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CORRESPONDENCIA
Miércoles, 12 de Junio de 2013
Mi abuela guapa.- Manzano
Me daba
pereza escribir, mucha más si se trataba de no poder reprimir toda la ironía
que me inspiró la lectura del pintoresco artículo del ingeniero, doctor y
profesor Fronjosa.
Que no se me ofenda ahora, pero dicho así suena a personaje del TBO, revista de
humor española muy popular en nuestra infancia, dirigida a los niños y para el
disfrute también de los adultos que, por cierto, era realmente divertida y muy
ingeniosa.
Es
maravilloso que, de vez en cuando, algún elemento controlado (o incontrolado)
del opaco espacio escrivariano asome su formateada cabeza por estos lares y nos
cuente con pretendida autoridad intelectual que gracias a un neutralizador
básico descubrió el ácido...
El destino
se valió de un libro (“Contrapuntos,...”)
que critica a otro libro (“Camino”) para que al profesor Fronjosa se le
revelara que había sido escogido desde los inicios de todos los tiempos para
formar parte de una institución. Y se me ocurren muchas teorías al respecto,
también fechorías, pero vamos a dejarlo en el simple hecho de que al agradecer
él públicamente que exista esa devastadora crítica, según sus propias palabras,
al Opus Dei en el libro de
Mosén Dalmau, nos conforta, anima y confirma en nuestro empeño, para
que quizás alguien más pueda beneficiarse y descubra milagrosamente una ignota
“vocación” gracias y a través de Opuslibros.
Y todo eso a
pesar del mismo Opus Dei, pues a la pequeña y solitaria prelatura jamás le
gustó ni toleró siquiera ser mínimamente criticada. Una vez más cobra cuerpo y
sentido la célebre frase de Beuamarchais, “sin la libertad de la crítica, el
elogio no es válido”.
Y por la
parte que afecta a Opuslibros, vaya mi felicitación a su principal promotora
Agustina al verse también ahora reconocida en esa nueva faceta de su trabajo,
aunque el elogio que recibe constantemente de gente de “dentro” es de mucha
mayor importancia y lamentablemente no siempre puede verse publicado.
Los milagros
existen y para muestra el botón del profesor que, sin pretenderlo, nos da fe de
la bondad de que haya oposición y discrepantes puntos de vista -muy
autorizados- a la obra de Escrivá y la necesidad de la existencia de
contrapuntos. No podría despreciarse ni una sola "vocación" aunque
fuera descubierta por este medio. Hoy en día todavía menos.
Los caminos
del Señor son inescrutables y esperemos que nuestro erudito supernumerario lo
sepa hacer ver también a sus directores; seguro que dotes de persuasión como
docente y argumentos estructurales como ingeniero no le faltarán. Ya nos
contará el resultado.
¿A qué viene
lo de la abuela? Pues viene a que el profesor me ha recordado a mi santa y
querida abuela, la mejor abuela que jamás existió. Ni sus incontables arrugas
faciales, de las que no se avergonzaba pero no perdía ocasión para
reconocerlas, impedían que yo la considerara la más guapa. Hacía mucho que no
tenía un recuerdo para ella, a menudo nos olvidamos injustamente de nuestros
seres más queridos. Gracias profe.
Bien, pues
cuando de niños nos enfrascábamos a contar alguna historieta retorcida, digna
del TBO por cierto, muchas de las veces nuestros confidentes de la pandilla nos
escuchaban con muestras de aparente interés, ojos abiertos como platos y cara
de infinito asombro. De repente, el mayor o el que se creía más autorizado
terminaba la improvisada reunión con un: ¡anda ya,... eso se lo cuentas a tu
abuela! Pues eso.
Y que nadie
se atreva a meterse con mi “abuela guapa”, ¿eh?.
Manzano
¿Alguien cree que Santiago Escrivá vendió los documentos a Scriptor?.- Jiménez
Leo que Conrad, de pasada, vuelve a aludir al episodio de la venta que Santiago Escrivá, hermano del fundador, realizó a Scriptor de los escritos internos por un importe de dos millos de pesetas (12.000 euros) y me pregunto sorprendido si en este capítulo todos estamos todos hablando de lo mismo.
A ver si me logro explicar: según la versión de Scriptor, el señor Escrivá (Santiago) recibe en herencia de su santo hermano todos sus bienes porque aquel no testó, entre ellos toda o una buena parte de la documentación interna del Opus Dei. Ante ello, Scriptor adquiere dichos documentos abonando para ello los dos millones de pesetas.
Hasta aquí la versión oficial de los hechos; versión que incluso puede estar avalada con papeles jurídicamente válidos.
Ahora lo que yo opino que pasó, que, sinceramente, pensaba que era la de la mayoría pues situaba el debate de estos hechos en un plano moral–legal. Creo firmemente que ni esos documentos internos pertenecieron de hecho jamás a Santiago Escrivá, ni me creo que Scriptor (la Prelatura) entregara nunca dos millones de pesetas por ellos. Como tantas cosas en la Obra, esta aventura formaría parte de esas triquiñuelas en la que tan expertos son. Pertenecería, según mi punto de vista insisto, al mismo capítulo de algunas de las cartas fundacionales que contienen tantas incoherencias que todo indica que fueron escritas a conveniencia años más tarde de la fecha que portan.
Que los cándidos disculpen mi desconfianza pero, por no creer, no creo siquiera que Escrivá (Josemaría, el nuestro) no quisiera o se le olvidara hacer testamento. Simplemente, era más útil. Se me ocurre (es una conjetura, pero pueden haber más) que como Fundador hubiera tenido que testar a nombre de la Obra y que algunas cosillas –los documentos internos, sin ir más lejos- hubieran quedado demasiado al alcance de la Iglesia, que los podría haber escrutado con un detenimiento que no hubiera sido del gusto del futuro santo. Era mucho más sencillo y práctico morir sin testar y que sus pertenencias pasaran por la vía natural a su hermano que no tiene vínculo con la Obra.
Santiago se constituye así en un excelente colaborador necesario de toda la operación. Posteriormente se redacta un documento por el que vende los documentos a Scriptor (que tampoco jurídicamente es el Opus Dei aunque sí lo sea, vosotros me entendéis) y, nada por aquí, nada por allá y tatacháaan: los documentos, que jamás salieron de los armarios del Opus Dei –creo que Santiago no los vio en su vida-, “regresan” a través de una sociedad interpuesta al Opus Dei, sin que posiblemente la Iglesia pueda catarlos con la misma facilidad con la que habrían estado expuestos si Escrivá (Josemaría) hubiera hecho testamento.
Y quien habla de documentos, habla de otras cosas que ni imaginamos.
Dudo que sean santos pero la verdad es que estos tipos son unos artistas.
Jiménez
¿Miedo? Se acabaron los miedos.- Agustina
Querida
amiga,
Lo de hablar
con esa persona de la delegación con la que no te apetece mucho quedar, hazlo
cuando puedas encontrarte con ella de igual a igual porque, quizá tú la sigas
viendo como alguien por encima de ti y con autoridad sobre ti. Vamos, como que
tú no estás a su altura porque estás fuera y ella, en tu cabeza e inconscientemente,
la ves “fiel” y "en el buen camino". Tienes que ir, si vas, con aire
de superioridad y si te pregunta por tu vida interior, que sería el colmo que
lo hiciera pero es posible que lo haga, pregúntale tú por la suya y cuáles son
sus dudas, sus apegos, sus compensaciones, sus trampas, sus escapes…
Tú ya no
eres de la obra, no tienes que dar cuenta a ninguna de ellas; ya no hay
directoras para ti ni nadie que tenga más autoridad moral que tú. No están en
posesión de la verdad ni Dios habla por su boca.
Lo que
intento decirte es que nadie de la obra es más que tú ni tiene poder sobre ti,
ni importa lo que piense o diga. Cuando ellos se dan cuenta de que les tratas y
hablas como a una igual, cuando ven que estás contenta con tu nueva vida, se
desconciertan.
Yo he tenido
conversaciones con algunas directoras de delegación y de la Asesoría, y te digo
que la persona normal, ahora soy yo. Ellas se ven y las veo como un bicho raro
con muy pocos argumentos creíbles para rebatirme alguna idea. Lo de "tener
visión sobrenatural" como comprenderás cuando lo utilizan, es una tontería
como un piano. Hace años, cuando estaba en la obra, yo hubiera ido a ver a esa
persona como súbdita, sin ideas ni pensamiento propio, con miedo a que hubieran
“visto” algo mal que estuviera haciendo aunque no tuviera conciencia de haber
hecho nada malo. Ahora se acabaron los servilismos y el miedo y soy yo la que,
si procede y procede muchas veces, le digo todo lo que están haciendo mal porque son conscientes de que lo hacen y lo han hecho muy mal. Lo han sufrido y lo sufren en sus propias carnes por muy directoras que sean.
Haz lo que
te pida el cuerpo. Si quieres quedar, queda y si no, no, pero no dejes de
encontrarte con esa persona de la delegación por miedo, porque quien tiene que
tener miedo ahora es ella, no tú.
Un abrazo,
Agustina
Los hombres de corazón negro.- Carocha
Querido Conrad,
Con mentalidad jurídica, a lo mejor te
gustan las novelas policíacas, por lo menos el ingenio y el pragmatismo de las
buenas novelas policíacas. Siendo así, creo que no será difícil encontrar los
motivos del silencio del jurista Antonio Pérez, alias Antonio Pérez-Tenessa si
miras su trayectoria profesional. Lo que él sabía sobre el Opus Dei, lo sabía
cómo protagonista, exactamente como cada uno de nosotros a su medida. La
aparente diferencia está en que él fue uno de los personajes principales de la
crucial etapa constitutiva de la historia del Opus Dei. La obligación moral de
denuncia del Opus Dei es lo que es; la verdadera diferencia está en las
consecuencias, penales por ejemplo, para él mismo y para el Opus Dei, de las
historias, muy fácilmente identificables en su caso, que tenía para contar y
nunca contó. Hace falta algún coraje para arriesgar vivir peor, en lugar de
mejor, el resto de la miserable vida: depende de la coloratura de cada
conciencia, y depende mucho de las simples circunstancias. Es este precisamente
el tejido de las buenas novelas policíacas.
No entiendo lo que dices sobre esa Isabel
Pantoja. He mirado en google, pero no entiendo lo que querías decir, aunque sí
comparto tu opinión de que todos podríamos haber hecho lo mismo que hace la
gente del Opus Dei - si no lo hubiéramos hecho de modo distinto. A veces con
poco o ningún mérito, eso sí. En mi caso, por ejemplo, si mi padre no me
hubiese hecho pensar poco a poco, con mucha paciencia y mucho sentido del humor
a la vez que inexorablemente, cómo él sabía misteriosamente hacer. Un amigo
suyo de juventud le invitó una vez para no sé qué, en un “centro” del Opus Dei
y él me contó después, como en passant, estaba yo en el “centro de estudios”,
que le había contestado a ese amigo que no debía aceptar la invitación porque la espiritualidad del Opus Dei no me conviene. Eso me hizo sentir
de súbito en una especie de tierra de nadie, un sitio realmente nada agradable
para una adolescente. Pero no: existían otros mares, otros mundos donde la
gente habla con palabras ajustadas a la vida, y sobretodo el viaje era honesto
y aparentemente apacible.
No era tierra de nadie: la guerra era
inventada. La primera duda seria ya es siempre la salvación, aunque la
conciencia de esa decisión pueda llegar mucho más tarde, años y años más tarde,
y a veces nunca.
Un abrazo,
Carocha
Cambio de foto para Quienes Somos.- Hanneh
Queridísima
Agustina,
Si es
posible, me gustaría cambiar mi foto para Quienes Somos.
Muchísimas
gracias a todas y todos,
Un abrazo
fuerte,
Hanneh
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