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CORRESPONDENCIA

Viernes, 16 de Noviembre de 2012

Hace ahora dos años que encontré esta página y poco después me decidí a escribir. Siempre que he escrito lo he hecho desde mi experiencia ya personal o profesional, saber del opus sabía poco y he intentado hacerlo siempre desde el respeto, algo se me fue la olla con la celebre y desaparecida calandria, pero poco.

Mi paso por esta página ha tenido etapas:

La primera fue el asombro, treinta años, desde mi salida viví pensando que yo era un caso especial, alguien a quien Dios a través de los directores había desechado, solo conocía a una numeraria, y un numerario que habían dejado el opus, pero estaban casados (los dos, uno con otra) habían tenido hijos y eran supernumerarios, lo cual como estadística no servía, yo era la única a la que habían echado, aunque nunca he sabido el por qué. Cuando comencé a leer no podía salir de mi asombro, no solo no era yo sola, éramos miles, reconozco que durante días, leí, llore, seguí leyendo y seguí llorando a ratos a lágrima viva, a ratos por dentro porque mi dolor era muy profundo, solo leía testimonios en los que se reflejaban cosas que yo “conocía” pero no “sabía”...

Estimados amigos,

interesantes intercambios sobre el que tiene fe y acepta cualquier cosa en nombre de esa fe y el que no la tiene y ve agujeros en el argumentario por todas partes. Hay tantos tipos de fe como individuos.

Observo que, que se sepa, no hay mujeres en el debate, curioso.

Hay elementos sociológicos, históricos políticos de España que os dejáis en el tintero. La religión católica en España, forma parte de la historia de este país, de la cultura, de todo lo que nos ha pasado y nos sigue pasando de una forma "consustancial". Hay una forma católica y española de ser, me atrevería a decir, de lo más cerrado. Tuvimos la inmensa suerte al ser captados por las redes de Escrivá de caer en ella: Una sola religión verdadera por la que dar la vida por el propio bien del mundo entero.

Entender que la gente tiene derecho a que no la quieras "ayudar" no forma parte de nuestra cultura.

Atomito tiene razón, el creyente todo lo acepta. Pero nadie cree porque el Mar Rojo se abriera o la zarza ardiera sin consumirse. Se cree porque alguien te ha dado testimonio de esa fe y también cultural y sociológicamente se cree. Con el paso del tiempo es labor de la propia persona ir separando el trigo de la paja en esa fe. En España en la época más floreciente del Opus, ser católico "a machamartillo" no era una cuestión opcional. Era una necesidad social. Al principio de la dictadura franquista para determinados empleos, iniciar estudios de maestro, se pedían informes al cura del pueblo. Se llevó a cabo una limpieza sistemática de maestros tenidos por "rojos", es decir, no católicos. Ese era el "ambientillo" en el que tuvieron lugar las visiones de Escrivá... He escrito mucho este verano sobre represión tras la guerra civil en mi blog. De pelos de punta, ya en tiempo de paz se procedió en España como si de una vuelta al siglo XVI se tratara. No ha pasado un siglo de todo ello...

Querida Agustina:

Hace unos meses, a través de la web de opuslibros y de correo electrónico, conocí a una persona que llenó el vacío que había experimentado al salir de la Obra. Pero ahora, me he vuelto a encontrar sola. La situación en mi familia, no es que sea la apropiada para encontrar ese apoyo que he necesitado desde hace unos años.

Estoy intentado rehacer mi vida buscando trabajo y con muchas ganas de empezar a vivir de verdad. Sé que poner la esperanza en alguien, no es el mejor remedio, pero ayuda. Cuando se viven tantos años luchando por encontrar ese ideal de vida y de santidad que se intenta buscar en la Obra, llegas a creer que es lo único por lo que "vale la pena" sacrificar hasta la propia personalidad. Pero muchas veces, me planteo que si realmente, después de tanto sufrimiento, se puede encontrar la felicidad o algo que se le parezca. Sigo intentando seguir adelante y sé que algún día llegará, pero cuesta creerlo cuando sólo te encuentras con decepciones. Nunca he pensado que la vida sea fácil. Desde muy pequeña, he sabido de primera mano lo que es el sufrimiento por parte de un padre que te abandona y que tienes que salir adelante a pesar del dolor y de la decepción.

Te escribo esta carta, porque sé que me entenderás y al menos en alguien puedo descargar todo esto que me está pasando.

Gracias por escucharme.

Un abrazo.

Bruna.

P.D. Lo puedes publicar, si te parece bien.

Quisiera comentar el último escrito de Gervasio: “El Opus Dei comparado con sus gentes y agentes”, quien en un momento compara al opus dei con La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

Yo no conozco dicha Iglesia, pero en el nombre lleva el lema de la santidad, y para el opus dei ser un camino de santidad es su lema.

El fundador del opus dei se vio a él mismo como un intérprete de Jesucristo, y La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días lleva en su nombre dicha filiación.

El opus dei se ubica dentro del tiempo escatológico como una necesidad de los tiempos, y La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, en su nombre lleva también una consideración temporal.

Yo, la única persona que conozco personalmente que pertenece a dicha Iglesia es una persona que me ha comentado que ahora es mejor, comparándose con el tiempo antes de su conversión. A mí me consta que es una persona noble, trabajadora, y que atiende a los demás.

Lo mismo se podrá decir de la mayoría, si no es que todas, de las personas del opus dei: que son nobles y atentas.

La jerarquía eclesiástica del opus dei sería el espacio virtual sobre el cual gobierna, así como La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se localiza en un espacio.

Las hagiografías sobre el fundador del opus dei son tan importantes en la vida de sus integrantes, como me imagino es importante el libro de Mormón.

La diferencia estaría en que La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es una organización independiente de otras Iglesias, y el opus dei se ubica dentro de la Iglesia Católica.

Yo creo que parte del desagrado de algunos de los que pertenecimos al opus dei sería el haber vivido en una religión centrada en ella misma.

Yo creo que La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días desde el primer momento se presenta como algo diferente. El opus dei, no.

Saludos.

Paiquito

Que susto para los fans de Atomito! por un momento pensaron que iba a irse. Pero no, resulta que no. Se queda. Yo creo que se podrían haber ahorrado el incordio recordando que, aunque Atomito no nos necesita, ni necesita del sitio, tiene una misión que cumplir: “abrirnos la cabeza”. Despreocúpense, Atomito no se va...

Se han dicho muchas cosas sobre la Fe y las Escrituras, y yo quisiera hacer también un breve aporte aunque no desde la perspectiva de “la mente científica” de ya saben quien, ni desde una lectura ilustrada, o iluminada, de las Escrituras, como nos invita a hacer Rescatado, a quien respeto pero no comparto para nada.

Por un lado hemos visto como la “mente científica” pasa de decirnos que nada ilógico puede ser verdad, afirmación que, como es lógico, no puede refutarse, y sobre la que cualquier ser racional debe estar de acuerdo, para luego llevarnos al siguiente razonamiento:...  

Querida Agustina:

Aunque me repita y coincida con muchos amigos de opuslibros, tengo que reconocer que gracias a haber pertenecido al opus dei en mi tierna adolescencia, he perdido toda relación consentida con la iglesia católica, salvo con algunas buenas personas comprometidas con los más desfavorecidos. Sin entrar en cuestiones teológicas, nunca he considerado que Atomito ofenda sino que es un gran aportador de sentido común. Estoy perpleja que en nombre de la defensa de la fe se falte incluso al respeto de su familia. No me gusta la santa intransigencia.

Saludos,

Mercedes López de los Mozos

Querido Daneel;

Muchas gracias por tus amables palabras, escritas con sinceridad, con autenticidad. Se ve que lo que dices no lo has improvisado, que te lo has trabajado y asimilado. Igualmente quiero agradecer a Josef Knecht sus recomendaciones respecto a la comprensión de las ciencias sociales. Esto un ingeniero siempre lo agradece. No puedo olvidar agradecer a osteymoste por su contribución a mi conocimiento sobre la definición de fanatismo. Estoy seguro que será de utilidad.

Permíteme que haga una breve recopilación de lo que se ha venido conversando, para que no nos perdamos y para que no se pierdan los lectores ocasionales...

A propósito de los temas que estos últimos días se están tratando, se me ocurre poner a la consideración de los más eruditos y teólogos los siguientes puntos (podría añadir muchos más, parecidos, pero por no cansar basten estos botones) que aparecen dentro de la Biblia y sin poner en oposición ciencia y religión. No pretendo argumentar en contra del catolicismo, Dios me libre. Sólo desearía que alguien o álguienes me aclarasen la (por lo menos aparente) contradicción con la divinidad de Jesús de Nazaret. Se agradecería mucho la conciliación de estas palabras bíblicas, de inspiración divina, con otras, también de inspiración divina, que aseguran que Jesús de Nazaret es Dios.

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"Al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella" (Hechos 2:24).

"Y matasteis al Autor de la vida, a quien Dios ha resucitado de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos" (Hechos 3:15).

"A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos" (Hechos 2:32).

"El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándole en un madero" (Hechos 5:30).

"A éste levantó Dios al tercer día, e hizo que se manifestase" (Hechos 10:40).

"Pero Dios lo resucitó de la tumba" (Hechos 13:30).

"Y Dios, que levantó al Señor, también a nosotros nos levantará con su poder" (1 Corintios 6:14).

"Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu" (1 Pedro 3:18)

"Y a aquel que fue hecho inferior a los ángeles por un poco, a Jesús, le vemos coronado de gloria y honor por haber padecido la muerte, pues por la gracia de Dios gustó la muerte para bien de todos (Hebreos,  2,9).

Sin más.

Moisés.

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