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CORRESPONDENCIA

 

Lunes, 19 de Enero de 2015



Hacerles reflexionar con calma.-JCN

Mis queridos amigos:

Entiendo que es urgente y sobre todo responsable por nuestra parte, el hacerles ver a los que todavía circulan por los ambientes de la Obra, que es un Circo Infumable. Ellos están totalmente encaprichados por la pretendida "vocación", pero no se dan cuenta de dónde están ni de lo perjudicial que puede ser para ellos. Igual de perjudicial que ha sido para los que hemos estado en ella.

Yo estuve 33 años y llevo 14 afuera. Y todavía noto el perjuicio anímico que me produjo todo aquello.

Yo creo que para que lo vean bien, seriamente, no les podemos "contestar" con razones espúreas. Las hay de sobras, pero eso no les ayudará. Para ayudarles realmente, para hacerles ver, el que es muy buen enfoque es el del libro "Opus Dei como revelación divina", en el que se describe, con calma, todos los aspectos de ese gran destino. Con ir simplemente " a la contra ", no se consigue otra cosa que "defiendan a la Obra como si fuera su madre", es decir, una reacción visceral. Y todo queda en el "equilibrio" en que estaba.

Creo que tenemos la responsabilidad de hacerles ver, con urgencia, este gran DESATINO en que se encuentran. Solo por una razón de justicia y de VERDAD. La incoherencia interna de un movimiento que se hizo grande al principio (exageradamente grande), y que no tiene los mínimos visos de autenticidad: No ha sido confirmado por la Iglesia tal como se ha pretendido que es en su esencia. Porque no tiene esencia, sino unas palabras "Laical y secular", que no responden a ninguna realidad. Si hubiese una aceptación por parte de la Iglesia, tendríamos que aceptarlos, pero es que resulta que los "fieles" laicos de La Prelatura, ni son de la Prelatura. Solo son "Cooperadores Orgánicos", ligados por un vínculo jurídico de carácter contractual, del que ni siquiera tienen un solo documento. O sea que es "muy poco serio".

Tantos numerarios y agregados que se han ido y que no tienen ni un solo documento que les acredite dónde han estado tantos años, es de vergüenza. ¡Como puede ser que hagan perder el tiempo a tanta gente y sin que les caiga la cara de vergüenza!.

Bueno, hasta la próxima.

Saludos cordiales
JCN





Je suis Charlie.- Rocaberti

Amigos: "Je suis Charlie" Estas palabras que son signo para que gran parte del pueblo francés y otras gentes del mundo se sientan unidos en defensa de la tolerancia, la libertad de pensamiento y de expresión. también pueden pueden ser propias de muchos de nosotros.

Aunque la Obra se presenta como una institución que respeta a las personas, por experiencia sabemos el grado de intolerancia y fanatismo que le son propias. La figura de Escrivá tiene un valor profético similar al de las sectas más cerradas: Sus palabras anuncian la predestinación de quienes no han querido ser sus siervos; se entromete en la vida privada de la gente pidiendo una sinceridad salvaje a la que no tiene derecho; amenaza a quienes busquen orientación espiritual fuera de su tingladillo; el derecho fundamental a elegir estado queda sofocado por un proselitismo salvaje, orientado a conseguir adictos totalmente volcados a los objetivos de los jefes y tantas otras cosas, como enriquecerse empobreciendo a los otros.

La experiencia me ha llevado a considerar que los únicos que respetan a Dios son los ateos. Los creyentes, especialmente los que han hecho de la religión una profesión, lo utilizan para sus fines temporales: relaciones sociales, enriquecimiento, poder. Es cierto que puede molestar una crítica a los valores religiosos, pero no son absolutos, y es saludable poderse cuestionar el funcionamiento de las instituciones eclesiásticas y costumbres que pueden ser criticadas.

La sociedad civil debe defenderse contra el intento de las instituciones religiosas de imponer sus principios, como originados en Dios. Para la sociedad civil, la religión se fundamenta en unas hipótesis que se limitan a una fe que no puede ser demostrada y por lo tanto ser impuesta. El laicismo es el único medio para sentirnos ciudadanos libres no dominados por gentes oscurantistas.

Un saludo, "Je suis Charlie" Rocaberti





Sobre Miguel Fisac.- Aloevera

Publicado en El País

Dios y el diablo, arquitectos

Miguel Fisac tenía un carácter saturnal y durante treinta años permaneció extrañamente sometido al Opus Dei

 

VICENTE VERDÚ Madrid 17 ENE 2015

Sobre Miguel Fisac, uno de los mejores arquitectos españoles del siglo XX, se ha publicado recientemente un libro, Miguel Fisac ¿Arquitecto de Dios o del Diablo? (Nueva Utopía) compuesto por una sucesión de entrevistas que durante años confeccionó su amigo Jesús Sevilla Lozano, un médico ilustre y escritor que le confiere empaque a la conversación, desde elegantemente descarnada hasta siniestramente honesta. Miguel Fisac tenía un carácter saturnal y durante treinta años permaneció extrañamente sometido al Opus Dei.

Fisac, muy tendente a la espiritualidad se dejó hacer hasta que la Obra terminó deshaciéndolo. Si este texto interesa por los pormenores sobre la arquitectura española de la segunda mitad del siglo XX, es también un testimonio del sepulcral espacio por donde discurrían peones de Escrivá de Balaguer y de Álvaro del Portillo. Estancias secretas, palabras sibilinas, castigos sutiles, traiciones ominosas. Cuando conocí a Miguel Fisac (muerto en 2006) residía desde hacía varias décadas en el llamado Cerro del Aire y pude entender por sus muy airados braceos el duro conflicto final con la Obra. Conflicto por dentro y por fuera de sí; por dentro y por fuera de su prisión religiosa.

Formando parte de la Obra los encargos se conseguían con relativa facilidad. Después de abandonar el Opus, sin embargo, el boicot fue tan opresivo que le llevó a una situación casi menesterosa. Con todo, aún cuando ganara mucho dinero y fama construyendo edificios singulares como La Pagoda(Laboratorios Jorba) o el claustro yla iglesia de los Dominicos en Alcobendas, entre muchos otros, tampoco disfrutó de una fortuna porque el Opus absorbía para sí las rentas como era su costumbre de succionar casi todo.

Tampoco el mismo Fisac se ocupaba muchos de las cuentas. "Nunca tuve apetencia de nuevo rico. Tampoco procuré amontonar dinero ni colocarlo de una manera rentable y conveniente"

Miguel Fisac, que vivió 93 años, fue urbanista, inventor, pintor, arquitecto y escritor. No le quedaba holgura para la contabilidad y siendo como era de la moral profesional reinante en el grupo de Zuazo, Aburto, Cabrero, Prieto Moreno, Bidagor y Chueca (firmantes del Manifiesto de Granada en los años 50) sus postulados arquitectónicos le obsesionaban más que el cobro emolumentos.

Muy cercano a Alejandro De la Sota, repetía con él dos sentencias que valen como muros maestros: La primera sentencia era: "No hay arte sin tensión, ni belleza sin equilibrio". Y la otra sentencia, calcada de Lao-Tse, dice: "La arquitectura es el aire que queda dentro de lo que construimos".

La arquitectura, en fin, no se demuestra en las fachadas, no se cumple en su prestancia exterior sino, precisamente, en los espacios que crea adentro. Estos espacios procuran bienestar, alegría, meditación, recogimiento, consolación. Todo arquitecto (o urbanista) grandes poseen la ambición de mejorar la vida de los habitantes de ciudades o de apartamentos.

Yo mismo recuerdo el caso de Sáenz de Oiza, tan asiduamente volcánico, que cuando una vez, estando en su casa, le llamaron desde el Ruedo de la M-30 trasladándole las quejas de los chabolistas realojados en su edificio, respondió: "¿Qué no pueden vivir allí? ¡Pues que aprendan a vivir!"

Dios o Diablo. La mayor parte de los arquitectos de altura estelar, debe decirse, son temibles. Entre el fulgor del Cielo o la hoguera del Infierno, a menudo, apenas hay una planta.

Publicado en El País




 

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