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Opus Dei: ¿un CAMINO a ninguna parte?

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CORRESPONDENCIA

 

Miércoles, 18 de Febrero de 2015



Los colegios y clubes juveniles, un escaparate vacío.- Avatar

Quiero expresar mi punto de vista de un club juvenil del opus dei al que asistí desde los 11 años hasta los 18 aproximadamente, creo que puede ayudar a muchos jóvenes que definitivamente no llegaron a pertenecer al opus dei, pero que como yo se dieron cuenta una vez fuera claro que su autoestima y confianza se vio perjudicada, así como la fe que algún día tuvieron fue arrebatada para un proyecto vacío. Respeto también a todos los que deciden permanecer en esa institución, sus razones tendrán.

Tengo que decir que me ha llevado mucho tiempo escribir aquí, seguramente porque pensaba que podía hacer daño a alguien o faltaba el respeto, o a lo mejor podría ofender a Dios, pero creo que como ciudadano y cristiano debo dar testimonio en medio del mundo, curiosamente es algo que aprendí de ellos, yo creo que hay que ser valientes.

Mis padres se sintieron atraídos por el escaparate de estos clubes y colegios con miles de actividades, estudio, fútbol, hockey, convivencias, campos de trabajo, tenis, retiros, cursos de inglés, círculos, meditaciones, voluntariados, dirigido por monitores muy amables, diría infantiles, que dedicaban su tiempo libre desinteresadamente a los demás. A mí todo ese deporte me parecía genial, además yo era un chico inquieto e inconforme con la sociedad y la juventud, por tanto me parecía aceptable todo eso. Pero se olvidaban de lo fundamental.

A lo largo de los años me fui dando cuenta de que todo estaba vacío. Venden un atajo muy fácil para ir al cielo, anula tu personalidad, niega la realidad, obedece, sed perfectos y serás un santo. Ojalá el nuevo Papa traiga nuevas ideas, y parece que sí lo está haciendo.

La fórmula es sencilla pero, ¿dónde queda el dolor del prójimo y el de uno mismo? Muestran mucha indiferencia y carecen de empatía y humanidad, creo que es algo totalmente irresponsable, y es algo que lleva a mucha culpabilidad y desgraciadamente a la depresión, el desprecio por uno mismo y por los demás pero nuestra vida es el mejor regalo que nos ha hecho Dios. El cambio es posible.

Un abrazo,

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¿Metida de pata de la Universidad de la Sabana?.- Eleu

El lunes se publicó el escrito Metida de pata de la Universidad de la Sabana que fue remitido por Sebas0912. Reproduce un artículo del periódico El Espectador.

En ese artículo se hace referencia a la decisión de la Academia Americana de Psiquiatría adoptada en 1973 de retirar del catálogo de trastornos psíquicos a la homosexualidad. Es un dato marginal dentro del contenido del artículo de El Espectador que reproduce las teorías de un doctor, miembro numerario del Opus Dei y las opuestas de otros doctores.

Como complemento a la información que facilita tanto Sebas0912 como el citado periódico, os remito a otro artículo publicado en Libertad digital. En este artículo se trata, desde el punto de vista histórico, de cuándo y cómo dejó la homosexualidad de ser considerado un trastorno psicológico, precisamente por esa decisión de 1973.

Yo no me decanto por ninguna interpretación de las posturas enfrentadas que menciona el diario El Espectador, pues este foro no trata de esta cuestión polémica. Simplemente, quería exponer que la posición del mencionado doctor, miembro numerario del Opus Dei, no es la única en la misma línea. Y que la cuestión, objeto de crítica en El Espectador –y también por Sebas0912- admite el análisis no sólo desde un punto de vista médico, sino incluso sociológico e histórico.

Atentamente,

Eleu





Sobre Kayak y Knecht.- Pepito

A mí me parece bien que este foro esté abierto a todas las opiniones, incluso a las que acaban resultando en auténticas paridas, como las enviadas por Kayak y Knetcht acerca del consumo del tabaco en el Opus Dei. Yo, que sí fui “miembro fundador”, en los términos definidos por Escrivá, puedo dar un testimonio aquilatado sobre el asunto.

Cuando yo entré en el asunto, el tabaco era simplemente cosa de mayores y especialmente de hombres (incluidos muchos curas, no así de ciertos frailes, al menos en público). Por entonces ya se empezaba a decir que el tabaco era mala cosa, pues a la vista estaban, al menos, los viejos fumadores con sus bronquitis a cuestas, aunque ejemplos como el de Churchill, que se fumó media cosecha de Vuelta Abajo y vivió 94 años, no apoyaba esa tesis. Con el tiempo progresó la investigación médica, y en particular la que identificó el tabaco como factor cancerígeno, lo que ya empezó a meterle miedo a alguna gente; pero, desde luego, el fumar se consideraba como cosa normal y hasta elegante, que practicaban muchas personas decentes y mentalmente equilibradas. Por otra parte –y también de los USA- surgió el movimiento de los no fumadores que exigían “espacios libres de humos”, razonable exigencia que logró la proscripción del tabaco en organismos público, en medios de transporte y, en fin, en bares y restaurantes, cosa esta ya muy discutible, porque podría haberlos de fumadores y no fumadores, e incluso mixtos, con espacios reservados (en España, siempre a las órdenes de los de siempre, se hizo gastar dinero a los hosteleros que los instalaron, y al poco tiempo la furia higiénico-sanitario-puritana se los hizo cerrar).

Por otra parte, y de una manera un tanto pueril, algunas películas de entonces nos presentaban sistemáticamente al chico cigarrillo en mano, e incluso a memorables chicas como Rita Hayworth. Andando el tiempo, sin embargo, el cigarrillo o dejó de aparecer en el cine, o aparece cuando se quiere subrayar o sugerir, en el pacato tono de ese Kayak, que el tipo que fuma no es buena gente; que aparte de ese vicio, tiene otros más graves; y al gesto de fumar acompañan otros: cuello desabrochado y corbata arriada, barba mal afeitada, pelo casposo y, por supuesto, mirada aviesa.

En fin aburre y da pena tener que recordarles a esos chicos el contexto en el que los miembros del Opus Dei fumábamos como la generalidad de los varones; pero no compulsivamente, como dice uno de ellos con mala leche notoria y puritana; y, desde luego, no se fumaba en absoluto durante el llamado silencio mayor. Eso es lo que había y menos rasgarse las vestiduras, que mayores motivos habría para ello.

Concluyo con una anécdota. Cuentan que el papa León XIII, tan estimable por tantos conceptos, era adicto (¿!) al rapé, unos polvos de tabaco o algo parecido que se esnifaban y se suponía que, al provocar el estornudo, aclaraban la cabeza. El pontífice tenía desde siempre estrecha amistad personal con un escultor o pintor agnóstico y con sus ribetes de libertino; y en cierta audiencia que le concedió, y como exigía la cortesía, le ofreció su cajita de rapé por si quería tomarse un polvo, que se decía; y el artista descreído, con gesto entre irónico y mojigato le dijo: “Gracias, Santidad, pero no tengo ese vicio”; a lo que León XIII le respondió: “Si fuera un vicio, lo tendrías”

Pepito





Vicios que perduran.- JaraySedal

Me parece muy interesante la aportación de Josef Knecht  (16 de febrero).  Probablemente el Opus Dei sea la única asociación religiosa que promueve o promovía el hábito del tabaquismo entre sus fieles  (me refiero a los años 60 y 70 del siglo pasado, que son aquéllos de los que tengo conocimiento directo).

En los centros del Opus  inculcar el tabaquismo y la vocación al Opus Dei eran acontecimientos paralelos. Lo veo más que como los estudios sobre la materia, como un fenómeno de deseo de aceptación por el grupo, de sensación de pertenencia, de  in(consciencia) de madurez, que otra cosa.  La inmensa mayoría fumaban. Si  teníamos sufiente madurez para entregar  toda nuestra vida  a una institución religiosa con 14 años, con mayor razón podiamos tranquilamente volcarnos en el hábito del tabaco desde tan tierna edad o antes.  No había nada censurable en ello. Formaba parte del  encantamiento. Y, después, también una pequeña (o gran)compensación personal dentro de una  institución tan encorsetada. Por otro lado, ¡con qué elegancia fumaban nuestros mayores en el centro!

Desconozco si desde entonces los  hábitos de la institución han  cambiado.

Desgraciadamente, el tabaquismo  sobrevive a  la pérdida de vocación (a  la toma de conciencia de su inexistencia). Es más adictivo.

JaraySedal


P.S.: Mi numerario introductor falleció de cáncer de pulmón. Fue  fumador compulsivo hasta su muerte.





Josef Knecht y el consumo de tabaco.- Rodrigo

Para ilustrar aun más lo que comenta Josef Knecht sobre el vicio del tabaco en el Opus Dei, puedo testificar situaciones que viví allá por los años 80 como adscrito en Centro América.

Antes de cumplir mis catorce años y ya como candidato pitable, empecé a participar activamente de tertulias y eventos reservados solo para los numerarios. En aquellos tiempos no dimensionaba totalmente el panorama, pero me hacían sentir como el ungido entre los demás de mi curso. No pasó mucho tiempo para que alguno de los mayores me ofreciera un cigarro y fueron instantes para que me iniciara en un vicio que en mi casa con mis padres nunca había visto. Aquello se convirtió en una especie de buen secreto entre los directores, los pocos numerarios que había, el sacerdote de turno y yo. En mi casa mis padres no lo podrían saber jamás. Era un niño de 14 años, deportista, con buenas calificaciones, sin vicios y de buena conducta en términos generales.

Al convertirme en fumador, entendí que todos aquellos que estabamos cerca de ser numerarios podíamos hacerlo sin ningún problema de conciencia y poco a poco, los 5 o 6 que estábamos en esa etapa, adquirimos el vicio. No había película, tertulia, tiempo de estudio, paseo o campamento sin cigarros. No parecíamos ni monjes, ni frailes, ni sacerdotes; nos sentíamos muy hombres fumando a los 14 años y el opus nos dejaba. Luego empezó el tema de los cursos anuales. En aquellos tiempos la sede regional de Centro América estaba localizada en Guatemala. Para los que viajábamos a ese destino por primera vez y sin conocer muy a fondo en qué nos habíamos metido, el viaje era una mezcla de aventura y misterio.

Con el fin de hacernos sentir en casa, lo primero que se hacía entre chapines, hondureños, cuzcatlecos y ticos, era comprar cigarros e invitar a otros a disfrutar de marca internacionales diferentes a las que cada uno conocía. Todo a vista y paciencia de los directores. En este tema no había reparo de cantidad, ni escrúpulos de pobreza, ni recomendaciones de salud, ni nada. Era la versión ideal para cualquier joven que quería experimentar con algo prohibido, a escondidas de los padres y aprobado por todos, incluidos los directores. Para algunos que nos llevaban algunos años y otros ya mayores, saber que fumabas y comprabas tus propios cigarros, era el pasaporte para aceptarte como un adulto (y apenas teníamos 14 años algunos) o al menos así lo creíamos muchos y eso era genial.

El tema de los cigarros en el opus, era tema de hombres sin duda alguna. Viajé por Centro América, a México, a Roma, a España y viví el mismo ambiente. Casi todos fumaban y puedo asegurar que no hacerlo era mal visto o al menos llamabas la atención de la mayoría. Comprar cajas de cigarros de marcas internacionales en las tiendas libres de impuesto del aeropuerto de turno era visto como algo normal.

Ahora siendo padre de 2 niños, considero tan absurda y permisiva la actitud de todos los mayores de edad que nos rodeaban. Nos estábamos matando solos, estábamos contaminando nuestros pulmones, mientra ellos nos inflaban el ego de hombres machos y viriles. El doble discurso de la familia de sangre y el opus de familia tiene tantas contradicciones. A mis 14 años ninguno de mis "hermanos" que me "querían", se acercó nunca a recomendarme que dejara el vicio. Fue hasta que salí y comprendí lo estúpido que es, que lo dejé. Por lo que he leído de Josef Knetch el tema tiene más cola de la que me imaginé y creo que si el opus ha hecho daño en el tema emocional de muchos, pues por lo visto en el tema de salud física también.

RodrigoC




 

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