CORRESPONDENCIA
Miércoles, 21 de Noviembre de 2007
Un cadaver escondido en un ropero.- Otaluto
Hasta las mejores familias tienen un cadaver escondido en un ropero. El Opus no es una excepción, pese a todas sus declamaciones en contrario. Yo he conocido por lo menos uno, y la historia es como sigue.
Luego de vivir varios años en un país extranjero, y pasar por un largo periodo de depresión, logré hacer que me repatriaran, o al menos, lo que quedaba de mí.
Mi primer trabajo fue en una dependencia del gobierno, en un cargo difuso y con funciones más difusas aun, bajo las órdenes de un numerario. Obviamente se trataba de un trabajo de favor. No obstante eso, durante los primeros 15 días creo que cometí todos los errores que tan breve tiempo me permitió materialmente cometer. Hablando burdamente, no dejé cagada sin hacer.
Como resultado de eso fui eyectado hacia otra dependencia, en otro ministerio, a cargo de otro numerario. Seguía, sin embargo, formalmente nombrado en la dependencia del primer numerario. Estaba “de prestado”. Pasaron las semanas y el primer numerario, con toda razón, presionaba para que el segundo numerario me nombrara en su dependencia. Este segundo personaje, al que llamare HH, sin embargo, daba largas al asunto, haciéndome sentir en cierto modo que mi vida dependía de su decisión.
Por pura coincidencia del destino, en ese ministerio había una persona a quien conocía de antes, y mediante la cual obtuve mi nombramiento sin recurrir a HH. Quizás fue un nuevo error de mi parte, una estupidez. Como consecuencia HH se enemistó conmigo, y comenzó a profesarme un odio mortal, que hacia publico entre sus colaboradores. Se negaba a recibirme, y mucho menos hablarme. Obviamente despertó en mi un sentimiento de naturaleza similar.
Bueno, a fin de cuentas ya estaba nombrado y no podía echarme. El problema es que, al perder a mi jefe, tampoco sabia cual era mi trabajo (rara situación). Como consecuencia no tenia nada para hacer. Durante los meses que vegeté en esas oficinas públicas, hasta conseguir otro trabajo, me hice amigo del colaborador más cercano de HH, su brazo derecho. Almorzábamos diariamente y era inevitable que me contara aspectos de la vida de HH que podían considerarse bastante privados. No voy a referirme a ciertos detalles de la vida sexual de HH ni a sus peculiares preferencias, que no juzgo, pero que claramente estaban en disonancia con una vocación al celibato. Este tipo de cosas me parecían del todo privadas y jamás las mencioné a nadie.
Pero lo que realmente me escandalizaba era saber que HH había recibido una enorme suma de dinero, pagada con fondos reservados del estado, por algún servicio cuya naturaleza nunca pude determinar. La cifra era muy importante, una cifra que en un país como Argentina puede permitir vivir sin trabajar. Esta circunstancia estaba claramente reñida con la entrega total que se requiere de un numerario en materia económica, y esto sí me molestaba más ya que no era un tema tan privado como el anterior.
HH era, es, una persona de inteligencia claramente superior a la media, de temperamento fluctuante y personalidad megalómana, si alguna vez hubo alguna. Parte de su éxito meteórico en el mundillo de la política se debía a la explotación inteligente que hacia de su pertenencia a la prelatura. Era suficientemente hábil para sugerir que él representaba la avanzada de un poderoso grupo político-religioso cuasi secreto, de proyección internacional e inescrutables ramificaciones llamado “Opus Dei”. Muchos lo temían, como se teme aquello que no se entiende.
A HH también lo temían los mismos directores. Pero lo necesitaban. Había ciertas aprobaciones de ciertos institutos educativos que era necesario conseguir.
Todos saben que a cualquier numerario corriente se lo llama a Delegación y simplemente se le comunica lo que se espera de él. No era el caso con HH, los directores comían de su mano. Si necesitaban algo, HH los invitaba a una cena organizada con todas las pompas por el departamento de protocolo del Ministerio. Los directores acudían a besar su mano (metafóricamente hablando) y sobre los postres presentaban sus peticiones.
Como decía, lo temían porque así como HH utilizaba el nombre del opus dei para ganarse prestigio, también era capaz de volverse en contra de la obra si se lo arrinconaba. Era como la fiera alimentada con carne humana, su mismo dueño nunca termina de estar seguro en sus cercanías.
Volviendo al tema, una cosa es la vida íntima de cada uno y otra cosa es tener una fortuna en el banco mientras el resto de nosotros entregábamos hasta el último peso. Esa situación me parecía una gran injusticia, y me sacaba de quicio. Un día llamé a Delegación y pedí hablar con el de san miguel:
Yo: –Te quiero avisar que HH tiene la suma de 000000 guardada en el banco-.
El: – Eso no es verdad –.
Yo: – Lo se de buena fuente, con todos los detalles. Puedo decirte hasta el color de la valija con que la fueron a retirar. Además basta ver su nivel de gastos para darse cuenta que es verdad. –
El: – Te aseguro Otaluto que no es verdad. En algún momento nos hizo la consulta por escrito de si debía aceptar o no ese dinero. Nuestra respuesta fue que no, y, como consecuencia, no lo aceptó-.
Yo: -Bueno, entonces entendió mal la respuesta porque tenerlo lo tiene-.
El: -Nuestro padre decía que él creía mas en un hijo suyo que en cien notarios unánimes-
Yo: -A eso no puedo decir nada-.
El: - Si comenzamos a desconfiar de la gente de casa, deberíamos cerrar la persiana del negocio y volvernos todos a casa...-
Yo: -Lo sé, es que en este caso...-
El: -Quedáte tranquilo, Otaluto, ese dinero no lo tiene-
Yo: -ok-.
Conseguí otro trabajo y pasó el tiempo. Un día me cambian de centro. Obviamente me mandaron a vivir con HH. Los directores estaban perfectamente al tanto de mi pesima relación con HH, pero asi es como se hacen las cosas. Ese centro era patético, un rejunte de gente con problemas, todos en via muerta, incluido yo mismo, aunque ni siquiera lo sospechaba.
Apenas me encontré con HH me acerqué e intenté ser todo lo afectuoso que pude. Quería que todo quedara atrás. Según mi punto de vista hubiera sido una desleltad hacia con la obra si una cuestión personal dificultaba la vida de familia.
Finalmente me hice amigo de HH, íbamos seguido a tomar unas copas por la noche. No digo que volvíamos tambaleándonos apoyados uno en el otro, pero bastante parecido. HH para ese entonces había perdido su cargo y estaba en franco declive. Ya no era peligroso para nadie, aunque podía tener todavía algún diente suelto con el que morder. Los directores ya no lo necesitaban pero ninguno quería tomar el riesgo personal que suponía echarlo. Con la cobardía que caracteriza a los directores del Opus Dei, miraban para otro lado “como perro que lo están cogiendo” (perdón por la expresión pero es un dicho popular).
La vida de HH era bastante desordenada. De normas ni hablar. Dormía hasta tarde y no se sabía bien en que empleaba el resto del tiempo. Hacia viajes costosos e imprevistos.
El director local que era una persona con buenas intenciones, se propuso darle salida. De Delegación le dieron el visto bueno (esto lo sé por él mismo, que luego salió y me lo contó). Hizo un buen trabajo, lo desmontó como se desmonta una bomba de relojería (ver mi escrito sobre cómo los directores practican la eutanasia). Al final del año HH decidió irse por sus propios medios y silenciosamente.
¿Y adivinen qué? Se compró un piso en el lugar más caro de Buenos Aires y lo amobló completamente sin pedir un peso prestado. Gastó una fortuna, de frente y sin dudar.
He contado todo esto para que se entere el de San Miguel, que ahora vive en Roma “muy junto al Padre”: ¡TE DIJE QUE EL DINERO LO TENIA, CABRON!
Otaluto
75 años del Prelado del Opus Dei.- Trinity
Quiero expresar lo que sentí cuando nos contaron algunos detalles de la celebración de los 75 años del Prelado del Opus Dei. Para la Misa que celebró en el oratorio de Santa María de la Paz le habían preparado una palia que habían confeccionado las de la Obra. Podría haberse esperado para esa celebración, tan señalada, algún gesto de agradecimiento a Dios por esos 75 años. Pues no. Siguiendo la cada vez más acentuada deriva hacia el egocentrismo, la susodicha palia presentaba unas letras bordadas que, según nos contaron, decían: "Semper fideles fac et bonos, sicut eos” (haznos siempre fieles y buenos como ellos).
No me hizo falta preguntar a quiénes se refería el “ellos”, pues la relatora explicó inmediatamente y sin cortarse en absoluto que, en medio de la palia, aparecían unos bordados con los perfiles del Fundador, de don Álvaro y ¡¡¡¡¡¡¡del Prelado actual!!!!!!
Tengo que reconocer que, por desgracia, ya no me asombró ese escandaloso gesto de fanatismo. Pero me resulta indignante que hayan perdido el más mínimo sentido cristiano y eclesial. El modelo de fidelidad no es Cristo, sino Escrivá, del Portillo y Echevarría. Lo cual reviste especial gravedad en lo que se refiere a canonizar a quien la Iglesia no ha canonizado –Del Portillo- y, no digamos ya, a mons. Echevarría. Es patético. Aquí no está Dios.
También me ha parecido ilustrativo que se le haya regalado además un sagrario para el oratorio de una casa de retiros de la que todavía no existe ni el terreno: la futura casa de retiros de Tierra Santa. Es un buen ejemplo de lo que sucede en una institución donde el dinero sobra tanto como les falta personal para las tareas internas. Por lo demás, las fechas que están grabadas en ese sagrario son las del viaje que hizo del Portillo a Tierra Santa (12 al 22 de marzo de 1994) así como la fecha del nacimiento del Prelado actual y de sus 75 años (14 de junio de 1932 y de 2007).
Ni que decir tiene que, aunque el Prelado de la Obra cumplió este pasado 14 de junio los 75 años, edad con que los obispos presentan al Papa su renuncia, él no lo hará. No es como los obispos diocesanos. Con lo que, cada día que pasa, se pone más en evidencia que esta figura de la prelatura personal, que se ha hecho para el Opus Dei, tiene bastante poco que ver con las diócesis. De todos modos, como siga emanando decretos como el de don Antonio Petit, puede muy bien suceder que la Sede Apostólica le haga dimitir.
Trinity
La familia de sangre.- Beto
Al leer el último envío de Norske Fjorder en el que cuenta entre otras cosas cómo recibió en un curso anual la noticia de la muerte de su abuelo y el caso que le hizo su nume-que-lleva-la charla, no pude por menos que recordar algo parecido; parecido en la reacción de mi nume y dire del curso anual, diferente afortunadamente por el asunto pues no se trató de una noticia luctuosa.
Fue también en un curso anual, a mediados de los ochenta. El teléfono sonó sobre las nueve de la mañana, supongo, porque estábamos en misa. Alguien vino a avisarme; como es fácil de suponer, una llamada a esas horas y de mi padre no podía ser nada bueno, teniendo en cuenta además que estábamos los dos en ciudades opuestas de España. La llamada era para decirme que mi madre tenía una septicemia (infección generalizada), que estaba ingresada en la UCI, que los médicos no conseguían averiguar el origen de la infección y que la situación era muy grave y se temían lo peor si no encontraban enseguida el foco infeccioso. Termina la misa, y voy a hablar con el dire, a la sazón mi nume-que-llevaba-mi-charla y por lo demás conocido por haber vivido en el mismo centro durante uno o dos años y porque nos veíamos con cierta regularidad pues por entonces estábamos en centros próximos.
El caso es que le digo lo que hay, y que dadas las circunstancias debería buscar una medio para viajar cuanto antes, algo que no podía demorar porque inevitablemente debía cruzar España pasando necesariamente por Madrid. El dire, matemático, me dice que no es para tanto, que espere. Como soy de natural tranquilo pero abúlico, no le formé bulla; fui a hablar con otro numerario, de profesión médico. Le expliqué sucintamente el panorama, y como era de esperar me dice que efectivamente la situación es grave y que si no se logra dar con el origen de la infección, podía ir a peor y en poco tiempo. Total, que me voy con la respuesta al dire, y le digo que si quiere que hable con el médico, pero que yo me voy del curso anual; todo eso dicho con buenos modos, a pesar de la que estaba cayendo. Entre ir de uno a otro, pasó el tiempo, y entre medias mi padre llamó un par de veces, sorprendido no tanto de que aún estuviera allí, sino de que todavía no tuviese el plan de viaje; yo también estaba sorprendido de que mi dire me estampara los argumentos que me temía: que si la formación es fundamental, que no podía perderme el curso anual porque luego ya no tenía otra oportunidad de hacerlo ese año, que si el viaje era muy largo, que si no había nadie más en mi familia para atender la situación, en fin, todo un compendio de criterios rígidos, hasta que ya no pude más y poniéndole por delante lo que me había dicho el médico allí presente, le dije que me iba a hacer las llamadas de teléfono oportunas para enterarme de los horarios de autobuses, trenes y aviones, y que en cuanto tuviese un plan de viaje me iba y que en cuanto pudiese estaría de vuelta.
Así lo hice. En el tiempo que estuve en Madrid, entre el tren y el avión, me acerqué hasta Montalbán, en donde había gente de mi centro haciendo su curso anual. No recuerdo nada especial de ellos; sí recuerdo a un agregado al que apenas conocía más allá de algún encuentro circunstancial, y que fue la única persona que no me dio consuelos de "vademecum", y el único que entendió por lo que estaba pasando y que lo que necesitaba era cariño de verdad.
La historia termina bien. Llegué a mi destino al día siguiente, prácticamente sin dormir. Pocas horas después uno de los médicos nos informó que habían localizado el origen de la infección y que entonces podrían atajar la septicemia. Al menos de momento la situación estaba controlada. Me quedé unos cuantos días en la casa de mis padres; ni se me pasó por la cabeza ir al centro que había en esa ciudad. En cuanto la situación estuvo más o menos normalizada volvía a cruzar España para asistir a lo que quedaba del curso anual. He de decir en honor a la verdad que tanto el que me vino a buscar por la noche a la estación del tren como el médico del que os hablé antes se alegraron sinceramente de que la situación se hubiera resuelto; el dire, poco más me dijo que como ya quedaban pocos días, que me olvidase de mis encargos, uno de ellos era el de recibir la charla de varios asistentes, entre ellos el médico.
Aquel curso anual fue muy breve, pero muy sustancioso. Nunca pensé que fuese necesario plantarse ante un director para hacerle ver lo que cualquiera con dos dedos de frente veía. El problema era que éste no era un hecho aislado; se sumó a otros hechos de años anteriores, y andando el tiempo se sumaron otros, hasta que un buen día lo poco que me quedaba en pie de mi decisión de seguir en el Opus Dei se vino abajo, como una fruta madura... Otro día os cuento otros episodios.
Beto
Donde los elefantes se vuelven grises para dejar de ser rosas.- Madreselva
Querida Morgana
Yo también quisiera decirte algunas cosas, después de haber leído tus escritos. Ya lo siento. Está visto que al ser la única que anda por aquí del “otro bando” (o de los pocos), te toca recoger la multitud de opiniones discordantes a tu modo de ver y entender la vida, tan distinto del de muchas personas que estamos fuera del Opus Dei. (Aprovecho la ocasión, para comentar que me parece “genial” que aquí escriban personas del Opus Dei. Ya que este “diálogo” y puesta en común de los distintos puntos de vista, es imprescindible para llegar al meollo de la realidad que nos ocupa. Me parece un acto de honestidad y valentía por su parte).
Pues a lo que iba, Morgana. No pongo en duda que eres una estupenda mujer, con la mejor de las voluntades. Pero estás ciega, y además tienes miedo. Has dedicado tu vida entera a un ideal. Tu lealtad a la Obra no admite fisuras y ese sentimiento ofusca tu razón. Todavía, tantos años después de tu decisión primera, te escudas en el “sentido sobrenatural” para que tu barco no naufrague, dejando de lado al menos común de los sentidos. Pero pienso, que casi ninguno de los que aquí escribimos podríamos hacerte en justicia ese reproche . Pues.... la mayoría, hemos necesitado estar “fuera” de la Obra para comenzar a ver. Los que hemos experimentado la soledad, el olvido completo o la difamación y persecución, esos, no necesitamos razonamientos para poner a la Obra en su sitio. Como una revelación más allá de la inteligencia, “entendimos” que semejante dejación de la caridad más básica (aplicada multitud de personas), es imposible que sea de Dios. Nos dimos cuenta. “Caímos del caballo” . Y cuando empezamos a tirar poquito a poco del hilo, sin yugos que asfixiaran nuestra conciencia, fuimos encontrándonos con cosas feas, que JAMÁS hubiéramos admitido mientras estábamos dentro. Se abrió ante nuestros ojos la caja de pandora que la Obra tan bien maquilla y arrincona, y tuvimos que admitir la realidad. Incluso algunos, nos vimos en la obligación moral de sacar a la luz pública, en una web asequible a todos los públicos como es esta, tantos hechos omitidos en las versiones oficiales impecablemente elaboradas.
¿A las puerta de los 40-50 empezaste a saber que es la vida?. No pienso ridiculizar este dato, pues bien se que antes no te fue posible. Pero... no deja de ser una edad muy tardía, que no deberías asumir con tanta naturalidad. Te preguntaría: ¿a qué edad entonces comprenderás qué es la Obra?.
Se libre, mujer, no te lo tomes con tanta calma. Si realmente sientes amor por la verdad, atrévete a escuchar todas la campanas mientras estás dentro. La verdad se abrirá paso. No eres tan manipulable ni vulnerable como en la Obra te hacen creer, logrando que quedes paralizada por miedo a la perdición de tu alma y tu vocación. Indaga en las otras versiones no oficiales de la Obra, escritas con respeto por personas que la conocieron desde arriba, desde abajo, y desde sus distintos ángulos. Dios no te va a abandonar ni castigar por ello. El Dios en el que tu crees, te dio la libertad, amándote inmensamente, aún a riesgo de que no le eligieras a Él. La libertad de Dios llevaba implícita el riesgo. La que tu abrazas, eligiendo obedecer sin profundizar hasta el final, es una caricatura de la divina.
Si lo haces, no puedo asegurarte si saldrás o no ganando, pues a veces la valentía lleva implícita sufrimientos necesarios ("que ser valiente no salga tan caro, que ser cobarde no valga la pena", nos canta Sabina como un deseo universal). Pero sentiras una paz profunda, posiblemente mucho más honda que la que ahora experimentas. Habrás asumido al fin, la responsabilidad que tienes, en cada una de tus acciones, como miembro del Opus Dei.
Mis mejores deseos para ti y un fuerte abrazo,
Madreselva.
Matices a las ideas de Moncada.- Spiderman
Apreciado Alberto,
En primer lugar agradecerte que desde el 1967 hayas dado la cara para que ahora muchos de nosotros lo tengamos mucho más fácil que tú entonces. Entiendo muy bien tu temor a que se puedan reproducir las camaraderías vividas en la Prelatura fuera de ella, perpetuándose así una dependencia de la secta y, en cierta manara, quedando adicto a ella.
Pero por otra parte, y tras poder hablar personalmente con Ramón Rosal, no creo que él pretenda liderar nada. Es más, por su experiencia laboral en psicología y por su apertura mental (además del conocimiento que tiene de la experiencia Opus por su condición de exmiembro) creo que la ayuda que ofrece puede ser muy eficaz.
Los daños psiquiátricos de muchos de los que nos hemos ido, que si no me equivoco tú has tenido la suerte de no padecer, hace que las cosas se vean desde otra perspectiva. Mis terapeutas me han ayudado mucho, pero en ocasiones les ha costado entender y afrontar con éxito algunos de mis problemas, porque el tema Opus es realmente complejo. Al final, como son buenos profesionales, te acaban ayudando y sacándote adelante. Pero creo que si se puede ofrecer una ayuda específica a los exmiembros con problemas, pues muchas horas (y dinero) que nos ahorramos. No se trata de reconstruir la vida social alrededor de los exmiembros, pero tampoco hay que olvidar lo bien que va, especialmente en los primeros meses, sentarse con otros que han pasado por lo mismo y reírse de todo un poco, ver que se puede salir adelante, que se pueden hacer muchas cosas... Y luego a seguir haciendo amigos, conociendo gente y abriendo el círculo hasta que el Opus Dei no sea más que una cuestión anecdótica en tu biografía.
Debes agradecer a Dios que te diera la suficiente clarividencia como para lanzarte a escribir el primer libro sobre el Opus Dei [de un ex numerario y en vida del fundador] y que por los motivos que fuera pudieras sobreponerte a tu experiencia sin que lo acusase tu salud. Pero quizá haya otros que necesiten una desconexión más paulatina. Incluso tú mismo no tendrás inconveniente en reconocer que la manera como enfocabas las cosas en "el Opus Dei, una interpretación", no es la misma que el estilo que tienes ahora: un discurso mucho más secularizado, sin expreiones clericales y con juicios contundentes como que la Obra es una secta. Quizá a otros nos lleve unos años también completar nuestro proceso y creo que gente como Ramón Rosal puede ser de gran ayuda.
Por último, estoy totalmente de acuerdo contigo en lo pernicioso que puede resultar salir de la esfera Opus Dei para entrar en otra formada por los ex-Opus Dei. Tu advertencia sin duda debe ser muy tenida en cuenta para que realmente los ex-miembros puedan "volar libres" y no describiendo círculos entorno a los despojos de lo que un día fue su vida.
Pax Christi,
Spiderman
De nuevo sobre la figura jurídica de la prelatura personal.- Josef Knecht
De nuevo sobre la figura jurídica de la prelatura personal
Josef Knecht, 21 de noviembre de 2007
Agradezco a Spiderman la información que nos ha facilitado en su escrito del 19 de noviembre de 2007 acerca del estudio sobre la realidad del Opus Dei, cuyo autor es Dominique Le Tourneau.
Para rebatir la visión idílica de la Obra que Le Tourneau presenta en su estudio y, sobre todo, para darse cuenta de que la descripción que él realiza de la figura jurídica de la prelatura personal no es correcta, me remito a escritos que ya han aparecido en esta web. Recomiendo que se vuelvan a leer y que se contrasten con el texto de Le Tourneau. Los escritos a que me refiero son, entre otros, los siguientes:
- Salvador Pié-Ninot, Eclesiología (9.04.07).
- Josef Knecht, Teología del laicado y naturaleza jurídica de las prelaturas personales (25.04.07).
- Daniel M., En diálogo con Josef Knecht sobre prelaturas personales (1.10.07).
- Josef Knecht, Reflexiones sobre la vocación al Opus Dei y la actuación proselitista de esta institución (12.10.07).
Le Tourneau sostiene en su escrito que “los laicos en el Opus Dei” (obsérvese que no dice “los laicos del Opus Dei”) “son fieles corrientes, con pleno derecho, que forman parte de la prelatura sin dejar de pertenecer a sus respectivas diócesis”. Y también insiste en que los laicos y sacerdotes de la Obra se hallan “bajo la jurisdicción del Prelado” porque, según Le Tourneau, “no es que los laicos cooperen simplemente con la misión que llevan a cabo los sacerdotes: se da una unidad esencial y orgánica entre los dos: sacerdotes y laicos, laicos y sacerdotes”.
Estas afirmaciones no se corresponden con lo que el Código de Derecho Canónico establece para las prelaturas personales (cánones 294-297), en el que los laicos son presentados sólo como meros cooperadores orgánicos de los sacerdotes de la prelatura. El adjetivo “orgánico” no debe interpretarse en el sentido rimbombante y ampuloso de “unidad esencial”. Por ello, esos laicos cooperadores no están bajo la jurisdicción del prelado (sí lo están los sacerdotes incardinados en esa prelatura), lo cual no impide que el prelado tenga autoridad sobre esos laicos en lo referente a los ámbitos de la cooperación que prestan a los sacerdotes; pero esa autoridad no significa jurisdicción. Sólo los obispos diocesanos tienen potestad de jurisdicción sobre los laicos de la prelatura (o, mejor dicho, los laicos en la prelatura) precisamente porque son fieles y cristianos corrientes. Es decir, los laicos en el Opus Dei no pertenecen a la prelatura o, lo que es lo mismo, no son del Opus Dei. En el fondo, tiene razón Le Tourneau cuando distingue entre “ser del Opus Dei” o “estar en el Opus Dei”: los sacerdotes de la Obra sí son de la Obra, pero los laicos no son de la Obra aunque estén en ella cooperando orgánicamente con los sacerdotes. Los laicos son de la diócesis territorial en que residen.
Desde un punto de vista jurídico o canónico, la tesis de Le Tourneau contiene un error muy grave. Un laico de la Iglesia, un cristiano corriente, no puede estar sometido simultáneamente a una doble jurisdicción: la del obispo diocesano y, a la vez, la del prelado de una prelatura personal. Es sencillamente absurdo y alucinante: es “derecho ficción”, por parafrasear la expresión de “ciencia ficción”. Sólo existe una única jurisdicción en la Iglesia para los seglares: la del obispo diocesano.
Además, no es correcto equiparar a un prelado personal con un obispo diocesano, pues, para ejercer el cargo de prelado personal, no hay que ser obispo; un sacerdote de la prelatura puede ejercer ese cargo sin que lo ordenen obispo. Y es que, en realidad, la prelatura personal no es una estructura jerárquica de la Iglesia, sino simplemente una figura asociativa, y más exactamente, es una asociación de sacerdotes, según se explica a fondo en los anteriores escritos que he citado líneas más arriba. A ellos me remito de nuevo.
Conclusión. El Opus Dei está deformando lo que es la figura jurídica de prelatura personal tal y como está diseñada por los legisladores de la Iglesia (cánones 294-297 del Código). Y eso explica que los teólogos de la Obra sostengan afirmaciones jurídicas y teológicas que causen sorpresa y dejen perplejos a los especialistas en Derecho Canónico y en Teología.
Josef Knecht
Me presento.- Aloisius
Hola a todos/as:
Pasé toda mi infancia (desde los 7 años) y adolescencia estudiando en el colegio Xaloc (obra corporativa del opus en Barcelona), pité como agregado al cumplir los 14,5 años y me echaron cuando contaba 17 primaveras. En otro escrito os contaré esta etapa de mi vida que sin duda alguna marcó mi carácter para siempre, y prueba de ello es que ahora mismo estoy escribiendo estas líneas. Aunque con matices propios, mi experiencia se parece asombrosamente a otras muchas que he leido últimamente en Opuslibros, lo cual es un indicativo para mi de que todo sigue igual dentro de la organización.
Hace algunos un par de meses que dí con opuslibros, (iba a decir que por casualidad pero no fué así), después de muchos años sin información directa sobre el opus busqué en la red información actualizada, tenía curiosidad por ver si la organización había cambiado y en que punto se encontraba desde que yo dejé de tener contacto con ella hace ya 25 años, y como ya he comentado antes, según lo que he leido en esta web y en otras (tambien en las oficiales del opus) veo que siguen erre que erre.
Como otros/as muchos/as padecí:
- A partir de los 7 años una educación basada en un pensamiento único que mis profesores consideraban la Verdad Absoluta.
- Mas tarde el acoso y la presión para formar parte de sus filas.
Y una vez dentro:
- Control absoluto de mi vida.
- Engaños que comprobaba día tras día cuando iba enterándome de lo que en realidad consistía pertenecer al opus.
- Violación del secreto de confesión, etc, etc, etc.
Ire desarrollando mi experiencia opusiana en próximos envios para contaros como viví aquellos años y también la perspectiva que he ido aquiriendo con el tiempo.
Un abrazo.
Aloisius
Reflexiones históricas.- Haenobarbo
Reflexiones históricas
Haenobarbo, 21 de noviembre de 2007
El último escrito de BDM y algunas conversaciones mantenidas con amigos en los últimos días me han sugerido algunas ideas que si bien ya las he dejado caer en alguno que otro escrito anterior, me parecen útiles reiterar, con el propósito de ir completando el rompecabezas que para muchos de nosotros supone aproximarnos al Opus Dei, y lo hago no sin antes advertir a los participantes de esta página que voy a teorizar, lo que seguramente le restará interés a quienes son mas amigos de la acción combativa que del sustento teórico de una institución que a todos nos ha causado mucho dolor.
Es muy difícil acercarse al fenómeno del Opus Dei y entenderlo desde el punto de vista eclesial, sin un conocimiento relativamente profundo de la historia de la Iglesia y sobre todo de las instituciones eclesiásticas, conocimiento que –si no ocultado directa y deliberadamente- no es desde luego incentivado ni facilitado dentro de la institución: aparte de las clases de historia de la Iglesia que prescribe la Ratio Studiorum, en base al manualito preparado por José Orlandis. Poco mas parece necesario para quienes son profesionales y cristianos corrientes en “medio del mundo”...
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Sobre las anécdotas.- Leonardo
Hola a todos.
Mando saludos para Asunta y quisiera reafirmar que las anécdotas que se manejan el el opusdei son una manera de conocerlo y darlo a conocer.
En mi caso, siempre he sido muy imaginativo y cuando me cuentan una anécdota, soy muy dado a visualizarla como si estuviera presente.
Además soy inseguro, y las anécdotas hablan de finales felices o de condenaciones, fracasos, etc.
Muchas anécdotas las cuentan gente con autoridad, como ejemplifica muy bien Otaluto, lo que hace tenerlas como ejemplo.
Una anécdota como que es una vivencia prestada, pero más que las vivencias, es una imagen cargada de contenidos de conciencia, y produce efectos en la persona. En mi caso, efectos de larga duración.
Quisiera animar a todos los que leen opuslibros a que seamos librepensadores, a que tomemos los propios riesgos, los miedos, y vayamos fortalecidos a vivir una vida original.
Saludos cordiales,
Leonardo Cantú.
En esta ocasión no estoy con Alberto Moncada.- Carmen Charo
Hola a todos:
Quiero agradecer el trabajazo ingente que se ha tomado Avila transcribiendo semejante informe y decir que aun tengo capacidad de sorpresa con la malicia opusina. Cada día repito con más seguridad que son una secta demoniaca.
Y dicho esto, paso a discrepar con mi amigo Alberto Moncada, que me debe unos bailes, dicho sea de paso. Alberto creo que no viene al caso hablar gratuitamente mal de nadie, y menos cuando se ofrece para ayudar altruistamente, sin poner pistolas en las sienes, ni prometer paraisos futuros o condenas eternas si no accedes a sus ruegos. Por otra parte, ya somos todos adultos como para saber decidir de forma personal y libre lo que nos hace falta o nos gustaría hacer.
No creo que nadie pueda decir que sólo nos podemos unir para tomar unas cervezas y echar unas risas. Yo no lo creo así. Pienso que a los que hemos pasado por la secta que antes nombraba, nos unen muchas cosas y bien hondas. Nos podemos unir, además de para reirnos, para trabajar juntos, para recomponernos junto, para denunciar tantas barbaridades... Ramón ofrece ayuda psicológica y espiritual, como sacerdote que es, a quien le vaya su modo de ver la vida, de entender la persona humana y a Dios. Y yo me encuentro entre ellos en los dos temas primeros por lo menos.
Creo que tú lo juzgas por la idea que tienes suya de hace 40 años por lo menos, que está claro es negativa. ¿Por qué no pones de tu parte para conocer la persona que es hoy?.
Un abrazo Alberto.
Carmen Charo
Un numerario nos muestra cómo se trata a la gente que duda.- Spiderman
Sobre los modos de actuar de un amplio espectro de los directores en las cuestiones de vocación
No es un reduccionismo afirmar que hay dos vías principales para salir de la prelatura: 1. Marcharse uno por propia voluntad 2. Ser invitado a abandonar la Institución por los directores, por los motivos que sean.
Hay muchos testimonios de una y otra manera de salir de la Obra, pero nuestro gran colaborador Antonio (alias "soynumerariodelopusdei") nos ofrece una vez más, a través de la web oficiosa http://www.opusdeialdia.org/, cómo trata el común de los directores de la Prelatura los problemas vocacionales. Copio la entrada de dicha página web:
Hi, Antonio. I'm an associate of Opus Dei. My obligations with the Prelature will expire next 19 march 2008. I wish to renew them and make my fidelity, but directors advised me not to assume any other engagements and break off my belongings. I'm very grieved, I regard Opus Dei like my family and nobody explains me why I cannot continue my experience. How can I do? Help me! Luigi
(traducción que no aparece en la web, la he hecho yo mismo) Hola Antonio, soy agregado (?) del Opus Dei. Mis obligaciones con la Prelatura expirarán el próximo 19 de marzo de 2008. Desearía renovar mis compromisos y hacer la fidelidad, pero los directores me han aconsejado no renovar mis vínculos con la Prelatura y romper así mi pertenencia a la misma. Estoy muy afligido. Yo considero al Opus Dei como a mi familia y nadie me explica por qué no puedo continuar mi experiencia. ¿Qué puedo hacer? Ayúdame. Luigi ---------------
Hola, Luigi. Perdona que te escriba en español. Como comprenderás, las medias verdades pueden hacer mucho daño. Un ejemplo de medias verdades puede ser lo que tú me dices: "quiero ser del Opus Dei pero no me dejan". Porque, a continuación, lo que piensa cualquier persona algo sensata es: "estos del Opus Dei son unos sinvergüenzas". Si no tienes cuidado al explicarte, puedes originar la típica manipulación sensacionalista que apela al corazón de los lectores: "quiero al Opus Dei como a mi familia, pero me echan". No dudo que sea cierto lo primero, pero sí que dudo -y mucho- de lo segundo. Quizá te hayan aconsejado que no renueves tus compromisos, pero, si dices eso, es bueno que también expliques las causas, para evitar malentendidos. No lo digo por decir, sino porque soy director de un centro y conozco de cerca casos similares al tuyo. Si sólo cuentas el lado negativo, la gente puede quedar confundida. Rezo por ti. Antonio.
Luigi deja clara su preocupación: quiere seguir y no sabe bien por qué no puede, por tanto acude a Antonio para pedirle ayuda.
Ahora bien, ¿qué le preocupa a Antonio?...
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Al calor de otros ex.- Madreselva
Quisiera transcribir una parte del anterior correo de BMD, pues resume de un modo genial, algo que pienso y los ex no deberíamos perder de vista:
“Acerca de la naturaleza del shock mencionado (cuando dejas la Obra) apenas es necesario hacer particulares consideraciones. Basta pensar que el individuo entregó, muchas veces en plena adolescencia, toda su capacidad de pensar, sentir y decidir. Es por tanto el mismo centro de la persona el que ahora se resquebraja y, de la noche a la mañana, queda sin contenido. Además, a modo de un segundo nacimiento, se encuentra absolutamente desprovisto de experiencias que puedan orientarle en su nueva andadura. Si a ello se suma la sensación de culpabilidad que inicialmente suele acompañar al proceso de salida, se entenderá que, aunque no se cumplan las agoreras predicciones de la institución, el individuo ya va bien servido”.
Sus palabras, me sirven de introducción para hablar un poco a cerca de las relaciones personales deseables entre los que fueron sus miembros.
Muchos, hemos quedado marcados por ese modo de vida de “infancia espiritual”, que entorpeció nuestro desarrollo como personas en etapas clave de la maduración. Una vez fuera, nos encontramos con “asuntos pendientes”, relacionados con la afectividad, la sexualidad, el uso responsable de la libertad, etc, que de forma natural deberíamos tener resueltos tiempo atrás.
Cuando empezamos a ejercer la libertad en muchos ámbitos novedosos, por ser ya adultos las decisiones tomadas tienen repercusiones menos inocentes. Y con los primeros errores, a veces no se nos rompe un plato de “duralex” sino de porcelana china. Notamos como la inexperiencia en tantos asuntillos diarios del mundo real, nos coloca en desventaja con respecto al resto de los nuestros paisanos.
Salir de un invernadero no es fácil: el frío es más frío, el viento un desconocido inquietante, a veces nos falta el agua y el sol en verano nos asfixia. Pero hacerlo, es necesario para percibir los aromas de fuera, lanzar la vista al horizonte y emborracharse con el azul del cielo. Relacionarse de un modo cerrado con ex miembros de la Obra, sería como volver de nuevo al invernadero, refugiándonos (de un modo muy humano por otra parte) de tanta adversidad. Por todo eso, me parece genial que los ex de la Obra nos reunamos: para disfrutar de un buen rato, intercambiar impresiones, encontrar un poco de calor humano. Pero si las relaciones fueran acentuadas y exclusivas (no con una persona concreta sino con muchas) pienso que podrían resultar dañinas.
En la línea de lo dicho, podéis imaginar la opinión que me reservo para las parejas, inexpertas, de ex-miembros del Opus Dei: un cojo (de cojera reversible pero cojo), apoyándose en otro cojo. ¿Qué hay excepciones?, ¡seguro!. Pero... excepciones. Me acabo de acordar de un chiste, os lo cuento: “¿Qué es lo que nace de la relación entre un exnumerario y una exnumeraria?. Respuesta: un HIJO”, jeje, en teoría es un chiste.
Chicos, chicas (u hombres y mujeres, que como me cuenta una buenísima amiga, a estas alturas de su vida es incapaz de decir que "sale con un chico"; ella sale con "hombres", jeje), que salimos verdes, para que nos vamos a engañar. Pero nada que no se solucione con un par de... narices.
Besos a tod@s,
Madreselva
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