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CORRESPONDENCIA

Lunes, 11 de Enero de 2016

“La embajada ocupa el viejo palacio Monaldeschi, en plena piazza di Spagna,… Allí fue embajador el conde de Olivares, padre del Conde-Duque, que llamaba al servicio con una campanilla, y cuando el embajador de Francia protestó por ser ése, al parecer, un privilegio papal, el conde instaló una culebrina en la azotea y los llamaba a cañonazos. Como consecuencia, el Papa le permitió usar la campanilla,… y es que Roma está llena de este tipo de historias.”

Es transcripción literal de una anécdota contada en el interesante libro "Valió la pena" de Jorge Dezcallar, ex embajador ante la Santa Sede, Marruecos, Estados Unidos, además de haber ocupado otros altos cargos. Una persona extraordinaria.

Este detalle me ha despertado muchos recuerdos. La campanilla es el instrumento que los directores usan en el comedor para llamar a las auxiliares, las sirvientas que atienden a los numerarios en los centros del Opus Dei. También en las casas donde celebran retiros, convivencias, etc.

Lo que ignoro es si el fundador Escriba obtuvo bula papal para implantar esa costumbre en sus dominios o simplemente prescribió dicha sonora costumbre a sus “hijos” para emular un pretendido linaje aristocrático, el cual se ha demostrado falso.

Sea lo que fuere, además de anacrónico, ese proceder parece humillante; bastante frecuente en las praxis internas opusinas, aunque ellos lo califican de comportamientos con visión sobrenatural.

Ni a las mascotas se las trata así, más habiendo sobrados recursos tecnológicos para realizar cualquier tipo de llamada. Con más razón si hay que salvar miles de kilómetros, los que ellos mismos imponen para separar a sus dos secciones, la masculina y la femenina. El refectorio sería la zona cero, el meeting point, el punto crítico.

Pávlov usaba la campanilla para llamar a su perro en sus experimentos en el campo precisamente de la fisiología digestiva y eso era a finales del siglo XIX.

Por lo demás nada especial o fuera de lo ordinario en esos reducidos ambientes. Entre hermanos es de lo más corriente llamarse con el sonido de una campanita. Imagino la cantidad de ex-numerarias auxiliares que, habiendo -gracias a Dios- normalizado su vida, cada vez que oyen un pequeño repique donde sea, el corazón se les acelere. Un estigma más por haber pasado por la secta. En recuerdo y homenaje a todas ellas, hoy he programado tal sonido en mi teléfono móvil para que así suene cada vez que reciba una llamada.

Manzano

Hola Agustina

Te envío este correo para comunicarte lo que sé con respecto a la ICIED conocido antes como ICES. Yo realicé pasantías allí y según supe por una numeraria auxiliar amiga mía, el instituto fue cerrado como escuela ya que algunas alumnas se quejaron porque se trabajaba demasiado y no se podía estudiar.

La verdad cuando estuve allí sí se trabajaba bastante y encima eran vacaciones y algunas alumnas estaban obligadas a quedarse y lo hacían por turnos. En fin no sé si fue este el único motivo o si fue el principal pero en el Opus se dice que fue por ello o que hay pocas alumnas, en fin ahora solo se aceptan chicas mayores de edad realizando más bien cursos de capacitación en servicios hoteleros, nada es totalmente seguro aún, te aviso ante cualquier nueva información..

Saludos cordiales

M.R.A.

Este es mi primer envío a la página. Aprovecho para saludar a todos. Me he animado a intervenir para darle a Carlos mi opinión sobre cómo proceder con la familia de su hermano.

La descripción que haces, Carlos, del comportamiento de tu cuñada da pavor. No conozco bien la sección femenina, pero por muy radicales que fueran, estoy casi seguro de que tu cuñada no está siguiendo al pie de la letra las recomendaciones de su Directora, sino que pone bastante creatividad de su parte.

En mi opinión, creo que deberías localizar al sacerdote y persona que llevan la dirección espiritual de tu cuñada, y contarles todo esto. Creo que pueden ayudarla a relajarse en estas cuestiones. Dudo que haga caso a nadie más. Y repito: el comportamiento que describes no es lo normal, ni para una persona de la Obra. Así que creo que te pueden tomar en serio.

Un abrazo y fuerza,

Provisional 

Días pasados afirmaba que es una magnífica idea la que ha tenido Agustina  al crear la nueva sección “Escritos recomendados”, utilizando el valiosísimo material contenido, en los archivos de Opuslibros. Me parece justo agradecer el trabajo que ella ha realizado, al ordenar, sistematizar y sobre todo al ponernos  en contacto con tantas y tantos, que como nosotros mismos han sido manipulados, engañados y timados por el opus.

Cuando uno abandona el opus después de tantos años dentro (23 en mi caso) quieras que no –hablo de mi mismo- te queda una cierta sensación de que algo has hecho mal, de que has fallado. Por mucho que lo hayas pensado y hayas llegado a la conclusión de que no vale la pena seguir, en ese momento final piensas que los que siguen allí dentro es porque eran mejores que tú, porque “valían” más y tiendes a sentirte inferior. Es decir tu moral es baja, aunque los motivos estén claros y la decisión de salir sea deseada y rotunda. Por si fuera eso poco,  generalmente, el proceso de la desvinculación lo hace uno sólo, sin apoyos externos y, más difícil todavía, bajo las consabidas amenazas de condenación eterna, y pronósticos de mucho rejalgar y otros tantos miedos que nos infundían despiadadamente. Sin contar las mentiras que inventaban los opusinos para desprestigiarte, muy sibilinamente eso sí, ante tu propia familia y conocidos. Así era cuando yo me desvinculé del Opus, por propio deseo y voluntad.

En aquellos años, al abrir la puerta de salida no había nadie esperándote. Me pasé unos cuantos años creyendo que perseveraban casi todos; que el Opus no estaba en crisis sino floreciente; diciendo a los más allegados que yo no tenía nada en contra de la gente de la Obra; en fin sin atreverme a insinuar siquiera que el opus era por lo menos un embaucador. Hasta que un día de 2002 descubrí la Web Opuslibros y empecé a pensar en positivo, con libertad, con paz y con un futuro por delante.     

Los que salen ahora del Opus tienen que agradecer que Agustina tuviera la feliz idea de estar ahí, por así decirlo, en la puerta de salida de su centro, esperándoles con su bendito Opuslibros, que ha ido elaborando con paciencia de hormiguita, con perseverancia, con gran entereza  y fortaleza ante los ataques despiadados y furibundos, llenos de poderío y arrogancia del gran Goliat, que ya sabemos bien quién es, poderoso y gigante él.

Por eso es muy gratificante, volver a leer, esos “Escritos recomendados” a que me refería antes, fruto de tantos y tantos testimonios personales llenos de buen humor, o de estudios concienzudos, de ensayos y anécdotas variadas que los pioneros de Opuslibros y sus continuadores han aportado al acervo común, y que se han ido guardando como joyitas que nos sirven a todos como apoyo y confirmación de que hicimos muy bien cuando “gracias a Dios nos fuimos”. Estoy seguro de que también servirán para escribir la verdadera historia del opus y la vida de Escrivá  tan desfigurados y maquillados ambos por sus adláteres y hagiógrafos

Por otra parte ¡Qué placer reencontrarse de nuevo con Satur, Doserra, Soyyootravez, Ricardo, Emevé, El Canario, Michael Walsh, Oráculo, Antonio Ruiz Retegui, Jacinta Unzué, Gervasio, MGM, Dolores Castaños, Líbero, Heraldo, etc. etc., y tantos otros que seguirán apareciendo poco a poco en esa nueva sección para irnos descubriendo la  cara oculta del Opus y para ir desenmascarando su verdadero rostro.

Paz en libertad.

Ex_apéndice.

“La Iglesia no está para condenar, sino para permitir el reencuentro con el amor visceral que es la misericordia de Dios. Para que esto suceda, lo repito a menudo, es necesario salir. Salir de las iglesias y de las parroquias, salir e ir a buscar a los hombres allí donde viven, allí donde sufren, allí donde esperan”. “El nombre de Dios es misericordia”, el nuevo libro del papa Francisco.

Numerarios y numerarias que os olvidáis de quienes dejan la institución como si hubieran muerto,

Directores y directoras que desaconsejáis el trato con quienes dejan la institución porque “son hojas secas y las hojas secas bien caídas están”,

Sacerdotes numerarios, agregados, miembros de la SSS+, que pasáis las mañanas en vuestros despachos con tablets y iPhones y no os preocupáis en absoluto por las almas de quienes han dejado la institución, aunque les hayáis confesado una vez por semana durante diez y más años,

Todos vosotros, SALID del agujero negro de vuestra comodidad, del tenerlo todo hecho, del no hacer nada por vuestro prójimo, SALID a buscar a las ovejas (y un/a bachiller no es una oveja, no confundamos, y jugar al fútbol con ellos no es a lo que el Papa se refiere), no esperéis a que sean las ovejas quienes llamen al interfono, SALID a hacer de este mundo un lugar mejor.

Y sobre todo y porque son palabras del Papa, tenéoslo por dicho.

Mediterráneo

Nachof, efectivamente el tema de la supuesta familia de la Obra estaba claro, no lo era. Quizá porque no era posible. Tampoco se podría pedir peras al olmo... Me impresionó un escrito tuyo hablando de Juan, un agregado que estaba mal en un hospital y estaban "sólo" sus padres y hermana con él, de forma que el Director del centro debió dar un aviso para que fueran a verle... ¿Qué más demostración del sentimiento de cariño que había allí?. Pero bueno, te escribía porque me temo que conocía y bien a este amigo nuestro, que trabajaba en algo relacionado con publicidad en La Codorniz, y lo dejó y opositó a un cuerpo de funcionarios de Hacienda... Este conocido estaba plenamente entregado a la "causa", y mira... Me gustaría que me contaras algo de él, si sabes más, pues yo le conocía, como te comento, y hace nada menos que unos 35 años que no tenía noticias suyas... tendría él ahora algo más de 70 años.

Gracias Nachof, tu vocación periodística sí que la mantienes, por lo que leo, de lo cual nos alegramos y beneficiamos todos.

Renter62

Diecisiete años en el Opus Dei. Ex numerario norteamericano

Andando hacia atrás en el tiempo. Marypt, ex supernumeraria portuguesa

La deformación de la figura del sacerdote en el Opus Dei. Doserra

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