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CORRESPONDENCIA
Miércoles, 22 de Julio de 2015
La disfuncionalidad es fuente de mucho sufrimiento.- Paiquito
Hola.
Quisiera comentar el correo de Yogui pues señala un ambiente dentro del opus dei que debe ser esclarecido para bien de todos, y es el de la contradicción entre lo que es y lo que debe ser sin salirse de lo que es. Digo para bien de todos, pues todos los que pasamos por ahí vivimos en esa disparidad y es bueno aclararla.
Yogui comenta que se les insistía a las numerarias en ser auxiliares de las auxiliares, pero que aún así había quien las veía por debajo del hombro. Quisiera decir que aunque suene un poco simple, pero si las auxiliares son las hermanas pequeñas, pues están por debajo del hombro.
La pequeñez de una persona es un momento dentro de su desarrollo, pero de ahí se pasa a la madurez. Y si no hay paso a la madurez, pues pasa algo, y eso es muy grave, pues atañe a la salud de cada persona.
Una familia cristiana no puede ser por principio una familia disfuncional. La disfuncionalidad es fuente de mucho sufrimiento, y necesita ayuda externa para poder sanar.
Saludos cordiales.
Paiquito
Me vino a dar su aprobación.- NikitaSoy
Hola a todas y a todos:
Comparto una experiencia reciente:
Una mañana, antes del trabajo, fui a misa porque quise ir, entre semana. Hermosísimo templo antiguo, se escuchan los trinos de los pájaros en el jardín del atrio, ambiente inmejorable para la oración y el recogimiento. Terminada la misa, cierro los ojos y estoy conversando con Jesús cuando una persona, de muy helada mano, toma la mía. Abro los ojos sobresaltada y tengo junto a mí a una esquelética señora en sus 70’s, a la que solía escuchar sus arengas en el círculo semanal. Aunque es verano, lleva encima toda clase de sacos y bufanda: estaba helada.
-MUJER ESQUELÉTICA: "¡Qué bueno que te encuentro aquí!”
-YO, SOBRESALTADA: "El Opus Dei no inventó el bautismo”
-MUJER ESQUELÉTICA (cierra los ojos y menea la cabeza): “Supe que te saliste, me dio mucha tristeza, pero cada quién su libertad”
-YO, MOLESTA: “Me encuentro muy bien, no sé qué les hayan dicho, pero mi relación espiritual es con Jesús y la Virgen”
-MUJER ESQUELÉTICA EXPLICATIVA: “Es que la gente que se sale, lo deja todo”
-YO, MÁS MOLESTA: “Pues yo no, te repito, mi relación es con Jesús, la Iglesia es muy grande y el Opus Dei es mínimo en ella, con todo respeto”.
La mujer tenía una curiosidad francamente malsana, a la que llamó “cariño por mí”. Me hizo toda clase de preguntas de mi vida: esposo, familia, trabajo -todavía estoy molesta conmigo misma de haberle respondido, la verdad-. Y luego se fue convencida de que soy feliz, dándome su aprobación: “Me da gusto verte tan feliz”. “Lo soy”, contesté.
Ya es ésta la cuarta señora que viene a "darme su cariño" en misa. No incluyo a la quinta, que fue muy linda, no me hizo comentarios “espirituales” y me dio un abrazo sincero.
Pregunto a algún experto ex-numerario o ex-numeraria: ¿Qué le dicen a la gente cuando alguien se va? Yo escuché cosas mal intencionadas como “no está bien”, “pide mucho por ella”, de numerarias que se iban cuando yo les preguntaba por ellas, pero en el caso de una ex-supernumeraria como yo… ¿qué le dicen a la gente que se queda adentro? ¿Van a seguir abordándome señoras morbosas cuando vaya a misa?
Un abrazo para todas y todos, en especial a Agustina, que nos da este espacio para compartir nuestras anécdotas.
NikitaSoy
¿Estoy amargado o resentido con el Opus Dei?.- Antonio Esquivias
Publicado en Periodista Digital
¿Estoy amargado o resentido con el Opus Dei?
La tozudez en no pagar de la institución incumplidora es similar al ahínco de sus partidarios en defenderla
Antonio Esquivias, 20 de julio de 2015
Escribo esta entrada para esas personas, que básicamente coinciden en sus comentarios, que afirman que yo pido mi pensión para la vejez al Opus Dei donde he estado 30 años, porque estoy amargado o resentido con el Opus. En otras versiones se afirma que he fracasado con mi vocación, pero acaban en el mismo sitio, que el fracaso produce el amargor que explica mis hechos.
Primero. Me sorprende… ¡y mucho!, la postura de esos que juzgan desde la altura de la moral (que creen católica), y desde ahí sacan un juicio de condena contra una persona de la que no conocen las circunstancias. Me sorprende porque para los católicos que realmente han leído el evangelio, el “no juzguéis y no seréis juzgados” de Jesús de Nazaret es más que un precepto, un principio en favor de las personas, y estos comentaristas católicos o pertenecientes o afines o defensores del Opus se lo saltan a la torera. Juzgan personas y no hechos.
Me sorprende en segundo lugar por la incapacidad de aceptar un hecho (no tengo pensión por 30 años de trabajo) cuando este apunta directamente a un incumplimiento del Opus. Lo haya yo hecho mejor o peor, lo haya solicitado una o varias veces o no, subsiste el hecho de que no tengo cotizados esos 30 años y eso apunta directamente a un incumplimiento de la institución Opus Dei. Que he trabajado esos 30 años en el Opus es un hecho, que no se pone en duda. Es decir estamos ante un hecho que configura un derecho ante el que las motivaciones de la persona que pide su derecho dan exactamente lo mismo.
¿Cómo es posible que personas que se dicen católicas y católicas entregadas y conscientes y formadas, vayan contra sus propios principios y arremetan contra una persona que se acerca a la vejez y se encuentra sin medios para afrontarla?
Van contra sus principios porque la Iglesia centra desde hace muchos años en los derechos humanos la defensa de la dignidad de la persona. El derecho a una vida digna, a la ayuda en la vejez y en la enfermedad, se encuentra precisamente como uno de esos derechos humanos más veces afirmado por la Iglesia. Entonces, ¿por qué esos comentaristas, que suelen escribir anónimos, arremeten contra la persona y defienden a una institución incumplidora?
Yo no tengo una respuesta a la pregunta, yo pensaba que pediría mi derecho y sencillamente se me concedería porque nadie niega que he estado 30 años en el Opus. Pero la tozudez en no pagar de la institución incumplidora es similar al ahínco de sus partidarios en defenderla.
Ya me choca el anonimato, porque implica que se quiere ocultar algo. Lo normal en un diálogo entre seres humanos es que se dé la cara. Ocultar el nombre, a pesar de la pretendida autoridad moral de estos comentaristas, indica siempre que tienen algo que ocultar, que no todo es trigo limpio.
Por el lado de la institución, que no quiera cumplir su obligación tiene una razón que no comparto, pero ahí está: mi caso no es el único y aceptar mi caso puede motivar una lluvia de peticiones de todos los que se encuentran en la misma situación. Es una razón económica.
Pero lo que no entiendo es la posición de los defensores incapaces de asignar incumplimiento alguno al Opus. Para ellos el Opus es perfecto, aunque para ello tengan que renunciar a sus principios y atacar a la persona y negar hechos. La verdad que no lo entiendo.
Sí que entiendo que no se encuentran en la misma situación que yo: tienen su jubilación asegurada o se encuentra tan lejos por edad todavía de ella, que hablar de pensión de jubilación no se les convierte en algo concreto e imperioso en sus vidas. Es decir encuentro que no tienen empatía y que no son capaces de ponerse en mis zapatos. Pero la pregunta es “¿por qué?”, en unos cristianos tan presuntamente cumplidores y cerca del Evangelio. ¿Por qué es necesario defender a una institución en un incumplimiento flagrante? Esta es la pregunta que deben hacerse todos esos anónimos que comentan diciendo todo tipo de cosas tremendas y por supuesto la pregunta clave que deben hacerse todos los miembros del Opus: ¿qué está delante los principios del Evangelio o la institución?
Para terminar, no entiendo que en los debates sobre el Opus todo parezca resumirse en atacantes, y defensores, que definen sus posturas en blanco y negro, cuando arreglar los incumplimientos, como este, bajaría el debate a lo concreto y además ayudaría a la institución a ser mejor entendida y acogida. Si cumple los derechos humanos y de ese modo protege con una actitud activa la dignidad de las personas (de todas, no solo de sus miembros y simpatizantes) yo no tengo nada que decir del Opus Dei.
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