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CORRESPONDENCIA
Viernes, 16 de Octubre de 2015
Rectificación de una información.- Agustina
El miércoles pasado escribí “Más sombras que luces en el caso Gaztelueta” y me hice eco de la información de que el acompañante de Silverio Nieto era un seminarista del colegio Bidasoa, del Opus Dei. Como el dato no era cierto, rectifico yo también y he cambiado los datos referentes a este seminarista en el escrito anteriormente citado.
Agustina López de los Mozos
Publicado en Religión Digital
Rectificación de una información
El acompañante de Silverio Nieto no fue un seminarista de la Obra
Se trata de Rafael Felipe, juez diocesano de Terrassa
(José M. Vidal).- Ayer informábamos que el director del servicio jurídico del episcopado, Silverio Nieto, interrogó durante dos horas y media a los padre del menor de Gaztelueta. Y así fue. También decíamos que estuvo acompañado por un seminarista del Opus Dei. Y no fue así. El acompañante no fue el seminarista de la Obra, Rafael Felipe Führ, sino Rafael Felipe Freije, juez diocesano de Terrassa.
Antes de publicar la noticia, llamé al teléfono de Rafael Felipe, se puso y le pregunté si su segundo apellido era Führ, el segundo apellido del seminarista del Opus Dei. No quiso contestarme y, simplemente se echó a reír. A continuación, dijo que él sólo había estado con Silverio Nieto de acompañante y colgó.
Reconozco que fui víctima de ese equívoco, pido perdón al seminarista de la Obra, que nada tuvo que ver en el asunto, y rectifico la información en la parte que atañe al acompañante de Silverio Nieto.
Cierre o no cierre del caso Gaztelueta.- Gervasio
Cierre o no cierre del caso Gaztelueta
Autor: Gervasio, 16/10/2015
En la página 31 del diario “La Nueva España” del 13-X-2015 (Bilbao/Oviedo, E.LAGAR/ Agencias), entre otras informaciones relativas al caso Gaztelueta, se dice: En la actualidad, aunque la investigación canónica se ha cerrado, el caso está instruyéndose en el juzgado de Getxo, donde próximamente comenzará a tomarse testimonios que pueden resultar claves, en un sentido o en otro. Los supuestos abusos se habrían cometido en los cursos 2008-09 y 2009-10, cuando el hijo cursaba primero y segundo de Secundaria. Entonces tenía 12-13 años. Hasta la primavera de 2011 la familia no conoció los hechos y entonces presentó denuncia. La Fiscalía Superior del País Vasco incoó diligencias de investigación tras escuchar las declaraciones del padre, si bien éstas se archivaron. El estado anímico del menor, argumentó el fiscal en su archivo, impedía continuar entonces con la investigación, aunque indicó que lo denunciado tenían (sic) visos de realidad. Cuando el niño fue mayor de edad y cuando los médicos consideraron que ya tenía la entereza suficiente para afrontar el proceso, los padres reactivaron la causa.
Esta información me parece de sobresaliente interés, porque tiene como principal fuente de información a Leticia de la Hoz y a Luis Manuel Fernández, que son los letrados que representan a los padres de la presunta víctima de pederastia. Como es lógico están bien enterados de lo que llevan entre manos.
A mí se me ha aclarado, entre otras cosas, la cronología de los acontecimientos. Hasta la primavera de 2011 la familia no conoce los hechos y es entonces cuando presenta la denuncia, lo cual explica el lapso de tiempo que media entre los supuestos abusos de carácter sexual y la presentación de la denuncia. Eso deja claro que la demanda y reclamaciones de los padres del chaval no han sido extemporáneas —por tardías—, como asegura la parte contraria.
También deja claro por qué la Fiscalía Superior del País Vasco archivó las diligencias de investigación, a saber, en razón del estado anímico del menor, que no estaba en condiciones de soportar un proceso judicial. Según la parte contraria, el archivo de la causa se debe a que no se pudieron probar los hechos. No es así, pues el fiscal indicó que lo denunciado tenía visos de realidad.
También queda clara la poca credibilidad que merece el comunicado de la Sala de Prensa del Opus Dei, según el cual, la Congregación para la Doctrina de la Fe ha comunicado, con fecha 9 de octubre de 2015, la firme decisión del Papa Francisco de cerrar un caso de supuestos abusos por parte de un antiguo profesor del Golegio (sic) Gaztelueta, e indica que "se debe restablecer el buen nombre y la fama del acusado". Según lo publicado en el citado diario “La Nueva España”, Leticia de la Hoz y Luis Manuel Fernández son los letrados gijoneses que representan a los padres. Tras tener conocimiento del comunicado del centro, subrayaron que ni la familia ni ellos habían recibido –al menos a media tarde de ayer– notificación alguna por parte de la Iglesia ni del colegio. Rechazaron que se hubiera efectuado investigación alguna que pudiera considerarse como tal, pues no tienen constancia de que los representantes de la Iglesia hayan tomado declaraciones oficiales ni tampoco que hayan consultado a los médicos que tratan al muchacho, hoy mayor de edad, que presenta un largo historial de patologías con profundos cuadros de ansiedad.
Agustina en “Más sombras que luces en el caso Gaztelueta”, da a entender que tal noticia debe de ser un invento o una tergiversación, entre otras cosas porque el comunicado en cuestión no se publica, ni se sabe a quién se da, ni quién lo da. Es un enigma. Desde luego no parece que La Sala de Prensa del Opus Dei en España haya sido habilitada o sea el órgano apto para dar a conocer comunicados de la Congregación para la Doctrina de la Fe; máxime cuando el comunicado versa precisamente sobre un “juicio canónico” que tiene por objeto el Colegio Gaztelueta, que es una obra corporativa del Opus Dei. Todo apunta a una tergiversación, a la que por otra parte nos tiene acostumbrados la mencionada sala de prensa.
Cierto que la Congregación para la Doctrina de la Fe es heredera del la Congregación del Santo Oficio de la Inquisición —con pésima reputación como tribunal—, pero no me parece que al día de hoy cometa fechorías tales como no escuchar a las dos partes implicadas en un juicio o notificar sus decisiones sólo a una de las partes.
Sea lo que fuere, el caso Gaztelueta se ha vuelto a abrir como consecuencia de que el que fue menor, tras alcanzar la mayoría de edad, ha promovido un juicio —de carácter penal—, que se está ventilando en este momento. Aunque la Iglesia ha dado carpetazo —continúa el citado periódico— el caso sigue instruyéndose en la jurisdicción penal española, en un juzgado de Getxo. El director del colegio Gaztelueta, Imanol Goyarrola, declaró ayer a Radio Euskadi que la “verdad” sobre el (sic) denuncia “la tiene que determinar la justicia”. De hecho, próximamente habrá nuevas testificales.
En mi opinión —mi aventurada opinión, algo que se me o curre, pero sólo como posibilidad, como hipótesis como conjetura— nos encontramos ante la siguiente situación. Como el caso se ha reabierto ante la jurisdicción estatal, para evitar la celebración simultánea de dos juicios —uno canónico y otro civil non bis in idem—sobre los mismos hechos, la Congregación para la Doctrina de la Fe habrá tomado la prudente decisión de suspender por el momento sus actuaciones judiciales, hasta tanto no decida la jurisdicción penal española. Ahí podría residir el intríngulis del misterioso comunicado de la Sala de Prensa del Opus Dei en el que se implica a la Congregación para la Doctrina de la Fe y se atribuye al Papa Francisco la firme decisión de cerrar el caso.
La Santa Sede —papa incluido—, con todo esto, está quedando a la altura de la Chata de Vallecas. Queda a la altura de la Chata de Vallecas, como consecuencia de los comunicados —ninguno desmentido—del obispo del lugar, de la conferencia episcopal española, de la Sala de Prensa del Opus Dei en España, que a su vez se hace eco de un supuesto “comunicado” de la Congregación de la doctrina de la Fe. A esto hay que añadir la intromisión, en la casa de los padres de la presunta víctima, de dos eclesiásticos —Silverio Nieto y Rafael Felipe—, al parecer zurupetos, pues no se sabe a título de qué intervienen, ni presentan credencial alguna. De poco parece servir la amable carta del Papa, que acaba resultando sarcástica.
Gervasio
Sobre abusos.- Ramón
Hola,
En primer lugar, mi apoyo al muchacho que denunció abusos en Gaztelueta y su familia.
Como cuenta Agustina (14-10-15) el lío que se ha organizado con el presunto cierre del caso por parte de la Santa Sede, seguro que les estará haciendo más daño aún. Desde luego, malo si es todo un montaje. Y peor si de verdad la justicia eclesiástica funciona como refleja Agustina.
Esto es una pena muy grande. Nadie debiera sufrir un abuso, y si lo denuncia, no debiera ser sometido a un laberinto de sospecha, pruebas y contra pruebas. Gervasio hizo hace unos días una observación sobre lo que pueden ser abusos y no serlo. Y la respuesta de Ruta (12-10-15) no puede ser más breve y atinada: nadie debe manosear a nadie. Y manosear es manosear.
Tengo un amigo muy inteligente. Para enseñar a sus hijos lo que es el respeto, y que no hagan bromas pesadas, dice algo que a mí me encanta:
- Broma es cuando nos reímos los dos.
En otras palabras: se es cariñoso cuando los dos sentimos ese cariño.
Anécdota personal: en mi colegio, con 7 y 8 años, había que confesarse con un cura que te hacía preguntas verdaderamente guarras y encima te abrazaba, te estrujaba, te achuchaba... En la oscuridad de la capilla, aquello era un horror, asqueroso, y salías sintiéndote más sucio de lo que habías entrado. Evidentemente, no te metía mano en zonas pudendas, pero el meneo que te metía ya bastaba... No sé si su intención era mala, pero no conozco a nadie que no se acuerde de aquello con asco. Mal asunto.
Que yo sepa, un profesor/a puede mostrar afecto por los chavales, darles un abrazo, o incluso pedirles que le den un beso, pero de ahí a manosearlos es una cosa muy distinta. Uno nota cuándo una palmada en la espalda está envenenada o es de verdadero afecto, cuándo un beso es de cariño o de Judas... cómo no va a notar tocamientos impuros o lujuriosos. El afecto no se manifiesta, que yo sepa, tocando partes del cuerpo que no proceden, o haciendo manifestaciones de cariño en privado o a horas intempestivas. Si un chaval se queja, es por algo. Los niños tienen un sentido especial para todo lo raro, lo que chirría, lo que no encaja. O bien el acto no es correcto o bien no se produce en el contexto socialmente aceptado.
En el colegio sabrán por qué no han aclarado todo desde el primer momento.
Por otra parte, me rechina tanto lío canónico sobre si el obispo es competente, si lo es Roma o el Sursum Corda. Son retruécanos legalistas que nunca debieran darse en una iglesia verdaderamente fraternal. Que yo sepa, el obispo es el supervisor de todos los cristianos de la diócesis. Si para algunas cosas hay cristianos que se salen de la norma es porque son de una orden religiosa. Pero aún así, no dejan de ser cristianos y tienen su obediencia como tales con su obispo y el conjunto del Pueblo de Dios.
Tiene guasa que los obispos digan lo que les dé la gana al poder político, y en cambio no sepan poner orden en su casa. Manda narices que se diga que los obispos son descendientes del Colegio Apostólico, y luego se diga que lo son, pero menos. Si estos canonistas tan cultos leyeran los Hechos de los Apóstoles y las cartas de Pablo, verían cómo todos se sentían co responsables y todos escuchaban a Pablo o a Pedro. Ese Pablo que desde muchos kilómetros de distancia cantó las cuarenta a una comunidad cristiana por tener gente incestuosa en su seno, o falsos profetas. Pues mira, ahora resulta que un obispo puede inhibirse en un tema de esta gravedad. Si los padres de la Iglesia levantaran la cabeza se volvían a la tumba. Aunque tampoco debe extrañarnos, con las actuaciones que desde hace años tienen los obispos...
En fin, vayan nuestras oraciones por esa familia y ese chaval.
Ramón
Al Opus no le gustan los obispos religiosos.- ElCanario
Al Opus Dei no le gustan obispos que pertenezcan a órdenes o congregaciones religiosas, pero lo que lleva aún peor es que obispos numerarios de la Obra sean sustituidos por religiosos. Este es el caso que se ha producido en Guayaquil (Ecuador) donde su hasta ahora arzobispo, el numerario Antonio Arregui ha sido sustituido por un religioso perteneciente a los Oblatos de María Inmaculada, y en la de Chiclayo (Perú), donde el también numerario Jesús Moliné Labarta ha sido sucedido por otro religioso, en este caso agustino.
La archidiócesis de Guayaquil estuvo gobernada por el numerario Antonio Arregui desde 2003 y anteriormente por el tambien numerario del Opus Dei Juan Larrea Holguín entre 1989 y 2003. Todo ello supone un período de 26 años de mandato de gente de la prelatura. A monseñor Larrea se debe la coordinación del Misal Popular Iberoamericano, que se utiliza durante la misa en los oratorios de los centros de la Obra, aunque posteriormente se ha añadido la palabra "Nuevo". Está publicado por Ediciones Universidad de Navarra (EUNSA), pero bajo la dirección de José Luis Gutiérrez Martín y José Antonio Abad.
Más tiempo aún han estado gobernando algunos numerarios del Opus Dei en la diócesis de Chiclayo. Primero fue Ignacio Orbegozo entre 1968 y 1998 y ahora Antonio Arregui hasta 2015. No está mal 45 años de mando de gente de la prelatura. Llevaban tanto tiempo que en algún momento pensarían que el sucesor iba a pertenecer a la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz. Pues no, ha sido un agustino que llegó a ser superior general de su congregación. No creo que les haya gustado.
Cuando fui de la Obra, internamente se solía comentar que los obispados y las parroquias debían estar regidas por sacerdotes diocesanos y no por religiosos, ya que lo propio de éstos últimos es estar apartados del mundo. Los directores comentaban que era preferible que los obispos procedieran de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz (SSS+) a que fueran numerarios, pues era preferible que estos últimos se dedicaran a la atención espiritual de los fieles de la prelatura. Sin embargo en España hay un arzobispo que es numerario, el de Tarragona, monseñor Jaume Pujol, y pertenecen a la SSS+ como agregados los arzobispos de Burgos, monseñor Francisco Gil Hellín, y de Badajoz, monseñor Celso Morga, así como el obispo de Cuenca, monseñor José María Yanguas. En ambientes eclesiásticos, se habla de la posibilidad de que el actual obispo de Bilbao, monseñor Mario Iceta, pertenezca también a la SSS+. El secretario de la Conferencia Episcopal, José María Gil Tamayo, pertenece a la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz. No está nada mal.
ElCanario
Colegios opus dei.- walterwhite
La página web a la que me refiero en mi comentario anterior es buscocolegio.com.
Saludos a todos.
walterwhite
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