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CORRESPONDENCIA
Viernes, 22 de Mayo de 2015
Constitución escrita y Constitución interna.- JaraySedal
Partiendo de la gran admiración que tengo por los escritos de E.B.E. discrepo respetuosamente por el planteamiento central de su reciente escrito “Traumático pasaje del Instituto Secular a la Prelatura Personal”. Él mismo reconoce finalmente que el trauma depende de los propios miembros si exigen el cumplimiento de las condiciones que asocia al reconocimiento de la Obra como prelatura personal. Si tal cosa no acontece, no se esperan consecuencias catastróficas. No explica ante quien o ante qué instancia van a poder exigir ese cumplimiento y cuál sería el resultado de su demanda...
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Vínculo contractual indisoluble.- Daneel
Estimado EBE,
Gracias por tu escrito, reflexivo e iluminador como siempre. Tan sólo quisiera hacer una contribución a tu análisis.
Respecto a lo que dices: ¿y de qué naturaleza es, entonces, ese vínculo? El Opus Dei no lo dice. Niega que sea contractual, pero no dice de qué tipo es ni por qué es indisoluble.
En realidad el catecismo 2010 no dice que el vínculo sea indisoluble (de hecho, no es indisoluble, aunque desde su punto de vista sólo pueda ser disuelto por la prelatura). Pienso que aquí has tenido un lapsus. Lo que dice el catecismo es que los contrayentes no pueden alterar la naturaleza del vínculo (el vínculo que surge de esa declaración no tiene naturaleza contractual, porque ni la Prelatura ni los fieles pueden establecer o modificar a su arbitrio su contenido).
Entiendo que los redactores del catecismo han querido establecer una analogía con la inalterabilidad del vínculo matrimonial. Según la doctrina católica tradicional, los contrayentes son libres para casarse, pero no son libres para elegir la “modalidad” de matrimonio: el matrimonio es lo que es, independientemente de lo que quieran los contrayentes (y si lo que quieren es otra cosa, entonces su matrimonio es nulo).
Curiosamente, también según la doctrina tradicional, el matrimonio sí es un contrato, sin que ello permita que los contrayentes puedan modificar su naturaleza arbitrariamente. Así que la justificación que da el catecismo para que el vínculo no sea contractual (que su naturaleza es inalterable) es una pifia desde el propio punto de vista canónico.
De hecho, en la misma legislación civil (al menos en España) el contenido de los contratos no puede dejarse al libre arbitrio de los contratantes, precisamente para prevenir abusos de todo tipo. Las cláusulas de un contrato que sean contrarias a la legislación son simplemente inválidas.
Cordialmente,
Daneel
Yo tengo fe que el Opus cambiará.- Aloevera
Publicado en El Comercio de Perú
Yo tengo fe que el Opus cambiará
El Opus ha emprendido una reforma para no desentonar con la que Francisco pretende en la Iglesia entera.
Fernando Vivas, periodista
Aunque estoy en sus antípodas, le tengo fe y le tengo respeto. La Obra es ultraconservadora para mi gusto y para mis convicciones liberales. Tiene, además –desde que su fundador San Josemaría Escrivá respaldó al dictador Franco– una debilidad por los autoritarismos de derecha.
Pero veo al Opus Dei, en un país asolado por la corrupción, como una reserva moral de gente influyente. En su universidad orgánica, la de Piura, la Obra prepara a sus cuadros no solo en asuntos de Dios sino en cosas del hombre: comunicaciones, empresas, derecho, educación. Tienen, pues, sus numerarios y supernumerarios, una sed de influenciar al poder que, si se canalizara con transparencia y ánimo conciliador, sería un gran aporte al país. Por lo demás, son menos machistas que los sodálites y menos recalcitrantes que muchos evangélicos.
Por todo esto, me ha entusiasmado leer el artículo “El Opus diseña la era pos-Escrivá”, en la última edición dominical del diario español “El País”. El periodista Juan José Mateo desarrolla la tesis de que el Opus ha emprendido una reforma para no desentonar con la que Francisco pretende en la Iglesia entera. ¡Amén! Expresión de ello –según Mateo– es que el prelado Javier Echevarría, máxima autoridad de la Obra, ha nombrado como vicario general al argentino Mariano Fazio, quien, a sus 54 años, es ajeno al núcleo fundador y sintoniza con el Papa. Entrevistado en la misma edición de “El País”, Fazio habla de su amistad con su compatriota Bergoglio y de lo bien que se llevaron en el 2007, cuando el hoy Papa presidió la redacción del informe final de la Conferencia de Aparecida, en Brasil.
Aquí viene lo interesante: Mateo recuerda que, en aquella cita histórica, el cardenal peruano Juan Luis Cipriani* tuvo notorias discrepancias con el informe redactado por Bergoglio. Si Fazio se apunta como el sucesor del mando de Echevarría, entonces –concluye el artículo–, Cipriani estaría desplazado en sus aspiraciones de poder dentro de la Obra. Es más, Mateo insinúa que Cipriani podría recibir algún encargo en Roma, donde, lejos de su ámbito de poder local, sería neutralizado.
Conozco gente en el Opus que se resiente del estilo de Cipriani, pues perjudica la imagen de su institución. Es más, soy uno de tantos periodistas que ha recibido, en más de una ocasión, comunicaciones oficiosas del Opus, recordándonos que las acciones y declaraciones del cardenal no los compromete.
Quizá peque de ingenuo, pero tengo fe en que el Opus cambiará y que para eso dará señales claras de que Cipriani no los representa. Espero, impaciente, conocer al nuevo vicario para el Perú, nombrado hace pocos meses por Echevarría. Se llama Emilio Arizmendi Echecopar, tiene 52 años y es el primer jefe nacido en el Perú, pues los anteriores llegaron de España.
Salga al fresco, padre Emilio, para conocer una voz que no agreda y divida como lo suele hacer Juan Luis Cipriani. Si el Opus Dei, como lo dice su jefe Fazio, ha decidido marchar junto a Francisco, pues es obvio que el cardenal Cipriani es un escollo. Recuerde que Francisco tenía pocas semanas de ungido cuando ya el cardenal fustigaba a quienes propiciaron su encuentro con Gustavo Gutiérrez. Demuestre, padre, con voz clara y transparente, que el Opus quiere y puede cambiar.
*El cardenal Juan Luis Cipriani es numerario del Opus Dei.
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