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CORRESPONDENCIA

 

Viernes, 29 de Abril de 2016



La gran falacia del Opus Dei. El control total de la conciencia (II).- Pepgrass

LA GRAN FALACIA DEL OPUS DEI. EL CONTROL TOTAL DE LA CONCIENCIA (II)

Pepgrass, 29/04/2016

¿ESTÁS OPUSEÍDO?

En mi vida como numerario de la Opus desaparecieron sin dejar apenas rastro cerca de 200 personas con las que había CONVIVIDO en los distintos centros en los que estuve. Desde directores de centro, subdirectores, secretarios, el director del centro de estudios… hasta directores de la delegación y de la comisión, incluso de Roma y gente que fue a otros países. Hace poco me he enterado también de algún sacerdote. Pero eso no es lo extraño, lo curioso fue que casi nunca me daba cuenta de la gente que se largaba sin más con viento fresco, eran desapariciones misteriosas…



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Fortaleza y perseverancia.- Entregado

Otra cosa que me rechina es cuando psiquiatras del Opus han dado una explicación un poco ligera (o tremendamente pesada, dependiendo de cómo se discierna) al por qué tantos candidatos dejan la Obra y no pueden seguir, especialmente numerarios.

La respuesta que yo escuché era que “hay que tener fortaleza de voluntad o de carácter” y que si no la tienes esto no es para ti. Me pregunto entonces, “si hay que tener fortaleza de voluntad o de carácter” significa que no todos estamos llamados como se decía al principio, pues no todos tenemos “fortaleza de carácter” (san Pablo lo dice claro cuando dice “ayudar al hermano de fe débil” más o menos). No hay ninguna advertencia del Señor en el Evangelio en el que Él diga “¡Ay de los débiles de carácter! Más les valdría haber luchado que seguir su poca voluntad. En verdad os digo que …”. 

Y sin embargo esa explicación no estaba al comienzo, solo estaba al final, es decir, que para entrar en la Obra no había condiciones, pero para seguir hasta el final, el problema podía estar en tu debilidad de carácter, en no estar decidido, lo cual era culpabilizador. Y yo entiendo que estar decidido es totalmente central para una vocación al celibato, lo entiendo así, perfectamente. Pero, ¿de dónde nace esa decisión y en qué fundamentos está puesta? ¿Sobre una decisión serena a la luz de la plenitud recibida que trasmite una alegría y paz insondables y que armoniza la relación con el sexo opuesto? ¿O más bien sobre la base del miedo, de que muchos son los llamados pero pocos los elegidos, ay de aquellos que no luchan, los tibios los vomitará Dios de su boca?

Entregado





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