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CORRESPONDENCIA

Lunes, 18 de Febrero de 2013

Esta mañana, demasiado tarde porque al parecer se le ha traspapelado a mi abogado y salió hace casi tres semanas, he recibido la sentencia del juicio por la demanda del Opus Dei y Scriptor S.A,  contra mí:

DESESTIMA TODAS MIS PETICIONES

Aquí se puede descargar la sentencia

La sentencia no es firme porque se puede recurrir. Esta tarde hay una reunión con el abogado y yo soy partidaria de recurrir. El miércoles contaré el contenido de la reunión.

Un abrazo,

Agustina L. de los Mozos

Yago de la Cierva se ha erigido en juez de una supuesta contienda de méritos espirituales  entre Juan Pablo II y Benedicto XVI. El escritor concede el triunfo a Juan Pablo II.

Me limito a señalar lo siguiente:

• Cualquiera se preguntaría de dónde obtiene este señor la autoridad para juzgar la conciencia ajena. La habitual soberbia con que se hace esto en el Opus Dei le ha cegado hasta el punto de juzgar, precisamente, a Cristo en la tierra. Esclavo de sus prejuicios ha decidido hacer pública su (¿blasfema?)opinión.

• Su nota, por tratarse de cuestiones que afectan a la jerarquía de la Iglesia, requiere de la aprobación de las máximas autoridades del Opus Dei. El escritor es, entonces, un simple mandatario camuflado. Esto es muy Opus Dei: actuar por interpósita persona.

• De la Cierva, como buen miembro del Opus Dei, ama el poder sea político, económico o eclesial. El poder está en el ADN del Opus Dei. Es lógico que no entienda a Benedicto XVI, teólogo brillante, cuando se despoja del poder y sus atributos.

• El escritor aplica las limitadas categorías ascéticas opusinas  basadas en la imitación. Benedicto XVI tiene otro modo de vivir el Evangelio. Esto no cabe en el Opus Dei donde la obediencia al “camino reglamentario” es la norma suprema. Obedecer o marcharse; imitar a Escrivá o morir.

• Benedicto XVI ha dado un ejemplo de libertad cristiana. Para Escrivá, Del Portillo y Echevarría y su lacayo ocasional se trata de de un valor incomprensible. Los tres primeros fueron controladores compulsivos; el último forma parte de la manada.

Lo que queda claro es que el Opus Dei le ha enviado un mensaje  a Benedicto XVI. La pregunta es ¿por qué?

Segundo

Queridos amigos:

El viernes pasado Agustina nos presentó un artículo de opinión firmado por un tal Yago y publicado en el diario EL MUNDO.  Agustina no pudo contenerse y le dedicó un delicado comentario que suscribo completamente. A continuación un amigo, que firmaba como Dostoyevski, le hace un comentario a Yago, que, distando mucho de las suaves maneras de Agustina, le dice unas cuantas verdades que igualmente suscribo con entusiasmo.

Yo no voy a comentar aquel articulo, “Una traición a la tradición”, cuyo título ya es en sí mismo muy sugestivo. No soy capaz de añadir nada nuevo. En cambio, quiero informar de algo que puede ser un interesante complemento a lo que se ha dicho.

En el lado oscuro, como se sabe, hay censura sobre las lecturas que los miembros pueden o no pueden acceder, ya sea por estudios, investigación o el simple placer de leer. Nadie puede leer sin consultar previamente. Sin embargo, no todos saben que también hay una censura sobre lo que los del opus escriben para ser publicado. Todo lo que se escribe debe ser sometido a la censura de los directores antes de su publicación, y ellos decidirán si se publica, si se hacen cambios o si no se publica de ninguna forma. Esto no me lo han contado, lo sé porque yo mismo tenía el encargo de ser el censor de un numerario que vivía en el centro donde yo era un director del consejo local. En efecto, esta persona con frecuencia semanal me presentaba los artículos que iba a publicar en un diario. Yo no recuerdo haberle prohibido nunca la publicación porque era un cura muy correcto en su doctrina y en su escritura. Apenas, a veces, le sugería pequeños cambios de estilo o de sintaxis que aceptaba de buen grado. En un par de ocasiones me remitieron desde la comisión regional manuscritos de otros numerarios para que yo diera mi voto sobre ellos. Igualmente, las pocas veces que publiqué algo, mis escritos tuvieron que pasar por la censura. Era una regla más, conocida por todo el que publica algo dentro del lado oscuro.

Entonces, creo que no es difícil concluir que el artículo de Yago no es una salida de tono de un señor que pudo tener un mal momento, u olvidarse de tomar su medicación. Yo no puedo creer que ese artículo haya salido en EL MUNDO sin que lo hayan autorizado los directores del opus, pero no solo autorizado, lo tienen que haber pensado muy bien y haber calculado las consecuencias y el alcance. Un artículo así no lo dejan pasar con un vistazo rápido. Más impensable todavía si Yago es un profesor de la Universidad Pontifica de la Santa Cruz.  No sabría decir cual es el nivel jerárquico de esos censores. No sabría yo decir si este artículo es algo más que la legítima opinión de un ciudadano libre en un país libre.  No sabría decir si esto es en clave un “cariñoso” saludo de despedida del lado oscuro para BXVI. Dejo a los lectores con ese dato para que cada uno saque las conclusiones que tenga a bien.  

Cabe la posibilidad, también, de que el autor haya desobedecido a la norma de pasar por la censura su escrito; en ese caso lo que digo no se aplica, pero, si es así, al señor Yago se le puede estar cayendo el pelo a estas horas. Francamente, me cuesta mucho imaginar esa posibilidad.

Un abrazo a todos,

Dionisio, el del Areópago

Con referencia a la intervención de Enrique el pasado lunes 11 de febrero, quiero añadir mi testimonio a los de quienes ya contestaron a la tesis defendida por Enrique, pués me parece que por las circustancias que voy a explicar ese testimonio mío pueda tener expecial gravedad.

Como ya conté en circustancias anteriores, desde 1980 hasta 1985, desde mis 25 hasta mis 30 años, fuí vocal de san Rafael en la asesoría de mi país. Nunca fuí muy enterada de circustancias de gente de la obra, sea de san Miguel o de san Gabriel. En muchos momentos percibía a mi alrededor cierta circuspección para que no me enterara de las circustancias personales de la gente de dentro. Quizá fué tan solo una paranoia mía la que me hacía percibir esa actitud hacia mí, pero lo cierto es que, no obstante mi encargo de directora mayor, muy raramente llevé charlas de numerarias y menos aún de supernumerarias. De vez en cuando sentía cierto sufrimiento por esta forma de falta de confianza total, pero estaba programada para pensar que se trataba de tentaciones de orgullo y luchaba por pasarlos por alto. Lo mío era empujar el apostolado y el proselitismo de la región, y yo intentaba ser fiel a la misión que me habian confiado dentro de mis limitaciones personales...  

Querido Enrique:

He leído tu escrito y parece proviniente de una persona de buena fe. Pones el dedo en una herida que le sangra mucho al Opus Dei, como es la de la confesión y la dirección espiritual. Es loable tu honestidad al manifestar una opinión personal sobre un problema grandísimo que tiene actualmente la Obra y que hace sufrir enormemente al Prelado. Por el tema que tratas, parece que no escribes por encargo de ningún director de la Obra, puesto que jamás te habrían autorizado a publicar tus líneas. Se deduce facilidad de tus letras que ignoras profundamente (como les ocurre a la mayoría de los supernumerarios) lo que ha sucedido en la Obra en estos últimos años con relación a la confesión y la dirección espiritual. Pregunta a tus directores por qué si durante décadas "la dirección espiritual de los miembros la ha llevado el Opus Dei", ahora decir esto es un grave error, y afirman lo contrario. ¿A qué se debe tal cambio? Pregunta a los directores de tu Delegación sobre la advertencia privada que el Papa Benedicto XVI hizo al Prelado del Opus Dei para que la Obra rectifique el modo inmoral de gobernar (utilizando la información de la dirección espiritual para tomar decisiones de gobierno sobre las personas)...

Me sorprende mucho el revuelo que parece haber producido mi anterior carta. Que te lean siempre es halagador. Solo me gustaría hacer algunas puntualizaciones.

Manzano: existo. No soy la AOP. Soy yo. Cuando quieras, y del modo que quieras, te envío mi nombre, dirección y número de DNI. Y te invito a comer para conocernos y hablar cuanto quieras. Quedo a tu disposición. He de reconocer que me duele que no me creas. Yo no pondré jamás en duda los hechos que me narres, pues creo en tu honradez. Podremos discrepar en otras cosas, pero jamás pensaré que me estás engañando. Y te puedo prometer que lo que os conté fue así. Y escandalizarse de ello supone no conocer -o no aceptar- la naturaleza humana. He de reconocer que me abruma el dolor que trasluce la multitud de testimonios de estas páginas. Cuando uno pita es porque está entusiasmado y arde en deseos de altos ideales y de entrega. Cuando ha habido rectitud de intención, abandonar eso supone siempre previamente mucho sufrimiento durante demasiado tiempo, soledad -incluso acompañada- y desengaño. Lo contrario de lo que debería ser. Es cierto -lo he visto- que a algunos exnumerarios se les ha hecho el vacío por algunos. Yo he de decir que siempre procuré mantener su amistad. Y como yo, conozco a otros muchos numerarios que también procuraban acompañar y ayudar a esas personas. ¡Allá cada uno con su conciencia! Pero la institución nada tenía que ver.

No voy a entrar -ni debo- en nombres concretos: "qui iudicat Dominus est". Yo siempre lo achaqué a la mezquindad y cortedad intelectual de algunos, y no a otra cosa. Y en la delegación me lo confirmaron. Estoy de acuerdo con el problema de la "institucionalización" de algunos directores. He comentado en ocasiones con la delegación y la comisión la poca confianza que me merecen directores y numerarios en general, que nunca han trabajado fuera, o que se diría nacieron ya directores -que los hay-. Suelen tener visiones de la vida que poco tienen que ver con la realidad. Por ello, inicialmente los pongo en cuarentena, y después... han de ganarse 1º la confianza. Siempre he comentado con absoluta libertad aquellas cosas que me parecían incorrectas y absurdas. Especialmente las que encorsetan artificialmente a las almas. Y he obrado en conciencia con los que de mí dependían. Alguna vez -pocas- me realizaron alguna corrección fraterna que yo agradecía mucho y en ese mismo acto olvidaba. Por fin, insisto: si mañana el Opus Dei fuera cofradía o pía unión yo haría exactamente lo que hago, pues mi compromiso, en primer lugar, es con Dios NS, y hago las cosas porque quiero hacerlas.

Y una última precisión -no recuerdo a quién-: cuando Roma inventó el Derecho, no buscaba garantizar la justicia material en cada caso, sino la seguridad jurídica. Y si conocéis a algún abogado mayor que "crea" en el Derecho como expresión del amor, por favor, presentádmelo. Yo no conozco ninguno. En cuanto a la bondad del espíritu del Opus Dei hay una sola institución que puede y debe discernir: la Santa Iglesia Católica. Y hasta ahora todo han sido aprobaciones. Y -siento decirlo- no creo en la conspiración universal.

Un saludo a todos y os pido perdonéis a aquellas gentes que tanto mal os hicieron y recéis por ellos, pues deberán responder de ello ante la infinta Justicia de Dios -en la que si creo-.

Muchas gracias.

Oscarín

El 2 de octubre era una fecha muy significativa dentro del tradicionalismo

En París hay una monumental plaza llamada Plaza del Trocadero.  Esa plaza tiene ese nombre porque en la bahía de Cádiz hay un caño llamado Trocadero que atravesaron los Cien Mil Hijos de San Luis bajo el mando del duque de Angulema -"voy a atravesar los Pirineos para restablecer el Trono y el Altar". Perdido el castillo de Sancti Petri y perdida la batalla del Trocadero, el gobierno sitiado en Cádiz tira la toalla, y en el Puerto de Santa María el 2 de octubre de 1823 comienza la Segunda restauración española.

Y ahí no acaba la cosa porque el 2 de octubre de 1833 comienza "la guerra de los siete años"

"En Bilbao el 2 de octubre se tiene conocimiento de la muerte del Rey. Mientras la diputación se reúne para estudiar las medidas a tomar, el alcalde y el comandante Gómez [Miguel Gómez Damas, nacido en Torredonjimeno, Jaén] mandan tocar llamada general para los paisanos armados (los Voluntarios Realistas) e inmediatamente los pueblos de los alrededores siguen su ejemplo" (Alfonso Bullón de Mendoza "La Primera Guerra Carlista", citado en Historia de la infantería española, tomo II, Ministerio de Defensa (Madrid, 1994) página 278)

El 2 de octubre el fundador no vio nada. El 2 de octubre es simplemente una fecha muy significativa dentro del imaginario colectivo del tradicionalismo.

El 2 de octubre el fundador no vio nada; pero este genio local despertó viejos arcanos.

La obra de un genio local puede quedar arrumbada en una esquina de la historia; pero si ese genio local encaja con las fuerzas del destino, entonces puede crear una gran cosa, no digamos ya si expresa el espíritu de una época y para colmo si despierta o remueve viejos arcanos, entonces la cosa puede ser mucha cosa.

El fundador no quería ser sacerdote de la iglesia católica, la mala fortuna le lleva por ese camino, y el destino una y otra vez tiene predilección por un varón sensible y enfadado, pues es buen material para construir un genio. En 1914 su padre se arruina, y tiene que entrar en el seminario, y su padre muere, y tiene que ordenarse sacerdote. Esa fue la carambola que engendró a este genio.

Así que en esta cosa hay que distinguir cuatro cuestiones:

(1) El genio elegido por el destino: un varón sensible

(2) Los viejos arcanos que este genio removió

(3) Qué fascinante cosa nació

(4) Por qué "el espíritu de la obra" hace tanto daño a los católicos

En la próxima entrega escribiré sobre los arcanos-

Juan_Marcos 

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Para Kleinesal

El guión de referencia para la confesión es B10.III.37, escribí tantos informes de supernumerarias que me acordaba. Lo he comprobado en mi libro. Tu escrito sobre la sucia práctica de enterarse del cuándo y cómo se confiesan los fieles, miembros o lo que quiera que sean me ha recordado otro que envío Heraldo. Me marcó este escrito sobre las delegaciones, mando intermedio en el Opus Dei. Heraldo trabajó en una delegación de México durante 18 años. Fue un elegido entre los elegidos y describe con precisión estremecedora el sentimiento de santa santorum que se respira en una delegación, la sensación de estar por encima del resto de los mortales y en el fondo de poder sobre los demás. La descripción que hace Heraldo muestra el fariseísmo en estado puro. Un escalofrío recorre mi cuerpo cada vez que leo testimonios de personas que "tocaron teta" en el Opus, que llegaron al meollo de la cuestión: saberlo todo de todos, hasta lo más íntimo y oculto, lo que nunca debería de salir del santuario de la conciencia, aquellas confidencias cuyo secreto debería respetarse hasta la muerte, porque se hacen en total confianza, con el apoyo de la santa madre Iglesia, y con el convencimiento de que ese es el único camino.

Es repugnante. Me alegro de haberlo superado, y me pregunto si puede haber en el planeta tierra un grupo humano con una carga semejante de hipocresía y oscuridad. Medalla de oro del fariseísmo.

El día en que se dejaran estas prácticas el Opus dejaría de ser el Opus, ya no tendría gracia ni sentido. Tiene sentido y su "qué" porque cuentan con info detallada, pelos y señales, de todo quisqui, además por escrito, archivada. Eso no hay orden religiosa en la iglesia católica que lo tenga. Sobre los nuevos imitadores que le salieron al Opus, el italiano y el mejicano mayormente, no estoy segura de que lleguen tan lejos en la "burocratización" de las conciencias.

Os tomáis demasiada molestia en contestar propagandistas. Me parece más útil comunicar con el resto del mundo que pregunta sus dudas,

Ana Azanza

El País, 17/02/2013, Jesús Rodríguez

Los pilares de Dios

El poder del Opus, los ‘kikos’ o los Legionarios de Cristo está en el aire.

Los influyentes movimientos apoyados por los dos últimos papas, y sobre los que la Iglesia española ha cimentado su lado más conservador, se enfrentan a la incógnita del relevo en el Vaticano.

La catedral de la Almudena de Madrid es el símbolo del poder de los movimientos neoconservadores en España. La metáfora de su éxito. El monumento a su soberbia. En este templo de 102 metros de longitud y 73 de altura, todo remite a las nuevas realidades de la Iglesia. Las monumentales pinturas al fresco de estilo bizantino y calidad discutible que decoran el ábside y las vidrieras que lo rodean son obra de Kiko Argüello, de 74 años, iniciador del Camino Neocatecumenal (los kikos), un movimiento conservador en la ideología y magnético en las formas (que remiten a las sectarias comunidades cristianas de la antigüedad) nacido en las chabolas de la periferia de la capital en 1964 para convertir a los católicos descarriados. Hoy cuenta en España con más de 300.000 seguidores muy comprometidos y enormemente prolíficos. Los kikos poseen también en el templo catedralicio una capilla que, prevén, será la última morada de su líder carismático y apocalíptico...

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