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CORRESPONDENCIA

 

Viernes, 13 de Septiembre de 2013



Cambio de planes.- Manzano

De la magnífica aportación de Ignaki del pasado miércoles me picó la curiosidad visionar la entrevista al mexicano “comunicólogo” Pablo Mier, 25 años numerario Opus Dei y ahora con 16 años de casado.

Y antes de comentarlo, reportaré una anécdota que recuerdo como si hubiera sido ayer:

Un sábado después de comer sonó el teléfono de mi casa, era mi tutor, profesor de química en el colegio y monitor del centro juvenil -ambos del Opus Dei- que yo asistía y frecuentaba a mis 14 años de edad.

Hola Manzano: vete preparando la mochila que nos vamos de excursión. Toma provisiones que regresamos mañana domingo ya tarde. ¿Cómo?, pues sí, vamos un coche con dos o tres más. Mira profe -le dije- el lunes tenemos examen justamente de química, por lo que preferiría quedarme a estudiar....

Su respuesta fue salomónica: mira Manzano, si te quedas a estudiar date por seguro que no te voy a aprobar. Como tampoco aprobarás si te vienes de excursión porque no podrás preparar el examen. Así que mejor te paso a buscar en media hora. Dicho y hecho, me pasó a buscar, subimos a la montaña más alta que jamás subí y por supuesto me suspendió el examen del día siguiente.

No guardo muy buen recuerdo al hoy también ex-numerario profesor, pero se ve que a ese Pablo Mier en cuestión todavía le fue mucho peor:

“Cambio de planes” es el título que lleva de portada esa especie de programa televisivo que seguramente pretende ser mensajero de esperanza para los desubicados del desierto de Chihuahua. Con una entrevistadora que no aparenta edad de becaria pero que sigue en prácticas, un plató que recuerda la recepción de un convento de clausura y un formato de producción de tv de los años 60 del siglo XX.

Aguantar los 45 minutos que dura el vídeo es un ejercicio de masoquismo, incluyendo los eternos minutos de publicidad estática (un cartel que permanece inalterado) con una lista de precios de unos servicios de vídeo. Pero reconozco que me dio morbo y al final pensé que tal despropósito sería como un serial surrealista y me permitiría opinar aunque fuera para comprender a Ignaki. Que dicho sea de paso, coincido plenamente con él: el tufo que desprende el asunto viene de algún elemento opus-activo sin lugar a dudas.

El caso es que ella, la que intenta hacerle la entrevista y de la que no me atrevo a llamarla periodista -pues de esa profesionalidad no va sobrada por decir algo- todavía debe estar dándole vueltas qué le contestó. En fin, que todo lo más parece un reality provinciano que algo realmente serio. Ella es el prototipo de supernumeraria medio encajada. (Y probablemente su papá le habrá montado ese show para que se entretenga. Vale, eso tampoco es muy serio, pero me apetecía apuntarlo, por probabilidades.)

Alguien que ha permanecido tantos años (25) en un régimen de semi-enclaustramiento, queriendo cambiar el mundo, viviendo el celibato y un montón de normas, reglas y obligaciones, que no sea capaz de mencionar “Opus Dei” más que una sola vez –igual que su interlocutora- en más de tres cuartos de hora de conversación tratando de los "cambio de planes" personales del sujeto, hace pensar sin duda que hay gato encerrado, simplemente no es trigo limpio.

Pero es que además involucra al mismo Papa en lo suyo, en su "cambio de plan". A eso se le llama ser un cara dura y sin duda defraudador de la verdad, como amaga que tuvo que pedir dispensa a su Prelado. Y amaga otras muchas cosas absolutamente relevantes inundando su boca de verborrea, hablando sin decir nada.

Y para finalizar, quienes tengan el mismo pronto y decidan ver esa cinta, observarán 3 cosas que a mí me han llamado la atención: que el “comunicólogo” Pablo Mier y Terán se convirtió en un “aburricólogo”; del cansino argumento del sermón de "su" montaña y por último, del mayor de los males que arraiga en el opus y destroza a quienes caen en sus redes, reflejado ahora en ese pobre hombre: habla de amar pero ni un ápice de ser y sentirse amados por alguien. Y se atreve a escribir libros sobre los hijos y cómo educarlos. ¡Pobres desgraciados!

Saludos,

Manzano

P.D.: Lo último de Gervasio, “La sobriedad reglada”: ¡geniaaal! (como siempre pero más).





La sobriedad reglada y el perfil sacerdotal.- El Porteño

            Me he divertido mucho con la última colaboración de Gervasio, y además de divertirme, me ha traído recuerdos y me ha hecho pensar. Lo mismo que la de Josef Knecht.

            A propósito de sobriedades, tengo grabada a fuego una anécdota que viví en Pamplona, concretamente en la máquina expendedora de café que había en el edificio donde funcionaban las Facultades de Derecho Canónico y de Teología, a principio de los años 80.

            Don Amadeo de Fuenmayor (q.e.p.d.) entonces Decano de la Facultad de Derecho Canónico debía hablar conmigo acerca de algunas cuestiones referentes a mi incorporación como docente en la Facultad. Cuando me presenté en su despacho, me dijo que lo acompañara hasta su otro despacho como Catedrático de la Facultad de Derecho que tenía en el Edificio de la Biblioteca, pues sabía que yo también continuaría mi mañana allí. Pero antes de partir nos acercamos a la máquina expendedora de café, donde primero él y luego yo pusimos no recuerdo si monedas o fichas para servirnos respectivamente un café con leche y un café. En ese momento, don Amadeo hizo gala de su notable creatividad para el oxímoron, y me explicó que tomaba el café con leche “por prescripción facultativa”. Yo le repliqué que lo hacía simplemente porque tenía ganas, a lo que respondió con una sonrisa pícara.

            A mí, además de gustarme el café, siempre me ha gustado –y me sigue gustando, y lo sigo haciendo- tomar un café, o más de uno, en el bar de la Facultad, o en el bar cerca de lo que han sido a lo largo de mi vida mis lugares de trabajo, o de residencia, sólo o acompañado por colegas o amigos. Costumbre que jamás he interrumpido –incluso en mis años de vida en Roma, en cuanto tenía oportunidad de salir a la calle, que siempre fueron muchas incluso en mis años de Colegio Romano- y por la que nunca fui reprendido, reconvenido u objeto de correcciones fraternas. Pero en el momento de la anécdota referida, tengo que decir que me chocó profundamente que el señor Decano de mi Facultad, que además del cargo ostentaba un prestigio y una auctoritas personal enorme, tuviera que darme una explicación acerca de los motivos por los que había decidido tomar un café con leche a primera hora de la mañana –es probable que estuviese en ayunas, después de celebrar la Santa Misa en algún Centro por ahí, y que hubiese ido directamente a dar clase- y encima que para dar dicha explicación a quién no tenía por qué dársela, recurriera al oxímoron… Yo lo hacía habitualmente, porque me daba la gana, sin cargo de conciencia alguno y mucho menos pensando que debía alguna explicación a nadie.

            Respecto a la crítica –que comparto en parte- de Josef Knecht al importante trabajo de Jaume García Moles no tanto respecto del trabajo histórico-crítico en si respecto de la historiografía oficial u oficialista sobre biografía de José María Escriba Albás, cuanto respecto del perfil del sacerdote que trasunta, me parece importante puntualizar lo siguiente:

a)    Esas referencias de Jaume son para contextualizar su trabajo, no hacen a la esencia del mismo.

 

b)     Para no incurrir en anacronismos, habría que distinguir entre la imagen o perfil del sacerdote en tiempos del Benedicto XV y Pio XI, al los perfiles insinuados en el Concilio Vaticano II y praxis posterior.

 

c)     Pero sobre todo cabe puntualizar que tanto en los tiempos de su formación sacerdotal y primeras experiencias pre fundacionales, y con mayor razón luego, el fundador del opus dei tuvo un perfil o imagen del sacerdocio del todo peculiar, en primer lugar para sí mismo, y luego para los que serían sus hijos sacerdotes. Para sí mismo, un molde único e irrepetible exento de toda sujeción u obediencia a nada o a nadie, limitado únicamente “por lo que Dios le pedía”, cuyo único interprete y depositario era él mismo. Para sus hijos, so capa de “nueva espiritualidad laical”, un modelo clerical, anacrónico, perfecta  y asfixiantemente regulado, con prácticas ciertamente censurables respecto de la dirección espiritual y del fuero interno sacramental y extrasacramental, con una dilución absoluta de la responsabilidad personal en el ejercicio del ministerio en la “actuación corporativa”.

 

d)     La tarea no es fácil, pero en una revisión para la publicación del trabajo, mal no vendría precisar y perfilar mejor estos temas.

 

El Porteño





Respuesta a Ramón y Josef Knecht.- Jaume

Contesto a las observaciones que han hecho recientemente Ramón y Josef Knecht a “José María Escrivá Albás: Algunos problemas históricos”.

A Ramón parece sorprenderle que haya dicho yo muy poco sobre la carrera de Derecho de Escrivá, o que no haya dado detalles sobre su comportamiento como estudiante, o sobre su título de abogado. Posiblemente no leyó la entradilla que puse como preliminar en la primera entrega, en la cual declaré que mi objetivo es iluminar algunas de las regiones oscuras que se encuentran en las hagiografías de Escrivá, proponiendo para ellas reconstrucciones plausibles. Así pues, mi trabajo no es ni trata de ser una biografía. Ciertamente a muchos nos gustaría profundizar en otros rasgos de su carácter o en episodios de su vida o de su obra, pero me he limitado a tratar de aquellos sobre los cuales he encontrado datos fehacientes que sirvan de fundamento a conclusiones contrarias a las oficiales, sea en documentos encontrados por mí mismo o por amigos míos, sea en las propias hagiografías...



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