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CORRESPONDENCIA

 

Miércoles, 03 de Diciembre de 2014



Comunidades religiosas y abuso de poder.- Agustina

Publicado en Aleteia, el 30/11/2014

Autora: Elisabeth de Baudouin. Periodista. Ha trabajado en el Consejo Pontificio para la Familia, en el Vaticano.

 

Comunidades religiosas y abuso de poder

Se habla mucho de abusos sexuales en la Iglesia, pero a menudo están relacionados con abusos de poder

 

El padre carmelita François-Marie Léthel ha intervenido en el reciente congreso de la Penitenciaría apostólica dedicado al “secreto de confesión” (12 y 13 de noviembre), hablando sobre el tema “La confesión y el acompañamiento espiritual en la formación para el sacerdocio y la vida consagrada”.

Este especialista en teología de los santos ejerce un importante ministerio de acompañamiento espiritual y predica muchos retiros (predicó el retiro de Cuaresma de Benedicto XVI y de los cardenales de la Curia en 2011).

Por ello conoce “por dentro” muchas comunidades religiosas. En la siguiente entrevista a Aleteia habla sobre los abusos de poder que han podido existir y existen todavía en algunas comunidades o en la vida religiosa...



(Leer artículo completo...)




La hipocresia de los miembros del Opus.- JaraySedal

No tengo la menor duda de que los miembros del Opus, sobre todo en posiciones dirigentes, actúen de forma diversa “ad intra” (hacia dentro de la institución) que “ad extra” (hacia afuera) y que, por ende, la imagen de los mismos en cuanto personas sea distinta según sean percibidos desde dentro o desde fuera de la Institución. Si así no fuera nadie sería víctima del encantamiento que precede y causa la adscripción a esta institución y su consecuencia natural: la decepción tras el contraste con la realidad.

Se puede contemplar desde una perspectiva diferente a la simple hipocresía, en función del “rol” o función social en que el sujeto se encuentra ante cada una de las situaciones y fundamentalmente las pautas de comportamiento que son esperables del mismo en ellas, que son distintas. Así cuando Antonio Fontán propone en el Senado un minuto de silencio por el fallecimiento de Juan Pablo I acciona en función de su condición de Presidente de la Cámara y conforme a lo que cree que se espera de él en ese momento (o le han pedido). En otras circunstancias seguramente hubiera sido más fiel a la máxima de Camino, que lo que hace es contraponer el minuto de silencio a la oración dirigida a Dios. A lo mejor, Fontán pensó con buen criterio que proponer un minuto de oración no hubiera sido muy adecuado para el Senado. El “rol” como miembro del Opus en su actuación “ad intra” responde a un adoctrinamiento intensísimo que presenta como inexcusables unas pautas de comportamiento estrictas compartidas al unísono por el grupo y nada menos que inspiradas por Dios.

La “socialización” como fiel de la Prelatura no admite parangón alguno con cualquier otro ámbito en que pueda desempeñarse el individuo, ni con la familia natural, el trabajo o lo que fuera. Y si no ¿por qué gente presuntamente inteligente es capaz de vivir decenios dentro de una institución por una vocación a la que Nadie les ha llamado y de cuya perversidad no traban cabal conocimiento hasta abandonarla? ¿O necesitan de esta web para atar los cabos de su experiencia? Por todo ello no creo que los individuos sean fundamentalmente hipócritas, que tengan dos caras que mostrar, que finjan (que a veces también), sino que se comportan conforme a lo que se espera de ellos en cada situación, en cada ámbito.

No veo fundamentalmente hipocresía en su diversa forma de actuar hacia fuera /hacia adentro, fingimiento de sentimientos o cualidades que no se tienen, sino simplemente un cambio de “rol” o de papel. No les corresponde jugar el mismo papel como sujeto director de un centro que como compañero de trabajo, por ejemplo. Todo ello no obsta para que existan puntos de fricción entre la actuación exigible hacia el interior de la institución y lo que se espera de cualquiera en otro “rol” social distinto, así, por ejemplo, como parte de la familia natural. En este caso el “rol” Opus siempre se va a imponer, si forma parte de la socialización del miembro.

Toda esta digresión viene (o no) a cuento de que no me parece inverosímil que miembros del Opus hayan aconsejado al joven abusado en Granada denunciar los abusos, aunque también es más posible que lo hagan simplemente para curarse en salud de acusaciones de encubrimiento o similar (ya han tenido algunas) o por ser fieles a la doctrina papal vigente. O simplemente que haya sido iniciativa de la víctima, sin conocimiento de la Prelatura (que es lo que ha manifestado el Opus, además de su apoyo al denunciante).

Desconozco las formas de llegar al Papa. Sobre el fondo de la denuncia y sus circunstancias sabemos lo que publican los periódicos, luego no sabemos prácticamente nada todavía y por ello estamos prejuzgando cuando aventuramos hipótesis no verificadas. No se puede aplicar el mismo molde para comprender todo. A veces la realidad desmiente nuestras intuiciones. Lejos del que suscribe cualquier ánimo de censura, simplemente lamento que se insinúen, sin prueba alguna, intereses espurios en la denuncia, que, en el fondo, llevan a dudar del testimonio del propio denunciante (ahora también sembrando dudas acerca de su madurez). Es decir, que se pegue al Opus en la cabeza de este chico. Y con ello, se minusvaloran los abusos sexuales. En definitiva y para que quede claro: la noticia va de los abusos sexuales sobre menores por parte de miembros del clero, no sobre el Opus Dei.

JaraySedal





26 de junio: San Pelayo y San Josemaría Escrivá.- Giovanna Reale

Los logrados comentarios de André del 01/12/2014 se fundamentan en dos bases: el testimonio de dos intentos frustrados de acoso sexual a dos menores de edad y el rigor de la lógica aristotélica de ‘premisas’ y ‘conclusión’. En mi caso, me ha traído a la memoria la biografía de un santo español, san Pelayo, que –¡oh, coincidencias de la vida!– se conmemora en el calendario litúrgico de la Iglesia española el mismo día que san Josemaría Escrivá, el 26 de junio. ¿Quién fue san Pelayo? Con permiso de los amables lectores, voy a repasar un poco la historia medieval de España.

Pelayo nació en la localidad gallega de Creciente en el año 911. Recibió una buena educación en Tuy por parte de su tío, el obispo Hermogio. En el 920 acompañó al obispo y a la corte del rey de León en apoyo del reino de Pamplona, que estaba siendo atacado por Abderramán III. Después de la derrota en la batalla de Valdejunquera, tío y sobrino fueron apresados por Abderramán, bajo quien quedaron sometidos a un cautiverio de varios años. Gracias al rescate pagado por los reyes cristianos del norte peninsular, el obispo fue liberado, pero Pelayo quedó como rehén. Abderramán III le prometió excarcelarlo e incluso darle un trato privilegiado si renunciaba a la fe cristiana y accedía a ser efebo suyo. Muchos monarcas no suelen privarse de nada y se deleitan poniendo en práctica el principio que dice ‘variatio delectat’: unas veces se acuestan con mujeres y otras con jovencitos, pues para ellos ‘el amor es libre y eleva el espíritu’. Por sus reiteradas negativas, Pelayo padeció un martirio cruel el 26 de junio del 925, con catorce años de edad. Muy pronto comenzó a recibir culto. Tiempo después, sus reliquias fueron trasladadas de Al-Andalus al norte de la península ibérica: primero fueron a parar a la ciudad de León y más tarde al monasterio benedictino de Oviedo que lleva su nombre y que no debe confundirse con el nombre de don Pelayo, el primer rey de Asturias.

El escrito de André me ha traído a la memoria esta historia porque el joven Pelayo, a la edad de catorce años, reaccionó ante las denigrantes propuestas del emir Abderramán III como un auténtico hombre adulto. Creo que, rememorando la historia de san Pelayo, interpreto bien el pensamiento de André.

En Opuslibros, desde que hemos empezado a comentar la historia del supernumerario de Granada, víctima del acoso sexual de unos depravados sacerdotes, nadie, absolutamente nadie ha demonizado al agredido. Nadie, absolutamente nadie ha recriminado nada al denunciante ni al Opus Dei, como si ellos tuvieran la culpa de los abusos sexuales sufridos por el denunciante. En Opuslibros nadie, absolutamente nadie se ha vuelto loco.

Lo que sí se ha hecho desde Opuslibros es aconsejar a la víctima de Granada y a todas las víctimas de acoso sexual, menores de edad, que les beneficia muchísimo más tener devoción a san Pelayo que a san Josemaría. El adolescente Pelayo reaccionó como un auténtico adulto mientras era presionado por Abderramán III y estaba abandonado a la soledad. Una madurez de tales características, protagonizada por Pelayo, es el mejor remedio que ese tipo de víctimas necesitan para rehacer sus vidas y combatir los traumas padecidos. A esas víctimas no les conviene ampararse bajo la devoción al fundador de una ‘guardería de adultos’, porque en ella se aprende a vivir perpetuamente como ‘infraadulto’, que es justo lo que más les puede perjudicar. Por ese mismo motivo, también necesitamos el modelo de santidad de Pelayo quienes, como yo, fuimos en la adolescencia seducidas no por pederastas, pero sí por proselitistas de la guardería de adultos fundada por san Josemaría.

Resulta chocante que los dos santos coincidan en el mismo día del calendario. Ya se ve que el santoral de la Iglesia se ha ido convirtiendo con el transcurso de los siglos en un cajón de sastre en el que hasta se da cabida a personajes antagónicos. Tarea de cada creyente es discernir a qué santo o santa tener devoción. Por aconsejar a una víctima de pederastia la devoción de san Pelayo y desaconsejarle la de san Josemaría, no se demoniza a nadie excepto a Abderramán y demás agresores sexuales, y a la vez se le señala un auténtico camino de crecimiento humano.

Siguiendo la argumentación de ‘premisas’ y ‘conclusión’ planteada por André, voy a ‘concluir’ mi escrito de hoy sugiriendo al papa Francisco y a los obispos españoles que, con motivo de la tolerancia cero ante los casos de pederastia clerical, fomenten mucho más en toda la Iglesia católica y en España la devoción a san Pelayo, para que, bajo la intercesión de este santo, ningún joven se deje embaucar por las seducciones de los pederastas ni de los proselitistas y para que quienes por desgracia hemos sido embaucados o por unos o por otros/as logremos rehacer bien nuestras vidas por auténticos caminos de madurez. Mi ‘conclusión’ es mi plena e íntima solidaridad con la víctima de Granada poniéndome de su parte.

Giovanna Reale





Sobre la necesidad de la reforma del Opus Dei.- JackBauer

Llevo meses dándole vueltas al tema; impulsado también por escritos recientes como la elección de Antonio de ser la hora de pasar a la acción para cambiar lo que no funciona (“El anonimato, la función de Opuslibros y la opinión pública”, 24/11/14) y conectando con algunas ideas de Jaraysedal (“El Opus Dei y la opinión pública”, 26/11/14), he estado reflexionando sobre la necesidad de la reforma, que de una forma u otra, creo que debe hacerse, de forma necesaria y más o menos urgente (me gusta pensar -desde mi optimismo idealista- que todavía es posible), aunque respeto la opinión de otr@s lectores que prefiriesen que nunca hubiera existido o que opinen que el sueño de cambiarlo es algo irrealizable.

- por nosotros mismos, para justificarnos que entregamos nuestra vida por un ideal noble pero mal ejecutado, que ha dejado en nosotros -a parte de lesiones más o menos diversas- la sensación de no entender muy bien por qué lo hicimos.. y el sentido de la vida.

- por nuestros familiares que siguen esta espiritualidad, bien como miembros célibes o normales: para que tengan un mejor futuro.

- por la sociedad que nos rodea: se merecen un Opus Dei mejor, más desinteresado, que no enrole a jóvenes y les (nos) robe la vida y la juventud y poder volver a ofrecer el carisma sin defectos.

- por la propia institución, por su futuro, y sobre todo por Dios: los de dentro no van a mover ficha para no faltar a la unidad; y de alguna forma, nosotros los “metamiembros” somos los únicos que tras nuestro paso mantenemos la objetividad por no estar controlados por el correspondiente adoctrinamiento.

El modo -se me ocurre- tal vez tenga que pasar por hacer un congreso virtual (también por miedo a las temidas represalias en nosotr@s o nuestras familias) para poder hacer una lista de recomendaciones (incluso por miembros, que así pueden aportar sugerencias sin tener que pasar por el filtro “directorial” del “buen espíritu”) y hacérselas llegar al actual Papa, auténtica bendición de Dios para poder enderezar el rumbo de la barca de Pedro. Otras ventajas de ser virtual es que, a parte de poder participar ex e in y ajenos, pienso que se pueden organizar diferentes mesas de trabajo con mínimos gastos y la gente de otros países puede también participar sin tener que desplazarse. De nosotros depende.

JackBauer





La correspondencia del Papa.- Orange

Chanpionsleague preguntaba el pasado 1-12-14: “¿De veras todas las cartas que se depositan en un sobre con un sello dirigidas al “Papa Francisco; Ciudad del Vaticano” llegan a sus manos? Buscando por Google, tenemos algunas pistas:

Según m.aleteia.org de 5-9-2013, "La forma de hacer llegar un mensaje personal al Papa es la carta en papel. El Papa no tiene correo electrónico público y, como es comprensible, no retuitea ni escribe mensajes personales a sus más de 9 millones de seguidores en Twitter. No importa el idioma en el que sea escrita: sólo debe ir dirigida a: Sua Santità Francesco, 00120 Città del Vaticano". Las cartas van a la Oficina de Correspondencia del Papa, dependiente de la Secretaría de Estado.

Por otra parte, según información de periodistadigital.com de 29-01-2014:

1) El Papa recibe más de dos mil cartas diarias, dirigidas a Casa Santa Marta, Ciudad del Vaticano.

2) Esta ingente correspondencia es gestionada por la Oficina de Correspondencia del Papa, ubicada en la Terza Loggia del Palazzo Apostolico.

3) El responsable de esa Oficina es Mons. Giuliano Gallorini, al frente de un pequeño grupo de personas.

4) Esta Oficina dirige parte de las cartas a los correspondientes organismos vaticanos según el tema que traten para que estos escriban una respuesta adecuada en nombre del Papa. Además, selecciona las que contienen asuntos delicados de conciencia y las trasladan a los "secretarios" del Papa, antes de que lleguen al escritorio papal. El Papa "ciertamente las lee, pone las iniciales y nos señala como debemos responder", explica monseñor Gallorini.

Orange




 

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