar tan solo y sentirte tan abrumado!”. Los ojos se me llenaron de lágrimas. ¡Al fin alguien que no me daba un consejo ascético sacado de un guion! Simplemente, me comprendía.

Cuando en un centro sea seguro entrar, de vez en cuando, en el túnel del caos, será una señal de que las cosas están mejorando. Mientras el sólo imaginarlo sea utópico, allí habrá una pseudo-comunidad, con la falta de oxígeno emocional y la depresión que implica estar sumergido en ella.

CuQ

PD: Gaspar, rezo por ti. Aquí te aconsejarán bien.





Monseñor y el culto a su personalidad.- Pepito

Al hilo del escrito de Heraldo -¡pobre chico!-, he recordado las veces, creo que más de una, en que Escrivá repetía aquella cantinela suya de que había conocido a no sé cuántos papas y a obispos por docenas (no hablaba de reyes ni de emperadores), pero que sólo había conocido a un fundador del Opus Dei. Desde el primer momento aquello me chocó, como una rechamante falta de humildad, propia de un hombre encantado de haberse conocido (no sé si sus custodes le harían la pertinente corrección fraterna). Años después, leyendo una vida de san Ignacio, me encontré con el episodio de cuando alguno de los suyos se le remontó, y él le dijo: "Tomad vos la Compañía y gobernadla". ¡Qué diferencias! (claro que la Compañía no era una "obra de Dios").

Pepito





Padres e hijos.- Pepito

De entre la infinitud de mensajes que he leído en esta web, siempre me han producido especial curiosidad y especial pena los de numerarios hijos de supernumerarios que han acabado dejando el asunto. En efecto, creo que buena parte de los que lo hemos hecho hemos vuelto a casa, a la nuestra de toda la vida, la de nuestros padres y nuestros verdaderos hermanos. Ahora bien, me pregunto cómo les irá a algunos de los antes aludidos: ¿encontrarán abierta su casa y a su familia con los brazos abiertos? Me permito dudarlo y hasta sospechar que en alguna de ellas surgirá un ambiente irrespirable para el náufrago, que además llevará a cuestas el rejalgar prometido por el Santo Fundador, tan caritativo él. Todo un drama, supongo.

Pepito





Para Jubilado y Gaspar.- Andrómeda

Jubilado: Cuando te haces de la obra no sabes que tendrás que usar el cilicio y las disciplinas, eso te lo dicen más adelante. A mí, a los seis meses ya me dieron ambas cosas. Te dicen que es una práctica que ampara la Iglesia pero lo cierto es que está en desuso. Con 15 años usaba el cilicio y las disciplinas. No solamente no tienes opción de decir que no sino que debes dar cuenta cada semana sobre su uso.

Con respecto a lo de Torreciudad, te cuento que mi captación comenzó en el viaje de estudios que hice con el colegio a este santuario. Una numeraria habló conmigo y ahí empezó todo.  

Gaspar: Si te quieres ir hazlo rápido, ellos sabrán muy bien cómo convencerte de lo contrario. Ya he contado que por no hacerlo rápido me convencieron de lo contrario y me costó una enfermedad. Por si te sirve, al final me fui y nunca escribí la carta porque me di cuenta de que todo era una tomadura de pelo. Si estás trabajando por supuesto no les des tu sueldo porque ellos no te van a ayudar económicamente en nada cuando te vayas.

Un abrazo,

Andrómeda





Conversación de un numerario con su sobrino.- Entregado

Para que os riáis un poquito...

-“¡Hombreeee! Pepe! Qué talllll? ¿Cuánto tiempo? ¿Ya te has casado?”

-“no, la verdad es que no”,

 -“bueno, eso tú no te preocupes que yo conozco un sacerdote (muy santo por cierto, da unas meditaciones increiiibles) que atiende el grupo de la sección femenina y eso está hecho, ¿eh?”

-“Ya, pero es que yo tengo una depresión y…”

-“Nada, nada eso ni lo pienses, son pájaros en la cabeza, si tú dejaste de ser numerario (tenías muy buena disposición) pero como tu enfermedad “era algo de Dios” pues ya se veía que lo tuyo es el matrimonio; eso con un poco de ayuda de uno de nuestros médicos de la cabeza y unas pastillitas mágicas se arregla, ¿cuándo te vienes de curso de retiro?”...



(Leer artículo completo...)




Escritos recomendados.- Agustina

 

La labor. Gervasio

COMME IL FAUT. Dionisio

Sobre los documentos E6 y el C-117. BoQ

Los pobrecitos/tas. Lizzy Babieca

¿Por cuántas manos pasan los informes personales de conciencia? Artemisa

Te confieso, y luego me cuentas... Enriqueta




 

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