Gracias a Dios, ¡nos fuimos!
Opus Dei: ¿un CAMINO a ninguna parte?

Correspondencia
Inicio
Quiénes somos
Correspondencia
Libros silenciados
Documentos internos del Opus Dei
Tus escritos
Recursos para seguir adelante
La trampa de la vocación
Recortes de prensa
Sobre esta web (FAQs)
Contacta con nosotros si...
Homenaje
Links
Si quieres ayudar económicamente...

Google

en opuslibros

Si quieres ayudar económicamente al sostenimiento de Opuslibros puedes hacerlo desde aquí.


CORRESPONDENCIA

 

Viernes, 28 de Agosto de 2015



Idealizaciones peliculeras en el Opus Dei.- Gervasio

Idealizaciones peliculeras en el Opus Dei

Autor: Gervasio, 28/08/2015

 

          Es comprensible que una viuda idealice a su marido; y una madre o un padre, a su hijo. Observo que mucha gente tiene idealizado hasta su paso por la mili, pese a que en realidad estaban deseando largarse de allí lo antes posible. Hasta cierto punto idealizar debe de ser una necesidad de nuestra naturaleza, porque “la especie humana, según T. S. Elliot  (Burnt Norton, I), no puede soportar demasiada realidad”…

          Hay quienes consideran la religión o la inmortalidad del alma pura idealización. Un primo mío médico, muy consciente del cáncer letal que padecía, señalaba a su perro —un setter muy viejo y cegato— para añadir: “este perro también se apuntaría a ser inmortal, si tuviese consciencia de sí mismo”. La inmortalidad le parecía un whishful thinking y las creencias religiosas católicas o de otras religiones una “leche merengada”. En una entrevista televisada, Severo Ochoa decía de las creencias religiosas no compartirlas pero que en modo alguno las combatía.

          —Si alguien me dice que su mujer es la más guapa del mundo, la más inteligente o la más sensata, nunca le llevo la contraria. Con la religión hago lo mismo...



(Leer artículo completo...)




Cuando dejas de ser tú.- A.Plaza

No sé si ha sido a causa de Soraya, pero se han removido demasiadas cosas dentro de mí. Este no es un artículo para ti, Soraya, es para “mayores”. Para todos los que un día dejamos de ser nosotros mismos. Nosotros no tuvimos esa mano amiga…

No sé cuándo empieza todo el proceso, pero yo diría que cuando te imparten las clases del B10. Una batería de cosas para vivir, te gusten o no, las entiendas o no, estés de acuerdo o no, se adecúen a tu edad y a tus circunstancias o no. Sin adaptarse ni a tu persona ni a tu personalidad. Un atropello en toda regla y, siempre, claro está, en nombre de Dios.

Luego viene la praxis, la ascética del Opus Dei. El tener cerrado el corazón con siete cerrojos, el elegir lo que menos te gusta por mortificación, el ponerte propósitos precisamente orientados a destruir tus inclinaciones, el reprimir tus emociones y sentimientos hasta que dejas de saber lo que sientes, la prohibición de pensar en ti, cuidar de ti, mimarte… El olvido de sí. Las consultas para todo y por todo. El dar las gracias cuando te hacen una absurda corrección fraterna, el sonreír cuando quieres llorar, el callar cuando quieres gritar. Esa obediencia ciega que tantos desastres ha causado en nuestras vidas y en nuestras almas: ¡Cuantos sacerdotes… cuya vocación procede de una reunión del consejo local!

No sé vosotros pero yo entré en la obra tomando el café con azúcar y salí tomándolo sin azúcar.

Eso es lo de menos, lo que más duele es que muchas veces sales sin haber estudiado lo que querías, sin haber trabajado en lo que querías, sin tener hobbies que te encanten, sin saber ni siquiera qué tipo de música te gusta, sin amigos, sin familia… En definitiva siendo alguien muy diferente a la persona que se hubiera desarrollado en ti, en una vida normal…

Entré con matrículas de honor y salí sin estudios universitarios y con el curriculum vitae a cero, gracias a alguien que eligió por mí, estudiar Ciencias Domésticas y trabajar en la administración. Os aseguro que no me dejaron elección.

Y una vez fuera toca encontrarse o descubrirse o aceptarse o cambiar lentamente, muy lentamente, porque no es fácil.

A todos lo que estáis dentro con una fuerte crisis de identidad y a los que, gracias a Dios nos fuimos y estamos en proceso de volver a ser nosotros mismos, mi más sincera comprensión, el mayor de los alientos y la mejor de mis sonrisas. ¡POSSUMUS!

A. Plaza





GENTE ESTUPENDA.- Dionisio

A propósito de lo que ha escrito Conrad el viernes 21 de agosto, me he acordado de algo que escribí sobre el mismo tema el 10 de septiembre de 2004 en opuslibros con el título de “Gente Maravillosa”. Lo he releído con la frialdad de la distancia temporal y me ratifico en todo lo dicho. Sin embargo, me parece que sería oportuno comentar algunas cosas que escribe Conrad. Aclaro que comprendo su punto de vista positivo y optimista, que comparto con entusiasmo, pero me parece que puede ser de utilidad para todos dar algunas matizaciones... 



(Leer artículo completo...)



 

Correos Anteriores

Ir a la correspondencia del día

Ir a la página principal

 

Gracias a Dios, ¡nos fuimos!
Opus Dei: ¿un CAMINO a ninguna parte?