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Opus Dei: ¿un CAMINO a ninguna parte?

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CORRESPONDENCIA

 

Lunes, 28 de Marzo de 2016



Fotocopia del original de la carta de Escrivá a Franco.- Agustina

Esta es la fotocopia del original de la Carta de Escrivá a Franco felicitándole por la promulgación de la ley de los Principios del Movimiento en 1958. Si bien ya estaba su texto en Opuslibros, no estaba esta copia. El original se encuentra en la Fundación Francisco Franco.

 

  

Agustina L. de los Mozos





Hacer razonar a las aspirantes.- Nicanor

Me preguntaba una atribulada señora, tía de una niña de padres supernumerarios, el comentario que le hizo su sobrina en confidencia del planteamiento que le habían hecho en el Centro Cultural al que asiste de ser numeraria.

Muy a pesar de no tener la edad suficiente para tomar una decisión de tal índole – como varios la tomamos – y, con una anuencia de los padres traducida en un: “Es una decisión que tienes que tomar por ti misma, nosotros no nos opondremos si deseas servir a Dios” (Me pregunto si se opondrían si la niña les planteara el “non seviam!” que se nos inocula en la mente), la señora necesitaba algunos consejos.

Estudiemos los hechos: una niña casi adolescente, de un colegio “obra corporativa”, de padres supernumerarios, piadosa (manipulable), con dirección espiritual por varios flancos (cura, preceptora, “amiga” en el Centro), asistente del “Círculo de Formación Preliminar” o “Círculo Breve”, de Convivencias y Retiros… En su cabecita se inocularon varias ideas, su comportamiento de niña-adolescente “corriente” ya ha sido trastocada. Sin embargo, le comenté a la pobre señora, cabe usted que le plantee algunas preguntas de sentido común:

            -¿Sabes a qué te comprometes al hacerte numeraria?: lo normal en cualquier institución o persona que va a hacer un compromiso o un “contrato” – como te han dicho en el Centro – es que leas y se te informe detenidamente de las cláusulas del mismo antes de firmar. “Pitar” con “generosidad” no es firmar un cheque en blanco. Una cosa es ser “generosa” con Dios y otra que tomes un camino que Él no quiere para ti.

            -Tener miedo no es señal inequívoca de vocación, así como temer que un perro rabioso te muerda no es motivo para que te acerques y te haga daño. La frase no tiene sentido porque el miedo es una defensa del cuerpo y del alma a lo desconocido o a lo que puede causar daño. Es una reacción natural, no sobrenatural. Ahora bien, eso de “no temerías si te hubiera planteado ser monja de clausura”… Es una media verdad muy propia de los manipuladores. Sabe perfectamente que eres una persona temerosa de Dios que desea ser santa “en medio del mundo” pero ¿Sabes cómo viven las numerarias para ser “santas en medio del mundo” más allá de los videos o lo que te han contado? Simplemente míralas en su porte, en su trabajo, en sus conversaciones y actividades… ¿Tienen aspecto de ser cristianas ordinarias?

            -¿Cuántos años tiene tu “amiga” del Centro?, ¿Te parece normal que una escolar como tú tenga amigas tan íntimas de casi 40 años?, ¿Qué tanto sabes tú de tu “amiga”?, ¿Has notado si tu “amiga” es “amiga” de sus “hermanas” del Centro?, ¿Qué tanto conoce de cada una, de sus familias, de sus hábitos, mal hábitos y gustos?

            -¿Por qué crees te han pedido que no converses de tu vocación con nadie sino con ella y el sacerdote del Centro? “El mal consejo de un pastor, aunque sea un santo, lo convierte en un lobo” te habrán dicho, “eres como la llama de una vela que cualquier viento puede apagar”. Pregúntate: si – a tu edad – quieren que tomes una decisión para toda la vida ¿Por qué no escuchar otras voces? Si es “tan de Dios”, como te han dicho, nada de impedirá no serlo.

            -La vocación no es un acto de fe sino un camino de santidad. Dios no te obliga a “decir que sí”. Tu situación no es la misma que lo acontecido al “joven rico” invitado por Jesús para ser uno de sus seguidores. Tú ya eres cristiana, creyente, ¿No será acaso tu encuentro con el Opus Dei ocasión para que averigües por otras instituciones católicas de carisma semejante?, ¿Que el Opus Dei es “única en su carisma”? Averígualo. No se trata de encontrar algo “menos exigente”. Ser cristiana es una opción exigente. “Es que urge que me decida…” No es así. Averiguar otros caminos no te convertirá en ninguna Judas. La radicalidad que obliga a obviar la razón, el corazón, la amistad… es una forma sectaria de manipulación ¿Qué es lo esencial en el cristianismo: la caridad, verdad? Fíjate, abre los ojos y mira si en el Opus Dei hay caridad para todos y entre ellos. Pregunta y, si se enojan o te prohíben preguntar… saca tus conclusiones.

Nicanor
nicanor.wong@outlook.com





Contemplación y acción.- Rocaberti

Hola a todos:

He observado que el los últimos escritos se comenta la originalidad del mensaje de la obra. El tema de la santificación de los laicos es muy antiguo, evangélico. La aparición de los monjes representaron una revolución con aspectos positivos y negativos, pues se consideró que el ideal cristiano está representado por quienes se apartaban de la vida civil para dedicarse a la religión. Ya en el siglo XIII se empieza a resquebrajar esta mentalidad, y con los humanistas se acentúa esta crisis de identidad. Recordemos el "monacatus non est pietas" de Erasmo. En el siglo XV se dibuja una nueva mentalidad que desea acercar la vida cristiana en plenitud a los laicos. Los protestantes siguieron este camino de vincular la vida civil a la religiosa.

Quienes detentaban el poder en el catolicismo ante el progreso de la Reforma, quisieron asegurar el control de la Iglesia por medio del poder eclesiástico. La justificación que parecía un tema de división entre unos y otros ha llegado a consensuarse. Todas las ideas de la Reforma ya estaban presentes con anterioridad.

Escrivá fue un hombre que tuvo un gran olfato para darse cuenta de las necesidades de la Iglesia de su tiempo, y utilizando las experiencias anteriores fundò la Obra: eran los laicos quienes debían influir en la sociedad, pero a modo de milicia, aprovechando sus peculiaridades. Lo de la contemplación es literatura, pues la gracia no puede ser controlada. Sí hay una ascética, que es lo único que puede hacer el hombre, y lo interesante es hacerla presente en la vida ordinaria.

Yo creo que el Opus Dei es un buen invento, pero que su éxito lo estropeó. Hay demasiado engreimiento. Escrivá pasó a ser un nuevo San Pablo, y recibió incienso de sus hijos que no se atrevieron a replicarle. Aquí esta el fallo: Nadie puede asegurar que el mensaje de Escrivá sea inspirado por Dios. Es uno de tantos. Con ello El Opus pasó a ser esto Opus sin Dei. Una organización de poder, amante del dinero y el prestigio, con un desprecio absoluto a quienes no siguen sus reglas. Recuerdo una, la llamaban "sinceridad salvaje"; y a los que están en Roma de convivencia, les sugeriría, con mi experiencia personal, que la aplicaran a su vida, no para que los jefes de la Obra conocieran su interioridad. Muy al contrario, para que no se engañaran a sí mismos con fantasías, que se conocieran en profundidad, que no tuvieran miedo de saber cómo son, y esta información la utilizaran para decidir sobre su vida, sin dejarse influir por cantos de sirena.

Felices Pascuas. Rocaberti





Siglo XVI y Contemplativos en la acción.- Isabel de Armas

Voy a intentar aportar algo más al comentario de Curial: "los vocablos “contemplativo” y “acción” no me parecen palabras del siglo XVI”. Y digo “algo más” porque las aportaciones de Ruta, Josef Kenecht y otros ya me parecen muy válidas.

In actione contemplativus” o “en acción contemplativos” ha sido un rasgo característico de los jesuitas desde los inicios de su orden. Recordemos aquí que el jesuita mallorquín Jerónimo Nadal, secretario y hombre de confianza de Ignacio de Loyola, fue el encargado de difundir la letra y el espíritu de las entonces recientes Constituciones. En su afán promulgador, Nadal recorrió gran parte de Europa, y en los muchos lugares visitados fue dejando frases lapidarias como: “Nosotros no somos monjes”; “El mundo es nuestra casa”; “Nuestra habitación nos sirve de coro”…  En sus charlas y prédicas insistía, una y otra vez, en que la contemplación no desplaza a la acción, y lo expresaba así: “Este tipo de oración que tan excepcionalmente consiguió nuestro Padre Ignacio por gran privilegio de Dios, le hacía, además, sentir la presencia de Dios y el sabor de las cosas espirituales en todas las cosas, en cuanto hacía, en cuanto conversaba, siendo contemplativo en la acción (lo que él explicaba diciendo que hay que hallar a Dios en todas las cosas)”. Al transmitir a las nacientes comunidades el genuino modo de proceder de la Compañía decía: “La oración y la soledad, sin medios exteriores para ayudar a las almas, son propias de las religiones monacales, de los ermitaños, pero no de nuestro Instituto. Quien quiere soledad y sola oración, a quien agrada el rincón y huir de los hombres y el trato con ellos para aprovecharlos, no es para nuestra vocación; para ese tal hay cartujos… cuya vocación es esa”.   

En los comienzos del siglo XX, es decir, cuatro siglos después de las primeras divulgaciones de Nadal, destaca, entre otros muchos, el testimonio del jesuita Albert Valensin. El padre Valensin, como tantos otros de sus compañeros después de san Francisco Javier, trabajó en las lejanas misiones de Extremo Oriente, y en su interesante y conmovedor diario da gracias a Dios de haber sido “en la acción un contemplativo, in actione contemplativus”. Escribe expresamente: “Ciertamente, en la Iglesia todas las vocaciones son hermosas. Pero esta que Dios nos ha dado al llamarnos para la Compañía de Jesús tiene una belleza sintética, resultado de la perfecta armonía entre la vida activa y la vida contemplativa”. Siguiendo la filosofía general de la Compañía, en otra de las páginas de su diario se pregunta: “¿No será el humanismo un obstáculo para la vida sobrenatural?”, y él mismo se responde de la siguiente manera: “No, entre el verdadero humanismo y la vida sobrenatural el conflicto no puede ser nada más que accidental. Todo lo que perfecciona al hombre debe conducir a Dios”.

Para rematar esta breve aportación, voy a remontarme a lo que bullía en el ambiente católico del siglo XVI, siguiendo de cerca el trabajo de Alain Guillermou, titulado LES JÉSUITES y publicado en 1963 por Presses Universitaires de France. Hacia el año 1545, todos los clérigos regulares tenían una común inquietud: encontrar, a despecho de la disciplina monacal y del marco material y espiritual –clausura estricta, jerarquía conventual, predeterminación de la distribución del tiempo-, donde se incardina con todo rigor la existencia del religioso apartado del mundo, una regla válida para el hombre de acción, inmerso entre los laicos, en quienes tiene que influir. Esta regla será totalmente interior. Se definirá por una fórmula: la oración metódica. La plegaria del monje tiende a ocupar todo el marco de su vida cotidiana diurna y también, en parte, nocturna. Es la oración perpetua. La del clérigo regular consagrado a la vida activa será más breve. Y para equilibrar la balanza, estará codificada.

Esta mezcla de acción exterior y de oración metódica, algunos laicos la habían admitido ya como fórmula de vida, un ejemplo son los Hermanos de la vida comunitaria, aqrupados como pía asociación desde finales del siglo XIV por G. de Groot, en los Países Bajos, y animados por la misma espiritualidad que los canónigos regulares de Windesheim, escuela de espiritualidad flamenca que se caracterizaba por la devotio moderna.

La “devoción moderna” –que san Ignacio había conocido bien en los primeros tiempos de su conversión, ya que estaba en pleno auge en Montserrat- puede decirse que inspiraba a todos aquellos que querían, a principios del siglo XVI, conducir a los miembros de la Iglesia a una mayor santidad. Lo que esta devoción tenía de “moderna”, era el equilibrio que ofrecía entre la vida activa y la vida ascética, y también el empleo que propone de un método, propio para hacer acceder a todo cristiano, clérigo o no, a las riquezas que proporciona la vida interior, que hasta entonces parecía reservada exclusivamente a los contemplativos.

Es muy significativo que la fórmula de renovación religiosa preconizada como eficaz por los reformadores católicos del siglo XVI haya sido una fórmula mixta, aceptable tanto por los laicos como por los clérigos. Paralelamente a los Hermanos de la vida comunitaria de los Países Bajos –la mayoría eran sólo humildes artesanos- y a los canónigos de Windesheim, corresponderá algo más tarde, en Italia, por ejemplo, el paralelismo entre la Compañía de Jesús y el grupo de laicos que san Ignacio funda en 1547, que se convertiría en la Compañía del Santo Sacramento de la Iglesia de los Doce Apóstoles, en Roma. ¿Y no es también significativo que san  Ignacio dedique sus Ejercicios Espirituales, no solamente a los futuros clérigos, sino también a aquellos que estaban ya comprometidos por un sendero profano?

Con estos rápidos apuntes quiero decirle a Curial que “contemplativo” y “acción” sí son palabras del siglo XVI.

Isabel de Armas





Autocrítica o bemoles.- Curial

Si bien reconozco mi parte de error o temeridad, no me arrepiento de haber contribuído al rigor y esmero en las contribuciones a "Opuslibros", que veo plasmados, entre otros, en la respuesta de Josef Knecht, tan documentada en los hechos como estimulante en la interpretación. Si la expresión "contemplativo en la acción" no es de Ignacio de Loyola, sí lo es de uno de sus allegados, Jerónimo o Jeroni Rosselló. A mí no me sonaba como idioma castellano del siglo XVI, pero es verdad que encaja mejor con el estado de la lengua latina.

Gracias a todos por esa tarea colectiva y respetuosa.

Curial 





Escritos recomendados.- Agustina

Mi crisis vocacional. Dionisio

Per medicina, ad astra... Conrad

El opus nos estaba llevando al divorcio. Cecd1958

Colección de tristezas de un hombre alegre. César




 

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