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CORRESPONDENCIA

 

Lunes, 18 de Enero de 2016



Presume de santidad en el trabajo y deja en la calle a una embarazada.- Bruna

Hace un año me contrataron en una farmacia. El dueño me pareció una persona agradable y de confianza. Cuál fue mi sorpresa cuando descubrí que no sólo llevaba a sus hijos a colegios de fomento, sino que él mismo tenía tratos con numerarios; la mujer era supernumeraria y para más inri, aparecían de vez en cuando personas del "lado oscuro" allí en el trabajo. Muchas veces esta persona me preguntaba que cuál había sido el motivo por el que había dejado de ser numeraria. Ingenua de mí, le conté parte de lo que consideraba sólo de mi intimidad, evitando los momentos más desagradables. A lo que él contestaba, creyéndose poseedor de la verdad, autoridad moral y por supuesto superior en inteligencia a mí, que lo que había fallado era que me faltaba formación (profesional, supuse).

Pasó el tiempo y a los pocos meses le comuniqué que me casaba. Y por supuesto respondió que ya era hora y que así dejaría de vivir en pecado. Con lo cual me entraron ganas de citarle la frase del evangelio, en la que dice que quien esté libre de pecado que tire la primera piedra. Pero volví a callarme.

Entre tanto, me humillaba constantemente por no saber dar bien los cambios a los clientes, cuando nunca había hecho tal cosa y me ponía nerviosa observándome por encima del hombro.

Cuando en julio le dije que estaba embarazada, me dio la enhorabuena, me soltó un discurso sobre la necesidad de tener muchos hijos, de cuidar bien de ellos y de que eran una alegría en casa. Tengo que decir que él sabía perfectamente la situación económica por la que atravesaba y seguimos atravesando, que gracias a ese trabajo había podido tener la gran suerte de poder tener hijos y de poder tener un sitio donde vivir. Además, en muchas de las conversaciones que tenía con los clientes, por no decir que era algo que no se cansaba de repetir hasta la saciedad, siempre salía la frase: " yo me tengo que santificar con mi trabajo" y otras por el estilo.

Este lunes pasado, después de haberme dado un mes de vacaciones y dicho muchas veces que estaba muy contento con mi trabajo, me presenta el finiquito delante de mis narices para que lo firme. Después de habérselo dado, me dice riéndose y como haciéndome el gran favor de mi vida: "ahora a dedicarte a criar a tu niño y dentro de un par de años, te replanteas si quieres volver a trabajar".

¿Es posible que exista una persona así, que no le importe lo más mínimo en qué situación deja a una mujer embarazada sin trabajo? ¿Qué se puede hacer ante esta gran injusticia? Lo que intento con este escrito, es que se sepa por todos los medios posibles, la gran estafa de la que estamos siendo víctimas incluso muchos años después de haber dejado el lado oscuro. La gran impotencia que siento ahora por no poder hacer nada y que de ser posible, tendría todas las de perder.

Gracias por vuestra atención. Un abrazo.

Bruna.





A veces llega un momento en el que te haces viejo de repente.- PZK

En mi centro de agregados, un numerario solía cantar, y muy bien, la canción “La senda del tiempo” de los Celtas cortos. Esta canción me sumía en un estado de desasosiego total, ya que me identificaba al cien por cien con la letra:

"A veces llega un momento en el que te haces viejo de repente, sin arrugas en la frente, pero con ganas de morir. Paseando por las calles todo tiene igual color, algo echo en falta, no sé si será el amor".

Y tanto que era el amor, ese amor que se me prometió en la Obra al pitar, pero que nunca me dieron. Ese amor de familia, que se dijo que tendríamos, pero que al final se descubrió que era un compañerismo bien intencionado, pero carente de afecto profundo, sin una amistad real. Conocí a grandísimas personas, que me ayudaron mucho, a las que quería tratar como hermanos, contarles mis cosas y que ellos me contaran las suyas, lo que hacen dos hermanos normales, pero no, para eso estaba la charla, la temida charla, esa charla en la que no podía elegir el interlocutor, esa charla en la que me despellejaba vivo, y no recibía más recompensa que sal y limón. En la que cuando iba de viaje, me llevaba sin yo saberlo, en un sobre mi vida y miserias, codificadas. Yo era el propio portador de mis más íntimos secretos, que serían entregados al director de turno, para que este supiese, la cantidad exacta de sal y limón que había que echar a la carne auto despellejada.

Es verdad que encontré cierta felicidad, es verdad que aprendí, es verdad que vi lugares nuevos, es verdad que hice cosas interesantes, es verdad que mis hermanos eran muy buena gente, me apreciaban, pero todo se desbarató cuando eché en falta el amor.

Ese amor que tengo ahora, en mi matrimonio, con mis hijos, con mis hermanos carnales, con mis padres, con mis amigos. Yo les cuento, ellos me cuentan, sin esperar nada a cambio, amor y amistad. Tan sencillo, tan fácil de conseguir, pero que nunca me dieron en la Obra, ya que nunca me lo quisieron dar, ya que no se puede dar aquello de lo que no se dispone. Me dieron otras cosas, buenas, pero no lo prometido.

“Algo echo en falta, no sé si será el amor”... YA, NO :)

Firmado: PZK





Del peculiar ministerio sacerdotal de los sacerdotes numerarios.- Nicanor

Recientemente acaeció que, una persona – no del Opus -, gravemente enferma, contactó con un compañero de estudios que es numerario y ahora sacerdote. Al pedirle que le asistiera en darle los últimos sacramentos, el sacerdote numerario tuvo que negarse, ¿Por qué? Porque los numerarios sólo atienden a los fieles de la Prelatura, a los numerarios del Centro, a los agregados y, si les autorizan, a los super numerarios. Así lo dejó dicho y escrito San Josemaría. Sus hijos sacerdotes numerarios están dedicados a servir a los demás fieles de la Prelatura, su “familia sobrenatural”, y – el resto - , han de ser atendidos por sus respectivos párrocos ¡Inclusive su familia de sangre!

Esta peculiar interpretación de la labor ministerial de un sacerdote numerario tiene poco o nada que ver con lo que Jesucristo predicó y la Iglesia trata de enseñar. Negarse a servir a los demás porque… el Director dice que no lo haga, que “está escrito”, que “está dicho”, que “está recomendado”… y dejar que esa otra persona amiga muera sin recibir los últimos sacramentos aunque suplique la absolución… Entonces, ¿Para qué se ordenan?, ¿Cuál es el sentido de su ministerio?, ¿La “caridad ordenada” establecida por San Josemaría?

¡Si Cristo viera qué es “su Obra”!

Nicanor
nicanor.wong@outlook.com





Estudios sesudos sobre la Obra de Escrivá.- Josef Knecht

A comienzos del año 2016 deseo a Agustina y a todos los usuarios de opuslibros un buen año, que es Año de la Misericordia. Por eso me sumo a la petición de perdón, que otros usuarios de esta página web ya han manifestado a partir de CuG (11.12.2015), por los pecados que cometí en mis años de numerario, siendo obediente a los directores del Opus y fiel cumplidor de sus indicaciones y mandatos. Con mi consentimiento favorecí los despropósitos que se cometían con muchas personas en la labor proselitista y en la vida interna de la Obra escrivariana, de lo que ahora me arrepiento y pido perdón.

Con este mi segundo escrito del año (el primero se publicó el pasado viernes 15 de enero) también deseo expresar una discrepancia de opinión con otro participante en opuslibros; me refiero a la reciente nota de JaraySedal (23.12.2015) con la que no estoy de acuerdo del todo. Él sostiene que “muchas colaboraciones muy sesudas sobre su naturaleza (la del Opus) o su encaje jurídico, por ejemplo, inconscientemente por parte de sus autores sirven, en mi modesta opinión, para enmascarar por su grado de abstracción que lo que existe en el fondo es algo muy simple, que da igual el nombre que se le confiera y que sustancialmente todo es lo mismo desde el principio. O dicho en otros términos la discusión sobre estos temas asume el debate sobre el Opus desde las propias categorías mentales inculcadas por el mismo a sus miembros acerca de la naturaleza del Opus Dei, como si fuera un fenómeno singular y sobrenatural digno de estudio, institucionalizando la organización en un ámbito conceptual eclesial, cuando lo que conviene es precisamente desembarazarse de todas esas categorías y conceptualizaciones y denunciar su simple carácter profano y su imposible encaje en la doctrina de la Iglesia. Toda construcción doctrinal sobre el Opus, por muy bienintencionada que sea, sirve a sus propios fines, en cuanto parte de la premisa de su posible encaje eclesial”.

No estoy de acuerdo con esta opinión, porque, situándonos en el plano doctrinal o jurídico de la Iglesia, también podemos denunciar el carácter profano del Opus y su difícil encaje en una correcta y justa eclesialidad. No sólo desde fuera de la Iglesia se desmontan las falsedades de la versión oficial de la Obra de Escrivá, sino también desde dentro de ella se puede llegar a la misma conclusión. Al menos así veo las cosas. Ya sé que los teólogos y canonistas de la Universidad de Navarra (Pamplona) y de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz (Roma) se desenvuelven bien en este terreno, dando así la impresión de que el Opus es una institución bien encajada en la vida de la Iglesia, pero servirse de su mismo instrumentario conceptual no significa que uno comulgue con sus planteamientos, sino que usa las mismas armas para desmontarlos o darles la vuelta.

Por ejemplo, en lo referente a la naturaleza jurídica del Opus como prelatura personal, esta página web no sólo ha mostrado que la vida real de los miembros del Opus no se corresponde para nada con lo que la Iglesia esperaba de esa figura jurídica, cuando fue creada en el Concilio Vaticano II (Decreto Sobre el ministerio y la vida de los presbíteros, nº 10): las prelaturas personales son una asociación de sacerdotes y diáconos del clero secular, mientras que la inmensa mayoría de los miembros del Opus no son clérigos, sino laicos, de donde se deduce que esa no es una figura jurídica apropiada para el laicado (los institutos seculares y otras figuras jurídicas existentes en el Derecho Canónico sí están previstas y diseñadas para laicos). Esta página web también ha puesto de manifiesto que el motivo de fondo por el que el Opus solicitó borrarse de instituto secular para ser erigido prelatura personal respondía al afán del fundador de llegar a ser obispo, siendo así que el presidente general de un instituto secular no puede nunca acceder al episcopado.

Para lograr este objetivo narcisista, el fundador, Josemaría Escrivá (o Escriba), y su sucesor, Álvaro del Portillo, no tuvieron inconveniente en someter la institución a una nueva figura jurídica, la prelatura personal, que, si bien no responde a las características esenciales y funcionales de los miembros del Opus, sí permite que el presbítero que la dirige, el prelado personal, pueda ser ordenado obispo. Ahora bien, para colmo de los colmos, no es obispo de la prelatura personal, sino obispo titular de una antigua diócesis territorial, donde ahora no está establecida la Iglesia: Álvaro del Portillo, además del prelado personal del Opus, fue obispo titular de Vita, y Javier Echevarría lo es de Cilibia (Vita y Cilibia fueron diócesis norteafricanas en la Antigüedad); es decir, ninguno de los dos es obispo del Opus Dei, sino su prelado personal. Este asunto de los obispos titulares de diócesis históricas responde a la costumbre de la Santa Sede de asignar una de estas sedes a los obispos, cuyo encargo pastoral no es el gobierno de una diócesis, como sucede con el prelado del Opus y con otros. Y lo que es peor, repito: los laicos, es decir, la mayoría de los miembros del Opus no están canónicamente bien ubicados dentro de esa figura jurídica, pues no son ni pueden ser miembros plenos de la prelatura personal, de naturaleza cien por cien clerical (cánones 291-297).

Como se ve, sobre la base del narcisismo del fundador, el itinerario jurídico de la Obra de Escrivá ha resultado complicadísimo, excesivamente burocrático, repleto de contradicciones y carente de auténtico espíritu evangelizador. Por ello, servirse del instrumentario doctrinal de la Iglesia en la lucha por desenmascarar los errores del Opus pone de manifiesto que a la Iglesia no le interesa albergar en su seno una institución que genere más problemas que soluciones en la tarea evangelizadora. Instituciones como el Opus (o como la Legión de Cristo, salvadas las distancias) son contraproducentes para los intereses pastorales de la Iglesia.

Josef Knecht





La cruzada contra los pantalones.- CuG

Seguramente muchos de los que visitan esta página recordarán aquellas tertulias filmadas donde Escribá arremetía contra las mujeres que usaban pantalones haciendo uso de anécdotas bastante inverosímiles (como la de la madre que riñe al adolescente por jugar al yo-yo, diciéndole que es de "niños" y el chico le responde: "y esos pantalones, de hombre") o con alusiones grotescas (como la del globo terráqueo).

Lo curioso del caso es que la concurrencia que llenaba el teatro o auditorio, aplaudía a rabiar estas frases furibundas del aragonés. Si se hiciese un compilado de esas diatribas, con vistas panorámicas del coro de aplaudidores entusiastas y se subiese a Youtube, cualquier curioso ajeno a la Obra que visionara el clip no podría menos que sorprenderse de lo bizarra de esa situación: un sacerdote bramando contra las mujeres que usan pantalones y un compacto auditorio delirante ovacionando al predicador. Al curioso le costaría mucho entender el carisma de la Obra si viese eso. Al parecer, se promovían las faldas como medio de santificación femenino.

Al estar al cinco mil kilómetros de la SF toda esa metralla pasaba por encima de mi trinchera. ¿Cómo habrán caído esos proyectiles sobre supernumerarias, cooperadoras e invitadas al evento? ¿O eran todas numerarias?

En todo caso, esa cruzada de Escribá no tuvo éxito. ¿Alguien sabe cuándo y cómo se cambió ese criterio? Sería interesante imaginar las acaloradas deliberaciones de la Asesoría y el Consejo tratando el tema crucial. Me lo imagino como la crisis de los misiles en la época de Kennedy. ¿Quien habrá sido la primera numeraria en ponerse los pantalones? ¿Qué sacudidas habrá provocado el aviso donde se comunicaba el tema? Si el artículo ya ha sido tratado, agradeceré la referencia.

Ah, y algo más:¿aquellas películas donde Escribá predicaba esta cruzada, se han editado o se mantienen tal cual como en aquellos años? Se agradece alguna replica.

CuG 

PD: Gracias, Agustina, por la selección de artículos.





Desinformación en el Opus Dei.- Ex_apéndice

                Dentro del Opus, un silencio sepulcral envuelve los acontecimientos inconvenientes que, aunque sean reales y consistentes, no deben saltarse la censura que los mantiene relegados en los límites establecidos por la cúpula. Las barreras que impiden que el rebaño tenga acceso al conocimiento de multitud de hechos que serían “dañinos” para su alma, son auténticos muros que sirven para mantener al “personal” pastando apaciblemente en los pastos del “cercado” sumido en una ignorancia beneficiosa, terapéutica.

                Es maravilloso, muy de agradecer, el celo que los pastores despliegan, con riesgo de contaminarse ellos mismos, para evitar que las ovejitas se vean afectadas por el veneno de la realidad circunstante. Mantenerlos en la ignorancia es en realidad un servicio que se presta a los borreguitos, evitándoles caer en las ciénagas que pueden encontrar en el prado apacible en que habitan.

                Los temas tabú que hay que evitar en las conversaciones son muchos y muy variados y llevan a veces a situaciones tan ridículas como quererle convencer a uno de que algo que de lo que ha sido testigo presencial, si no es “conveniente”, no solo debe silenciarlo, si no que, además tiene que llegar al convencimiento de que “eso no ha ocurrido”.

                Ya conocemos los efectos de la muerte civil. Jamás hay que hablar, de los que se han ido, ni siquiera citar su nombre. Hay que borrar todo rastro de su paso por las labores, por las obras corporativas, ni siquiera recordar aquellas cosas que hizo y han quedado como prueba patente y permanente de su paso.

                Me alegré mucho, hace poco, al ver unas fotos recientes de una obra corporativa en la que estuve hace ya más de treinta años. Diseñé entonces unos farolitos que se colocaron en varios puntos de la casa y comprobé que ahí siguen. Pensé: ¡Por lo menos esos se han salvado! Nadie se acuerda ya ni sabe quién los diseñó, quién los hizo, quién los puso. Pero ahí están seguramente por eso, porque son testigos mudos de mi paso. En la misma foto, cerca de uno de esos faroles hay una palmera: ¡Yo la planté!

                ¡Farolillos anónimos, vieja palmera, inocentes y discretos testigos de mi paso…! Ahí seguís, desde que yo os puse. Habéis vencido a la “mano” que borra fotos de “Crónica”, sume en el anonimato a los “desertores”, ignora su existencia, condena a la muerte civil y hace desaparecer el rastro de la memoria de todo aquel que se ha ido de la “cosa”... ¡Gracias por estar ahí  y haber escapado a la censura!

Ex_apéndice





Escritos recomendados.- Agustina

La formación de la Identidad en el Opus Dei. E.B.E.

“PRELATURA PERSONAL” en el Diccionario de Derecho Canónico. Claire Fisher

Escrito de denuncia al Vaticano por ex miembros Opus Dei. Carmen Charo

¿No hay nadie de la Iglesia que reaccione?. María Angustias Moreno




 

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