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CORRESPONDENCIA
Viernes, 07 de Marzo de 2014
Suicidio de un sacerdote numerario portugués.- Agustina
Me escribe un amigo:
Hola, buenos días. No sé si habéis sabido del suicidio del sacerdote del Opus Dei José Alfonso Guedes. Hace ya un año que se mató, lanzándose desde un acantilado, en Lisboa. Era muy bueno, culto, sensible. Quería abandonar pero, claro, no le dejaron. Es muy raro porque nadie en Portugal ha publicado nada de la forma en que murió. Era gran amigo mío.
Envió un mensaje a un amigo despidiéndose. Era muy bueno y no se quería ordenar - me lo dijo a mí hace algunos años. Han dicho que murió “de muerte sobrenatural” ¿Qué es eso?, ¡por favor! En la prensa no hay mucha cosa. Controlaron bien que no se publicara la verdad.
Incluso la familia aceptó que estaba muy deprimido y "que no era él". Tomaba pastillas... saltó del acantilado.
Agustina L. de los Mozos
Sacerdote numerario muere arrollado por tren en Buenos Aires.- Alejandro Uteda
EL PADRE DANILO ETEROVIC GARRETT MURIO EL MARTES y
pasó 24 horas en la morgue. Nadie de la Comisión o Delegación ni del centro
donde vivía se enteró. Pasó 24 hs en la
morgue porque nadie lo reclamaba.
Soy numerario desde el 5 de diciembre de 1969 y firmo con mi nombre real.
Había nacido en 1945 en Bolivia, La paz. cuando llegó
la hora de estudiar la universidad, como todos los bolivianos de aquella época
se fue al exterior y èl eligió los Estados Unidos, solo tenía el pasaje de ida
y allí ninguna universidad es gratuita, por lo tanto desde el primer año de la
Universidad hasta hoy trabajó y estudió siempre. El paso por Buenos Aires desde
España para empezar en Bolivia solo nos cruzamos, luego vino a Buenos Aires...
(Leer artículo completo...)
¿Un Congreso para que nos tengan fichados?.- Nikita
¡Orange, Orange! No te conozco, pero ¡qué Dios te conserve la inocencia por muchos años! Creo que eres un inocente redomado. La idea de la celebración de un Congreso donde se expondrían todas las barbaridades cometidas por el opus Dei, me parece de justicia. Sólo eso: de justicia. Que ya es mucho. Porque es lo que pedimos muchos de los que escribimos en esta página.
Otra cosa, querido Orange, es que se pueda llevar a cabo dicho Congreso. Existen muchas y muy diversas razones para no poder realizarlo. La primera de ellas es que, lo sabes, muchísimos de nosotros no podemos dar la cara, también por muchas y variadas razones. Los tentáculos del opus Dei son largos, larguísimos.
¿Vamos a aparecer en prensa, vamos a hacer declaraciones delante de un público expectante?
Nada me gustaría más que el poder hacer ese Congreso que has propuesto. Me parece una idea perfecta, pero hay que sopesar, muy mucho, el poder que tiene el opus Dei sobre muchas personas, entidades, empresas, fundaciones y muchos más etcéteras.
Vaya, desde aquí, mi máximo respeto para todos aquellos que han dado la cara, foto incluída, en estas páginas. A mi me causan una envidia enorme.
Nikita
Recomendación cinematográfica: la película Philomena.- Josef Knecht
Se ha estrenado recientemente en los cines españoles
la película británica Philomena, dirigida
por Stephen Frears y muy elogiada por la crítica. Basada en hechos reales
relatados en la novela The lost child of Philomena de Martin Sixsmith,
cuenta la historia de una madre soltera y “deshonrada”, Philomena Lee, que en
la Irlanda de los años cincuenta del pasado siglo se vio forzada por unas
monjas a dar su hijo en adopción a un matrimonio estadounidense. Es emocionante
la búsqueda que esta señora, ayudada por el experimentado periodista Martin
Sixsmith, emprende muchos años después para buscar a su hijo. A primera vista,
no parece guardar relación alguna con la problemática del Opus, pero en el
fondo sí la guarda. Me ha recordado el análisis que don Antonio Ruiz Retegui
hizo del Opus Dei en su artículo sobre Lo teologal y lo institucional;
también me ha recordado las
memorias autobiográficas de Ramón Rosal Cortés y la monografía
de E.B.E. El filme –al igual que los tres textos citados– denuncia el
comportamiento de aquellas instituciones eclesiásticas que, haciéndose
prepotentes y humillando o bien a los pecadores o bien a sus súbditos, se
afianzan a sí mismas integrándose en las estructuras sociales de poder humano.
Emotivo es también el hecho de que Philomena, a pesar de todos los pesares,
conserva su fe en Dios y consigue equilibrar la acusación y el perdón. Digna de
destacar, por último, es la relación de amistad entre Philomena, creyente, y el
periodista Martin, ateo. Es un filme que combina la denuncia social con
acertadas reflexiones sobre la fe y la teología moral que los católicos
deberíamos plantearnos con rigor en orden a impulsar una debida reforma de la
Iglesia.
Josef Knecht
Excelente Moncada.- Bastián
Me ha parecido excelente la
panorámica histórica casi cinematográfica que nos presenta Alberto Moncada en
su escrito Opus
Dei latino del cinco de marzo. El Opus que él vivió ya no se parece al
que le cuentan, y aunque él lo silencia, de lo que fue el Opus Alberto Moncada
sabe bastante más que mucho: qué digan los peruanos quién parió la universidad
de Piura, por ejemplo. Y de Pamplona, igual y por duplicado.
Sin embargo, hay un aspecto del
análisis de Moncada que me parece incierto. Me refiero a la penetración actual
del Opus en el Vaticano, en la curia, en el gobierno de la Iglesia en diversos
niveles. Me parece haber entendido en el escrito de Alberto que el Opus ya no
tiene la situación prevalente que tenía anteriormente, y deduzco que se refiere
a la época de Juan Pablo II. Pero mi impresión no es esa. Creo más bien lo
contrario. Tengo mis razones para pensar que, siguiendo las directrices de D.
Álvaro, el gobierno de la Iglesia Católica está trufado, invadido, penetrado,
infectado, metastaseado por clérigos del Opus Dei, en su versión pata negra y
en la otra, la de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz. No solo en Roma,
sino en los obispados de todo el mundo: no solo monseñores, obispos y
jerarquía, sino en curias, tribunales, dicasterios, oficinas y rincones con
olor a cera o al vil metal: de todo hay. Y el mérito, evidentemente, no es del
prelado actual, aunque sí de las cabezas excelentes que tiene a su alrededor y
que casi nadie conoce sus nombres fuera de los ambientes clericales romanos. Y
dedicados full time, desde hace años, a la coba, al proselitismo, al mamoneo
con monseñores y colegas, obispos, cardenales y sus especies, subespecies y
géneros.
Y sobre Papa Francisco, se corre por
el Opus Dei y sus aledaños, como en voz baja, pero sin pausa, que es un
ferviente devoto de san Josemaría. ¿Por qué? Porque cuando salió en la prensa
bonaerense la noticia de la canonización de Escribá el padre Jorge exclamó:
"¿Santo tú?, ¡demuéstramelo y sácame de aquí!". Por lo visto el
superior de los jesuitas lo había despachado aduciendo que no vivía el espíritu
de san Ignacio. Bueno, pues al día siguiente lo nombraron obispo y le dio un
corte de mangas al jefe. ¿Verdad', ¿mentira?, ¿exageración?, solo el papa lo puede
desmentir o afirmar, pero los del Opus ya hace tiempo que, para el exterior, lo
tienen "en nómina", a su favor, quiero decir. Y algo de cierto tiene
que haber cuando los nombramientos de clérigos del Opus y de la Sociedad
Sacerdotal de la Santa Cruz se están produciendo a velocidad de crucero con
viento de popa. Así, el duc in altum es coser y cantar.
Ahora bien, y en eso el Opus sigue
como siempre, aún no he oído que nadie del Opus, especialmente los curas en
homilías o prédicas, haya recomendado la lectura de la exhortación Evangelii
gaudium. ¡Qué burros son!
Bastian.
Miente nuevamente el prelado o quien le escriba las cartas.- Agustina
“Aunque muchos no hayáis conocido a nuestro Padre
mientras se encontraba físicamente aquí abajo, todos podéis conocerle y tratarle gracias a sus escritos”. (Javier Echevarría, Prelado del Opus Dei. Carta
marzo 2014).
Pues va a ser que no.
Gran
parte de los escritos del santo fundador y la interpretación que la Obra hizo
de ellos para limpiar, fijar y dar esplendor al “espíritu”, las
costumbres, la praxis, la ascética, el papel de los sacerdotes, de la
numerarias auxiliares, de los consejos locales, de la captación de menores, etc., etc., etc., están vedados a los miembros de la
prelatura y prohibida
su difusión. Por eso miente el prelado o quien le escriba las cartas
que él firma, porque nadie puede conocer
y tratar al fundador a través de sus escritos, al contrario de lo que
afirma en su plomiza carta de marzo, pobre en lo doctrinal, endogámica en lo
institucional y ajena a los graves problemas por los que atraviesa esa partecica mendaz de la Iglesia. Si permitieran leer todas esas obras -si a quien le corresponde vigilar la Doctrina de la Iglesia para que no se cuelen herejías, también-, conocerían a un Escrivá muy diferente que no hubiera llegado a los altares ni por más dinero. Buen fin de semana.
Agustina L. de los
Mozos
Pido perdón a la concurrencia.- zartán
Al parecer mi corrección fraterna a Javier fue tomada en serio por más de uno por haber abusado de la ironía, a partir de ahora avisaré cuando haga uso de ella.
En serio, pido perdón a todos los que os sulfurasteis al leerla y, como no, a Agustina que habrá recibido el correspondiente chorreo de respuestas incendiarias.
Solo pretendí leer entre líneas en las declaraciones del ínclito, solo quería resaltar lo que este insigne profesor estaba diciendo sin decirlo y que –a mi entender- se puede resumir en:
1.- Que las personas valen nada desde la óptica institucional.
2.- Que el personalismo en la dirección de las obras corporativas prima sobre otros conceptos.
3.- Que, para mas de uno, la charla fraterna debe procurar el bien de la institución y –si sobra algo- también el de quien hace la charla. En ese orden.
4.- Que en realidad el trato entre personas del mismo centro debe ser “cordial y amigable” y que eso de los lazos mas fuertes que los de la sangre …harina de otro costal.
No se si será atenuante o agravante lo que voy a decir [inicio de ironía] pero téngase en cuenta que no consulté a mi director si correspondía o no hacer esta corrección, por eso pido perdón y penitencia [final de ironía].
Zartan de los Nomos
Espíritu laical, alma sacerdotal.- Pepito
Una de las cosas de Escrivá que no llegué a entender mientras iba en su barca ni
después de haberme lanzado de ella al proceloso mar de la vida, es esta: Por una
parte, insistía y hasta machacaba, en lo del espíritu laical de sus
hijos, incluso al respecto de los que eran sacerdotes (así, él mismo, a la hora
de dar las excusationes non petitae por su insólito gesto de solicitar el
Marquesado de Peralta, dijo algo así como que algunos de sus consejeros de la
Curia le habían dicho que el hacerlo era un rasgo de secularidad o cosa
parecida). Ahora bien, por otra parte, nunca dejó de advertirnos que todos
teníamos que tener “alma sacerdotal”, cualidad en la que, por lo demás, tampoco
se molestó en ilustrarnos. Claro, más adelante comprendí, como supongo que
algunos otros, que esto último era un anticipo de protréptico, que decían
los antiguos, para que nadie se extrañara el día en que le dijeran que se
hiciera cura. Pepito
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