CORRESPONDENCIA

Lunes, 29 de Octubre de 2007

Hola a todos. especialmente a los que me han escrito y, muy particulamente a Haenobarbo.

Con más calma durante el fin de semana les contaré detalles de mi historia personal. Ahora siento que el tiempo se me esfuma.

Por lo pronto quiero decirles que quizá cuando lean esas líneas ya habré puesto por obra la decisión.

A quienes no les gustó mi nick, asumanlo como un estado emocional...

Estoy en Suramérica también, Carmela, muchas gracias.

Recuerdo a un gran poeta latinoamericano, venezolano para más señas: "A Dios que me de tormentos, a Dios que me de quebrantos, pero que no me de un hijo de corazón solitario....."

No siento rencor ni contra la Obra ni contra sus directores..., solo la necesidad de volar, a pesar de los tormentos, a pesar de los quebrantos...

Cilicio

SETIÉN, LA OPUS Y JULIA

Satur, 29 de octubre de 2007

Probablemente a más de un@ le resulte este escrito un ejercicio de funambulismo, un tirabuzón imposible, una exageración. Pues bien, ¡¡¡allá voyyyyyyyyyy!!!.

Y es que uno ve muchos puntos en común entre grupos que parecen diferentes y piensan distinto. Son instituciones políticas, de partido, con modos cuasi sectarios, o asociaciones religiosas, o grupitos más o menos de corral. Parece que está en nuestra naturaleza la necesidad de pertenecer a un grupo; eso da seguridad, sentirnos aceptados, satisfechos de estar en la pomada, tener amistades que entienden el código que les une, compartir un proyecto común. Cuando uno está en ese tipo de organizaciones le nace, poco a poco, la necesidad de prestigio dentro del mismo, y emerge el deseo de sobresalir, la búsqueda de oportunidades para mostrar su competencia...

¿Alguien podría explicarme qué necesitaría saber la Iglesia para expulsar al Opus Dei? Y si esto es posible, una vez que ha hecho santo a su fundador.

Me lo pregunto porque, cuando pienso en mi propia vida y en la de mi familia, me doy cuenta de que todo empezó porque mis padres quisieron para mí y para mi hermano una buena enseñanza, de calidad, así que terminamos en un colegio de la Obra por tres motivos:

-porque era privado, y ellos consideraban que la enseñanza privada era mejor que la pública;

-porque era uno de los pocos colegios que tenía un autobús que llegara hasta nuestra casa;

-porque era católico, de una institución de la Iglesia.

Así que, si ahora me pongo a pensar en mi vida y en todo lo que he pasado (y me queda por pasar) me doy cuenta de que si la Iglesia supiera de verdad el daño que hace el Opus Dei y lo rechazara, mi hermano y yo hubiéramos terminado en algún otro colegio, como los maristas o los jesuitas... o, simplemente, en algún colegio del British Council o de la Alliance Française y habríamos ido después a la parroquia los sábados, como el resto de los mortales de mi pueblo.

Porque lo que está claro es que si la Iglesia no reconociera al Opus Dei, mis padres no nos habrían llevado nunca allí, como jamás se les pasaría por la cabeza llevarnos a un colegio de los testigos de Jehova ni nada por el estilo, ¡por mucho que el autobús llegara hasta nuestra casa!

Por eso no puedo dejar de pensar que la mayor responsabilidad la tiene la propia Iglesia, porque al dejarle al Opus Dei formar parte de ella, está engañando a muchísimos padres que confían en ella a la hora de dar una buena educación a sus hijos y, lo peor de todo: están engañando a los suyos, a padres católicos, creyentes, que quieren una formación en la Fe para sus hijos...  que terminan por perderla justamente por confiar en ella.

Me gustaría que el Papa, cuando viera a todos esos jóvenes que ve cada año en el Univ, se parara a pensar que la gran mayoría de los jóvenes que tiene delante, grandes cristianos enamorados de Cristo, dispuestos a dar la vida por El y por la Iglesia, están en peligro de perder la Fe... a ver qué efecto le hace y a ver si tiene las agallas de seguir apoyándolo.

Norske Fjorder

Parto de una idea de Emevé en su reciente artículo:

Lo que puedo rescatar es que a mi entender, y para muchas personas, el paso por el opus dei nos aleja de la Iglesia Católica. Y entonces viene la pregunta ¿es así como sirven a la Iglesia? ¿La Iglesia quiere ser servida alejando de su seno a personas que hubieran dado sus vidas a su servicio?

San Josemaría gustaba de afirmar que la Obra había venido a "Servir a la Iglesia como la Iglesia quería ser servida" (San Josermaría Escrivá de Balaguer, Discursos sobre la Universidad, "Valor educativo y pedagógico de la libertad " Punto 5).  A mí siempre me maravilló esta sentencia. Al principio, en mis años de ardor juvenil, me autoconfirmaba en mi Amor por la Iglesia pensando que todo aquello que hacía en el Opus Dei era, al fin y al cabo, el mejor servicio que podía ofrecer a la Iglesia de Cristo. Con el tiempo, y al entrar en contacto directo con otras realidades eclesiales y poder conversar con sacerdotes diocesanos e incluso con el mismo Obispo me di cuenta de que el Opus Dei no sólo no sabía cómo la Iglesia quería ser servida, sino que además en muchas ocasiones iba en la dirección contraria a la que marcaban los autoridades eclesiásticas...

Leí aquí el testimonio de alguien que era estudiante (¿Agap?) y se marchó por las buenas, sin que nadie se enerase.

A mi no me pusieron trabas. Seguí viviendo en la misma ciudad y los veía con frecuencia. Unos me saludaban y otros no, pero me daba igual. Simplemente no era mi camino y me marché. Hoy tengo la vida muy llena y el opus dei no me preocupa en absoluto. Es más, creo que el que se mete es porque quiere o por que sus padres se lo inculcan desde pequeños (contaban que un niño desde pequeño decía: "Madre mia que pite").

Vete 'Cilicio' y llena tu vida de cosas que los cristianos corrientes tenemos verdaderamente en medio del mundo

ÁNIMO!!!!!

Ancasti

Tanto para los que ya han salido, como para los que tienen razonables dudas de conciencia sobre el salto que han de dar, quizás les vendría bien realizar una serena y sensata reflexión sobre las raíces profundas del brutal ataque racista que sufrió la chica ecuatoriana en un tren de Barcelona el pasado 7 de octubre en Barcelona (España), y cuya secuencia fue registrada por las cámaras de seguridad, ha generado, como todos sabemos, múltiples comentarios entre los lectores.  La mayoría de nosotros considera que la agresión no puede ser justificada, y muchos lamentamos que, en la actualidad, existan personas desalmadas que cometen este tipo de embestida: "Gente así -dice Alejandro- no merece gozar de libertad porque representa un peligro grave para todos nosotros”.

No es extraño que la noticia haya provocado un debate sobre el fenómeno –insistimos que inevitable- de la inmigración y sobre las normas políticas que han de regular la admisión y la integración de los que, hambrientos de pan o de libertad, pretenden instalarse entre nosotros para sobrevivir mediante el trabajo. Hemos leído y escuchado múltiples y dispares comentarios sobre los criterios que se deberían aplicar para regular la entrada y la permanencia en nuestro suelo, y la mayoría de ellos coincide en que el respeto por los derechos humanos es el principio que ha de estar en fondo de todos los análisis. Algunos de los mensajes que he recibido subrayan la cobardía del agresor "por atacar a una muchacha sola y menor de edad", aunque otros consideran todavía más cobarde al viajero argentino que presenciaba la agresión sin prestarle auxilio.

En mi opinión, deberíamos aprovechar este hecho tan vergonzoso para poner en cuestión el concepto de identidades humanas, y tratar de mostrar cómo el sentido de pertenencia a una particular etnia, a un  grupo social o a una comunidad religiosa, si no lo relativizamos y lo controlamos de una forma racional, puede albergar, en determinadas circunstancias, unos peligrosos gérmenes de violencia que nos impulsen a desarrollar unos comportamientos nocivos y mortíferos.

Me permito recordarles nuevamente las reflexiones de Amartya Kumar Sen, aquel Premio Nobel de Economía que, tras minuciosos y detenidos análisis, ha llegado a la conclusión de que, aunque es cierto que las identidades -sobre todo las culturales y las religiosas- son fuentes de orgullo legítimo y de lícita alegría, suelen estar en el origen de la mayoría de las dolorosas exclusiones sociales y de los sangrientos conflictos políticos. Ya mostramos nuestro acuerdo con la tesis del autor de Identidad y violencia, según la cual la reducción artificial de los seres humanos a identidades singulares, debido a sus efectos disgregadores, termina haciendo del mundo un lugar mucho más peligroso. 

Si pretendemos que esa violencia sectaria tan extendida en la actualidad por todo el mundo disminuya, tendríamos que empezar por restar importancia a las identidades convencionalmente determinadas por las etnias, por las razas, por las naciones o por las religiones, para potenciar nuestra coincidencia –y, por lo tanto, nuestra igualdad- como seres humanos. Hemos de desconfiar seriamente de esos románticos -con minúsculas- que cifran toda su gloria en su origen, en su sexo, en su profesión y, a veces, en sus aficiones. Creo que no exagero si recuerdo que, en muchos momentos históricos, los cabezas o los cabecillas de persecuciones y de matanzas han coreado y expandido hábilmente la fantasía de un identidad singular, “mucho más grande y más importante que las demás”.

Pepe

Sí,  quizás la falta de Libertad sobre tus propias decisiones en los momentos de entrar o en los momentos de irte, sean Injustificables, así como el que una vez fuera no te reconozcan por la calle, no creo que eso importe demasiado, aunque sí sea alucinante, pero al fin y al cabo nosotros decidimos irnos, por diferentes razones. 

Hola,

Quería compartir con vosotros algunos episodios, que resultarían cómicos, absurdos, increibles, patéticos, para un espectador "in out". Sé bien que algunos habréis vivido situaciones similares. Yo, en la medida en que se va alejando de mí aquel modo de vida, para el que aún no he encontrado un término que me satisfaga, voy haciendo un hueco en mi mente para recordar.

Y para no alargarme en el preámbulo, comienzo ya, pues tal vez me he pasado un poco y podeis empezar a dormiros y lo cierto es que no me gustaría, me sentiría mejor si fueseis capaces de llegar al epílogo.

LA PELICULA DEL FUNDADOR

Estando en el centro de estudios, un día cualquiera, nos llevaron al salón de actos a las de 1º y 2º para que asistiéramos a una película del fundador...

Mientras esperábamos  que comenzara, nos pusimos a cantar una canción de Eros Ramazzoti, Boni M, o  cualquier otro. De pronto se escuchó una especie de rugido desde el fondo, no nos atrevimos a volver la cabeza, pero era claramente la voz de la subdirectora."!Callaros, callaros de una vez!". Poco a poco fuimos enmudeciendo y encogiéndonos en las butacas. Yo pensaba que nos iban a dar una mala noticia, o un aviso urgente de Roma....o yo qué sé. Pero no. La energúmena continuó: "¿Qué haceis?. Antes de ver una película de nuestro padre hay que estar rezando. No teneis ni idea. Que sea la última vez."

!Joder! y encima a mí, Escrivá me caía muy antipático desde que era de san Rafael, y no me hacía ninguna gracia cuando -según él- gastaba alguna broma, y menos aún cuando gritaba a alguien porque le venía en gana.

No os quiero ni contar el cabreo que pillaba, cuando en los cursos anuales, en el horario del día escribían: a las 9,00, película. Y nos timaban como chinos, y en lugar de aparecer Harrison Ford o Bruce Willis o Robert Reford la primera imagen, con su musiquita de fondo, era mucha gente aplaudiendo y un señor con sótana. Yo cambiaba rápidamente de sitio, me ponía cerca de la puerta y deseaba que sonara el teléfono o la puerta para desaparecer un rato. Fin.

BROMAS DE REYES

!Qué gracia me hacían las bromas de reyes cuando era ADSCRITA. Para mí era todo una novedad y había algunas que eran bastante buenas.

Fueron pasando los años, y yo dejé de ser adscrita. Ya en el centro de estudios me empezó a poner un poco de los "nervios" el tema de las bromitas, porque nos daba la madrugada y seguíamos con ellas, y encima siempre había alguna simpática que entraba donde no debía y vuelta a empezar.

Y pasaron más años, y yo le temía a las fechas próximas a las bromas, que para entonces me hacían muy poca gracia. Y pasábamos tertulias enteras ¡sin hablar de apostolado!, ocupadas con la lacia de turno, o con la que nunca contaba nada, porque nunca le pasaba nada o qué sé yo.

Y saltaba una:"¿y lo que contó de cuando se tropezó en el escalón del autobús?

Y otra: ¿y eso es gracioso?

Y la directora: ¿se te ocurre algo mejor?

 Y yo: ni mejor ni peor, pero si no hay nada gracioso, pues no lo hay, se  le pone una viñeta de mortadelo y a "juir".

 Día de reyes. La lacia no encuentra su broma (la del autobús) y como ya solo queda ella y estamos deseando abrir lo regalos, la acompañamos y la ponemos  delante.

 Y ella :"jé, jé, qué gracioso"

Y todas riéndonos, retorciéndonos de tanta risa.

Y pasaron más años. Y la subdirectora del  centro en el que vivía, me encuentra en un pasillo y me dice:

"Te ha tocado hacer la broma de Dolorcita".

Yo: "no pienso hacer la broma de Dolorcita ni la de nadie y tampoco quiero que nadie me la haga a mí.

Se debió de asustar un poco, porque tardó varios días en asaltarme de nuevo, con la misma contestación por mi parte. Y no hice la broma. Fin.

EL ANILLO DE LA FIDELIDAD

Se acercaba "mi día". Yo estaba bastante ilusionada, sobre todo por el anillo. Cada vez que salía me iba parando en las joyerías, pensando en el que me iba a comprar.

Un día, se acabó el tema rápidamente. Me llamó la directora a dirección porque tenía que darme una sorpresa.  Abrió con mucha intriga uno de los cajones, donde se guardaban los regalos que nos hacían. Yo, feliz. Y cual es "mi sorpresa" cuando saca un anillo ancestral y me dice "Para tu fidelidad". Yo no sabía qué cara poner ¡qué cosa tan fea¡. Debía tener un gran valor para la desprendida, al menos sentimental, pues pienso que era de su bisabuela, como mínimo.

Pasó el tiempo y yo cambié de centro. No le enseñaba a nadie mi anillo porque me daba vergüenza. Lo llevaba del revés, casi siempre, aunque me pinchaba, pero a ésto ya estaba algo acostumbrada. Mis colegas tenían unos anillos chulísimos.

Pues aproveché este cambio, para dar otra forma al mío. Lo llevé a una joyería y lo dejaron irreconocible. Se lo conté a un par de personas, porque quería compartir mi secreto con alguien. Tenía un poco de cargo de conciencia y pensé que era el modo de quitármelo de encima. Una de ellas me dijo: "ha perdido todas las bendiciones". Pensé que eso se podía arreglar bendiciéndolo de nuevo, pero se me olvidó. Tal vez, pienso ahora, fue un comienzo de mi "salida".

Yo no me he casado, ni pienso hacerlo (al menos hoy por hoy). Tampoco he tenido  hijos, ni creo que los tenga. Así que un día me dije: "Yo no celebro mi aniversario de boda, ni de una manera especial el nacimiento de mi primer hijo, ni Santo Tomás porque no soy médico. Y como quiero celebrar algo, a parte de mi santo y mi cumpleaños, yo voy a celebrar el día de mi salida de la obra, que fue el mejor. Y me busqué un patrón: Miguel Angel, porque es un personaje de la historia al que admilro, y no quería que fuese santo, al menos oficial. Busqué la fecha de su muerte, pero al final me decidí por el día de su nacimiento, porque me parecía más bonito. Es el 6 de marzo.

Y la historia acaba así. Llevé de nuevo el anillo a otra joyería, le borraron la fecha de mi fidelidad y le grabaron la del día de mi !libertad!. Pero ésta no os la digo, pues en el opus hacen muchas cuentas... y por si acaso. Aunque por otra parte estoy deseando darme a conocer y mandar una foto, pero cada cosa en su momento. FIN.....POR AHORA.

Books. Un abrazo.

Un aviso para Pepe: Suelo ir con frecuencia y por temporadas más o menos largas a Andalucía, y tu idea me gusta mucho. Carmen Charo sabe mi email, tal vez ella te lo pueda hacer llegar. Otro abrazo

A través de otros correos he descubierto tu blog y tu página dudasytextos. He de decirte que en un principio pensé que todo eso iba de coña, pero no.

Al parecer eres un flecha. Veinticinco años, licenciado en Físicas, estudiando una segunda titulación, haciendo el doctorado, trabajando y atendiendo un club de chavales, llevando tu web y tu blog…¡Ah, y además numerario!

No me malinterpretes, pero en el mejor de los casos me parece un activismo casi psicodélico. Lo del apostolado lo vamos a convalidar por lo del blog ¡vale!

Hay varias cosas que no me quedan claras al leer tu personal “consultorio sentimental de la señorita Pepis”, te pongo algunos ejemplos:

-         ¿Por qué siempre tienes respuestas parecidas para preguntas diferentes?

-         ¿Eres capaz de responder con tus propias palabras sin remitirte constantemente a las frases acuñadas en la obra?

-         ¿Por qué eres tan vehemente en tus afirmaciones, sobre todo cuando te refieres a los que dejaron la obra?

-         ¿Te crees con la suficiente autoridad moral para contestar las preguntas que te hacen? ¿Quién te ha dado esa autoridad?

-         Los directores, ¿fiscalizan tu web y tus escritos? ¿Son ellos los que te proponen preguntas para que respondas?

-         ¿Crees que con una experiencia de diez años puedes hablar de cosas serias con verdadero conocimiento de causa?

-         ¿Te suena eso del copyright? ¿Quién te ha dado permiso para tirar de escáner con publicaciones que tienen derechos de autor? ¿Tienes permiso de los autores para hacerlo? Si es así deberías hacerlo constar.

A otra persona no, pero a ti, con una considerable formación científica, te pediría que fueses más analítico, que pensases más lo que escribes, que dejases de ser simplemente altavoz de la prelatura. Para eso ya hay web institucional.

Creo que vives en “los mundos de Yupi” y eso no es malo, lo malo será cuando decidas o decidan por ti, bajar o bajarte  al mundo real.

Te diré que después de quince años en la obra y casi veinte fuera, me siento capacitado para mantener un blog como el tuyo, respondiendo a las preguntas de una forma casi idéntica. Nadie notaría la diferencia, te lo aseguro ¿Serviría de algo? Yo también era tremendamente “ortodoxo” y si quiero lo puedo seguir siendo.

A lo largo de tus escritos en tu web se puede constatar una vez más que “actúas de oficio”, no dices nada nuevo y que justificas lo que no deberías justificar. Lo malo y peligroso de todo esto es que engañas y mientes a la gente aunque sea bajo el ropaje de la normalidad y sinceridad.

Lo de “veritas liberabit vos” hay que tomárselo en serio.

Jota.

ARTE Y CULTURA

A finales de los años sesenta y principios de los setenta, existió en Madrid un apartamento del Opus Dei al que se puso la denominación “Centro Universitario de Arte y Cultura”, con las siglas CUDAYC. Estaba situado en la calle Princesa número 81 y estaba destinado fundamentalmente a los estudiantes de las carreras de Arquitectura y Bellas Artes. Se trataba de un nombre pero respondía poco a la realidad. Hoy día ese lugar está ocupado por las mujeres de la Obra.

El nuevo piso había sido hasta poco tiempo antes el estudio de arquitectura de don César Ortiz-Echagüe, que ocupaba el cargo de “defensor” de la Comisión Regional del Opus Dei, o gobierno de la Obra en España, equivalente al número 2 en la jerarquía interna en cuanto a los hombres. Había proyectado importantes edificios de la Obra como los colegios Tajamar y Retamar de Madrid, así como la sede central de la compañía SEAT, situada enfrente de lo que era entonces la ciudad deportiva del Real Madrid. Cuando ocupamos ese piso, aún existían las maquetas de los citados centros escolares. Pero con el tiempo don César fue ordenado sacerdote y pasó a estar al frente de todo lo que era entonces un instituto secular en Alemania.

El motivo de ocupar ese lugar era, por una parte, hacer labor de agregados univesitarios y, por otra, dividir otro, el llamado Recoletos, 5,  pues contaba con unos 80 miembros del Opus Dei con ese tipo de entrega. El sacerdote del centro era Federico, que dentro de la institución pasa por ser uno de los más intelectuales y a él no le disgusta cuando se lo dicen o decían.

Cuando se creó CUDAYC,  el Opus Dei contaba con unos pocos agregados que estudiaban Arquitectura y Bellas Artes: José María, hoy ex; Luís, hoy sacerdote agregado; Juan José, que iba por el centro existente en la Glorieta de Cuatro Caminos número 4 y que, siendo ex,  ha fallecido recientemente; y Ataulfo, también ex, al que los de su centro prácticamente no atendieron cuando perdió la vista. Con el tiempo pitó Jaime, hoy un destacado artista y profesor, pero que después de treinta años decidió irse, poco después de que yo me fuera. Participaba también José, numerario, que hoy continua dentro aunque con altibajos en su manera de ser, y José Emilio, un supernumerario, que no he vuelto a saber nada de él.

Uno de mis recuerdos de aquellos años tiene que ver con las esculturas de escayola que se instalaron para el dibujo de los estudiantes de Arquitectura y Bellas Artes: “el esclavo moribundo”, de Miguel Ángel, y la clásica pieza del joven quitándose una espina del pié. Para los muchos que íbamos allí, el esclavo era considerado como impúdico –en el Opus Dei se dice que hay que “guardar la vista, la revista y la entrevista”—y algunos le llamaban coloquialmente “el marica”. Por ello, habitualmente esta escultura de Miguel Ángel no estaba muy en primer plano. Incluso alguien propuso una vez que se tapara a esta obra. De la escultura del joven quitándose la espina no había tantas quejas.

Esa era la cultura que a la que respondía el nombre del centro. Con el tiempo he conseguido para mi colección de arte un cuadro de Jaime, que se titula “El célebre célibe”. Representa una serie de cintas de distintos colores y, en medio, un hombre que intenta apuñalarse el sexo. Cada uno exteriorizamos lo que pensamos. ¡Qué pena que el sexo en el Opus Dei fuera eso, un apuñalarse el sexo! Se trata de un cuadro que este artista pintó al poco tiempo de irse.

Como se ve, aún en un centro universitario de arte, existen problemas. ¡Qué manías con el sexo! En el Opus Dei, muchas veces todo se reduce a quejarse de las putas y los maricones. No cabe duda que la prelatura necesita un gran cambio en la mayor parte de sus seguidores en lo que se refiere al arte. No se me olvida una afirmación de Luís, hoy sacerdote de la Obra, que un día me dijo: “el arte abstracto refleja la ausencia de Dios”. Y durante algún tiempo yo me lo creí. Yo ahora me pregunto: ¿Y el esclavo de Miguel Ángel? Seguramente me responderá que a la impudicia que existe en el mundo. Si contesta eso, será muy fuerte.

Pero si a eso le añadimos que dentro del Opus Dei no se puede leer todos los libros, aunque ellos lo nieguen, es aún más grave que puedan existir centros que se dicen universitarios de arte y cultura. En la Obra de Dios, fundada por San Josemaría, el índice de libros prohibidos se ha quedado pequeño. Que se lo digan al que esto escribe.

NACHO FERNÁNDEZ

Hola! Quisiera saber si alguno sabe si hay algo "escrito" (alguna glosa interna, o praxis) sobre la práctica de borrar a los que fuimos de fotos en los centros y si de tomas de nuestro rostro en alguna peli de tertulia con el Padre.

Gracias!! Lulu

P/D: Gracias Robb por tu escrito. Espero tus próximos escritos...

Hola Morgui (Morgana me suena muy solemne y prefiero el apodo cariñoso),

Gracias por tu testimonio. Yo conocí muchas mayores divinas, independientes, inteligentes y enamoradas. Siempre las admiré y quería ser así de grande. Me alegro que te sientas así y tengas ese ímpetu, esa ilusión y ese enamoramiento "no ciego". Me identifico porque en mis 17 años dentro tenía mucha ilusión por reflejar a través de mi persona que se podía ser muy "normal" siendo del opus dei y a la vez muy "fiel", "moderna", "simpática", "cool". Y siempre fui muy fiel, nunca tuve doble vida. Me fui cuando no pude seguir sintiéndome normal. Me fui porque dentro no me sentía una persona normal y corriente, no como los demás sino siendo los demás. Tenía que dar demasiadas explicaciones a la gente de fuera del opus dei. Explicaciones que cuando eres de veras una más entre tus iguales, no tienes que dar.

No dudo que vos te sientas tal cual lo contás y te felicito. Y también te deseo toda la fuerza, la paciencia y el coraje del mundo para seguir luchando para que dentro haya más gente como vos, con libertad de espíritu y amor de Dios. Tenés mucho por delante! Animo!

Besos,
Lulu

Hola a todos,

 No puedo estar más de acuerdo con el artículo de E.B.E. enviado el 22 de octubre titulado “La realidad eclesial de la Obra”.

El tema de las sectas es un punto clave para entender lo que se escribe en estas páginas. Si realmente alguien, verdaderamente, quiere una solución al problema del opusdei, es primordial establecer objetivamente los criterios de comportamiento como secta de la organización. Por eso son tan importantes los testimonios y, sobre todo, los documentos internos publicados

A este respecto, ya  conocéis mi opinión: “blanco y en botella”

Quiero expresar también mi convencimiento (coincido con E.B.E) que las criticas que tienen más probabilidad de surtir efecto en la Iglesia son las que vienen del exterior.

Y para apoyar este convencimiento de que la Iglesia no va a hacer mucho por su propia iniciativa, tenemos el ejemplo reciente del sacerdote argentino Christian Von Wernich, condenado a cadena perpetua por un tribunal de Buenos Aires por crímenes de lesa humanidad: http://www.elmundo.es/elmundo/2007/10/10/internacional/1191972857.html

“Participación en 7 homicidios, 31 casos de tortura y 42 privaciones ilegales de libertad.”

La Iglesia, al confirmarse la sentencia, se “apresuró”, por medio del Episcopado a sacar un comunicado de 20 líneas en el que básicamente se lavaba las manos de lo sucedido. Recalco “apresuró”, porque los delitos por los que fue condenado se cometieron 25 años antes, y la Iglesia, en este tiempo, ha sido incapaz de abrir una investigación interna para esclarecer los hechos.

A mí, como católico, me dolió especialmente ver las fotos recibiendo la sentencia vestido de sacerdote. Creo que todavía lo es, aunque seguramente será apartado.

Este caso tan tremendo nos debería enseñar dos cosas muy importantes:

1º. El que algo o alguien esté “legalmente” dentro de la Iglesia no es ninguna GARANTÍA de que no esté cometiendo delitos.

2º. No debemos poner mucha esperanza en que la Iglesia tenga la valentía de tomar las decisiones necesarias para separar el trigo de la paja.

Saludos 

Victor M.

Hola Cilicio:

Tu nick es muy desagradable, lo sabias? espero que lo cambies :-)

No sé si te ayude esto, pero cuando me toco plantearme la salida de la Obra la pase mal al principio ya que no sabia que consecuencias tendria esto. El solo miedo que uno tiene de quedarle mal a Dios es terrible, pero cuando uno se da cuenta de que Dios no tiene nada que ver con el Opus quedan otros: que pasara con el futuro es uno de los muchos que hay, pero me parece el mas interesante.

Pues, la conclusion a la que llegue es que no me importaba tener que recomenzar mi vida desde cero en muchos aspectos: regresar a vivir con mi familia (que vivia en otra ciudad, dado que mi situacion laboral de entonces era precaria y veia dificil permanecer en la ciudad en la que vivia), tener que buscar un trabajo luego de no ejercer mi profesion por muchos años -la que yo queria ejercer antes de pertenecer a la obra y para la que me prepare profesionalmente- y en general lidiar con las limitaciones que implica no tener ahorros a una edad en la que muchos de mis compañeros de estudios ya tienen la vida perfectamente organizada.

Pero mi sed por la aventura gano y cuando firme mi carta de dispensa senti una tranquilidad enorme, una paz increible que se renovo la primera noche que dormi por fuera del centro.

Lo bueno del asunto es que al dia siguiente de escribir la carta -mi verdadero pitaje a la verdadera vida, jejeje- me hicieron una buena oferta laboral y pude permanecer en la misma ciudad viviendo por mi cuenta y con el tiempo -aunque no creo que vuelva a ejercer mi profesion como lo pensaba al principio- las cosas no me han ido mal despues de todo. No es que mi vida sea perfecta, pero ninguna lo es y la verdad es que despues de salir de la Obra he tenido algo de suerte y he conocido gente interesante que no hubiera conocido de haber permanecido en la prelatura.

Yo no es que sea muy creyente, pero te digo que incluso en esta ultima epoca de cierto agnosticismo mi vida tiene algo de encanto cada dia y no cambiaria mis experiencias de los dos ultimos años por ninguna de las que tuve dentro de la prelatura o por ninguna de las que hubiera tenido de no haber despitado (aun considerando las mejores circunstancias posibles dentro de esa posibilidad imaginaria).

Una sola cosa que hace la vida muy relajada es no tener que preocuparse a toda hora de lo maravillosa que es la vida de San Josemaria y de tener que andar haciendo publicidad a la Obra por activa y por pasiva a la gente que uno va conociendo.

No se que te motive en la vida, pero si quieres darte la oportunidad de recomenzar tu vida y conocer mejor a la gente que te rodea y tal vez conocer gente que ni te imaginas que pueda existir, la salida de la Obra te vendria de maravilla.

Un abrazo,

Austral

Mi felicitación a Oraculo por su último y espléndido escrito. Yo, cada día estoy también más segura de que el desastre que produce a diario el Opus Dei, sólo lo puede parar la propia Iglesia Católica, el vaticano, el propio Papa Benedicto XVI.

Los directores ya han recibido miles de avisos de quienes hemos salido muy dañados, y siguen ciegos y sordos, y si en algún momento pensamos que ese no enterarse de nada era inocente, ya no podemos pensarlo de ninguna manera. No, los directores y directoras de Roma y las  Asesorias y Comisiones Regionales son culpables  de tantísimo daño en miles de vidas humanas.

Es necesario que al propio Papa le llegue toda la verdad sobre la vida de Escriba y de del Portillo, sobre la praxis de la obra y sus aberrantes abusos en las vidas humanas de sus miembros. Es necesario que alcemos la voz como haga falta, de forma que le sea imposible no escucharnos.

Yo, nada diplomática, pero convencida de que hay que moverse, me he permitido enviar a todos los obispos de España información sobre el caso de Antonio Petit. Que no puedan decir nunca que no supieron porque nadie les dijo. Si alguien sabe cómo llegar a las instancias vaticanas de forma eficaz, que lo diga y nos ponemos a ello.

Estoy completamente de acuerdo con Ana Azanza, y cada día estoy más convencida de que Dios ni se acercó a semejante tugurio llamado Opus Dei. Es un montaje humano, oscuro y bastante perverso.

También  es cierto, que pienso que es necesario ir llegando poco a poco a aparcar la rabia (por puro interés personal, de salud y de paz) pero cada quien necesita su tiempo. Que el apasionamiento que mostramos sea por amor a la verdad. No siempre se puede, y lo mejor también es aceptar lo que hay. Yo ya no me empeño con puños en nada, y creo que es muy sano. Cuando hay buen voluntad la Vida, te va llevando. Desde luego que el apasionamiento con que habla Ana, no creo que la desautorice en absoluto.

Carmen Charo

Querida Morgana, creo que hoy (y más días después también) leeras ésta web, aunque sólo sea por ver si alguien te responde.

Te envío un saludo sincero porque estoy segura de tu buen fondo, pero quería decirte que me recuerdas a mí misma 8 meses antes de dejar la obra. Acababa de pasar dos meses en la 4ª planta de la Clinica Universitaria de Pamplona, y después me permitieron pasar 15 días en la playa con mis padres (era noviembre ¡no creáis!). Al volver al centro, les escribí una carta, al estilo de tus palabras del otro día en esta página. Punto por punto, fui contándoles, - y a quien se lo contaba era a mi misma para metermelo bien a fuego - las razones por las que estaba alli, en qué consistía mi vocación, mi entrega diaria, la razón de mis renuncias, el que todo mi dolor y mi llanto constante tenían sentido porque eran voluntad divinas ...

De verdad que te veo igual. Tu no lloras, o no nos lo dices, ni has pasado por una clínica psiquiátrica, pero no todos los casos tiene que ser calcados. Te ha venido de perlas que Josef K. te diga que existe la vocación y que la obra forma parte de la iglesia. Y como la iglesia es el cuerpo místico de Cristo.... ¡vas a poder dormir tranquila! ¡estás segura y bien pertrechada!

Tu, aprieta los puños fuerte, y como le dijeron a Estrella : ¡qué mas da que vivas sufriendo unos cuantos años en esta tierra, si luego te espera el cielo para toda la eternidad! Aguanta, pelea, que merece la pena!

Sinceramente, y me repito mas que el ajo, detrás de tu necesidad de reafirmación de la sobrenaturalidad de la obra y de tu vocación contra toda lógica, yo veo MIEDO!!! Es la historia que se repite hasta el infinito en todos y cada uno de los que nos hemos ido y de los que están dentro con la venda puesta. Hay un terror patológico a la vida y a la libertad. Y es una verdadera pena, porque la vida es maravillosa y así quiere Dios que la vivamos, pero ahora!!! y no luego. Si ahora vives agarrotada, luego seguirás agarrotada, porque no sabes vivir de otra forma. Si Dios no te llena de paz hoy, no esperes que tras tu muerte venga el abuelito eterno a darte palmaditas placenteras. La fe que se vive en la obra además de absurda e infantil es herejía de la buena.

Morgana, sinceramente creo que has hecho agua, y me alegro! Me alegro porque si eres valiente sabrás enfrentar la vida y tomar decisiones que te permitan ser tu misma y ser inmensamente feliz. También sinceramente creo que te engañas, pero ¡tu sabrás!

Con esto ni que decir tiene que animo a Cilicio a dejar el infierno y vivir  agusto en medio del mundo, del que nunca quiso salir.

Por último, un saludo a Julia, y decirle que me encantaria saber quién es ya que compartimos colegio mayor, yo ya de alumna del centro de estudios. Y fijate que no recuerdo al apuesto sacerdote!! Yo sólo recuerdo a D. Manuel García, que Dios tenga en su gloria, al que tenía un gran cariño porque tenía un corazón inmenso y nos proporcionaba una buena ración de risa en las meditaciones y en el confesionario también.

Carmen Charo

He leído con mucha atención los escritos de Morgana. Pocos han sido los miembros que se acercan a opuslibros con respeto y moderación. Quisiera agradecerle por esto.

En cuanto a sus ideas, podemos discutir al infinito si el opus dei es o no es un querer de Dios, si existe o no la vocación, si son las personas las que fallan o es la institución la que está viciada desde un principio. Tengo mi posición tomada al respecto y la he expresado con anterioridad, no viene al caso repetirla.

Lo que verdaderamente quiero decirle a Morgana es que existe una gran injusticia en el opus dei, injusticia que trasciende el hecho de que sea o no su origen sobrenatural. Una injusticia de proporciones enormes y que se perpetuará mientras el opus dei dure, y que tarde o temprano alcanza a todos, o casi todos, los miembros. Incluida tú, Morgana.

El opus dei es una institución vertical y piramidal. Nadie puede tener dudas de eso. En otras instituciones con las mismas características, como por ejemplo el ejército, ocurre lo siguiente: año a año las diferentes camadas de oficiales son promovidas al rango inmediato superior. Aquel al que le tocaba ser promocionado y, por algún motivo, no lo fue, simplemente deja la institución, pasa a retiro.

Muchas veces me pregunté la razón de esto. No parece lógico que un miembro de la institución, justo cuando ha alcanzado la plenitud de su carrera, luego de largos y costosos años de formación y cuando más preparado parece estar para servir, deba pasar a retiro. No se entiende. Por lo menos no a primera vista.

Lo que ocurre es que una institución piramidal debe mantener la pirámide. Ciertamente, es un costo pasar a retiro a personas utiles, pero es mucho más costoso tenerlos adentro. Personas sin el rango debido, pero con la experiencia y la autoridad informal que dan los años, opinando, expresando su parecer, compitiendo con la autoridad formal por el respeto de los subordinados… es un costo altísimo, un desastre, la estructura piramidal deja de ser piramidal y eventualmente termina desmoronándose.

En el ejército todos comprenden esta regla, y están preparados para pasar a retiro cuando la situación lo requiera. A cambio, la institución los protege económicamente con sus pensiones, y los protege afectivamente manteniendo el respeto debido a su rango, aun cuando estén afuera. No hay nada injusto en esto.

En la obra es igual pero es distinto, porque es injusto. La obra no puede “pasar a retiro” a los mayores, simplemente porque se les dijo desde un principio que la vocación es para toda la vida, y la obra su familia.  Debe entonces practicar la eutanasia.

Sucede en la generalidad de los casos, que en determinado momento a los numerarios “mayores” (pueden no tener mas de 35 años) les pasan ideas raras por la cabeza. Comienzan a pensar que debido a sus años de entrega conocen el espíritu del opus dei, y  tienen alguna autoridad para interpretarlo y transmitirlo. No quieren el mando, pero piensan que su voz debe ser escuchada en algún tema, quizás en algo donde perciben que las cosas no marchan del todo bien o se ha cometido una injusticia. Comienzan a hacer cosas tontas: hablan de ello en la charla (con un director 10 años mas joven que no le alcanza el tiempo para ir a contar lo que escuchó a delegación), expresan en altavoz sus opiniones, quizás en una tertulia, ponen mala cara, reivindican su amistad con el consiliario, etc. En algun caso llegan incluso a firmar ellos mismos su sentencia de muerte: escriben una carta cerrada al Prelado, que obviamente será leída por todos los involucrados, menos por el prelado.

El opus dei es un organismo que expulsa aquello que le resulta extraño. (Vademecum de los consejos locales, pag.48). Fue descrito asi por el mismo fundador, esto no es nuevo. Ese organismo tiene un sistema inmunológico extremadamente sensible, apenas detecta el peligro, se pone en marcha un mecanismo sutil, pero eficiente y despiadado, que culmina con la eliminación del numerario.

Por eso no hay mayores en la obra. No es, como se decía, porque la obra es una institución joven. Ya no es tan joven. ¿Y donde están los mayores, entonces? Los han ido matando, uno a uno.

Solo sobreviven al tiempo aquellos que  han obtenido el rango correspondiente a su edad (directores regionales o mas alto), o han sido ordenados sacerdotes. Quizas existen casos que quiebran la regla. Algún numerario perdido de cierta edad puede sobrevivir, no digo que no,  pero solo en la medida en que se trata de gente con poca iniciativa y talento, personas que no están muy bien de la cabeza y han logrado pasar desapercibidas en algún oscuro rincón. Solo esos sobreviven: Altos Directores Vitalicios, sacerdotes, y locos.

Perdón,  hay una cuarta categoría de sobrevivientes: aquellos numerarios que han participado de algún escándalo financiero. A esos nunca se los echa ni se los deja ir, a lo sumo se los cambia de región.

Esta es una lamentable realidad, porque es una necesidad del sistema vertical y piramidal. Conocí a un director de delegación que fue responsable de varias salidas, incluida la mia. Parecía que su función era que la gente dejara el opus dei. Por supuesto hacia realmente bien su trabajo, con la sutileza de un artista. Ni te dabas cuenta, y ya estabas afuera. Al cabo de los años lo premiaron con un puesto en Roma, donde vive desde entonces, “muy junto al Padre”.

Las técnicas que se utilizan para echar a la gente son muy variadas, y depende mucho de la creatividad de los directores. Pero es básicamente un proceso en varias etapas.

Aislamiento: “En un centro de mayores te sentirás más cómodo”,

Llevar la discusión al terreno de la vocación: “tienes un problema, que NO ES de Vocación”

Culpa: “La obra es una madre guapa que está para ayudarte en todo, solo que tu eres un hijo de puta que no quieres cambiar”.

Minar la autoestima: “no estás unido al Padre, te falta humildad, no empujas tu peso, consumes la sangre arterial de la obra”

Puente de Plata: “no quieres hacer las normas, no las hagas; no quieres cumplir los encargos, te los quitamos; quieres dispensa de vida de familia, te alquilamos un piso”.

Pastillas: sobre esto sobran las palabras.

El mecanismo es eficaz, nadie queda en pie, y despiadado. El dolor moral masivo que  infligen en su victima hace que ella misma pida que la ejecuten. Es más, debe ser asi, es una condición que sea asi, ya que la obra no puede echar formal y abiertamente a nadie.

Una vez un numerario me contó, y la anécdota realmente vale, que la delegación había decidido en determinado momento reunir a todos los numerarios de cierta edad y con problemas de vocación en un solo centro. Obviamente “para ayudarlos”. El que me lo contaba era justamente aquel al que designaron director. Obviamente al cabo de pocos meses no quedó ni uno solo. A él lo mandaron por varios años a estudiar a otro país, quizas para borrar todas las huellas. En ese momento pensé que los directores tenían muy poco criterio en sus decisiones. Ahora pienso lo contrario, tienen mucho criterio y mucha malicia para obtener sus fines.

Morgana, creo todo lo que dices sobre ti misma. Obviamente me muero de curiosidad por ver que tan “mujer fatal” realmente eres, ya que parece un reto lanzado a todos los varones que visitamos el sitio. Por otro lado sospecho que vivimos en continentes distintos,  y por tanto mis chances de probar fortuna son bajas.

Volviendo a hablar en serio, te describes a ti misma con unas cualidades que te hacen carne de cañon para los directores. Estoy seguro, con certeza casi matemática, aunque me da una tristeza enorme decirlo porque  tu deseo es perseverar, que tu vida no terminará en la obra.

Te mando un gran saludo.

Paz a todos.

Otaluto.

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