CORRESPONDENCIA

Lunes, 18 de Junio de 2007

Quería en primer lugar dirigirme a aquellos para los que su salida del Opus Dei fue traumática, dolorosa, dura... Aquellos que aun sufren. A ellos me uno y por ellos rezo para que lo superen cuanto antes.

Le escribía hace unos días a una amiga exmiembro y al hacerlo comprobé una vez más que tengo una gran capacidad para disfrutar y revivir los buenos momentos.

El día que entré en la Obra fue algo especial, intrigante, tal vez emocionante, quizás bonito. A partir de ahí cambiarían muchas cosas en mi modo de vivir... El día que salí fue uno de los más felices de mi vida ¿el mejor?

Cuando puse un pie en la calle, después que me comunicaron en la delegación que ya no pertenecía a la Obra, sentí algo dificil de explicar con palabras.

Miré al cielo, azul, raso, sin una nube. Los árboles me parecían más verdes, las calles más anchas, la gente más feliz.

Yo me tocaba la cara, los brazos, las manos... quería estar segura de que era yo y no otra.

Respiraba mejor porque el aire también era distinto. Reí sola, incluso creo que hablaba en alto. Algunas personas me miraron con sorpresa, pero a mí todo me daba igual. Era mi momento, mis minutos de gloria que más tarde darían paso  a unos días inolvidables. Fueron días de sensaciones nuevas. Quería compartir mis sentimientos con alguien, sabiendo que no podrían ser los mismos que los míos.

Por eso aunque el precio de esta felicidad fue muy alto, más de veinte años, mereció la pena haber entrado en la Obra para gozar con la salida. Desde luego que de no haber estado allí habría hecho otras cosas, que tantos años eran la mitad de mi vida, pero al fin y al cabo no todo fue negativo y por otra parte no está en mis manos cambiar el pasado.

Yo era muy joven cuando entré en la Obra. No tuve la experiencia de los que se van de casa de sus padres para vivir su vida. Por eso mi experiencia de vivir en libertad llegó con mi salida del Opus dei.

La gente que me conoce no se explica cómo pude estar allí tantos años y aunque yo trato de hacérselo comprender del modo más claro posible, siguen moviendo la cabeza. Y es que yo misma cuando lo pienso y recuerdo situaciones concretas me quedo asombrada.

Por supuesto que adaptarme a la vida normal me está llevando tiempo. Es cierto que me costó tomar decisiones por mi cuenta, hacer tantas cosas sin consultar, cargar sobre mí las consecuencias de mis decisiones, sin tener a nadie detrás. Pero por todo ello soy feliz, de lo contrario creo que no habría empezado a madurar nunca.

Tardé varios años en tomar la decisión de irme. Hablé, escuché, pensé, reflexioné. Estudié los pros y los contra, y cuando lo ví claro actué, con tranquilidad, llena de paz.

Por todo esto añoro aquellos días después de mi salida. Me gustaría volver a vivirlos, pero como no es posible, cierro los ojos y  sueño con el día que empecé a sentir la libertad.

Un abrazo. Books.

Querida Escapada, perdona que escriba mi experiencia, nos enseñaron en la Cosa a no hablar nunca en primera persona ni ponernos de ejemplo de nada.

Yo estuve muy poco tiempo como supernumeraria pero trabajé con ellos durante 22 años en un colegio de Institució Familiar de Educació, la rama catalana de Fomento. Estuve allí muy bien en los primeros años porque te diré que en la Cosa son las personas las que hacen que sea un lugar soportable o insoportable el vivir, como en la Iglesia, no es tanto la instución sino las personas que hacen que sea atractivo a no. Mi pobre opinión es que el Opus Dei es sólo un punta de iceberg de lo que pasa con la  Iglesia.

Seré más explícita, a mi modo de ver Jesús y el cristianismo son algo más sencillo que lo que plantea el Opus Dei. Cuando me formaban para hacer la Oblación me daban unas clases de las que ni recuerdo los temas, pero eran una tupitina, las clases se habían de dar!!!!! yo tenía que cumplir unas normas pero en ningún momento se hablaba del amor a Dios ni a los demás. Para mí la vocación al Opus Dei se convirtió en una serie de normas y sobretodo el "Serviam".

Yo estaba embarazada de mi hija, la segunda, que tiene ahora 16 años. Cuando fui a la Delegación después de escribir la carta me preguntaron si podría hacer la convivencia de supernumerarias y les dije que no lo sabía, mi situación era complicada porque mi marido entonces no sabía nada de nada y les pedí que nadie supiera que yo había pedido la admisión para que no llegara a oidos de mi marido. Como todo, no cumplieron  con lo que les pedí. En el colegio, las numerarias sabían que yo era "el farolillo rojo": me dolió y mucho. Nació mi hija en Noviembre, el 19, y fue una niña que no quería tomar leche. Me costó una pequeña depresión. Pero la que llevaba la charla conmigo sólo sabía decirme que yo era como mi hija, que si no "comía" mi alma se moriría; yo había dejado de cumplir las normas porque tenía que dar de comer a mi hija cada hora... No sabes mi angustia, pero nada, no había modo que fueran un poco humanos o manifestaran un poco de acariño!!!! No les culpo, les habían castrado su afectividad, las mujeres en la Cosa no pueden querer a nadie ni tener amigas.

Gracias a Dios, a través de mi hija me hizo ver que aquello no era lo mío y no llegué a la Oblación. Otro día te contaré como fue mi experiencia de encuentro con Dios, el Dios que dice que a nadie llamareis Padre, más que a mi Padre que está en los cielos.

Que Dios te bendiga y te ayude, no dudes que lo hará como hizo conmigo!!!!

Un abrazo inmenso,

Marietta

            A juzgar por la información proporcionada por la Oficina del Opus Dei —mejor dicho, por la falta de información que aparece en la noticia ofrecida por la Web oficial de la Prelatura- sobre el objetivo de la audiencia del Papa a Mons. Echevarría, pienso que no anduve muy errada en lo que decía en mi correo del pasado 11 de junio.

            Se ve que la susodicha Oficina sigue muy de cerca Opuslibros.org, pues le ha faltado tiempo para insertar una apariencia de noticia sobre la audiencia, que tranquilice a sus huestes: Fotos de la audiencia de Benedicto XVI al Prelado.

Pero el problema está en que sólo los muy crédulos se sentirán satisfechos con esa pseudo noticia. Pues, en lugar de apuntar el sentido de la audiencia, se limita a afirmar lo siguiente:

«El pasado 2 de junio el Santo Padre recibió en el Vaticano a Mons. Javier Echevarría, prelado del Opus Dei. Presentamos algunas fotos de la visita que, como la del año pasado por estas mismas fechas, tuvo lugar en el despacho del Papa».

            Si se hubiera tratado de una visita de confianza, habrían aludido inmediatamente a algún detalle que lo evidenciara. Pero no lo han hecho. Y, para disimularlo, se han agarrado a la coincidencia de fechas con la del año pasado, para presentar ésta como algo normal, pensando que nos vamos a tragar que es usual que el Papa reciba anualmente a los obispos, cuando todos sabemos que las visitas ad limina se celebran cada cinco.

            Aquí hay gato encerrado. Y están nerviosos.

                                               Trinity

EL GRAN OBSTÁCULO PARA SUPERAR EL DOLOR

(La “formación” en la Obra)

Chispita, 18.VI.2007 

A Spiderman que lee.

Una anotación previa. Durante mi estancia en la Prelatura del Opus Dei aprendí mucho y bueno. Buena doctrina en general. Pero llega un momento en que notas que has oído lo mismo diez mil millones de veces.

Las carencias de un proyecto formativo obsoleto e inhumano.

Es que notas que siempre te dan las mismas ideas, trilladas ya y gastadas. Te das cuenta de la estrechez de fuentes de las que está extraída esa formación microdóxica, como creo que se apuntaba en la web el verano del 2006. Una vez que dejas la Obra, te das cuenta de la maravillosa riqueza de autores estupendos, enormemente ortodoxos y piadosos que hay en el mercado, que te enseñan tanto y te edifican tanto. Tengo que decir que en mi proceso de formación personal sigo teniendo en cuenta los escritos internos de la Obra (muchas gracias Agustina, por haberlos escaneado todos), pero también me he abierto a nuevas visiones, como las de Henry Nouwen y las de Anselm Grün que me están enriqueciendo mucho. Ellos dan sin dejar de estar concordes con la recta doctrina y la tradición de la Iglesia, ejemplos y enfoques altamente estimulantes y renovadores especialmente porque se acercan al hombre concreto con sus experiencias, dolores y sufrimientos.  Naturalmente también hay que realizar una visión crítica de lo que estos autores dicen, y practicar una criba, pero la cosecha final es enormemente enriquecedora...